martes, 31 de mayo de 2011

CAPITALISTAS

Pcjamilena se acerca frecuentemente a mi blog y comenta con gran generosidad los artículos allí publicados. No lo conozco personalmente, pero le agradezco su empatía y el impulso que me aporta para seguir en esta artesanía de engendrar ideas a través de la palabra.

Me cuenta Pcjamilena, que allá por el año 74, cuando Franco ya se despeñaba historia abajo hacia el olvido, algún dirigente del sindicato vertical aleccionaba a un grupo de gente sobre la España anticomunista y anticapitalista. Un periódico de aquel día reseñaba la desarticulación de una banda comunista. Mi amigo preguntó entonces: “¿Por qué nunca desarticulan bandas capitalistas?” Lamento que omita la respuesta de aquel dirigente del sindicato vertical. La damos por supuesta.

Adolfo Suárez se ha escondido de sí mismo y vive refugiado en las estrellas. Tuvo el coraje de legalizar al Partido Comunista mientras sentía el bamboleo de su sillón presidencial. Había una cosecha de sables creciendo por los tejados azules de la patria. Pero consiguió desmitificar el comunismo y fue posible tomarse una café con Carrillo o Pasionaria. La democracia no se resintió. D. Santiago pervive iluminando tertulias abiertas, acariciando la hechura de mañanas esperanzados. Pasionaria se fue por los caminos del tiempo hacia su lucha iluminada.

Aquella España oscura de Franco no fue nunca anticapitalista. Nuestra democracia tampoco. Ser capitalista no significa tener dinero en contraposición del que no lo tiene. Unos y otros vivimos en un sistema intrínsecamente perverso porque para que algunos lo tengan todo, otros deben carecer hasta de lo más necesario para considerarse humanos. El mundo no es posesión del hombre, sino propiedad del capital. Los países ricos lo son a costa de los países pobres. Y dentro de los poderosos, estos lo son a costa de los que lo son menos. El patrón vive explotando al trabajador. Los grandes almacenes lo son porque pagan sueldos de miseria a quienes trabajan para ellos. Los agricultores son el eslabón pobre de esa cadena de especuladores que lo engarzan con el gran comercio y el consumidor final.

Desde 2.008 hasta el momento estamos viviendo una crisis originada en la especulación de los grandes banqueros. La tierra ha aumentado el número de hambrientos, de parados, de desahuciados. Los gobiernos acuden primero en ayuda de esos especuladores, antes de aliviar la miseria que ellos han causado. La banca

multiplica sus ganancias y reparte cuantiosos beneficios entre sus accionista elegidos. Las multinacionales (véase Telefónica) gestionan ERES con la pretensión de adelgazar nóminas, de hacer recaer más producción sobre los trabajadores que quedan y pretendiendo que sea el gobierno quien corra con los gastos de esos despidos. Es la indecencia de los que caminan sobre alfombras persas vestidos de Armani. Y esos son los honorables señores a los que los gobiernos rinden pleitesía.

Se lo escuché el otro día a Eduardo Galeano: a Strauss-Kahnn lo han encarcelado por la supuesta violación de una camarera. Durante su mandato al frente del FMI violó a todos los países del mundo y nadie lo puso entre rejas. Al mundo capitalista le escuecen estas verdades porque le restriegan los ojos y ponen al descubierto su falta de ética.

Islandia, decía el mismo Galeano, se ha plantado. Acudir en auxilio de sus bancos le hubiera significado a cada habitante un costo de doce mil euros. Su Gobierno le ha echado valor y se ha negado a cubrir la indecencia de sus dirigentes monetarios. Y lleva encarcelados a varios de estos capos mafiosos que no les importa convertir a los pobres en más pobres, con tal de acumular dinero y más dinero. Islandia es un país pequeñito, pero que aporta un ejemplo grande: el ejemplo de la propia dignidad.

