viernes, 31 de diciembre de 2010

UN MEJILLON, UN VOTO

La democracia se hace día a día. Va surgiendo como la luz de los amaneceres. Crece por el horizonte y la sostienen las manos de las estrellas, los músculos del monte, el regazo de los árboles. Si decae el quehacer, se nos muere entre los brazos y aparece la bota militar aplastando la libertad siempre naciente. Los correajes saben el camino y fusilan ideales contra paredes blancas. Y vuelta a la persecución, al chantaje, a la amenaza. Hasta plantarla otra vez en urnas pequeñitas para que brote la esperanza y se levanten nuestros hijos con la alegría en las ventanas.

Por Galicia vino quien vino allá por el treinta y seis. Renacido en Africa, la mora que soñaba con alhambras. Galicia redimió su memoria y volvió al primer amor: el mar. Hoy la fecundan brisas limpias, espumas marisqueras para que España pruebe la belleza de las olas.

Jesús Alonso Fernández es el emperador de dos mil trabajadores. Manda en Jealsa-Rianxeira. No preside, no organiza, no dirige. Manda. Y quien manda, amenaza, impone, exige. Bastón de mando le llaman. Cuando se pierde electoralmente, siempre se blande el guardado en la recámara. Para golpear vale, para agachar cabezas, para herir de muerte iniciativas frescas. Y ahí está Jesús Alonso Fernández, campeador de conservas, general de boquerones, bonito, mejillones. Comiendo del esfuerzo de dos mil vasallos obligados por el pan, las patatas, los grelos. Dignos con la dignidad aplastada, pero dignos. Aportando para el bienestar, para la ostentación, para el lujo del patrón. Conscientes porque lo saben. Sacando a flote la honradez pisoteada por honrada, por inconveniente, por rebelada. Hay navajas en lata que se clavan, calamares que aprietan, pulpos que constriñen. Los azuza Jesús Alonso Fernández como a monstruos marinos desbocados.

Alonso perdió hace ocho años la alcaldía a manos de un candidato del BNG, profesor de Filosofía, y del PSOE. Y el patrón, español de españa (pequeñita, minúscula, abreviada) no entiende que a Boiro lo presida un filósofo. Le suena a era presocrática, a Grecia antigua y superada. Un filósofo no puede ser empresario. Alonso es empresario porque no piensa. Se lo oyó a Díaz Ferrán: “hay que trabajar más y ganar menos” El impone a su candidato del Partido Popular “economista con práctica en la empresa y que no tiene nada que ver con el filósofo” Y si no vence el economista, si no derrota al filósofo, llena sus maletas de mejillones, berberechos y sardinas y se marcha a otro sitio donde mande, ordene e imponga un economista del Partido Popular. Se lleva de paso el pan, los trajes del domingo familiar, las fiestas patronales de vírgenes conserveras. Que coman filosofía. El exige cartelería del economista, publicidad del economista. Y sobre todo el voto. La democracia no son las urnas, el secreto de la opción política, la responsabilidad del voto emitido. La democracia soy yo, dice Alonso. Yo mando, ordeno, exijo. Para eso soy el dueño. Un boquerón, un voto. De lo contrario, se lleva su fauna a extorsionar a otro pueblo. Siempre habrá hambre acogedora entre los muertos de larga duración. Es fácil el chantaje cuando desafía a la supervivencia. Los estómagos vacíos no pueden filosofar. Gritan sólo las manos extendidas ante el maná que llueve, aunque destroce cualquier cosecha humana.

Rajoy también es gallego. Conservador sin duda. Conservero tal vez. Hoy por hoy, ostras frescas, merluza a la gallega, percebes oscuros de rocas duras. También al mar hay que pedirle el voto secreto de las olas.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

PUÑALES Y CRUCES

Veraz: que dice, usa o profesa siempre la verdad. Así define la Real Academia. Pero ciertamente es algo más. La palabra es un acto de amor, entrega de uno mismo, donación, regalo. La palabra no tiene espaldas, no es luna con cara oculta. Transparencia siempre, con médula de luz, para ser abrazada por dentro, penetrada hasta la fusión absoluta y enamorada. Cuando la palabra no es oferta amorosa se diluye como una ventosidad prevaricadora.

Andan los puñales sueltos. Por los puntos cardinales. Por Cádiz, Barcelona, Coruña y Almería. Han encontrado setenta y tantos cuellos blancos. Andan los puñales sueltos clavando la muerte en las esquinas, en todas las esquinas. De Serrano y de las Tres Mil Viviendas, por los montes verdes de Asturias y los naranjales de Valencia. Puñales de todas las edades. Celos, venganzas, propiedades furtivamente adjudicadas. Porque nadie puede ser comprado, porque el amor verdadero, porque nadie es la bien pagá… Puñales mango de plata y navajas de Albacete. Clases sociales igualadas por el odio, el desprecio y la sangre espesa de amargura.

Andan los puñales sueltos, pero alguien conoce sus caminos. Juan Antonio Reig Pla, Obispo de Alcalá de Henares, Presidente de la subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal dibuja la ruta de la sangre: "Los matrimonios canónicamente constituidos (católicos) son menos dados a la violencia doméstica que aquellos que son parejas de hecho, parejas de personas que viven inestablemente y que es donde más se está generando la violencia contra la mujer" No se trata tanto de matrimonios fundamentados en el amor, en la compenetración, en el proyecto de vida con horizontes de projimidad. Se salvan más del crimen los “canónicamente constituidos, los católicos” De legalidad se trata, de ataduras esclavizantes, de mandamientos impuestos. El orden implantado por el derecho canónico es una coraza que blinda de la muerte a la mujer y exime al asesino de su machismo erecto.

A blasfemia antievangélica suena. A profanación del amor. A prostitución barata. "España es una sociedad postrada", proclama Reig Pla, quien insistió en que la sociedad española está "enferma" ante las "lacras" del divorcio, los distintos modelos de familia o la reciente Ley del Aborto. "No olvidéis que la violencia de género, que es violencia al interior de la casa, se da sobre todo en aquellos procesos de separación o divorcio o en aquellos procesos de litigio, fundamentalmente también por los hijos".

Todo esto lo afirma un Obispo que celebra eucaristías flanqueado por banderas franquistas, preconstitucionales y guerracivilistas, preñadas de muertes consentidas, bendecidas y a veces propiciadas. España, Señor Obispo, no es una sociedad postrada ni ante un caudillo coleccionista de miedos, ni ante una moral esclavizante. Hemos elegido la libertad de pensar, de construir y de caminar sin barandales unívocos, excluyentes que encorsetan la iniciativa humana. Usted, como Benedicto XVI, confunde esta tarea humanizante con un laicismo agresivo. Aunque no estoy seguro de la inocencia de esa confusión. Suena más, infinitamente más, a homofobia, a resignación hiriente, a desprecio histórico de la mujer.

Jaime Mayor Oreja, iluminado con tiara cartón piedra, denuncia que “el Gobierno y su proyecto de ingeniería social impulsa de manera permanente ataques contra la familia, la vida y la educación” y que ello no es “fruto de la improvisación” sino de “un proyecto organizado y perverso”. Mayor Oreja, como el Obispo de Alcalá de Henares, prefiere el sometimiento a la autonomía, la rodilla humillada a la verticalidad de la conciencia hacedora de futuro.

La luz es siempre víctima de las miradas sucias. Hay un empeño deformante que hace de las cruces puñales de acero oscuro.

lunes, 27 de diciembre de 2010

ESPAÑA TIENE ESPERANZA

Llevamos la crisis en los brazos, en los ojos, en la boca. Tan nuestra, tan interior, tan íntima, tan duradera ella. Somos crisis. Colgada está en las ventanas de los hoteles cinco estrellas, en restaurantes lechales de cordero segoviano, vacíos de tenedores de lujo, comiéndose los michelines de la guía. Vamos trillando crisis, segando parados de duración infinita, gavillas almacenadas en sótanos de olvido. Trigo moreno de sangre envenenada, inservible para obleas blancas de ofrenda.

De brotes verdes hablan. Pero hay economistas arrancando brotes verdes, nacidos apenas, como si les crecieran agostos por los adentros. Sin tallos de estatura para auparse en la vida, dando esperanza para incendiar la crisis. La llevamos en los ojos, turbios de tiempo sin tiempo que remedie la amargura.

Felipe hablando de ETA cargada de pistolas. ETA es una infinita cartuchera, encinta de ataúdes, tricornios y muslos de novias tristes. Disparan contra el beso, el amor recién nacido, terminales de inmigrantes, fusilando ilusiones contra paredes blancas. ETA dictadura amarga como todas las dictaduras del mundo. Y Felipe hablando, dudando, planteando conciencia frente a balas, palabra cargada de futuro contra bombas reciclando presentes en pasados. Intuyendo que el amor puede más que los zulos oscuros del miedo y las fronteras. Felipe implicado en el devenir de la historia. Por el ochenta y dos presidente. España en las manos. Para una Europa cercana. Lejos del cráter que nos convirtió en el sótanos del mundo. Empujando hacia atrás la dictadura para mostrar la cara limpia y los brazos acogedores de España. Expresidente ya. Jarrón para el futuro. Situado en la palabra constructora. Sin boletín oficial, pero haciendo camino. Y esperanza. Despeñados anduvimos muchos años. Pisados en el fondo de la historia. Confundidos con toritos negros sobre televisores grises, castañuelas y gitanitas exiliadas en Alemania sin Alhambras ni Generalifes, sin Albaicines ni arrayanes. Pero brotó la luz de las bodegas del mundo y surgió la esperanza esperanzada. Y fue para siempre una España hacia delante.

Llevamos la crisis en los brazos, en los ojos, en la boca. Tan nuestra, tan interior, tan íntima, tan duradera ella. Pero que nadie amenace la esperanza. Ha costado trabajo empujarla hacia delante. Crisis somos. Pero músculo somos. Fuerza somos y arrojo. Que nadie especule con el desengaño y la anorexia. Que nadie anuncie regresos que suenan a amenaza. “Si viera a España muy desesperada, tal vez tendría que volver a la política” Lo dice Aznar, vendedor ambulante de desgracias. Murdoch paga y él pone el mostrador. Vocea una España rota, balcanizada, descristianizada, desahuciada, agónica y terminal. Nación a precio de saldo por culpa de un gobierno fabricante de paro, hacedor de crisis económicas sin precedentes, destructor de los valores de occidente, triturador de la familia.

ue injusta la historia que sitúa a este gran bienhechor de la humanidad entre los cinco peores expresidentes del mundo. Ni Buhs le concedió ningún galardón cuando se despidió de la Casa Blanca. Lo bajó del podio donde se había colocado junto a Blair y lo degradó con el olvido más absoluto sin ni siquiera regalarle una mesa donde descansar los pies.

Le queda Sarah Palin, GEES, FAES y Ana-medio-ambiente para sostener el mostrador ambulante de su tienda.

