viernes, 31 de julio de 2015

NO SE SI LLEGARE



 No sé si llegaré a tiempo
a mi cita con la muerte
o tendré que atrasarla
para terminar de hacer el mar.
Tengo incompleto el corazón
y no han dicho mis labios
su última palabra.
Los relojes nunca son puntuales.
Son sólo costumbre, rutina
que rompe la vida
de quienes miramos la muñeca
y creemos que la muerte
siempre llega a tiempo.
Tengo que terminar el mundo
y envolverlo y regalártelo
para que podes los rosales
y te siembres magnolias en tus pechos.
Tengo que recoger mis recuerdos,
la hechura de tu carne
y la gótica ojiva de tu luna.
Guardar los atardeceres
y empaquetar la memoria de tu piel.
A lo mejor después cito a la muerte
y quedamos al final de la calle
como cuando tú  me esperabas.
Y la muerte eres tú
y me duermo en tu vientre
como en aquellas noches
de cansancio infinito,
de amor infinito,
de caricias soñando

el cielo de tu boca.

jueves, 30 de julio de 2015

IDEAS CLARAS


Rajoy puso en funcionamiento su dedo sagrado, selectivo, definitorio y designó a Albiol como candidato a la generalitat de Cataluña. Rajoy se fue a Barcelona a presentar al hombre destinado a derrocar a Mas. Y como D. Mariano está en la fase de regeneración política y resurrección de su partido, se quitó la corbata, colgó la chaqueta, se remangó la camisa y como un Pablo Casado cualquiera, se echó a andar por las calles catalanas como símbolo de su cercanía al pueblo, de su campechanía soberana y de que codo a codo “somos mucho más que dos” 

“Albiol es un hombre que tiene las ideas clara”  Mariano también tuvo siempre las ideas claras. Tenía pergeñado el cambio que quería implantar en España con anterioridad a las elecciones generales y al cabo de cuatro años lo ha conseguido. Su humildad natural le hizo decir que todas sus reformas eran debidas a la crisis y a la herencia recibida. Pero en realidad él tenía proyectada la sociedad que debía implantarse y lo ha conseguido. No se trataba de construir sobre el esfuerzo de anteriores legislaturas. Era necesaria una transformación absoluta. Y poco a poco fue cambiando los parámetros. Había que sanear la sanidad y para ello era necesario expulsar a los inmigrantes. Había que privatizar hospitales, enseñanza, empresas rentables para que el patrimonio nacional fuera regido por capitales expertos que disfrutaran de los beneficios. El funcionariado no sabía en realidad hacer nada, mientras que los nuevos regidores privados sabrían sacarle beneficios y apropiárselos puesto que lo habían trabajado. Y llegó incluso a poner un impuesto al sol mediante su ministro Soria. Soria pasó cuatro años tratando de explicar la tarifa y el recibo de la luz y cuando se dio cuenta de que le resultaba imposible aclarar el tema de los contadores inteligentes y los idiotas, acudió al sol y decidió que también el astro rey (qué cursilada) debía ser para quien lo pagara.

Gallardón quiso transformar  a la mujer y llegó a la conclusión de que sólo se es mujer cuando se es madre. Las demás mujeres se quedan en el grado de aspirantes y deben hacer de su aparato reproductivo una disposición al semen fecundo del macho, pero nunca una fuente de placer. Coincidía así con Rouco Varela y con el ministro del interior.

El estado no es creador de empleo, sino que esta labor hay que encomendársela a la Blanca Paloma del Rocío. Fernández Díaz sabía que el silencio es preferible a la protesta y compró bozales para los gritos de los hambrientos, los descontentos, los parados, los despedidos.

Wert, Catalá, Tejerina (con su miedo a las urnas), Cañete (el galante del talento femenino), Alonso (curandero de hepatitis C)  Todos con ideas claras. Bárcenas, Granados, Díaz Ferrán se auto marginaron, pero no cabe duda que tenían las ideas claras.

Entre todos llevaron a cabo la transformación de un país que en principio sólo estaba en la cabeza de Rajoy. Faltaba Albiol. Había ganado la alcaldía de Badalona, pero los chavistas, comunistas, desarrapados, radicales, izquierdistas que quieren romper la democracia habían dado un golpe de alcaldía y el pobre Albiol había sido reducido a una oposición de oprobio. Mariano repasó la biografía amplia de casi dos metro de altura de este campeón del cambio. Cayó en la cuenta que los gitanos, los rumanos eran sólo delincuentes que venían a delinquir (la repetición de conceptos no es mía), que los moros quieren sustituir el sacrosanto cristianismo por Mahoma, que los inmigrantes tienen más derecho a la muerte que los nacionales, que las ayudas no hay que darlas a quien las necesita sino a quien padece los efectos del cara al sol, no de los descamisados sino los de camisa azul, que había que hacerles la vida imposible a los refugiados de guerras para que se den cuenta de que también hay guerras aquí y que en consecuencia se vayan de la bella ciudad de Badalona porque también allí hay un Albiol capaz de dar patadas en el culo de los refugiados.