¿Para cuándo la desarticulación de una banda capitalista? Querido Pcjamilena, vámonos a Islandia. Tal vez allí repostemos dignidad suficiente para seguir viviendo en el oscuro mundo de la hipocresía.

domingo, 29 de mayo de 2011

ORDEN

Los gobiernos viven obsesionados con el orden. Constitucionalmente están permitidas las manifestaciones, pero dentro de un orden. A los manifestantes los flanquea una cadena humana que hace guardar el orden. Y por si acaso se desobedece a esos encargados, van a su lado, delante y detrás cordones policiales. Casco, chaleco antibalas, porras diseñadas especialmente para la crueldad por estudiosos crueles. Y unos fusiles que lanzan pelotas tremendamente dañinas, paralizantes, producto, entiendo, de personas creadoras de situaciones sanguinarias. Me imagino a los fabricantes de armas en una entrevista con los ministros de defensa: “Mire, Sr. Ministro, esta bomba es capaz de matar a tres mil personas de golpe. Puede usted hacer desaparecer un pueblo pequeño con una sola. ¿Se imagina el ahorro? Esta otra aniquila sólo a niños. Logramos así un enorme sufrimiento a los padres que terminarán claudicando inmediatamente. Además su acción evapora la sangre de los muertos y evitamos el espectáculo desagradable de tener que limpiarla con mangueras” Y el ministro comentando con sus colegas: “he hecho esta mañana una compra fantástica. No puedo revelar detalles, pero seremos los primeros en matar de la forma más higiénica posible”

Los gobiernos viven obsesionados con el orden. Menos cuando de banqueros se trata. Veinte euros por renovar la tarjeta, tres por una transferencia de “mi” dinero a otra entidad bancaria, cinco por gastos postales, hipotecas vitalicias para dos dormitorios, cuarto de baño y cocina… Y así hasta cantidades infinitas. Aquí está permitido el desorden moral y ético. Tal vez por eso decía Cayo Lara estos días: “Hay que desalojar la calle de banqueros por higiene” Pero nadie se atreverá, porque son los que en realidad gobiernan el mundo. Los gobernantes están sometidos al ritmo indecente de la banca. La crisis actual está ocasionada por ella, pero la pagamos todos, especialmente los más pobres. ¿Y sus autores? ¿Cuántos de los padres de la crisis están en la cárcel? ¿A cuántos se les han embargado sus bienes? Eso queda para el albañil que duerme entre cartones porque no pudo pagar la mensualidad.

El orden. Cuando escribo ha sido desalojada la Plaza de Catalunya con un salvajismo digno de tiempos dictatoriales. Multitud de heridos. Un muchacho en silla de ruedas tirado al suelo. Los concentrados con las manos en alto, entregados limpiamente, pidiendo sólo que cambie un poquito el mundo. No que desaparezcan los pobres, sino que tengan derecho a la sonrisa. Por la tarde la Puerta del Sol se llenó de claveles, de “chabolistas harapientos”, diría Esperanza Aguirre. Se insulta hasta a los claveles. Claveles esperanzados de Abril portugués.

Orden. ¿Pero quien ha dicho que la vida sea orden? La vida es sorpresa, improvisación. El primer beso es un sobresalto de dulzura. El primer trago de carne y caricias, un escalofrío que pone de pié la sangre. La primavera llega como un fogonazo de luz. El mar es el mar porque no nos cabe en las manos. El amor, el revolcón inesperado de la existencia. El hijo, el asombro que nunca pudimos medir de antemano. El sexo, un temblor de vida, como un pájaro. El pájaro, la belleza haciendo caminos en el aire.

El 15-M está ahí. Inventando el desorden. Consciente de que el mar está bajo los adoquines, pidiendo lo imposible como parto feliz de la realidad. Estamos ahí, rehaciendo la historia para librarla de convertirse en costumbre esclavizante, creando futuro para que no nos golpee el presente y nos convierta en quietud suicida.

Nadie puede amar el orden. Sólo aquellos que fabrican bombas para ahorrarle dinero a los gobiernos.






viernes, 27 de mayo de 2011

CICATRICES DEL AYER

Cuando el ser humano comienza y termina en sí mismo, la existencia se convierte en un suicidio. El hombre no es un ser circular, sino una dimensión longitudinal que se va haciendo en el tiempo hasta la floración plena de la muerte. Su dimensión temporal no le permite anclarse bajo pena de convertir su final en un precipicio sin sentido.

Es verdad que hace ya tiempo que salimos de aquella dictadura infame. Pero las dictaduras siempre dejan cicatrices que se curan sólo con la voluntad creadora de futuro. De lo contrario se enquistan y el dolor queloidal es más hondo que la propia herida.

Hemos ido haciendo democracia. Pero cansa. Inventar cada día como novedad caliente y recién hecha, agota. A la costumbre se tiende, a la rutina, a dar por terminado lo que siempre está por terminar.