Dispara la amenaza de volver si España se desesperanzara. Habrá que decorarse con una sonrisa la solapa y ponerle jazmines a la pena para ahuyentar redentores, Reyes Magos y mesías.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

SE BUSCA OBISPO: URGENTE

TDT excluyendo a CNNPLUS convirtiendo a nuestro querido Antonio San José en rey negro de una gloriosa pantalla. Canal mitrado, chorreado de agua bendita, bendecido urbi et orbi. Sobre las maldades de la píldora del día después trataban. Y maldecían. Y condenaban. Y despotricaban. Dijo una tertuliana: He oído que los médicos aseguran que es una inoculación disparata de hormonas con consecuencias terribles, muerte incluida. No aportaba datos concluyentes por investigados. Lo había oído. Así surgen los asertos científicos de muchas tertulias: tomando café en la puerta de casa, recibiendo el fresco de la brisa una noche cualquiera de verano. Y llegó entonces el vómito de una vida mal digerida: Si esas son las secuelas, me alegro de que sean muchas las jóvenes que tomen esa píldora, para que por lo menos se jodan. Lo escupía Francisco José Fernández de la Cigoña, laico, encantado con su Iglesia y cabreado con algunos individuos de su Iglesia, según dice su nota biográfica. Y después de semejante estertor estomacal, nos predicó la santa doctrina de aquellos condiscípulos con los que está identificado: Hace unos días un hombre mató a su hijo de cuatro años. Hay quienes maltratan y asesinan a sus mujeres. Hay criminales, ladrones, violadores. Existen porque no viven como Dios manda. Nada de esto ocurre dentro de la Iglesia católica, Apostólica y Romana. Tras semejante regurgitación, reposó del esfuerzo apostólico, evangelizador, misionero y disfrutó de la destrucción de hermosas muchachas, jodidas de muerte, que habían soñado que tenían palomas blancas dormidas bajo la blusa.

Fue cuando la Educación para la Ciudadanía, cuando el matrimonio entre personas del mismo sexo, cuando el aborto. Se llenó Cibeles de Obispos, de familias atacadas y a punto de ser heridas de amor homosexual. El Obispo Gascó nos advirtió que se estaba destruyendo la democracia, democracia que el episcopado amaba y defendía como lo había hecho en tiempos de dictadura. Y Martínez Camino excomulgaba a los diputados que votaran leyes que van contra la voluntad de Dios y contra el derecho natural. Y coreaban unidos a Benedicto XVI contra el laicismo agresivo de un gobierno presidido por un anticristo. Y abominaban de la educación para la ciudadanía porque encarnaba un adoctrinamiento mientras no se arrepentían de haber siso presentados para el episcopado por un caudillo que les exigía fidelidad a las leyes fundamentales del movimiento. Obispos que ante la proximidad de una ley que acerque la muerte a la dignidad humana aseguran que debemos morir con sufrimiento, como Cristo, que no disfrutó de medicación alguna para enmascarar su dolor.

A veces los Obispos tienen prisa y aparecen como legionarios de paso alegre y rápido. Y se sienten perseguidos si su doctrina no es fuente única de inspiración para la promulgación de leyes que dimanan del Congreso de los Diputados, de la voz del pueblo, de la conciencia dinámica de una sociedad que tiene que construir su futuro en consonancia con sus aspiraciones humanas y humanizantes. Entonces condenan, excomulgan, excluyen. Y aseguran que la homosexualidad se corresponde con enfermedades cerebrales, que el amor sólo es digno si incluye la voluntad expresa de la procreación, que el sexo no puede ser disfrutado como el supremo escalofrío del alma, sino como pecado, frustración e infierno anunciado.

Francisco José Fernández de la Cigoña expectora su odio compaginándolo con su ferviente defensa del mensaje católico y no aparece un Obispo clarificando que es condenable el disfrute de este predicador con su deseo de muerte para una juventud que necesita sentir el éxtasis, el vértigo, el estremecimiento del beso compartido bajo una luna enamorada.

Se busca un Obispo decente: Urgente.

sábado, 18 de diciembre de 2010

ESTABILIDAD DEL EURO

Se derrama continuamente de la boca de los políticos, de los banqueros, de los inversores en bolsa: es urgente garantizar la estabilidad de la moneda europea. Y alrededor de la moneda gira toda la vida económica, comercial, productiva y humana. Esta urgencia no permite aspirar a un estado de bienestar mejor del que tenemos, sino que incluso hay que recortar el que disfrutamos y al que hemos llegado a base de sacrificios de aportación durante muchos años. El bienestar no es un regalo, es una conquista del esfuerzo común. Hay que irse acostumbrando a su desaparición en bien de la estabilidad monetaria.

Hay que abaratar el despido. Se ha roto la cadena banco-empresario-trabajador. Los gobiernos han aportado grandes cantidades de dinero para sostener el entramado de la usura. Deben seguir creciendo sus beneficios de manera exponencial y eso se ha conseguido. Incluso practican prejubilaciones para que otros paguen los sueldos de quienes les ayudaron a enriquecerse. Los bancos se han escondido en su caparazón para disfrutar de su propio bienestar y no han repercutido su confort en el empresario. Este ha visto menguar (que no desaparecer) sus ganancias y vierte su cortedad de miras sobre el trabajador. Y el trabajador con cuarenta, cuarenta y cinco, cincuenta años se encuentra de repente sentado en la acera de la vida con su mochila de angustia, su hipoteca impagada, su familia hambrienta y un INEM celulítico de burocracia. Se le ha roto el futuro a ese hombre para siempre desorientado, escritor de currículum inútiles, rompiendo nudillos en puertas herméticas de indiferencia. Todos aparentan esforzarse en promover el primer trabajo. Nadie lucha por adecentar el que puede ser el último.

Los viejos deben acostumbrarse a ser más viejos. Cuando la sociedad vive idolatrando el becerro de la juventud, la musculatura esteroidea, la alimentación con anabolizantes y en consecuencia la vejez es un delito contra el tiempo que hay que disimular en geriátricos de olvido y abandono, exigimos que el viejo sea más viejo para disminuirle los ahorros que aportó para tener un descanso digno. Si no hay jóvenes a los que explotar, tendremos por lógica que explotar a los viejos. Para algo tienen que servir los inservibles.

Habrá que entregar a los empresarios la sanidad pública para que la conviertan en negocio. Se pueden restringir las estancias hospitalarias, la oxigenoterapia indispensable para beberse la vida a sorbos, las sillas de ruedas para médulas rotas. Ellos saben convertir el dolor en estabilidad monetaria.

Se puede delegar la investigación. “Que investiguen ellos” A nosotros nos basta con fotocopiar los avances ajenos sin sentirnos campeadores del futuro. Los españoles ya hemos tenido bastantes conquistadores y podemos ahora quedarnos sin sueños de aventura para apoyar la estabilidad del euro.

Tuvimos la costumbre de ser pobres. Sabemos muchos de avecrén de posguerra, de sopa de algarrobas, de chocolate con tierra los domingos. ¿Por qué nos van a preocupar ochocientas mil personas mordiendo el pecho de Caritas, rebuscando como ratas en contenedores vomitados por grandes almacenes? Las viviendas engullidas por hipotecas-basura brindan la posibilidad de vivir en comunión con las estrellas. España es tierra de luz brillante y sol-calefacción.

Los estados son economía. Economía las empresas. Las catedrales del consumo son economía. Los gobernantes son súbditos de la economía, los grandes bancos, sus pastores. Resulta entonces comprensible que la moneda sea el centro y que todos aportemos la pobreza que nos queda para su sostenibilidad.

Los derechos humanos, la dignidad, la solidaridad, la justicia distributiva, la función social de la riqueza, la deuda de los que más ganan a favor de los nada tienen se han reducido a la marginalidad. No se les puede otorgar preeminencia frente al altar del billete, ante la deidad del banco Central Europeo. Sin ricos no habría sociedad. Sin pobres tampoco. Y como son éstos los que alimentan a aquellos, nuestro deber es fabricar miseria para aportar estabilidad a la estabilidad. Los pobres son esa melancolía que embellece la elegancia de las carteras de piel.

¿Para cuándo la estabilidad del hombre como centro de la exitencia?

jueves, 16 de diciembre de 2010

ANTISISTEMA

Arde París, Bruselas, Atenas, Londres, Roma, Madrid, Berlín. Ciudades hogueras. Se queman vehículos, se destruyen monumentos, se destrozan comercios, coches, cajeros automáticos, bancos. Policías heridos. Manifestantes hospitalizados. Europa es una tea ardiente frente a las estrellas.

Mientras, los sumos pontífices de la economía despliegan su liturgia frente al becerro de oro. Ajenos al grito de la calle, permanecen arrodillados ante los mercados, los nuevos dioses capaces, como todos los dioses, de matar a víctimas inocentes, de lamer su sangre para sentirse satisfechos consigo mismos.

Se quema Europa y el mundo. Y los santones del dinero llaman antisistemas a todos los que gritan su hambre por las calles ahumadas de rabia. Bancos que usurpan paredes hipotecadas, llenas de sueños, de niños, de esperanza, mientras reparten millones de bonos entre los consejeros delegados. Farmacéuticas enriquecidas con los retrovirales negados al sida negro y africano. Millones de familias donde nadie gana un pedazo de pan o una ubre de leche caliente. Un primer mundo que vive de haber expoliado a sus colonias y que ahora expulsa a los que llegan con la mano tendida.

Se quema Europa y el mundo tiene sabor a ceniza. Y siguen de rodilla los electos del mundo, de espaldas a lo que exigen sus votantes, inmolando sus cabezas ante las agencias de calificación de deuda, los especuladores con catanas suspendidas sobre gobiernos ya nunca soberanos. Madres primerizas que alumbran a sus recién nacidos a las puertas del INEM. Viejos que deben ser más viejos para cobrar sus pensiones y prejubilados de lujo pagados con dinero público. Ancianos que toman el sol como quien toma un caldo caliente y maduros bancarios cincuentones con visa de Arman en la cartera.

Se quema Europa y el mundo porque escuecen las promesas. Se han agostado con las nieves los brotes verdes. No era urgente modificar la edad o el tiempo de cotización para disfrutar de una pensión ahorrada, nunca regalada. De repente se ha convertido en cuestión perentoria para tapar la boca de las exigencias venidas desde potentes despachos. Había que refundar el capitalismo porque el egoísmo del libre mercado, los oligopolios, nos han llevado al estado de miseria actual. Pero en realidad les hemos inyectado fuerza para resucitar de sus propias cloacas. Y ahora se permiten el lujo de rociar de hediondez su entorno y que nos sepa la vida a amargura y desamparo. Están los mismos en los mismos sitiales, con idénticos honores, con los mandatarios postrados suplicando una deuda más barata. Se rebaja el despido que es una forma de depreciar la angustia. Se achican los sueldos, las pensiones, las ayudas a parados de larga duración como quien achica la pobreza que inunda los sótanos del poder y la gloria.

La derecha se ensancha. La xenofobia se siembra en surcos sucios que cosecha muertes entre las olas. La aldea global construye muros y cada nación regresa a un extraño Berlín dividido. La izquierda es una derecha bienpensante, perfumada, atractiva, pero poco a poco apóstata, domadora de utopías incómodas, renunciando a la transformación social, comprensiva con dictaduras convertidas en clientes, sólo clientes, que dejan dividendos aunque desprecien elementales derechos humanos.

Se quema Europa y el mundo. Huele a humo, a hambre, a miseria. El mar ya no se encuentra debajo de los adoquines parisienses. Hay que ser realista y no pedir lo imposible. Que nadie queme cajeros, ni rompa los cristales de los bancos, ni manche las fachadas del dinero. Que nadie defienda a los gitanos, que los pobres se coman su hambre oscura, que la aldea global construya sus fronteras. Santo, santo, santo es el mercado. Llenos están los ricos de tu gloria. Que nadie se atreva a enfrentarse a lo establecido porque será llamado antisistema.