Albiol es un gran hombre. Tiene las ideas claras. Coincide con Rajoy en ese aspecto. Los dos saben que hay que trabajar más para vivir peor, que lo importante es conseguir que el trabajo se acepte como una esclavitud derivada del pecado original y no como una acción dignificante de colaboración en la creación de un mundo más habitable.


Rajoy en mangas de camisa. Albiol en mangas de camisa. En la calle. A pleno sol. Haciéndose selfies con albañiles y chavales que jugaban a la pelota. Codo a codo con la calle. No se encontraron con Artur Mas porque estaba diseñando la transformación de Cataluña. Y los transformadores no se juntan sin el permiso del ministro Soria, el del impuesto al sol.

miércoles, 29 de julio de 2015

DESNUDO


Ahora que me he desnudado de mi nombre,
que soy una evidencia
porque conoces mi carne
y las raíces  donde apoyo la palabra.
Ahora puedes tocarme el alma
como se toca la piel del agua
y beberte mis ojos,
a chorros la mirada
y poblarte las manos de caracolas azules
con los vientres llenos de peces de colores.
Ahora que alrededor
no tengo ni un sudario de luna
que cubra mi sexo
porque soy un cristo olvidado de Velázquez.
Desnudo en la oscuridad de un sótano,
sin enmarcar mi soledad
para que no lo contemplen los turistas
y no tenga nadie el monopolio de las fotos
de un mundo fracasado.
Ahora que la nada es una entrega de pechos amputados
que duerme en el desorden de mis sábanas
y el tiempo está doblado
en el respaldo de una silla,
ahora que sólo soy ahora,
ni mañana ni ayer,
tal vez ni presente.
Sin nada ante ti,
desnudo,
sin nada.


martes, 28 de julio de 2015

NADA NOS SEPARA




Nada nos separa
de la sombra absoluta.
La trascendencia no está más allá de la nada.
No hay respuesta
porque callan los pájaros
en los árboles del agua.
Nada nos separa.
Limita todo
con la ausencia de límites.
Se nos derrumba la existencia
por los terraplenes sin nombre,
sin una espuma que amortigüe
el peso macizo de la vida.
Hemos cavado con los ojos
y se nos ha perdido la mirada
en un relieve de hondura
donde se mueren las pupilas
por falta de horizontes.
Astilladas las manos,
sin marfil los dedos,
como dientes que olvidaron los labios maduros de fruta,
el zumo destilado de noches con estrellas.
Nada nos separa.
La nada nos ata.
No encuentro la trascendencia
más allá de este hueco que somos,
que fuimos,

que seremos.

lunes, 27 de julio de 2015

COMO ENTONCES


Ahora que el tiempo busca  alcantarillas
y están heridas las rosas,
veo pájaros sangrando.
No tienes  palmeras en las manos, como entonces,
ni hierba húmeda en tus labios, como entonces.
Recuerdo los jardines de tus ojos
los poemas resbalando por tu espalda.
No comprendo tu piel gris diplomático,
oscura de tormenta,
sin refugio, sin techo acogedor
aquellas tardes junto al río, como entonces.
Tienes grietas, heridas,
zanjas que dividen
las noches azules, como entonces.
Sólo somos ayer,
tiempo muerto en el último minuto
sin aplauso final de vencedores.
Hay que regresar al vestuario
para desnudar la vida.
Eres como eres,
un sinsentido decorado,
una tramoya trágica.
Alguien  te recuerda
que vivir no es un derecho,
y te advierte de una brecha neumológica
que asegura que el aire es una mercancía
y tienes acabado el tiempo concedido.
Te han desahuciado de ti
y no quedan estrellas
porque hasta la noche está embargada.
Desposeído del hombre el hombre,
suplicando limosna en la puerta de la nada,
un minuto de prórroga
para dar el beso último,

para despedirse de si mismo.
LA DEMOCRACIA ES ASI


Constantino convirtió el cristianismo en cristiandad. La jerarquía empezó a sentirse cómoda entre cetros y tronos. Llegaron los papas guerreros, conquistadores que dominaron territorios. La tiara era el símbolo de un papa rey que extendía su poder hasta confines lejanos. La estructura piramidal de la iglesia creó cardenales con la categoría de príncipes en consonancia con la testa coronada del papa-rey. Y abajo figuraban los súbditos sometidos a la obediencia de mandatos infalibles que debían ser cumplidos bajo pena de cárcel, de tortura inquisitorial y de condena eterna. Quedaban atrás las preferencias por los pobres, los ciegos, los lisiados, los pecadores de Jesús de Nazaret.

Esa jerarquía construyó una sociedad paralela a la sociedad profana del mundo. A un código civil correspondía un código de derecho canónic,. a universidades fundadas por los estados se le añadían las universalidades católicas, y al poder mundano, un poder espiritual aunque con ansias de dominio absoluto sobre el poder civil.

