lunes, 6 de octubre de 2008

OBISPO CASTRENSE

Armón con caballos negros. Caballo negro detrás, sin jinete al fin. Viudas negras, muy negras. Apretando herencias en los bolsillos. Y muertos, muchos muertos, empujando el cadáver. Sangre, mucha sangre. Ausentes, muchos ausentes, mirando por encima del hombro de la muerte. Hoy arrimando el hombro dolorido, muy dolorido. Voces degolladas, Versos torturados.

Armón con caballos negros. Muerto Pinochet, como todos los muertos. Destronado. Aplastado por el Palacio de la Moneda. Por aviones golpistas, destructores. Comandante en Jefe de nadie. Presidente de penas, de penas sólo. Cenizas de once de setiembre. Cenizas ahora, de diciembre día diez. Mitin de cenizas. Llenos de polvo los ojos, de polvo la boca. Polvo corrompido en urna gris. Para que las viudas. Para que los hijos. Para que un pueblo sepa que triunfó la ceniza. Nostalgia de Allende. De proyecto de camaradería con los pobres. Lucha de pueblo honrado. Sudor honesto de mate andino.

Mitra blanca. Casulla morada. Báculo de mando en plaza. Obispo castrense. Obispo militar. Increíblemente firme ante una estrella de ocho puntas. Desde el orgullo de unos galones cómplices, la bendición al catafalco oscuro de uniforme azul y oro. Pelo blanco. Blanco bigote. Sin gafas. Cerrados los ojos. Incapaz de mirar la vida frente a frente, limpiamente. Imposibilitado para mirar la propia muerte, acostumbrado a ver sólo la muerte ajena. Comandante en Jefe de nadie. Tal vez del Obispo castrense, Obispo militar que reconoce el valor de la acción golpista, la necesidad de aquella actitud que reconocerá la historia. Nada dice el Obispo castrense, el Obispo militar, de las madres muertas, de los niños muertos, de la muerte ejercida por el placer de la tortura, de los miles de desaparecidos. Bendice el golpe que recordará la historia con agradecimiento eterno. Sólo importa este muerto, sable sobre el féretro marrón, armón con caballos negros y viudas negras, muy negras. No existen los demás muertos. Fueron el producto de sus propias ideas, de su libertad exigente. Muertos necesarios para gloria y honor de este muerto bendito que Dios tenga en su gloria. Amen. Mitra blanca. Casulla morada. Báculo de mando en plaza. Obispo castrense.

La COPE, emisora mitrada, justificando la sangre derramada. La historia necesita sangre, crece por la sangre, se enaltece con la sangre. Alberto Recarte proclamando a la sombra de Jiménez Losantos: “Sin el golpe, los chilenos habrían tenido que soportar un genocidio”. Los Roucos y Cañizares bendiciendo a la emisora que glorifica asesinos. Condecorando Caudillos por la gracia de Dios, que supieron llevar adelante cruzadas purificadoras, que nos libraron del comunismo, del marxismo materialista y reimplantaron primeros viernes y Sagrados Corazones en las cúpulas de los montes.

Y el Capitán Augusto Pinochet Molina, treinta y tres años, poniendo firme su capitanía joven ante el Comandante en Jefe de nadie. Nieto de banderas destruidas, de Palacios de la Moneda arrasados, de futuros sajados en carne viva. Gris libertador por parte de abuelo homicida. Nieto a fuerza de golpe. Nieto de cenizas en urna gris.

Y Fraga: “Cometió excesos, pero dejó el país mejor de lo que estaba” Fraga huele a Fraga. Fraga Ministro, embajador. Fraga-el-abajo-firmante-de-sentencias. Fraga con el estado dentro de la cabeza. Un estado que precipita fuera los muertos porque los muertos estorban en un estado de dictadores-demócratas-dictadores al fin orgullosos de serlo.

Y la derecha acusando a Zapatero de reiniciar un estado guerracivilista por recibir a Isabel Allende.

Hace frío, hoy, trece de diciembre. Demasiada niebla en la memoria. Estoy cansado de caudillos, de salvadores, de mesías, de obispos de mitras blancas, de obispos castrenses, impasible el ademán, que profanan el dolor de los hombres del pueblo.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Usted no se preocupe y siga aplaudiendo y comprendiendo a "los suyos", ellos sí que son un ejemplo a seguir.

Desprecie, desprecie, eso no le va a dar la razón porque no la tiene.