Los pobres heredarán el cielo. Mientras tanto que aguanten el asco y la pobreza.

domingo, 12 de diciembre de 2010

LA DERECHA

Hace ya tiempo. Fraga se recicló a sí mismo y se convirtió en fruto maduro de una derecha ajena al franquismo, distinta, prefabricada. Pero España venía de donde venía, si es que venía de algún sitio. Muchos ya estaban allí. Apiñados, del brazo, con la camisa desteñida de azul demodé, demócratas de toda la vida. Era la derecha que nunca fue derecha, escondiendo su pasado, derretidas las montañas nevadas, pálida de sombra-sin-cara-al-sol. Derecha que no tenía un ayer amado porque el futuro pintaba en urnas, sin plebiscitos ni plazas de oriente decoradas de Utreras y Piñares correaje brillante y negro.

Todo era nuevo, recién estrenado. Fraga estaba de pié y andaba recto. Detrás una España popular fabricando Aznares y Rajoys, Esperanzas-católicas y Fernandos-Pons, dividiendo las aguas radicales, peregrinando hacia un centro inalcanzable.

Hace ya tiempo. Fraga solicitó ayuda para una silla de ruedas. El centro como meta requiere de alguien amigo que empuje. Y se hace más difícil. Ya no cabe el estado en la cabeza de D. Manuel. Le rebosa la libertad, se le derrama tanta constitución, le sobrepasa tanta autonomía rompedora de la una, grande y libre. Alguien entonces se pregunta: ¿Quién es la derecha? Y puestos a agudizar, hay que crujir la sinceridad y empuñar una interrogante quirúrgica: ¿Se puede ser de esta derecha?

Esperanza Aguirre presentó hace unos días un libro de Herman Terstsch: “Libelo contra la secta” Y Esperanza, siempre tan ella: “Este libro es la crítica más viva, apasionada y fundamentada contra un Zapatero obsesionado por dividir y enfrentar a unos españoles contra otros, pretendiendo expulsar de la vida política catalana y española al Partido Popular” Escenificó la simpleza de Zapatero al erigirse en "mesías llamado a resolver ese presunto déficit de legitimidad de nuestro edificio constitucional". Todo ello porque, según su versión, no conoce la historia de España y pretende "enlazar el régimen constitucional del 78 con la lejana y fallida segunda República" Zapatero proclama iniciativas “inspiradas en el anticlericalismo de raigambre masónica más propio de casino del siglo XIX" Como la reforma de la Ley del aborto, que la ha convertido "en un método anticonceptivo como lo era en el paraíso comunista de Stalin".

Juan Manuel de Prada, hijo amado del Vaticano y estandarte de la capacidad intelectual de esta derecha, escribe a propósito del chantaje de los controladores: “A una nación hecha unos zorros como la nuestra, al tirano le basta con intoxicar las tertulietas radiofónicas y televisivas, que son el oráculo de la llamada opinión pública” (Juan Manuel es tertuliato de varias de esas tertulietas) “Si la utopía del socialismo antañón era la sociedad sin clases, la utopía de esta gran fábrica de parados que es el socialismo hodierno es la sociedad de vacaciones, donde los parados llegan a creer que disfrutan de un domingo perpetuo, y donde quedarse sin puente jode más que quedarse sin subsidio de subsistencia” El “régimen castiga a los controladores aplicándoles la ley militar para meterles en la cárcel”, cuando, por otra parte, se inventa “todo tipo de tretas” para sacar de allí mismo a Otegui y compañía. “En una cosa se parecen los batasunos y los controladores”, asegura el columnista de ABC: “en que el principio de seguridad jurídica no rige para ellos”. Los pobres controladores están en “el limbo de la indefensión”.

Isabel San Sebastián, faro y guía iluminadora de Mayor Oreja, María San Gil y Mikel Buesa nos alerta: “Zapatero, encerrado en La Moncloa o mostrando una palidez ojerosa en la tribuna del Congreso, se parece cada vez más a ese Adolf Hitler magistralmente encarnado por Bruno Ganz en la película de Oliver Hirschbiegel”, “Está solo, sin más compañía que la de cuatro incondicionales (e incondicionalas) tan ciegos e incapaces como él. Quien a hierro mata a hierro muere”

Miguel Angel Rodríguez: La próxima ley de muerte digna es en realidad la autorización para matar enfermos y viejos y evitar así gastos da la Seguridad Social.

¿De verdad se puede ser de derechas?

sábado, 11 de diciembre de 2010

IGLESIA OBSESIONADA

La Jerarquía católica se lamenta machaconamente de sufrir una gran persecución. En realidad es sólo un complejo interesadamente manipulado, consecuencia de una deformación de su entorno mundanal. Esa postura farisaica lleva a la Iglesia a la soberbia de proclamarse santa sin sombra de mancha alguna. Se cierra entonces en su propia endogamia y se enorgullece de no ser pecadora como los que están en el mundo expuestos a la destrucción de las almas. Desde su arrogante santidad desprecia todo lo que no es ella misma. Nunca en la historia se ha sentido pecadora, itinerante hacia una cumbre definitiva. El arrepentimiento es una actitud que deben ejercer los humanos, pero nunca ella, que está concebida en santidad original y su horizonte escatológico no es más que el reconocimiento supremo de su inmaculada concepción, de su caminar santo y de su llegada a la plenitud vestida de blanco.

Jesús Sanz, Arzobispo de Oviedo, habla de “la cristianofobia del laicismo beligerante y la barata facilidad con la que la Iglesia es sometida a befa y mofa". Se pregunta el Arzobispo "por qué hay patente de corso en esa exclusión del hecho religioso en general y del cristiano y eclesial en particular". "Los intolerantes imponen su censura" para desgastar "la presencia cristiana" con "posiciones políticas, culturales y mediáticas que tratan de atacar y destruir al cristianismo".

Rouco arremetió contra el "anticlericalismo y secularismo agresivo” que, en su opinión, se vive en nuestro país. Por su parte, Cañizares invitó a los fieles a "la confianza en el amor de Dios y en su victoria sobre el mal", ante las "muchas dificultades, grandes y graves, en la Iglesia y en el mundo, también en España". "Vivimos –asegura- unos momentos en que no se sabe lo que es el mal o se piensa que apenas hace daño el hacerlo".

La Jerarquía no se plantea la asunción de culpabilidad propia alguna. “El infierno son los otros” diría Sartre. No asume la Iglesia que ella sea su propio problema y carga sobre los demás la indiferencia o la antipatía que despierta.

Algún Papa ha llegado a afirmar que la quema de herejes era un mandato del Espíritu Santo. Ha despreciado los avances científicos, ha condenado las profundizaciones filosóficas, ha anulado la creatividad teológica, ha arrinconado a la mujer hasta poner en duda la posesión de un alma, ha subestimado la afloración literaria, ha luchado contra toda cultura que no sea la occidental inspirada en supuestos valores cristianos, ha borrado la teología de la liberación y condenado al ostracismo a sus autores comprometidos con el mundo de la pobreza, ha contemporizado con dictaduras abominables. Podíamos seguir. Confunden deliberadamente cristianofobia con aversión a una Jerarquía obsesionada con la propia persecución. La toma de conciencia de una laicicidad por parte de la ciudadanía, como vivencia autónoma y fecunda frente a la concepción mistérica del mundo, brinda a la Iglesia la oportunidad de experimentar su independencia. Pero permanece ligada por el cordón umbilical del dinero. La ligazón económica de alguien conlleva la sumisión en el trabajo, la aceptación de los malos tratos por parte de mujeres esclavizadas, el sometimiento a directrices sobre las que se pasa sin apenas dirigirles la mirada. La autonomía laica de la humanidad le proporciona a la Jerarquía la agilidad suficiente para proclamar su mensaje y exigir el derecho a la más libre de las expresiones. Morder la mano de quien te da de comer y exigir al mismo tiempo que siga proporcionando comida entraña una contradicción “in terminis”.

La Iglesia es un problema para sí misma. Y en la medida en que aspira a una imposición dictatorial sobre las conciencias, es también un problema para la humanidad. Sólo la libertad, creadora de amor y esperanza, nos devolverá la armonía de la convivencia con nosotros mismos.

viernes, 3 de diciembre de 2010

SUBSISTENCIA APENAS

Uno se alegra con frecuencia de no pertenecer al gremio de los economistas. Ellos sólo visionan el pasado. No vale la pena. Es más atractivo el futuro siempre inacabado, siempre a la espera del empujón parturiento y jadeante de alguien con coraje suficiente. El ibex treinta y tantos, el carrusel de la bolsa, el diferencial de la deuda: conceptos cuadrados, constatación sin tacto, sin escalofrío vital. La vida no es un número, es un beso cargado de futuro.

Es muy grave el presente que amenaza con ser sólo presente sin promesa de mañana. Y esas cabezas con neuronas numéricas conocen sobradamente los orígenes de la crisis. Se nos echó encima como un caballo desbocado por los trigales limpios y granados. Se llevó por delante el estado de bienestar, millones de euros destinados a investigación y desarrollo, a sanidad, a becas. Ha arrasado barrios negros de hipotecas, paredes que acogían amor recién estrenado, puestos de trabajo con callos de experiencia. Trabajadores de cincuenta años sin futuro. Chavales de veinte sin pasado. Sudor ya para siempre inútil de hijos no criados. Caricias acumuladas que no pueden compartirse. No hay dinero, ni techo, ni ganas. Y esas cabezas con neuronas numéricas conocen el origen del asco. Aconsejan a los estadistas. Les dictan soluciones. Les proponen caminos que coinciden siempre en la pobreza. Aparece la palabra recorte. Se recortan sueldos, pensiones, ayudas a quienes dependen de otros hasta para escupir con dignidad. Se actúa sobre los efectos, no sobre las causas. Es urgente ayudar a los ricos a costa de fabricar pobreza. Cirugía hace falta. Hay que extraer órganos a los que se van a morir de pena para implantarles alegría a los que hicieron de la alegría un patrimonio irrenunciable. Los pobres se han acostumbrado a la pobreza. Pero sería muy duro enseñarle a los poderosos a comer huevos fritos con patatas un día y otro hasta que no hay ni huevos ni patatas. Se lamentan los grandes bancos porque ganaron un tanto por ciento menos que hace dos ejercicios. Sólo unos miles de millones. No puede mantenerse esa situación. Hay que compensarles adecuadamente con la apropiación de viviendas porque un matrimonio con tres hijos pequeños no puede pagar una hipoteca cargada de usura. Tienen que sustraerle al parado de larga duración la ayuda de cuatrocientos veinte euros para permitir que el consejero-delegado se jubile con millones de sudores ajenos. Hay que regatear una silla de ruedas para que un director general presuma de mercedes último modelo.

Uno no es economista y siente una inmensa alegría de no serlo. Tal vez por eso no entiende. ¿No había que refundar el capitalismo? ¿Están encarcelados los causantes de tanta miseria? Porque ni siquiera han sido ladrones de guante blanco. Tienen hambre ajena hasta el cuello, manos sucias de miseria de los otros, hundidos hasta la cintura en cloacas formadas por el asco y la inocencia de muchos. ¿Dónde viven los mercados? ¿Cómo se llaman los especuladores? ¿Cuántos patrimonios que no responden a una justicia distributiva?