Las dictaduras son sistemas monolíticos y también piramidales. El mando radica en un vértice y desde esa altura se despliegan los mandos secundarios hasta los súbditos. En ambos casos ese poder es insustituible y debe ser acatado desde el silencio obsequioso ejercido de forma indiscutible. Por esa similitud, las dictaduras tienden a asociarse al poder religioso igualmente dictatorial. Ambos se apropian de la conciencia, de la libertad, de la agilidad existencial del individuo y lo relegan a la categoría de súbdito arrancándole su cualidad de ciudadano.

De esta unión prostituida iglesia-estado sabemos muchos los españoles y sobre todo los que ya tenemos sangre de vinilo. Durante cuarenta años, el régimen se autocalificó de católico, apostólico y romano. La iglesia se arrogó el dominio de las conciencias y el poder militar sucumbió al poder eclesiástico unificando los pecados. Pecar contra el régimen era contrario a la ley divina y pecar contra la ley divina llevaba aparejada la pena civil. Renegar del caudillo era infringir los designios de un dios que le había elegido como baluarte contra el comunismo. De hecho era caudillo por la gracia de dios. Y discrepar con la jerarquía conllevaba incluso la pena de destierro.

La democracia nos trajo una Constitución que rompía con la dictadura y en consecuencia con todo lo que se le había adherido. Sin exagerar la valentía de su articulado, es verdad que nos puso en el camino de un quehacer horizontal donde todos tenemos la obligación de construir la ciudad del bienestar, de la libertad y nos devolvió la categoría de ciudadanos. Iglesia y estado debían caminar por distintos caminos, dentro del respeto que merece toda opción vital de cada persona. Pero sin confusiones, sin imposiciones que graven las conciencias con el peso del pecado. La conciencia ha sido devuelta a cada sujeto para que de acuerdo a los criterios de madurez personal tome el camino que crea más vital para su existencia.

Pero esta separación no ha sido de hecho aceptada por una gran mayoría de ciudadanos. Cuando los gobernantes civiles, en cuanto cargos públicos y representativos, no acuden a actos religiosos, algunos se revuelven contra esa decisión y acuden a la falsa aseveración de que su asistencia es algo que se ha hecho toda la vida. Esa actitud revela un desconocimiento de una realidad que empieza en el 36 con el golpe de estado, pero que no tenía vigencia hasta ese fatídico año. La vida no comienza en el 36. Y deberíamos estar orgullosos de que por fin nos vayamos desprendiendo de imposiciones que corresponden a tiempos oscuros de plomo. Los cargos políticos están en su derecho de optar como individuos por la senda religiosa que les plazca, pero deben evitar arrastrar con su presencia a una parte de la sociedad que no profesa esa elección religiosa. Un presidente de gobierno, un ministro, un alcalde tienen el derecho de participar a título personal en cualquier manifestación o celebración religiosa. Pero no debe arrogarse la representación de una ciudadanía que esté al margen de esos ritos respetables, pero prescindibles por decisión personal.

En base a esa separación iglesia-estado, ni se debe legislar teniendo en cuenta postulados religiosos ni se puede actuar como si toda la ciudadanía hubiera optado en conciencia por esa creencia religiosa. Todos estamos en nuestro derecho de practicar nuestras creencias, en nuestro derecho de mantenernos al margen de todas y en la obligación de respetar esas opciones. Y los cargos públicos deben ser consecuentes con esta visión constitucional.


La laicidad no representa una enemistad con la religiosidad, sino que es una opción de la libertad individual frente a otra, igualmente respetable, que acata los mandamientos de la iglesia. Dios no puede infiltrarse en mi historia a menos que yo se lo pida. Porque dios no es una respuesta, ni siquiera una razón existencial. Dios nace de la pregunta del hombre sobre sí mismo.

sábado, 25 de julio de 2015

RENUNCIACION




Cerró al amor su piel,
los huecos de su vientre.
Se alimentó de distancia
hasta hacer de los huesos
un andamio de lejanías huecas.
Apostó por  besos endogámicos
de una boca adquirida en la subasta
de túneles internos,
de rocas impermeables..
Soñó con orgasmos en la penumbra gris
de pubis como gritos,
de gritos como pubis desiertos, sin oasis.
Para aliviar la tierra
de la carne quemada,
se anudó la lengua en la cintura
y rompió los espejos con estrellas.
Caminó hacia sí misma hasta encontrarse
con la sombra que instruye un camino imposible.
Yo he amado la espuma de ese vientre,
la marea de sus labios,
las olas de sus pechos verticales
y la arena virgen de sus ojos.
Se abrió entre mis manos una noche

como los pétalos de una luna rubia.

viernes, 24 de julio de 2015

EL ACTOR SECUNDARIO


De vez en cuando los medios de comunicación nos dan una noticia siempre triste: ha muerto tal o cual actor. Nunca encarnó papeles de protagonista. Fue un eterno secundario, pero brillante. Abundan en el cine, en el teatro. No doy nombres por miedo a excluir a algunos que realmente perdurarán en la historia por encima de esos protagonistas de postín, de autógrafos y fans juveniles. Si les soy sincero, esa distinción entre principales y secundarios me resulta artificial. Tan necesario es el cemento como el mármol. El monumento resultante no es una suma, sino una simbiosis que nos muestra la hermosura.