El 15-M fue un chorro de agua brotado para romper la costumbre de ser así. La democracia hay que inventarla cada día, rehacerla cada mañana con la originalidad de cada amanecer. Cuando escribo, el 15-M sigue ahí, exigiendo simplemente derechos legislados, pero olvidados por la inercia que mata la vigencia. Piden libertad en toda su amplitud, de palabra, de acción, de decisión. Piden que los bancos se desnuden de la usura que los disfraza de bondad. “Su banco amigo” Permitir que esta frase se repita una y otra vez en las pantallas es tergiversar la realidad y condenarnos a nosotros mismos a una amistad imposible. Piden listas abiertas para elegir a cada uno, con nombre y apellidos, a quien pedirle cuentas si no es consecuente, a quien pueda el ciudadano acercarse y hablarle del barrio, de la universidad, de la calle donde los niños no pueden jugar a la pelota. Piden y piden y piden porque les duele la democracia hecha costumbre, porque la costumbre prohibe la creatividad. Es una juventud que no admite el silencio porque el silencio impuesto es una cicatriz de aquella dictadura.

Y aparece Rouco Varela. La Iglesia. Otra cicatriz incrustada en el laicismo constitucional. Siempre interpretando la vida, dirigiéndola siempre, impugnando el misterio que es el hombre, hermética a la sorpresa, a lo inédito, a la luz repentina de la humanidad empeñada en realizarse a sí misma, sin muletas ni auxilios exteriores, como si Dios fuera un lujo del que hay en ocasiones que prescindir por dieta vital.

Viene Rouco con la clave que explica la esencia del 15-M: “Los reunidos tienen problemas con su alma” "Los problemas de los jóvenes tienen que ver con el trabajo, pero sobre todo con lo más profundo, con su alma, con su corazón". "Ahí es donde están los problemas más serios" No es cuestión de soluciones políticas, económicas o jurídicas, termina Rouco.

¿Con qué ojos ha mirado la Iglesia el movimiento 15-M? La Iglesia enjuicia desde su superioridad lo que los acampados deben pedir. No le importa la transformación de la sociedad, sino la anestesia espiritual que priva de conciencia a todo aquel que se plantea un cambio del mundo. No es necesario exigir justicia, ni admitir a los pobres en nuestro mundo opulento, ni vale la pena luchar por la justicia. La juventud, dice la Jerarquía, tiene mal el corazón. A ese corazón hay que hospitalizarlo en el más allá. Bienaventurados los pobres, los que sufren por la justicia, porque de ellos es el cielo. Y mientras el cielo llega, hay que ejercitar el silencio.

Rouco no ha estado en la Puerta del Sol, ni en la Plaza de Catalunya. Por eso la policía no le rozó su capelo cardenalicio. No estuvo, pero pontifica. Todavía cree en su poder dominante. La Iglesia no es hoy una servidora del hombre, sino una unidad hipostática con el poder. Una cicatriz también de la dictadura.

Ayer no pudo ser. Hoy lo vamos construyendo. Mañana será 15-M



jueves, 26 de mayo de 2011

INVICTUS

Ha pasado poco tiempo desde las elecciones autonómicas y municipales. El Partido Popular ha llegado a la cumbre de sí mismo. Guardará en su memoria una colección de urnas llenas de votos exigentes. Le hemos permitido una borrachera de placer, un orgasmo democrático. Queda por ver si los electores han llegado a la cima del clímax, es decir, si los elegidos han “cumplido” Ha pasado poco tiempo, es verdad, pero es que el amor es breve como el perfume de una rosa.

Pese a la victoria espléndida del Partido Popular, en todas las tertulias se habla más de la derrota del Partido Socialista. Todos los comentaristas políticos habían predicho con clarividencia absoluta esa derrota. Pero ahora todos se extrañan que haya sido tan aplastante. Y coinciden en un triste diagnóstico: los populares no han ganado por tanto, sino que los socialistas han perdido por mucho.

Creo que en lugar de diagnosticar la etiología que ha llevado a la derrota del PSOE, deberíamos dedicarnos a pedirle a los ganadores que nos expliquen cómo van a llevar adelante las promesas que nos hicieron para ir aliviando nuestro dolor de crisis duradera. No lo hicieron durante la campaña. Ahora es distinto. Ya no tienen nada que ocultarnos porque su estrategia de misterio ya les ha dado sus resultados positivos.