Para que algunos existan, tiene que subsistir la mayoría. Para que unos estén arriba, muchos tienen que estar por debajo de la existencia. ¿Vale la pena vivir sin existir? ¿Hasta qué punto es posible?

Los economistas lo saben. Los grandes estadistas, los importantes banqueros, los altos empresarios, los líderes del mundo se han refugiado en los palacios de la abundancia y desde allí disparan. Cuidado. Los cadáveres pueden defenderse. Producen infecciones. Los pobres son siempre la conciencia de un fracaso.


martes, 30 de noviembre de 2010

LA TRISTEZA DE LAS ROSAS

Se hizo democracia en Cataluña. Cada voto un empeño, una responsabilidad compartida. Ser demócrata es echarse a los ojos el futuro y luchar hombro a hombro para hacerlo posible. Hermoso este quehacer. Cuánto le costó a este país cada urna, cada papeleta, cada libertad comprometida. Es cuestión de seguir con el respeto de quien se siente depositario del esfuerzo anterior, de las urgencias del presente, de los anhelos del mañana. Y ahí están los resultados. CIU vencedora. Tripartito arrinconado. La Porta gritando imposibles. Y algunos relegados. Quedaron atrás los orgasmos-TDT. Cataluña retoma su camino mientras canta su propia democracia.

Ha habido un giro a la derecha, nunca abierta y amplia, siempre replegada sobre sí misma, endogámica, excluyente. Da vértigo esta Europa bronca, pura moneda, economía sólo. Deberíamos elegir a los dirigentes del Banco Central Europeo. Los políticos son sólo delegados, administradores del euro, vicarios del mercado, especuladores subarrendados sin contrato renovable por la tácita.

Cataluña girada hacia aquella antigua burguesía. Potente, textil, emprendedora. Ruecas giratorias hasta llegar a Artur Mas. Enroscada la historia, para darse calor a sí misma, para saber de su ayer lejano hasta Pujol. Companys, Tarradellas, Maragall. Fusilados de mañana, de alzheimer, de votos democráticos. Cataluña fina de hilaturas, vistiendo a España, dibujando mercado y elegancia.

Hecha la democracia en Cataluña. Mas-President. Montilla-olvido. Y Alicia, sobre todo Alicia, amazona de gaviotas, ascendida a los cielos de las urnas, encumbrada Agustina de barriada, Juana de Arco de Mariano-Esperanza-Cospedal. Tercera fuerza. Suena mal el término fuerza, aunque a lo mejor en este caso responde a la verdad. Más votos, más escaños, más cercanía al poder como intuyó Soria-de-Canarias, a fuerza de fuerza esgrimida, de miedo sembrado y florecido en rosas, tristes rosas.

Ejecutiva del Partido Popular. Génova. Atravesando Castellana a la derecha, naturalmente. Enfrente casi de la Audiencia Nacional y Tribunal Supremo al fondo. Allí está Gürtel y Correa, recuerdos de una boda de princesa, Escorial de Aznar Primero de España. Rajoy entregando un ramo de rosas rojas a Alicia sin Albiol a su lado, pero compañero del alma, compañero. Se quedó en Badalona, guardando folletos contra gitanos rumanos. Pueden servir para las municipales y las generales. Siempre habrá gitanos y rumanos que despeñar, Pirineos abajo, churumbeles con mocos antiguos, costumbre casi de siglos, mujeres-grupas morenas, hombres cobrizos buscadores de cobre canjeado por pan de cada día.

Alicia les ha ganado. Cercados los tuvo durante la campaña. Sobran cuando dejan de ser mano de obra barata. Marroquíes, senegaleses. “La inmigración debe estar unida al mercado de trabajo. Si no hay trabajo no puede permitirse la inmigración” Ella tiene las ideas claras. Los sobrevenidos sabotean la sanidad, las listas del paro, las guarderías, los comedores de Caritas. Los derechos universales no pueden ser realmente universales. Los derechos para quien los compra. A los demás les corresponden los siniestros. Alicia-guerreo-del-antifaz ha destruido el hambre, las chabolas, los palacetes de uralita. Ha contribuido a la purificación sanguínea de Cataluña. No ha luchado contra el estatut, la corrupción, el tres por ciento olvidado. No ha preguntado por el Palau, por comisiones indecentes, por financiaciones ruines. Ella aspiraba a las rosas de Mariano talladas en miseria, enraizadas en hambre. Le quedan bien a su figura de celofán inmaculado, crujiente de éxito, oloroso de escaños y votos conquistados a la inseguridad importada. Se roba, se mata, se viola con el estómago. Eliminando estómagos sube el producto interior bruto, más que nunca bruto. Lo tiene claro Alicia, luchadora musculada de estéticos implantes.

Fingidos los orgasmos de Nebrera y Montilla, Durán i Lleida se fuma el cigarrillo prohibido. Triunfó la carne negra de las balas. Se hicieron rosas rojas, tristes, muy tristes, pero rosas.


sábado, 27 de noviembre de 2010

JARRONES Y CACHARROS

Felipe tenía cierto grado de razón: los expresidentes son jarrones chinos que nadie sabe dónde situar. El Estado Español les concede una serie de privilegios que ellos aprovechan para sus particulares formas de ganarse la vida. Unos sembrando conocimientos por el mundo. Otros (ahorremos nombres) ejerciendo una actitud servil ante sus nuevos amos como encargados de desprestigiar la España que un día gobernaron y a la que por un despecho inexplicable lapidan ahora como talibanes de burka íntimo.

El Presidente Suárez se ha olvidado de sí mismo. Responde –dicen- a los besos y caricias. Por suerte nunca comprenderá las balas de un terrorista alojado en medios de comunicación donde la nostalgia se lleva en el brazo como un antiguo luto. “El PNV engañó al gobierno, pero el engaño de Suárez al país fue mayor, producto de su carencia de principios, unida a su ignorancia de la historia e incultura general. Sus desaciertos los está pagando el país hoy, plenamente, con el gobierno de Rodríguez” “Jugó a hacerse el izquierdista” y a debilitar a la derecha de Fraga, procurando que sobre ella recayera el calificativo de franquista” Déjenlo ahí. Que nadie recoja la blasfemia. Vale la pena ir cosechando memoria para ofrecérsela a un Presidente cubierto de recuerdos otoñales.

Nadie sabe dónde colocar los jarrones. Pero es más preocupante qué hacer con los cacharros. A exministros me refiero. Mayor Oreja, Federico Trillo, Fernando Suárez, Matutes y tantos otros. Y ahora Eduardo Serra. Hombre saltimbanqui con la agilidad que da la costumbre de trajearse de limpio cada mañana. Supo pasar de UCD al PSOE, de Aznar a Presidente de Everis y consejero de empresas varias. Ahora ha capitaneado a un grupo de empresarios y acortando camino como ciertos desertores de la democracia, enfiló carretera del Pardo. Pero no llegó a la placita final, ya sin guarda mora, sin coches de Capitanes Generales, sin Martínez Bordiú-bata-blanca-fonendo. Se quedó en el Palacio de la Zarzuela, lejos de Moncloa, del Congreso, del Senado. Directo a la nuca, al Rey, reponiéndose de transfusiones azules, con el pulmón remendado hace unos meses. España está imposible, Majestad. Hay que darle un giro a la economía. La patria está al borde de sí misma. Nos come Marruecos, Irlanda, Portugal, Europa. Rajoy es un ectoplasma. Pons-María Dolores-Alicia hacen lo que pueden. Poco, Majestad. Difamar, calumniar, desprestigiar. Algo es, pero poco. Aznar embiste, cornea las ingles y consigue hematomas, embolias, hemoptisis. Pero no basta. Y aquí estoy, Señor. Aquí estamos. Ante V.M que es el ombligo patrio. El centro del centro de todos los centros. No quiero hablar con Zapatero-Presidente. Lo han elegido los españoles, es cierto. Pero esa elección es un detalle, sólo un detalle que podemos pasar por alto. Presentarme ante él sería protocolo, sólo protocolo. Pasaba por aquí, camino de El Pardo. No, no me refiero al Palacio. Al Pardo pueblo decía. Con su Cristo allá en lo alto, contemplando la España cristiana, empresarial y cristiana, preocupada por los valores eternos del dinero. Dinero, pero cristiano, como fue siempre la peseta, con su caudillo por la gracia de Dios. No es un golpe de estado, ni siquiera venial, ni siquiera palmada en la espalda. Eso son prejuicios de Llamazares. Venimos como peregrinos, para hacer la ofrenda a V.M. como apóstol santiago con minúsculas. Para pedirle que se vista de gala y ponga firmes a Zapatero-presidente-protocolo, a Rubalcaba-presidente del Madrid, a Salgado-presidenta del euro. Se lo pido como presidente de Everis, en nombre de muchos presidentes-realmente-presidentes. Algunos no han venido. Prefirieron cenar langosta en Zalacaín. A los más fieles los represento yo. Me ha costado llegar hasta aquí, carretera del Pardo a la izquierda. Desde UCD. Señor. Desde Suárez-memoria-viva olvidado de sí mismo hasta Felipe y Aznar.

El edecán de turno despertó a S.M. Que alguien lleve este porta firmas a Zapatero, Presidente de España, dijo el Rey. Lo han dejado por error en mi buzón.

martes, 23 de noviembre de 2010

GEMIDOS Y LLANTOS

“La inmigración tiene que estar unida al mercado de trabajo. Por tanto si no hay trabajo no se deben admitir inmigrantes” Lo dijo Alicia Sánchez Camacho en los Desayunos de TVE el martes último, día 23.

Deberíamos guardar en la memoria la última campaña electoral catalana. Nos puede ayudar en el futuro a situar a cada uno en su sitio. Estamos inmersos en una vorágine que borra el ayer y nos sitúa inevitablemente en el mañana sin apenas pasar por el hoy. El alzheimer afecta también a posturas políticas que cambian de mensaje según las circunstancias sin que nadie repare en contradicciones surgidas con lo expresado hace dos meses. Y esto es muy peligroso. Los camaleones encierran dudas sobre su identidad. Llevado al terreno político, el mimetismo circunstancial encubre siempre una desviación del mensaje, del compromiso, de la postura mantenida anteriormente.

Demasiado orgasmo para una situación de crisis como la que vivimos. Montilla, La Porta, Nebrera y esa muchachada de Ciutdadans. Alcobas vivientes de gemidos, de urnas masturbadas, de carne desnuda y joven. Casi se echaba de menos a Dragó y a Sostres. Pero es dudosa tanta excitación cuando Durán i Lleida tiene que hacer un llamamiento a la reproductividad inmigrante para que no se nos venga abajo la niñez que hará futuro. Será hermoso un mañana en el que la lengua catalana la propaguen negros y marroquíes, senegaleses y rumanos. Creo que los orgasmos, los gemidos y la erótica aspirante al poder no tendrán demasiado éxito. Pero a lo mejor nos aflora una multicolor catalanidad que deja sin palabras a Puigcercós y Rovira.

En esa campaña electoral sin duda ha habido llantos. Muchos más que gemidos orgásmicos. Llantos hondos, buscando, preguntando dónde estará el pan de mañana. Porque Alicia, sobre la blancura de una gaviota, ha sabido apuntar, disparar y destruir a seres llegados desde la más miserable de las miserias. Sólo buscan un poco de trigo, u trozo de uralita, un cuaderno donde dibujar las primeras angustias de niños sin patria, un médico para parir claveles negros, gitanos o norteafricanos. Pero Alicia estaba preparada. Había aprendido de diputadas de Sarkozy. Se había entrenado en Badalona arremetiendo contra rumanos que tenían antecedentes de pobreza. Y ahora Alicia, amazona de gaviotas, rejoneaba el hambre entre aplausos de Mariano y María Dolores.