A propósito de la muerte de uno de esos actores secundarios he pensado en la política. Y si en el teatro o el cine algunos tienen clara esa división de papeles, creo que en democracia se ha tergiversado su prioridad por conveniencia de unos pocos. Los políticos elegidos en las urnas se han apropiado del papel protagonista de la historia y exigen (sí, exigen) que la ciudadanía sea relegada a un papel secundario. Y aquí es donde radica la perversión de esa división. Esta apropiación de protagonismo por parte de los políticos es una forma de acabar con la democracia. El poder tiende siempre a la tiranía. Sólo la primacía del pueblo mantiene viva esa democracia frente a la tentación dictatorial de los que mandan.

Todos los políticos dicen sentirse abrumados por la responsabilidad cargada sobres sus hombros y aseguran concebir su mandato como un servicio. Terminado su juramento o promesa, se instalan en sus despachos y se ponen el uniforme de capitán general con mando en plaza. Y el servicio se convierte en imperativo y la responsabilidad en el placer de ordenar.

Cuando los ciudadanos protestan en las calles, el poder promulga una ley mordaza para que las gentes asuman su papel de actor secundario y reconozca que los sabios están arriba. Cuando un grupo político es advertido de su pérdida de poder en las siguientes elecciones, cambia la ley electoral para garantizarse la permanencia en el protagonismo frente a un electorado desarmado. Cuando ese dominio se ha perdido de hecho, se condenan las coaliciones que lo desplazan y se arbitran mecanismos que impidan que esas uniones funcionen. Y empiezan a definirse las mayorías por un sistema simplista y no como el resultado de elementos diversos que configuran un todo numérico e ideológico. Usurpan el protagonismo que nadie les concedió y condenan al papel de eterno secundario a quienes son inequívocamente los dueños de la realidad humana.

El pueblo no debe sucumbir nunca a la comodidad de sacudirse la responsabilidad de su protagonismo. Y los que ostentan el poder no pueden sustraerse a su realidad de importancia transitoria y su obligación de sometimiento a la voluntad de quien realmente ostenta la jefatura de la historia.

De aquí se deducen muchas cosas, pero dos principalmente. Una: el voto ciudadano no conlleva la espera pasiva que media entre elección y elección. Dos: en consecuencia, la ciudadanía siempre mantiene el poder de corregir la trayectoria de los elegidos y manifestarles sin miedo a represalias que hay que enderezar el camino porque las metas están claras en la conciencia colectiva por más que intereses espurios pretendan fijarlas a su imagen y conveniencia.
Y nadie, sin caer en funciones dictatoriales, puede negarse a las decisiones ciudadanas.

No cabe argumentar, como se oye con frecuencia, que las urnas hablaron y que los demás debemos guardar un infame silencio hasta que de nuevo tengamos la oportunidad de manifestar nuestra voluntad de voto. Las urnas no silencian por un largo período al votante. El dinamismo de la democracia no lo permite. Y esa estaticidad exigida por quien sea, entra en contradicción con la fuerza arrolladora que la define. Todos los días todos hacemos la democracia.

En segundo lugar, la ciudadanía no es ajena al quehacer de cada momento. Todos somos responsables del devenir y en un momento delegamos, pero no entregamos, la capacidad de decisión a nadie en exclusiva. Los gobernantes deben rendir cuentas con la frecuencia que los ciudadanos les reclamen y deben someter a su criterio el  cometido gubernamental. No estamos obligados a cargar con hechos consumados. Eso pertenece a las dictaduras. Los servidores no pueden erigirse en seres dominantes. Unos y otros debemos tomar conciencia de la responsabilidad que entre todos significa construir un presente habitable y un futuro atractivo.

Nadie es actor secundario. Somos los protagonistas insustituibles de esa empresa que se llama democracia..


martes, 21 de julio de 2015

TRES CENTIMETROS



Tres centímetro de labios entreabiertos
permiten besar tu sangre.
Tres centímetros de tu piel
resumen una caricia.
Una mirada cabe por la grieta diminuta
de tu pupila azul,
de tu mirada rubia
como las margaritas de tu pelo.
Centímetros,
a lo mejor sólo tres,
tiene el valle de trigo entre tus pechos,
la hondura de tu ombligo,
la profundidad de tu misterio.
Nos caben los cuerpos
en una gota de lluvia.
En su esfera se concentran
todos los besos,
todas las lágrimas,
toda la vida.
Hoy cabe todo el tiempo
en tres centímetros
al oeste de un pulmón
donde se esconde el olvido.
Cabe toda la muerte
en tres centímetros,
porque la muerte es pequeña
como un beso de cristal
que se cae de unos labios.
Caben todas las preguntas,
las dudas
en tres centímetros,
pero sin respuestas,
sin certezas
que rediman la existencia del hombre.
Al final sólo  quedan
tres centímetros
donde meter la tierra,
el barro de ternura que fuiste
más acá del amor y la tristeza.