El Partido Popular siempre ha dicho que está en contra de la corrupción. Siempre ha tenido la posibilidad de extirpar la que lleva en sus propias venas. La Comunidad valenciana y parte de la Comunidad de Madrid están infectadas de dirigentes putrefactos que envenenan el clima político. Mariano Rajoy ha callado durante la campaña. Dicen que por estrategia. Es verdad que los electores no han tenido en cuenta esa corrupción y han vuelto a reelegir a los implicados. Pero estoy seguro que si el todavía jefe de la oposición fuera capaz de enfrentarse a tanto amiguito del alma y destronase a los corruptos. se lo agradecerían hasta los propios votantes.

La economía y el paro han sido dos pilares sobre los que el Partido Popular ha montado su campaña. Nos han repetido por activa y pasiva que ellos tenían recetas para subsanar ambos problemas. La OCDE acaba de marcar un plazo de quince años para que el empleo vuelva a ser idéntico al que teníamos en la precrisis. Si el paro depende de la economía, la OCDE está indicando que sólo pasados quince años tendremos una economía mejor que la presente.

Le agradeceríamos todos que el partido ganador nos revelara cuanto antes sus planes para mejorar este panorama. Para esperar quince años no valía la pena cambiar de gobernantes. También los socialistas hubieran sabido esperar. Si los jóvenes que hoy tienen veinte años deben esperar quince para encontrar trabajo, se plantarán en los treinta y cinco. Les dirán entonces que ya son viejos para trabajar.

Necesitamos urgentemente una respuesta. Y sólo el Partido Popular nos la puede dar. Los socialistas tendrán que retirarse a reflexionar. Pero que no se preocupen. Dejan a España en manos de quien quiere y puede solucionar los problemas que por lo visto creó Zapatero sin ayuda ninguna de la crisis financiera mundial.

¿Es xenófobo el Partido Popular? Quiero creer que no. Pero durante la campaña electoral ha permitido que Albiol, engendrado entre Anglada y Enrique de Diego, acompañado por Alicia Sánchez Camacho, haya predicado que no quiere emigrantes rumanos y moros ni en Cataluña, ni en España, ni en Europa, ni en Occidente. Fernández nos ha advertido que aportan a nuestro País enfermedades contagiosas que aquí ya tenemos extinguidas. Ni por estrategia electoral puede un aspirante a Moncloa callar ante el desprecio absoluto hacia personas inmigrantes. Porque primero son personas y la inmigración es una circunstancialidad a la que nos tuvimos que acoger muchos españoles en tiempos de dictadura debido al hambre o a la persecución política. Es cierto que muchos estarán de acuerdo con este desprecio inhumano, pero un Rajoy-presidente-pasado-mañana debe cortar de raíz esta tendencia xenofóbica porque España no puede contagiarse del vómito crápula que mancha a una derecha europea a la que hay que ponerle fronteras de humanidad. Hay que atajar también esta corrupción, más grave a mi parecer, que la dineraria.

Los votos no son palmadas de compañerismo. Son exigencias con derecho a respuesta, incluso para aquellos que votaron a otras opciones políticas.







miércoles, 25 de mayo de 2011

REFLEXIONAR (II)

El Partido Socialista ha perdido las elecciones y todos sus miembros aseguran que hay que reflexionar. Es cierto y es objeto de un artículo anterior a éste.

El Partido Popular ha ganado las elecciones adjudicándose la gobernación mayoritaria de Comunidades Autónomas y Alcaldías. Le queda por conquistar el Palacio de la Moncloa y será allá por Marzo si el Presidente Zapatero no convoca elecciones con anterioridad.

¿Deberá reflexionar un partido ganador como ciertamente debe hacerlo el perdedor? ¿No le basta con regodearse en el placer del conquistador? No. No es suficiente. Se corre el peligro de emborracharse con la consiguiente resaca ahorrándose la certeza de que puede llegar a perder las elecciones dentro de cuatro años. Debe reflexionar por higiene, para quitarse las adherencias perniciosas que no supo eliminar durante la campaña.