Los ricos necesitamos mano de obra barata y resulta que nos llegan personas. Es un error de aduanas. Hay que devolver la mercancía y que nos reembolsen nuestro dinero. Como los grandes comercios. Es mercancía tarada. Huele a hambre, a sudor sin ducha, a ropa encontrada en cualquier contenedor. No necesitamos personas, sólo eficacia manual, destreza productiva, rendimiento laboral. “La inmigración tiene que estar unida al mercado de trabajo” Para el hambre, la miseria y la pobreza ya se han diseñado continentes enteros donde tenerlos cercados. Les falta agua, vacunas, colegios, comercio justo. Pero tienen sida para morirse de asco sin agriar los ferrero rocher, sin infectar Emidios Tucci-corbata-y-mocasines-a-juego. A Durán i Lleida le han cegado sus fuentes de natalidad. Queda la inseminación artificial para sobrevivir en nuestra estrechez mental y afectiva.

Yo hubiera votado por el orgasmo. Son más hermosos los gemidos que las balas.

domingo, 21 de noviembre de 2010

LA DIGNIDAD DE LA MUERTE

La vida humana no es digna si termina con indignidad. Uno sabe de muerte en las almohadas. Madrugadas hospitalarias con la muerte apoyada en las clavículas. Por eso aboga por la decencia existencial que la convierte en el último acto del propio devenir vital. “El hombre es un ser-para-la-muerte” Lo afirmaron los existencialistas a mediados del siglo pasado, proclamando una verdad grabada sobre la dimensión de la temporalidad. Pero fue sólo una visión desencarnada de la unicidad de cada ser humano. Más exacto es decir que el “hombre es un ser-para-su-muerte” Morirse es un verbo reflexivo. Cada uno muere su propia muerte. Y a cada uno hay que adjudicarle la posibilidad de convertirla en una creación luminosa para culminar así la propia existencia.

El gobierno promete para Marzo promulgar una ley que otorgue el derecho a ejercer la muerte como el acto supremo de plenitud personal. Pero ya han aparecido voces y prensa de la derecha dispuestas a condenar. Hay que permanecer a la espera de una repulsa inmediata del episcopado. Seguramente Martínez Camino está ensayando la anatematización eclesiástica contra todo el que apoye esa ley. Nos dirá que la muerte es dolor expiatorio, ofrendada al dios antropofágico, que disfruta con la tortura redentora del sufrimiento y oferta el cielo a cambio del estertor en la tierra. Y esa derecha, que tiene siempre la tentación de apropiarse la totalidad de la opinión pública, ya nos ha dicho que se trata de una ley que no está exigida por la sociedad, que es ajena a las preocupaciones de los españoles y una nueva cortina de humo para tapar preocupaciones reales como la economía y el paro. El cerebro nacional, según esta miope visión, es tan estrecho que sólo le cabe una sola fijación. Y todo lo que no contemporice con esa preocupación hay que desplazarlo para otro momento. España no puede pensar en varias cosas a la vez.

La muerte no nos llega. Se va haciendo. Como el amor, la pena, la alegría. Nos vamos muriendo, no por el paso del tiempo, sino por la madurez vital que aflora en cada actitud humana y humanizante. Como la primavera. Va tallando su perfil en cada rosa, en el suspiro de los claveles, en la cintura de los trigales verdes. Crece la muerte en la vida hacia la resurrección laica de una existencia entregada. Cuando llega ese parto de luz, sobran forceps deformantes de dolor. Urgen manos que unifiquen la tierra con la tierra, que acomoden el tiempo a una eternidad de polvo enamorado.

Pero ya hay quien asegura que esta ley divide a los españoles. Todo es división para algunos: el estatut rompe España, Educación para la ciudadanía estropea valores inmutables, la Ley de memoria histórica reabre heridas en realidad nunca cicatrizadas, la retrasada Ley de libertad religiosa desestructura el espíritu cristiano configurador de España, la familia se estrella contra sí misma por los derechos conseguidos por los homosexuales. Todo rompe, divide, separa. España deja así de ser una, grande y libre. Y este anuncio de una ley que dignifica el momento cúspide de la vida está ya dividiendo a los españoles a las pocas horas de ser anunciada. Algunos están empeñados en trocear de antemano la opinión y una vez resquebrajada esconder el bisturí que la practicó.

No hablamos de una Ley que atraiga votos, que consiga adeptos, que pertenezca a derechas o izquierdas. Se trata del dolor último. Y eso sólo pertenece a la íntima humanidad de cada uno, a la vivencia de cada ser en cuanto hacedor de la propia vida. La muerte coloca al hombre en el abismo del hombre. Es la sola soledad de la existencia.


miércoles, 17 de noviembre de 2010

AZNAR NO TIENE MEMORIA

El hombre debería mirar siempre su propia historia con una sonrisa. Una sonrisa redentora del ayer y a la vez conciliadora con el propio corazón. Ir más allá es detenerse en el pasado, petrificarse, cicatrizar el futuro cuando todavía se vive en el presente. Me dan miedo los que están satisfechos con su pasado y no enmendarían nada de lo vivido. Es el orgullo irredento de quien siempre encuentra razones para condenar a los otros a la cadena perpetua del desprecio. Pero tampoco debe suprimirse una sonrisa acogedora que acune la temporalidad irrepetible y unívoca que somos.

De redención y conciliación carecen normalmente quienes escriben sus memorias. Hacen de su ayer una burbuja cerrada sobre sí misma, impenetrable, y juegan con ella como Chaplin jugaba con el mundo en su genial Dictador. Nunca leo esas memorias. Me producen un ardor vital y me marea el incienso excesivo en torno a la ofrenda ególatra expuesta sin pudor ante los otros.

Bush acaba de montar un negocio con su vida. Bush e Irak forman para siempre la indisoluble unidad del detritus humano. Es capaz de transformar en inocencia su propio humus y ponerlo en el mercado como si de una donación graciosa se tratara. El se opuso, ahora lo hemos sabido por su inconfesable confesión, a una guerra que todavía escupe sangre sobre el rostro avergonzado de la humanidad. Bush-inocencia-virginal sintió náuseas cuando al fin conoció que las armas de destrucción masiva eran una invención de nadie sabe quien. Pero una vez puestos a matar aprendió el placer que dan las torturas ejercidas sobre seres humanos privados de los más elementales derechos. La seguridad de sus conciudadanos era proporcional al grado de sufrimiento ejercido por sus súbditos uniformados. Los abogados que Bush consultaba le tranquilizaban su conciencia inyectándole una legalidad contra la cual fueron condenados algunos de los ejecutores de esas torturas. Pero ningún tribunal ha condenado al comandante en jefe que aprobaba ese proceder vomitivo. Lo juzgará la historia, dice, pero él estará muerto. Ignora que la historia pisa también a los muertos cuyas vidas fueron un insulto para los que siguen vivos.

Blair también ha vendido su pasado. Es como esas prostitutas que llevan su camastro a un plató de televisión orgullosas de haber sido amantes de toreros. Viven de tres noches de lujuria, subastando su carne hasta que la dirección del programa las escupe por cansancio de la audiencia.

Aznar no tiene memoria. “El mundo es mejor sin Sadam” –asegura cada vez que le preguntan por su ilegal implicación en la guerra de Irak. Es verdad. El mundo es más elegante sin Sadam, sin Videla, sin Pinochet, sin Somoza. Y España es más hermosa sin Franco, se lo aseguro, Sr. Aznar. Aunque ni Usted ni su mundo popular condenen con firmeza el golpe militar, los cuarenta años de dictadura, se opongan a la desaparición de los símbolos que lo recuerdan y piensen que buscar con cariño en las cunetas tanta vida sembrada en el vacío equivale a abrir heridas y se empeñen en condenar a un juez que lleva entre las manos el dolor de muchas víctimas.

No escriba sus memorias, Sr. Aznar. Permanezca en su alzheimer defensivo. Se han hundido las Azores. Bush y Blair se marcharon de la historia. A lo mejor un día taponamos la sangre de esa guerra. El olvido será entonces olvido para siempre.





sábado, 13 de noviembre de 2010

DIOS NO TIENE PRISA

El Presidente Zapatero ha decidido no someter por el momento a debate la ley de Libertad Religiosa. Y ha fundamentado su decisión en una obviedad: no hay posibilidad de consenso entre las dos grandes fuerzas políticas. El programa electoral del PSOE había prometido que en esta legislatura se promulgaría una Ley de Libertad religiosa que explicitaría la aconfesionalidad del Estado definida en la Constitución. Benedicto XVI sobrevoló el suelo español criticando el laicismo agresivo presente en España y comparando el momento actual con los acontecimientos de los años treinta que desembocaron en un golpe de estado, una guerra civil y cuarenta años de dictadura bendecida por la Jerarquía eclesiástica como cruzada vencedora del comunismo. Y así nos fuimos arrastrando, aplastados por la santa bota militar de una Caudillo por la gracia de Dios y un nacionalcatolicismo narcotizante. Casi ochenta años después seguimos llevando marcada la historia por báculos y fusiles.

Soñábamos libertad. Libertad grande como una plaza donde bebernos la alegría, brindar por el mañana y comernos la esperanza. Fue por el setenta y cinco. Noviembre, veinte. Arias Navarro descatalogándose a sí mismo, precipitándose historia abajo, horizontal para siempre la soberbia autocrática techada de granito por Cuelgamuros. La Constitución del 78 rompía viejos esquemas. Se inauguraba el viento, el mar, el hombre. Lo humano estaría siempre a la cabeza de la marcha. Valía la pena empezar a sentir la propia existencia a los veinte, a los treinta, a los cuarenta años. Parte de nuestra vida sería constitucional.

La Constitución es una matriz dinámica. Cosificarla para adorarla es una idolatría vacía. Debe ser fluida como un río vivificante. Y nutriendo su novedad, la aconfesionalidad del estado que debe incorporar una Ley de Libertad religiosa para el positivo desarrollo de un laicismo que significa autonomía plena, donde el hombre lo es por sí mismo, incluso donde el hombre puede ser religioso porque primero es hombre.

Su puesta en marcha requiere evidentemente un consenso social. Pero ese acompañamiento lo debe buscar el partido gobernante donde se encuentre. Los últimos Presupuestos se han aprobado por el hombro arrimado de minorías, manteniéndole la mirada a una oposición obsesionada con los jardines de La Moncloa. Parapetarse en la falta de acompañamiento del Partido Popular, es disfrazar la propia cobardía. Lo menos que se puede exigir por parte de la ciudadanía es su alumbramiento. Si por culpa de otros se aborta, sabremos a quién culpar. “La Ley de Libertad religiosa es importante, pero no urgente” ha dicho Zapatero. La urgencia viene dada por su importancia intrínseca –y nadie puede negarle relevancia- y por el tiempo de espera para su desarrollo –treinta y dos años ya.