lunes, 20 de julio de 2015

CENIZA


Quiero ser ceniza.
La ceniza tiene identidad,
conoce su propia historia,
sus raíces,
sabe de sí misma.
No es lo mismo la ceniza de un limón
que la ceniza de un beso.
Ella tiene memoria,
define quién es porque sabe quién fue.
Se reconoce en el temblor de sus labios,
en la tersura de su piel,
en su propia ternura.
Quiero ser ceniza
porque guarda mi pasado,
el ayer de mi carne punzante,
de mi sangre caliente
en la oscuridad de unas ingles.
Dejadme ser ceniza
cuando esta destrucción que me devora
termine su trabajo
y sea una molécula definitiva de la historia,
sin tiempo,
sin minutos colgados en la muñeca izquierda.
Estoy convocado por el último fuego
y quiero acudir con la elegancia
de un río con flores en el vientre.
Dejadme ser ceniza, polvo,

“más polvo enamorado”

sábado, 18 de julio de 2015

DIOGENES


A todos nos han presentado alguna vez a Diógenes. En el bar. En el metro. En la arena de una playa.  A Diógenes lo conocí en el instituto. Aquel profesor tenía el empeño de que trabáramos amistad con individuos ciertamente raros. Con esto no quiero decir que tú, amigo Diógenes, seas raro, aunque confieso que al principio me lo pareciste. ¿Que por qué?  Hombre, no me digas que es normal ir por la vida con un candil (ahora llevas un grupo alógeno) buscando a un hombre. Pero he de confesarte que con el tiempo fui olvidando a Sócrates, a Heráclito, los presocráticos, Pitágoras…y tú te fuiste quedando ahí, en un rincón del alma, en los adentros de los sentimientos más hondos. Empecé a rodar dentro de los raíles establecidos. “El rodar no será cencia, pero tampoco es pecao” que cantaba Atahualpa. Pero el orden establecido me vomitó. Y entonces retomé tu recuerdo. Me empecé a interesar por lo humano. Pretendí que nada me fuera ajeno. Comprobé que el prestigio, la capacidad de mando, el número de estrellas y puntas en una guerrera militar, la situación social y sobre todo el dinero conseguían que el ser humano fuera sólo prestigio, capacidad de mando, estrellas y puntas de estrellas y sobre todo dinero. No nos distinguimos por los nombres si no van acompañados de esos elementos por los cuales los demás nos definen y nos toman en mayor o menor consideración. Sabemos de quién nos están hablando cuando al nombre propio se le añade el título que en realidad lo define ante la sociedad. Juan no es Juan si no le adherimos el título de presidente del banco, el armador, el terrateniente. Y así en todos los órdenes. La posesión de un aditivo se ha convertido en el sustantivo dominante por encima de la persona. Porque Juan no sería nada si no fuera presidente de tal o cual banco.

Grecia, vuestra Grecia, Diógenes, nuestra madre Grecia está hoy en todos los medios de comunicación. Nadie habla de sus filósofos, sus arquitectos, sus monumentos. Sólo se habla de su dinero, o mejor de su carencia de dinero. Deuda, déficit, intereses, préstamos, rescates, reestructuración, prima de riesgo. Gobiernos anteriores al presente han malversado fondos económicos. La troyka lo tenía delante, lo vigilaba, lo sabía, pero contemporizaba. Eran de los suyos. En seis meses de un gobierno nuevo, la troyka ha tenido una revelación y han caído en la cuenta de que en seis meses no han arreglado nada de lo que durante años olía a podrido. Y honesta consigo misma, ha tenido que denunciar lo que se les ha venido a las manos. Y ahora Grecia se define por adjetivos contrarios que nos indican su bajeza moral. Grecia, la del desorden, la de los trabajadores vagos, la de los jubilados jóvenes, la de los funcionarios que no trabajan, la de las deudas tercamente impagada, la de los que no pagan impuestos. Grecia no es el glorioso sustantivo si no le añadimos los degradantes adjetivos. Y Europa ha encontrado la oportunidad de humillar, de poner de rodillas, de esposarla con las manos en la espalda, de meterla en una celda con retrete en una esquina, de arrastrarla ante el pueblo para que el pueblo la linche. Y Europa ha dictado unas normas que pisotean el alma griega. Les ha dolido que un pueblo con su dignidad en la solapa se enfrentara al dinero.

Ahora todos son señores importantes que sudan sus camisas Armani durante horas y horas. Todos son entendidos vengadores que tienen que clavar las espuelas en los ijares de la Grecia bella. Los de ISIS destrozan monumentos milenarios y Europa destroza una Grecia eterna. A los primeros los calificamos de salvajes fanáticos. A los segundos representantes de esa gran Europa de la solidaridad.

Y aportan soluciones macabras. Dinero a cambio de hambre, de pensiones ruines, de niñez frustrada, de juventud sin futuro, de enfermos sin medicación, miseria, desahucios, inversiones extranjeras de buitres, de animales carroñeros que aprovechan para devorar las entrañar sanguinolentas en que los señores importantes han convertido a Grecia.