El Partido Popular está preocupado por la expulsión de rumanos gitanos, por el exilio de los inmigrantes sin trabajo, por la ley del aborto y del matrimonio homosexual, resucitando a los GAL, jaleando el número de parados como un trofeo y por tanto no dispuesto a llegar a un acuerdo fecundo sobre libertad religiosa. Tiene su origen en Manuel Fraga en cuya cabeza dicen algunos que cabe el Estado, aunque da miedo el estado que le cupo durante muchos años. Y si a su situación de confrontación continua se une la dependencia que muestra de Rouco Varela y su exigencia de que Europa y España vinculen su futuro a sus raíces cristianas, resulta lógica la actitud de reserva de Zapatero. Pero no por eso deja de ser cobarde el alejamiento de un elemento definitorio de una España ajena al nacionalcatolicismo.

No siempre se consigue la utopía. Renunciar a ella es derrumbar el futuro.


jueves, 11 de noviembre de 2010

SI ME RESPONDIERA EL PAPA

El Papa ha venido a España y los medios de comunicación se han hecho eco de sus declaraciones desafortunadas, ofensivas incluso. El Papa de Roma ha hablado sobre el laicismo, la necesidad de una nueva evangelización, la realización personal de la mujer, el aborto, la eutanasia, los matrimonios homosexuales y sobre todo lo que creyó oportuno. Para eso era un invitado de honor y le asiste su posesión absoluta de la verdad.

Descartadas por malintencionadas sus afirmaciones relativas a la agresividad del laicismo vigente y su equivalencia con lo acontecido en los años treinta, los artículos leídos y las opiniones expresadas por contertulios radiofónicos y televisivos coinciden de forma unánime en que el Papa no ha hecho más que predicar la doctrina esperada y siempre defendida por la Iglesia a lo largo de los siglos. Nada ajeno a ese cuerpo doctrinal podía pensarse. El Papa queda así reducido al papel de mero repetidor de una imagen sabida de antemano, fruto de una supuesta revelación a través de las sagradas escrituras y mantenida por la tradición como cimientos de una fe inalterable. El Papa apela al “derecho natural” y lo aporta como alimento de la vivencia cristiana por los siglos de los siglos. Cierra así todo devenir histórico. Las cosas son como son y la historia queda vaciada de dinamismo creador de futuro.

¿Pero pertenece a lo “natural” todo lo predicado como surgido de lo natural? Este basamento como matriz de humanidad no es un parámetro sostenible de un proyecto existencial. El hombre no es un dato empotrado en el tiempo, sino que su temporalidad lo convierte en empresa de sí mismo, en tarea, en quehacer. Vivir es asumir el ayer para configurar un mañana.

Fundamentar el dogmatismo religioso en la revelación es arrogarse, desde una inaceptable postura de orgullo, la posesión exclusiva de la verdad absoluta. La Iglesia se convierte en exclusiva y excluyente, en lugar de ejercer como conciencia de pueblo de Dios, peregrino entre la búsqueda y la duda hacia su propia redención. Todas las religiones aseguran hundir sus raíces en la revelación y esta actitud debilita por sí misma tal aseveración.

Preguntemos: ¿Se puede fundamentar en la revelación divina o en el “derecho natural” la existencia de una Iglesia cuya jefatura es elegida por un aristocrático colegio cardenalicio compuesto por príncipes elitistas y no electos por ningún consenso de base? ¿Responde de verdad esta institución piramidal a una consecuencia evangélica o a un estado de derecho natural? ¿Es sostenible la imposición de leyes que exigen una adhesión intelectual a dogmas indiscutidos por indiscutibles? ¿Cómo puede ser el código de derecho canónico la médula de la praxis vital al margen del mensaje evangélico? ¿Cómo puede relegarse a la mujer hasta rebajar su realización al trabajo en el hogar? ¿Cómo imponer la reproducción como finalidad exclusiva del matrimonio por encima del amor y condenar en consecuencia la unión homosexual? ¿Cómo evitar el elemento mágico asignándole a Dios la aportación del alma en el momento mismo de la concepción? ¿Dónde está Dios cuando la procreación no es la consecución natural del acto amoroso? ¿De qué Dios se nos habla cuando se predica resignación ante la pobreza calculada por los poderosos de la tierra que acarrea una catarata de muertes diarias en el mundo? ¿Qué Dios cristiano puede ser el que necesita del dolor infinito del ser humano para sentirse a gusto consigo mismo? ¿Tenemos que dar por sentado que la doctrina de la Iglesia tiene que ser la que siempre ha sido? ¿En base a qué esa involución inamovible?

No terminaríamos nunca de preguntar. Tal vez porque el ser humano es siempre una pregunta sobre sí mismo.



domingo, 7 de noviembre de 2010

EL PAPA QUE NUNCA VINO

Llegó de blanco en la niebla. Galicia turbia, elegante, pero turbia. Príncipes de España. Príncipes de la Iglesia. Bertone-Alteza sin besar la mano de Leticia por superioridad, por pureza tal vez. Ministros de traje oscuro. Papa-Jefe-de-Estado. De verdad absoluta revestido. De infalibilidad cargado. Pontífice soberano. Vértice supremo. Cúspide inalcanzable. Pastor de banderas vaticanas. Oro crucificado en el pecho, en el báculo. Ratzinger ascendido a Benedicto. Todopoderoso. Un ballet de mitras a sus pies. A sus pies Rubalcaba, Felipe tejiendo su futuro, Leticia redimiendo su pasado. Fieles ante un encumbramiento idolátrico. Es el Papa que vino

Llegó de blanco en la niebla. Lo trajo en volandas Alitalia. A hombros como triunfador de todos, de todo. Habló por las alturas. Volaba hacia una España de perversidad absoluta. A punto de contaminarse estaba. País anticlerical, aunque con la aportación económica estatal más alta. Con un laicismo agresivo. Despojado del cristianismo que Franco nos anunció como ángel de la muerte y nos obligó a cumplir. Como cuando la República, fusilada por un golpe de estado, pisoteada por una Iglesia que santificó como cruzada la matanza de una guerra civil. Sin pensar la connivencia del papado con el nazismo, con el fascismo, bendiciendo tiros de gracia para hacer posible el triunfo de la religión. Cardenales cómplices, Obispos cómplices, palios cómplices. España pecadora como en los años treinta. Sin arrepentirse de la homofobia, de la monarquía absoluta y absolutista que representa, de su misoginia basada en nadie sabe qué fundamentos, de su aversión a los avances científicos, de su distancia real y evidenciada de los pobres del mundo, de su condena a toda profundización en la liberación humana. Es el Papa que vino.

Llegó de blanco en la niebla. Cortejado por una gerontocracia mitrada, con un lenguaje sin raíces, palabras envasadas al vacío, sin contagio posible de existencia, sin sangre de humanidad. Condenando, recriminando, exigiendo teocentrismo, vislumbrando anticristos, impartiendo bendiciones para anular la maldición congénita que nos configura. Este es el Papa que vino.

Llegó de blanco en la niebla. Miles de miembros de seguridad, millones de euros gastados, pero recuperados, dicen los alcaldes. Visita-negocio por tanto. Geos. Francotiradores de tejados resbaladizos. Inhibidores de frecuencia. Cámaras prestadas al Papa por Belén Esteban, heroína de suburbio. Alcantarillas revisadas para que el báculo no se hunda en lodazales laicos. Anillo del pescador que nunca vimos en los mariscadores gallegos, en los percebeiros arriesgados de la costa. Anillo del pescador sin barquitos hundidos con el pan de las familias. Monarca-Jefe-de-Estado-Líder. Este es el Papa que vino.

Galicia turbia, elegante, pero turbia. Programada tal vez hasta la niebla. Para que muchos no viéramos. Tal vez Jesús iba por otra parte. Sin Alitalia. Sin seguridad blindando compromisos. Dejándose crucificar por cometer el delito de agitar las conciencias. Por no aceptar el sistema que da por sentado que tiene que haber ricos a costa de pobres, muertos a costa de vivos, bancos prestigiosos a costa del sudor hipotecado de albañiles en paro. Estábamos exigiendo que el Platero tierno y peludo no fuera papamóvil. Que las manos agrietadas de escarcha no tuvieran anillos de pescador. Que los apoyos de vidas miserables no descansaran en báculos dorados de unos pocos. Que la mujer fuera un triunfo y no una alfombra de flores momentánea. Que el dolor sucumbiera ante la vida. Que la muerte estuviera invadida de esperanza. Buscábamos la palabra creadora de libertad, de caminos, de utopías. Nunca de condena, de relámpago, de trueno. Deseábamos la poesía fundadora de existencia. Y encontramos la niebla, mucha niebla, para ocultar al Papa que no vino.



miércoles, 3 de noviembre de 2010

SI YO FUERA GAY

Al Partido Popular le molesta el ejercicio de nuevos derechos ciudadanos tradicionalmente anatematizados por presiones ideológicas o religiosas difícilmente sostenibles en el mundo en que vivimos. La equiparación del matrimonio entre personas del mismo sexo a la unión entre personas heterosexuales le rechinó en las entrañas y de inmediato acudió al Tribunal Constitucional para obtener su anulación. Y en esas estábamos cuando Mariano Rajoy manifiesta claramente que si llega a la presidencia del gobierno no mantendrá en vigor esa ley. No se opone Rajoy –faltaría más- a que se formen parejas sin más. Pero no admite el término matrimonio porque está reservado a la unión hombre-mujer.

Rajoy, y la derecha que le respalda, hunde sus raíces en la visión eclesiástica de una jerarquía católica (no confundir con cristiana) para quien la función primaria del matrimonio es la procreación, hasta el punto de considerar pecado grave el acto sexual si se es consciente de que no va a desembocar en fecundación. De ahí la condena irreversible de todo método anticonceptivo. El sexo no se ejerce como entrega, fusión amorosa, donación del propio misterio al misterio del otro, acogimiento gozoso de la persona amada. Nada de eso pertenece a los designios de Dios, según la Jerarquía. Hombre y mujer son máquinas programadas a cuyo ejercicio sexual asiste Dios para incorporar el alma y constituir así un ser humano, incorporado más tarde a la Iglesia por el bautismo. Y para impulsar a los humanos a esa procreación, el acto sexual va acompañado de un placer que cumple la función de atracción, pero que es en sí mismo despreciable porque todo lo placentero lleva al pecado y la consiguiente perdición eterna.

¿Es posible un reduccionismo tan simplista del matrimonio? ¿Dónde queda el amor, la ternura, la intercomunicación, la projimidad más prójima cuando la enfermedad, la vejez, la infecundidad? Si la Jerarquía fuera lógica tendría que declarar decaído el matrimonio cuando la procreación queda frustrada por la biología. Lejos de esto, exige la permanencia de la unidad hasta que muerte impone la separación y reduce a pecado todo lo recuerde el ejercicio sexual.

Colgado de esta visión reduccionista está Rajoy y la fuerza política que lo respalda. Partir del hecho de que la homosexualidad es una desviación, una enfermedad, una patología pertenece a la zona más oscura de la historia y a la negación del ser humano como misterio siempre sorprenderte, anclado en la inercia más simplista de la vida, arrinconado en definiciones antidinámicas, negadas al asombro de un existir abierto, impenetrable, provisional, siempre en camino hacia revelación de sí mismo.

Si la Iglesia se tomara en serio a sí misma no podría seguir enraizada en esa cosificación de lo humano. Si algún día desprendiera de la entrepierna de su cerebro el sexo como fuente de maldad, de condena, de perdición e intuyera la riqueza fraternal de su existencia, empezaría a valorar a la mujer como un valor en sí misma, al amor como la participación de Dios en el mundo, y la alegría como un injerto de la existencia resucitada.

El matrimonio es más, infinitamente más, que un medio de procreación. Por eso no se le puede negar a nadie el temblor de la entrega, de la com-pasión, de la aventura de existir. Nadie tiene el derecho de asignar la felicidad ni mucho menos de secuestrarla. ¿En nombre de quién se atribuyen esta facultad? ¿De Dios? ¿De una visión estrávica, emponzoñada, sucia? Para defender a la familia, dicen. A la historia la sustenta el amor. A la gran historia y a la pequeña aventura de las rosas

España es un país machista. Pero sobre todo es un país macho. Lo saben los que atacan el éxtasis del amor para defender la “normalidad” del amor. Que ustedes lo pasen bien. Voy a beberme una copa de luz. Brindaré con el viento enamorado. Seré feliz, aunque yo, se lo aseguro, no soy gay.


viernes, 29 de octubre de 2010

MARIA DOLORES BUSCA LA VERDAD

El ser humano es un buscador de la verdad. Ella es una meta exigida aunque se pierdan las uñas arañando, aunque sólo muñones lleguen al final, aunque en la curva última falte hasta el aliento. Por eso María Dolores Cospedal me gusta como investigadora incansable. “Con el PP en el Gobierno se sabrá la verdad sobre el 11-M” Porque según ella, el PP siempre “ha defendido y seguirá defendiendo” que hay que saber la verdad. “Las víctimas del 11-M tienen derecho a saber la verdad y a que los tribunales puedan trabajar con independencia”. De hecho, ha prometido que si su partido gobierna, ayudará “a que se conozca la verdad por todos los medios democráticos”, dando invalidez a la sentencia judicial que ya existe sobre el 11-M.

Frente a Pedro J. que lleva el 11-M colgado en las tristes neuronas de su alzheimer, Cospedal puede prometer y promete que el Partido Popular, si llega al gobierno, invalidará la sentencia judicial que ya existe. Sin tener en cuenta la independencia del Poder Judicial, ni el macro juicio celebrado con todas las garantías procesales, ni su instrucción, ni la actuación prevaricadora de Agustín Díaz de Mera envuelto en el honor y amor a la Policía. Ella quiere hurgar en la femoral sangrante, para siempre sangrante, del 11-M. E invoca el dolor de las víctimas, de los muertos y de los que siguen vivos porque a veces la vida se hace costumbre, inercia, goteo inocuo. Y víctimas fuimos todos porque todos llevamos salpicada el alma.

Cuando reclama el derecho al conocimiento de la verdad, está por un lado diciendo una obviedad, pero afirmando por otro que en realidad nos han mentido el gobierno actual, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y los jueces que han dictado un veredicto claro sobre tanto dolor. Proclamar el respeto a un estado de derecho y negar los pilares sobre los que se mantiene es una contradicción “in terminis”

Olvida la señora Cospedal que fuimos muchos los españoles que exigimos esa verdad desde el primer momento, mientras Aznar adoctrinaba a los directores de los medios de comunicación, señalando sobre quiénes debía recaer inexorablemente la culpabilidad del atentado y ordenaba a su representante en la ONU que arrancara del organismo internacional una condena clara y explícita contra la banda terrorista. ETA era una necesidad urgente de Aznar, de Aceves, de Zaplana. Y fue una inmensa muchedumbre la que ese mismo día, con las aceras calientes de sangre y los tanatorios repletos de cadáveres, preguntaba por la autoría de tanto dolor. Ministros, portavoces y figuras de relieve político nos mentían y Angel-de-Avila llamaba mal nacidos a los que dudaban de la versión consciente y descaradamente falsa. Quien nos mintió no fue el gobierno surgido de las urnas el 14 de marzo, sino el Presidente de un gobierno, José María Aznar, apoyado en los ministros que le acompañaban y que trituraron una verdad que se supo con nitidez a las pocas horas del atentado.

¿Quién se acuerda ya de Jaime del Burgo? Estaba por entonces en la ejecutiva del Partido Popular por méritos propios. Se le pagó su defensa a ultranza de la implicación de ETA en el 11-M. Había defendido la mentira de Aznar y de Acebes con todas sus energías. Había intentado poner contra las cuerdas a los siguientes ministros de interior. Había escoltado a su jefe cuando defendió ante la comisión de investigación que los terroristas no andaban por desiertos lejanos. Había implicado a un Presidente democráticamente elegido. Jaime del Burgo, amortajado de olvido, ya no recibe visitas del Partido Popular.

Algunos, que confiamos en el estado de derecho ya sabemos la verdad. María Dolores, Pedro J. Miguel Angel Rodríguez y otros investigadores a sueldo, pueden preguntar a Acebes, a Estarloa, a Zaplana. Y que no olviden a José María Aznar, conocedor de desiertos lejanos.



lunes, 25 de octubre de 2010

SILENCIO, SE DUERME

Pedro Arriola es curandero de cabeceras políticas. Su inexplicable presencia en las negociaciones con ETA ordenadas por José María Aznar y Jaime Mayor Oreja le condujeron al insomnio. Las repetidas negaciones del ex-presidente y del obsesivo ex-ministro de aquellos contactos con el ejército vasco de liberación nacional no le han devuelto a Pedro Arriola el sueño pacífico y reconfortante sobre el regazo de Celia. De entonces le viene su empeño en aislar a sus protegidos, su ración de lormetazepán y su constante recomendación de un descanso reparador, sereno y prolongado. Silencio, se duerme. Mariano reposa, viendo pasar el tiempo como la Puerta de Alcalá. Cuatro esquinitas tiene mi cama, cinco lobitos tiene la loba, jesusito de mi vida.

María Dolores, Pons, Esperanza, Gallardón: palafreneros de lujo, maceros de postín, porteadores de presidente-a-punto hasta Moncloa-resurrección-al-tercer-día.

En los alrededores, la izquierda radical y radicalizada. Zapatero brindando con ETA, como grita el eurodiputado-profeta Mayor. Gobierno con más proyección pública, que dice Arenas. Gobierno mejor que el anterior, que intuye Cospedal. Con el peligroso Rubalcaba, que piensa Miralles. Necesario preservar a Mariano de tanta infección contagiosa. Preferentemente evitar un despertar sorpresivo. Es muy sensible el Supremo. Silencio, se duerme. Hay que llamar a Leire que recete hipnóticos y dé la unción extrema a León de La Riva-Alcalde. Alguien, por favor, que entierre a los muertos porque apestan los Burgos, los Usías, los García Serrano.

Silencio, se duerme. Que oscurezcan las persianas en Valencia, en Madrid en Murcia. No dejen pasar a gürtel, ni al alcalde tabernario, cantinero-barra-palillo-ladeado-indecente. No quiere hablar de temas que son frutos de la policía, de los jueces, ensoñaciones de magistrados de izquierdas. Hay que tranquilizar sus pesadillas: lo persigue Carme con la UME en marcha, Garzón cargado de muertos abandonados, Pedreira insistente y machacón. Zapatero, sobre todo, exigiendo que arrime el hombro como si de un costalero se tratara. Pero él no está para esfuerzos sobrehumanos. Que se contente con Soraya, con Pons, con Ana Mato. Está ensayando: juro por mi honor y conciencia. No “prometo” cumplir y hacer cumplir. Eso lo hacen los descreídos, los laicos, los que negocian con ETA, los que casan homosexuales, los que bendicen lesbianas y reconocen derechos a las mujeres como si las mujeres tuvieran alma.

Silencio, se duerme. Con apnea a veces. La apnea puede ser mortal y en consecuencia perder las elecciones. Ya le sucedió en otras ocasiones anteriores. Como muerto se quedó cuando el Congreso de Valencia. Le cerró las vías respiratorias el desprecio de Aznar y los tacones de Esperanza. A punto estuvo la de Madrid de entonar el responso definitivo y enterrarlo para siempre bajo la lápida de Registrador de la Propiedad.

Reposo absoluto. Lo ha mandado Pedro Arriola. Mariano no tiene que bajar hasta Palacio. Que le pongan GPS a la Moncloa y que camine hasta Génova, 13. Venga a nosotros Presidencia para que se cumpla la voluntad de las encuestas. Que alguien haga crecer el número de parados, de pobres, de mileuristas. Que alguien culpe a los inmigrantes. Que Alicia empuje rumanos hasta despeñarlos pirineos abajo. Que hagan espacio entre todos para que despierte Mariano-Mesías-Presidente.



sábado, 23 de octubre de 2010

EL GUERRERO DEL ANTIFAZ

El mundo tiene una historia bronca. Llega hasta el presente saltando de guerra en guerra. Emperadores, Reyes, gobernantes de todos los tiempos son admirados sobre todo por su ansias de poder, sus enfrentamientos, sus conquistas bélicas. Así se han ido forjando las naciones orgullosas hoy de un ayer de sangre. Banderas, armas de fuego o primitivos utillajes de matanzas son reliquias que pueblan los museos militares. Aunque es verdad que las guerras han ido también degenerando. De la lucha por el honor, por la conquista de una dama, por la gloria del imperio, se han convertido en negocios que cotizan en bolsa. De altivez y arrogancia a dominio del petróleo, de quijada de burro en aquella primera guerra civil a bombas de racimo, a armas bacteriológicas que siembran plagas para la destrucción de seres vivos y que proporcionan caviar y langosta a los honorables y auténticos señores de la guerra. De estas hazañas está orgullosa la humanidad en su conjunto y cada país en particular.

España camina con la mochila llena de guerras y la consiguiente vanidad de haber ganado muchas. Orgullo negro diría, porque siempre se gana sobre la tumba de enemigos. Toda guerra es civil y fratricida. Batalla a batalla, los vencedores del 36 sembraron de sangre una España desangrada, ultrajada, vencida y fusilada contra las tapias blancas de los amaneceres. Se nos truncó la esperanza, de luto la libertad, pañuelo negro las novias por agostos agostados. Se murieron de pena los poetas, de balas entre las cejas, de tisis los migueles de Orihuela. Son ásperas las guerras que estercolan la tierra de mortajas y palabras heridas de metralla.

Siempre quedan batallas para adornar solapas de césares espúreos. Persisten las recámaras cargadas, los cisneros altivos demostrando poderes, imperios presididos por pechos descubiertos. Dos mil dos. Moro africano invasor. Perejil paraíso. Reducto de valores de occidente. Territorio de cruz sin media luna. Edén redimido rojo y gualda. Medalla española condecorando el mar. Pero el moro africano invasor. Fusiles hasta tres asomando por las chilabas blancas. Moro conquistador, enviando por delante tanques de cabras negras para abrir el camino, usurpando el imperio diminuto de Perejil hermoso. Y la España sufriente, dispuesta a verter nuevamente la sangre legionaria y novia de la muerte, reconquistando el mundo si hace falta, reimplantando pendones imperiales. Por las venas de Aznar gritaron Pizarro, Hernán Cortés, el Cid y Carlos V. “Al alba, y con un tiempo duro con viento de levante…” Parte de guerra Federico-yak-42. Fue el fruto de una noche, como si de un amor puberal se tratara. “Esa noche la recuerdo con mucha emoción, fue de guante blanco” ha dicho Ana Botella, emperatriz de medio ambiente, concejala hoy y alcaldesa en los adentros de electorales designios. José María-caudillo no estaba dispuesto a rendirse ante tres-moros-tres y una cabra. “Mi marido me dijo: “Si la operación fracasa, yo dimito mañana por la mañana” “Esa noche la recuerdo de mucha emoción, fue de guante blanco y, desde el punto de vista militar, un éxito", Lo guarda en la intimidad Botella orgullosa de gallardía marital. "De las veces que realmente estuvimos contentos, contentos, contentos".