Te echo en falta, Diógenes. Europa ha enterrado el valor hombre porque se le ha puesto mirada de euro y sólo ve moneda. Moneda sangrante, de piel rota, de carne de matadero, pero moneda. Te he echado en falta porque a nadie le preocupa el ser humano. Todo está supeditado al dinero. No es un becerro de oro, es una manada buscando femorales.


Diógenes, buscador de humanidad, te echo en falta. Te necesitamos para reencontrarnos con lo único importante que somos. Es urgente que con tu ejemplo, nos dediquemos a bucear en este lodazal repugnante, maloliente, podrido, para restituir la dignidad que nunca debimos perder frente a esos señores importantes que la quieren pisotear.

viernes, 17 de julio de 2015

LLEVABA



 Llevaba una blusa negra. Le resaltaba el blanco del escote y el relieve de sus pechos. Fumaba un cigarrillo largo, elegante. Me gustaba verla fumar. Debía besar así, como cuando aspiraba, como cuando exhalaba el humo. La postura de sus labios en el beso primero. Después no. Después sería como si mordiera la boca de la vida. Chanel. Gotas suficientes para hacerme sentir que estaba cerca de un ramo de flores.

Llevaba un pantalón negro, ajustado. Debía ser suave como su piel, como el mapa de sus nalgas. Elegante, como una luna con tacones.

No hablamos. Bastaban los ojos negros dándole significado a la luz brotada, al sombreado de sus pestañas.

Todo fue radiantemente negro. Todo menos la tarde, que se volvió azulada como un recuerdo.

Eras tú


jueves, 16 de julio de 2015

ALGUIEN



 Alguien ha cerrado el mar,
la primavera, el viento.
Alguien ha cegado los caminos,
los ríos, el silencio.
Alguien ha cerrado la luz.
alguien lo ha cerrado todo.

Y estaba tu nombre dentro

martes, 14 de julio de 2015

LA PRIMERA VEZ




Resulta a veces difícil encontrar el tiempo del verbo que agote el contenido de lo que uno quiere expresar. Pasé la noche conjugando el verbo querer. La vería a la mañana siguiente y estaba decidido.

-“Te he querido desde hace mucho tiempo.”
-“Te querré siempre”
-“Te quiero ahora mismo”

Nada era exacto porque a todo podría replicarme.

-¿Por qué has esperado hasta ahora?
-No estés seguro de que me querrás siempre. El amor es  agua que se escapa a veces por las grietas de la rutina.
-¿Te quiero ahora?  ¿Por qué te ha costado expresar el presente?

Era difícil declarar el amor. Como si fuera humo, espuma, nube de algodón. Nos encontraríamos  a la hora del café. Le había prometido una sorpresa y no podía faltar a mi palabra. A lo mejor radicaba ahí mi posibilidad de decir. Convertir todo en sorpresa.

Hacía tiempo que había dejado el tabaco, pero esa mañana…El humo era cómplice del silencio. Eran bocanadas de silencio. Lo necesitaba, aunque me sabía amargo. Echamos a andar. Por primera vez tomé su cintura. Por primera vez puse mi mano en su hombro. Por primera vez debió sentir mis dedos en su pecho izquierdo. Por primera vez distinguí el tacto del sujetador y el de su piel bajo la blusa. Por primera vez noté el rubor de sus labios. Por primera vez la apreté contra mi cuerpo. Por primera vez me encerré en el cielo de su boca. Por primera vez su calor y mi calor.

Agradecimos la estrechez del ascensor. Agradecimos el teléfono descolgado. Agradecimos el calor que  obligaba a ropa fresca. Agradecimos el invento de las cremalleras rápidas. Agradecimos el velcro que cedía fácilmente. Agradecimos la moda mínima interior que permitía un adelanto de realidades posteriores.


Por primera vez nos vimos desnudos en un jardín de manzanas, de hierba con rocío de mujer. Por primera vez su pelo, sus ojos entreabiertos. Por primera vez existía una luna brillante de amapolas. Por primera vez su vientre. Por primera vez sus muslos. Por primera vez toda su piel en mi piel. Por primera vez su carne en mi carne. Por primera vez mis columnas sosteniendo las bóvedas de su cuerpo.

Sin verbos conjugados. Sin palabras buscadas. Sin escenas ensayadas. Fue la primera vez. El ayer. El siempre. El nunca.