La historia nuevamente ornamentando pechos invencibles. Las cabras deportadas al asador de Cándido en Segovia. Los moros invasores sorprendidos durmiendo, condenados a vigilia perpetua. Aznar ofrendó su tizona gloriosa a la Almudena y Dña. Ana permaneció contenta, contenta, contenta para siempre.


lunes, 18 de octubre de 2010

¿MIEDO A LA LIBERTAD?

El sumo respeto por cada voto emitido en una urna, hace de la democracia la consagración reconocida de la libertad como eje fundamental de la convivencia. Como primera decisión, las dictaduras fusilan la libertad y en consecuencia vacían de contenido el voto ciudadano. Y así se perpetúan sin obstáculo alguno durante años. Tantos, que algunos dictadores logran morir en la cama, mamando estertores del pecho de la técnica, cableados como una NASA pequeñita y abyecta.

El doce de Octubre se celebró la Fiesta Nacional. Hubo desfiles de las Fuerzas Armadas con banderas propias y ajenas, movimientos milimetrados y hasta una cabra cuartelera y marcial en el Paseo de La castellana. Jefe de Estado y familia presentes. Zapatero y Gobierno presentes. Rajoy (pese a considerar un coñazo el desfile) y la oposición presentes. Y abucheos, gritos, insultos, exigencias de dimisión, presentes.

Le preguntaron a Esperanza Aguirre por esos abucheos. Y esta Agustina de Madrid respondió que eran fruto de la libertad de expresión.

Maru Menéndez criticaba en la Asamblea de Madrid la ley que permite la libre elección de médico dentro de la sanidad madrileña, y Esperanza de Madrid le contestó que si no se aceptaba esa ley era porque los socialistas tenían miedo a la libertad.

Carme Chacón, mujer, socialista y ministra de Defensa insinúa, acertadamente o no, que se debe redactar un protocolo que impida a los irrespetuosos injuriar a los muertos durante el desfile. Y a María Dolores Cospedal, Juana de Arcos toledana, le queman los recortes a la libertad que quiere imponer el gobierno. Isabel Durán, pasionaria de intereconomía, critica que Zapatero quiera poner “una mordaza con ese protocolo que se ha sacado la Sra. Chacón, esa que fue detrás de Rubianes, que se cagaba en la puta España. Me entra la risa” Pío Moa (produce escalofríos nombrarlo) asegura que el gobierno ataca la libertad de los ciudadanos porque sigue siendo marxista.

El actual gobierno ha desplegado unos cuantos derechos que estaban agazapados en la sociedad sin que nadie tuviera el valor de darles cabida en el entramado jurídico y en la vitalidad de una ciudadanía que los sentía a flor de piel. Y resulta incomprensible que desde ciertas instancias del Partido Popular que llaman a luchar por una libertad que el socialismo, según dicen, quiere hipertrofiar, se mantenga todavía un recurso sobre la inconstitucionalidad de la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo. Paradojas difíciles de digerir. Pero alegra el alma y fortalece la democracia que Esperanza (a la que gritan infames liberados sindicalistas de la sanidad) y María Dolores (perseguida por las Fuerzas de Seguridad del Estado a las órdenes de Rubalcaba) luchen por la libertad. De Isabel, la de la risa, hermoso cangilón de noria sabática, encargamos a Carmelo Encinas y Enric Sopena-director de esta pluralidad por la que algunos brindamos. ¿Me permiten que no me manche hablando de Pío Moa?

Y uno, que ha luchado mucho por esta libertad conquistada, se atreve a decir que tal vez no todo se arregla con prohibiciones y protocolos. Si estas heroínas de la libertad hubieran implantado en sus Comunidades la Educación Para la Ciudadanía, tendríamos un comportamiento digno de una conquista que siempre está por hacerse plenitud. Es complicado pero más eficaz educar que prohibir. Lo sabe bien Angel Gabilondo (Ministro-metafísico, qué lujo)

Libertad, libertad sin ira, libertad. ¿Se acuerdan?

viernes, 15 de octubre de 2010

AZNAR, VENDEDOR AMBULANTE

Aznar ejerce una vida trashumante. Me alegra que no esté continuamente en territorio nacional porque bastantes problemas tenemos como para aguantar su presencia cansina, agobiante, agotadora de predictor de desgracias presentes y venideras. Me molesta incluso su constancia plañidera por el pasado glorioso de su reinado, que diluye el presente y nos condena a vivir sin futuro. Me alegra que sea Murdoch quien le envía a poner su mercadillo donde como patrón pagador le ordena. Aznar no es hombre de tienda estable, fija, permanente: Abierto de 10 a 14 y de 17 a 20 hrs. Imposible. Su grandeza no admite competencia a su alrededor, no nos cabe en esta patria desahuciada desde su marcha, por más que Esperanza, María Dolores y Mariano le pidan una reliquia para seguir arrodillados en el santuario de Génova, 13.

"Por todo el mundo" le preguntaban hasta hace poco por los éxitos "políticos" y "económicos" de España en los últimos treinta años, mientras que "ahora" le hacen "exactamente las dos preguntas contrarias". "Algo ha cambiado en este terreno y ha cambiado de un modo radical" La liberalización del suelo que engendró la burbuja inmobiliaria, el crecimiento económico que prometió Buhs-hermano-gobernador para la República de España como pago a nuestra entrada en la guerra de Irak, el milagro español que se llamó José María se vino abajo una mañana en una estación sangrante de ferrocarril y desde entonces el mundo se preocupa porque en España ya no hay éxitos políticos ni económicos. No supimos conservar en el tabernáculo santo a San Aznar y nos falta el San Pancracio económico capaz de sacarnos de la crisis.

Aznar trashumante. Predicando en cada mercadillo que España no puede abandonar sus valores cristianos porque dejaría de ser España. Que debemos cicatrizar la herida que nos dejaron ocho siglos de dominación árabe porque fueron estériles, porque nada aportaron a nuestra filosofía, a nuestra medicina, a nuestra arquitectura, a nuestra gastronomía. Menos mal que pudo contemplar a Rajoy abrazando al Apóstol y a Díaz Ferrán dándose golpes de pecho de rodillas en Santiago de Compostela ganando el jubileo para regalárselo a los empleados de Marsans o Air Comet.

Aznar anda de rebajas. Vende barato España desahuciada, agónica y terminal. Nación a precio de saldo por culpa de un gobierno fabricante de paro, hacedor de crisis económicas sin precedentes, destructor de los valores de occidente, anticristiano, triturador de la familia.

Qué injusta la historia. El Aznar emperador que se comparó con Carlos V convertido ahora en vendedor ambulante de retales de patria-piel-de-toro, de matanza de bravos horizontes, de sobrantes inservibles de una España que sólo él supo sacar del rincón de la historia.

Que injusta la historia que sitúa a este gran bienhechor de la humanidad entre los cinco peores expresidentes del mundo. Ni Buhs le concedió ningún galardón cuando se despidió de la Casa Blanca. Lo bajó del podio donde se había colocado junto a Blair y lo degradó con el olvido más absoluto sin ni siquiera regalarle una mesa donde descansar los pies.

Le queda Sarah Palin, GEES, FAES y Ana-medio-ambiente para sostener el mostrador ambulante de su tienda. Pero no va mal el negocio. Sabe que en tiempos de crisis la gente compra cualquier cosa. También la España desguazada que él oferta. A cada comprador le regala un torito negro, una flamenquita de lunares o una pandereta que van poblando los “plasmas” del mundo. Onasis comenzó vendiendo corbatas por las calles. Aznar a lo mejor también llega lejos, muy lejos. El sabrá a dónde.



martes, 12 de octubre de 2010

IGLESIA Y DERECHOS

La Iglesia no es ni ha sido históricamente, salvo en casos puntuales, generadora de derechos. Su código es absolutamente coercitivo, punitivo, condenatorio y negativo. Cuando la Jerarquía habla del factor humano siempre lo sitúa en el dolor, la cruz, el sufrimiento. El cristiano se identifica así con Jesús. Consciente de que el hombre busca a los dioses más en los momentos de angustia que de felicidad, la Iglesia sabe que no puede desperdiciar esa baza de la soledad humana y la encauza hacia vírgenes dolorosas y cristos dolientes. La imaginería española da buena fe de ello.

Generar derechos es abrir horizontes, reconocer que la especie humana evoluciona y peregrina hacia metas reales por utópicas. Definir al hombre es abrirlo a sí mismo. No es, sino que deviene. El existencialismo descubrió dimensiones nuevas para el quehacer humano. Imprimió una dinámica enriquecedora. Pero la Iglesia se ha quedado en la cosificación. Y bajo la adhesión ciega a un derecho natural y una revelación esencialista, cae en el pecado de lesa humanidad de cegar caminos a quienes somos camino ante todo.

A partir de ese derecho natural y esa revelación, considera que el hombre es un compuesto de cuerpo y alma, materia y espíritu, dedicando sus esfuerzos a encumbrar al segundo. El alma es la que en último término alcanzará a Dios mientras lo corpóreo se extingue. Es verdad que asume que al final de los tiempos se rehará esa conjunción. Pero parece un poco tarde porque implica que en esta vida no ha lugar a derechos que impliquen perfección de lo corpóreo y todo debe estar orientado a la salvación de las almas.

Hay un desprecio absoluto por la carne como principal enemigo del hombre. Se destruye así la visión existencialista de temporalidad. De ahí a condenar todo lo que redunde en la consecución de la felicidad en esta tierra hay sólo un paso, que se convierte en abismo infinito entre lo humano y su propia dimensión de apertura hacia sí mismo y los demás. Los avances científicos, el placer en general y el sexual en particular son condenables. Hay que codificar el amor y condenar el amor libre (¿es posible un amor que no sea libre?) La sexualidad no orientada a la procreación es perversa y en consecuencia la homosexualidad. La investigación para mitigar el dolor o la prolongación gozosa de la vida mediante la aplicación de células madres, la posibilidad de eliminar enfermedades fetales, todo es para la Iglesia una interferencia en los designios de Dios que disfruta más con el sufrimiento humano que con su alegría. El dios fabricado por el cristianismo está más preocupado por el pecado que por la plenitud theilardiana del hombre.

Podríamos seguir enumerando derechos ya alcanzados o vislumbrados en un futuro y de antemano amputados por la concepción eclesiástica (que no eclesial) ¿Y la mujer? Ella permanece, pese al cambio que ha significado su figura en el mundo actual, como el paradigma de la poda de derechos humanos. No es un valor en sí misma, sino la visualización de toda la maldad existente en el mundo. Desde Eva, hacedora del primer pecado, hasta la actualidad, es el compendio de todo el desajuste derramado sobre la humanidad.

Y al final cabe preguntarse: ¿Esta visión constituye el cristianismo? No. Rotundamente no. Este conglomerado doctrinal corresponde a una jerarquía que hace de su postura pseudo-cristiana un entramado rentable a base de presentarlo como una cosmovisión espiritual.

Perdónalos, Señor, aunque saben lo que hacen.