SE CANSAN A VECES



Llevo un otoño en los labios.
Caen los besos
y forman una alfombra de caricias
que cruje si caminas,
si te empeñas en crear distancias grises.
Tal vez quieres que tome conciencia de que eres lejanía
y fabrique olvidos sentado al borde de la distancia.
Lo entiendo. No es fácil soportar un otoño
en los labios que fueron un ramo de magnolias.
Sé que tengo suscrito un pacto con tu piel,
que me obliga el amor  como en tantas noches de luna.
Sé que tienen testigos las sábanas mojadas,
que guardan memoria de tus pechos y de tu vientre abierto
pidiendo que penetre tu  silencio
hasta hacer de tu cuerpo una carpa de amapolas.
Lo entiendo. Pero no me acostumbro
a ver sólo tu espalda
a clasificarte como un horizonte inalcanzable.
Yo también invoco cada cláusula del pacto
para  que cumplas tu firma con mi boca
y entre los dos fundemos  una nueva primavera.


domingo, 12 de julio de 2015

LA DISTANCIA TAL VEZ


A lo mejor no existe la distancia
y es sólo un concepto creado por el miedo.
A lo mejor estamos frente a frente
como dos mares sin fronteras.
Engarzados por la boca
por besos entrelazados.
Pero necesitamos la distancia
para tomar conciencia
de la insularidad que pretendemos.
Eres el pensamiento que no está.
Tu pensamiento soy.
Nos estamos soñando
aunque hay un vacío
al otro lado de la cama.
Nos creemos distantes
aunque tu carne y mi carne,
aunque tu lengua y mi lengua,
aunque comprenda la luna
a través de tus ojos huidos.
La distancia tal vez,
ese pretexto de la razón
contra el corazón que sabe,
que tiene conciencia
de esta representación circense
que ensayamos cada noche.
Quiero arrancarte tu distancia.
quiero desnudarme
para recobrar la conciencia
de que somos un ramo inseparable,
atados por la piel, el sudor y la sal
de abrazo que penetra,
del trabajo que supone
llegar hasta la hondura
del encuentro que logra
la unidad de los mundos,
la fusión de la espuma
con la espuma innata
que proponen los mares.
Imposible la distancia
porque estamos instalados
en la cercanía inseparable

de existir en el mundo.

sábado, 11 de julio de 2015

¿PUEDO HABLAR?


El uno de julio entró en vigor una ley que aboga por la seguridad ciudadana. Yo quiero decir en primer lugar que estoy orgulloso de un gobierno que cuida mi seguridad, la tranquilidad de mi vida, de mis propiedades y que vela por la integridad de una policía encargada primordialmente de poner orden en las manifestaciones promovidas por ciertas hordas judeo masónicas, radicales, extremistas, chavistas, comunistas, amigas de Chaves y Tsipras y Maduro, descendientes del comunismo que quema iglesias y viola monjas. Las llevan a cabo para conseguir destruir la democracia, imponer un totalitarismo y quemar la constitución, como bien ha dictaminado el vidente Aznar con esa voz de agorero mayor del reino. Eso nunca pasará porque los ministros Fernández Díaz y Catalá, delegados de Mariano Rajoy, han promulgado una ley que me garantiza el orden más ordenado y la ministra de agricultura nos ha prevenido que debemos huir de las urnas porque son un peligro.

Todos deberíamos estar orgullosos de un gobierno que nos cuida, que nos pone bajo el manto de las fuerzas del orden y de la Blanca Paloma. Sin embargo, uno se encuentra con que esa chusma descrita anteriormente le ha puesto un mote inaceptable para los que somos ciudadanos de principios, de orden, silenciosos, que nos conformamos con los designios de nuestros gobiernos porque dios los ha puesto ahí, para cuidar nuestros cuerpos al igual que ha puesto a los obispos para que velen por aquellos homosexuales de los que dice un mitrado que son comparables al sexo que pueden tener un hombre y un perro, que quieren terminar con la familia cristiana porque la ONU así lo ha planificado. Y entre esos dos elementos se le hace ver a la mujer que no tiene derechos porque la mujer sólo es mujer cuando ha parido un hijo. Lo tenía claro Gallardón. Y no debemos acercarnos al Congreso porque cuesta mucho mantener los leones, incluso al que está capado, y las alfombras y las bancadas y porque al fin y al cabo el pueblo no hace la democracia, sino que acepta la que le imponen los políticos.

Pues bien, esos malintencionados le llaman a esa ley ley-mordaza. Sólo los espíritus retorcidos y filo etarras o amantes de ISIS pueden pensar tal cosa. Lo decía Floriano, y Pablo Casado y Cospedal y Aguirre y la expresidenta de Navarra. Menos mal que aunque algunos de esos nombres han pasado a una mejor vida política, nos queda Mariano el Grande, que sabe inyectar miedo para que seamos conscientes de que a sus espaldas sólo está el caos. Tiene razón. Donde se ponga un traje de Armani y una corbata de seda italiana que se quite la camisa de Alcampo. Un país serio no puede permitirse que gobiernen catedráticos con pelo largo o mujeres que muestran sus pechos desnudos como la más hermosa protesta.

Estoy escribiendo y no sé si puedo legalmente decir lo que estoy diciendo. Recuerdo aquellos tiempos en los que empezaba esta tarea de escribir. El director de aquel periódico me advirtió un día después de amputarme varias líneas de mi artículo. Me recomendaba que hablara más de los atardeceres y de los pajarillos que de la dictadura que nos pisaba. Dejé de publicar porque no me interesaba poner como guardaespaldas a las golondrinas o a los ocasos hermosos de Andalucía.

Retomé la pluma (la verdadera pluma hoy se llama ordenador) y pude gritar sin miedo. Y denuncié el hambre, la entrada en la OTAN, la reforma laboral que hace del trabajador un esclavo, y me rebelé contra tanta corrupción, tanta promesa conscientemente incumplida, contra la prostitución de las instituciones, contra la supresión de derechos, contra la falsificación de la palabra.

Pero el uno de julio entró en vigor una ley que me produce escalofríos, que me dice, como mi antiguo director, que debo admirar las palomas y extasiarme ante los amaneceres. Y que me obliga a cerrar los oídos a los estómagos vacíos y no impedir un desahucio porque la banca tiene unos derechos sobre todos los derechos, y que debo aceptar que ser pobre es una obligación como ser rico un derecho y que las devoluciones de hombres y mujeres que vienen de la miseria buscando un pedazo de pan son invasores que nos pueden conquistar y hacer que perdamos nuestro papel de vigías de occidente.

Por eso vuelvo a mi niñez. Levanto la mano y pregunto educadamente si me dan permiso para ir a hacer mis necesidades mayores, menores o simplemente si puedo hablar.



viernes, 10 de julio de 2015

EL NUDO DE LA MUERTE



Alguien aprieta el aire en la garganta
Muerte le llaman.
Pido a quien corresponda
un nudo elegante,
como si me ataran un rio de colores
para preservar del frío el cuello
o las huellas de la radioterapia.
Un pañuelo de seda
que tape la piel quemada
por esos rayos sin nombre
definido y concreto.
Pido a quien corresponda
que prohiba sábanas blancas
para cubrir mi cuerpo.
Quiero la absoluta desnudez
para que me vea la muerte de cuerpo entero.
La muerte y quienes un día desearon
mi cuerpo en carne viva
y apretaron mi vida
contra su desnudez hambrienta
de caricias, de besos y de sexo.
Que me vean así,
estatua de cera, perfil de museo,
genitalmente tronchado,
horizontal para siempre.
Sólo un pañuelo al cuello
para apretar la muerte,
para disimular el abandono
por el que se descuelgan los muertos.


jueves, 9 de julio de 2015

RELAMPAGO



Este sabor amargo de relámpago,
de limones perforados
escociendo en las grietas
de los labios,
me recuerdan las puertas de tu carne
sin bisagras, desgarradas
con una sombra de uñas
que taladran la piel para alcanzar
el último refugio de tu piel.
No estamos en el tiempo
porque el tiempo es un zumo de relojes,
el dolor destilado
de una muerte sin retorno.
Escalo tu silencio
por su cara vertical
imaginando una cumbre cartón piedra.
Voy a guardar los desengaños
para clavarlos en la cima
de un olvido retorcido
como el cuerpo de un olivo.
Que nadie me regrese
hasta un dios original empeñado
en hacer con el barro una tristeza,
la infinita tristeza de olvidar el camino.
Sabor amargo de un relámpago oscuro,
sin luz, sólo tristeza
en los tuétanos blandos

que sostienen la pena de ser hombres.

miércoles, 8 de julio de 2015

FONDO DE MIEDO


Se sedimenta el miedo
donde los grillos pulen los huesos de la noche
y amortajan la luna para que la olvide el amanecer.
El miedo tirita.
Es el escalofrío de la duda,
de la incertidumbre agazapada en cada instante.
Consustancial la duda con el amor
nunca investido de infalible certeza.
El miedo ahí, entre la hierba del alma,
confundido con la raíz de los ríos,
enroscado en las gotas de lluvia
que guardan en su vientre odios y besos,
sexo y sangre,
contradicción absoluta
para que nadie distinga la grieta de unos labios
y la boca de un puñal sin retorno.
Miedo apretado por las aristas cortantes
de una oscuridad obstinada.
Se me ha atornillado el miedo a las entrañas.
Prohibe el grito, el llanto, la huida
porque está mandado
el triunfo de una alegría de plástico
cercado, defendido, para que nadie pueda
acercar un líquido inflamable
y se descubra el vacío absoluto
del hombre creado a imagen y semejanza de la nada.
Miedo cuando el primer contacto externo.
Miedo cuando la muerte nos incrusta el vacío.
Miedo a que tu presencia sea ausencia.
Miedo al hueco de los besos huecos.
Miedo al fin y al cabo.

Sólo miedo

domingo, 5 de julio de 2015

DESDE NUNCA


Tal vez vengo desde un ayer,
desde un siempre,
desde un nunca.
Intemporal,
pero sin eternidad.
Dios hueco,
vacío de si mismo.
Dios estéril,
útero inservible,
oligospérmico macho
con el sexo cegado en la entrepierna.
Ignoro mi raíz,
el barro primigenio
con tres partes de agua
que me conforma y me hace
consciente de mi nada.
Dios no es una respuesta.
Es sólo una pregunta
que cuestiona lo humano
y busca una salida
cuando sólo lo imposible es salida.
Queda la muerte,
la muerte sólo
como el último fracaso
de no haber sido nunca