El Partido Socialista ha frustrado la esperanza de sus electores. Y lo ha pagado. Los populares se harán cargo de comunidades y alcaldías. Y esos organismos también son Estado. En consecuencia tiene que palparse de forma inmediata el cambio devolviendo la esperanza y haciéndola realidad a la ciudadanía. No vale refugiarse en el gobierno central. Cada comunidad es estado y en consecuencia tiene que gobernar creando empleo, reconstruyendo el estado de bienestar, poniendo en práctica la ley de dependencia, gestionando ante los bancos créditos que permitan a la ciudadanía hacer frente a hipotecas leoninas, movilizando una economía. Es decir: deben empezar de forma inmediata a hacer todo lo que los anteriores gobernantes se supone que no supieron gestionar. Para eso han sido elegidos. El PP ha sostenido una legislatura y una campaña electoral basada fundamentalmente en el hundimiento de la economía gestada por la ignorancia del PSOE y arrojándole a la cara los cinco millones de parados. El cambio de gobernantes obliga a dar un vuelco a la situación que sea palpable desde el momento mismo de hacerse cargo de sus mandatos.

Pero estos indiscutibles ganadores tienen mucho que reflexionar. Han llegado a la cumbre y nadie les discute la supremacía. Pero han dejado mucho barro en el camino, mucha huella maloliente sin recoger en bolsitas de plástico para tirar a la basura. Y el camino huele y empuja a no subir, a no colaborar, a mantenerse al margen. Y es una pena. Porque el presidente de mi comunidad será “mi presidente”, aunque no lo haya votado. Sólo porque me lo brinda la democracia, la voluntad mayoritaria de los que construimos juntos el futuro.

José maría Aznar ha vendido a España como un saldo inservible. Y Mariano ha callado. Mayor Oreja ha insultado gravemente a los españoles inventando amistades entre Gobierno y ETA. Y Mariano ha callado. En Valencia están imputados hasta los azahares. Y Mariano se ha enorgullecido de sus amigos candidatos. Fabra es un niño de San Ildefonso, con millones entre las manos. Y Mariano ha callado. El caso gürtel salpica de chapapote a muchos de los candidatos. Y Mariano ha callado. Cospedal ha insultado a los cuerpos y fuerzas de seguridad. Y Mariano ha callado. Trillo, peineta al viento, ha vilipendiado a los jueces en todos sus estamentos. Y Mariano ha callado. ¿Seguimos?

A lo mejor ha ganado el silencio. Rajoy, con su silencio, ha querido ser la Inmaculada-bendita-sea-tu-pureza. Pero el silencio también es un grito que despierta de la resaca de unas urnas que tienen que mirarse a sí mismas y reflexionar a fondo.

REFLEXIONAR (I)

Reflexionar es un verbo hermoso. El hombre se pone junto a sí, se mira a los ojos y echa a andar la vida por los caminos del alma.

Se han celebrado las elecciones. Ha ganado el Partido Popular. Ha perdido el Partido Socialista y ha llegado a la conclusión de que es necesario reflexionar. Cada miembro del ejecutivo, alto cargo o simple militante llega a la misma conclusión. Los ganadores por el contrario se emborrachan de poder. Se miran el ombligo con inmenso hedonismo y proclaman que su llegada a la meta significa ante todo que han sabido hacer las cosas como está mandado, que están respondiendo a lo que quiere la “totalidad” de los españoles porque han hablado de lo que interesa a la gente. La reflexión ya la dejarán para un futuro cuando las urnas los ponga nuevamente a la oposición.

2.004 marcó la llegada de una gran ilusión, de una hermosa esperanza. Los socialistas se arrimaron a la Moncloa. Mantuvieron su victoria frente a calumnias blasfemas. Deberían explicar qué grupo terrorista los llevó hasta el poder. La victoria era fruto de un voto miedoso. Hubo insinuaciones de una connivencia con los terroristas de Atocha para truncar la victoria cantada de Rajoy. Zapatero despreciaba a los muertos. Su amistad con ETA le llevaría a entregar a España a la banda. Aznar sintió que su rencor le apoderaba para marchar por los mercados del mundo difamando al gobierno. Mayor Oreja, del brazo de Alcaraz, exigía respeto para las víctimas, para lo cual gritaban los manifestantes que Zapatero remataba a los muertos que ETA había tiroteado.

La Jerarquía católica no se quedó atrás en su oposición radical al gobierno. Lo acusaron de destrozar la familia, de asesino de criaturas en el vientre materno, de destruir valores inherentes a la sociedad española y de implantar normas contrarias al derecho natural. Anticristo llamaron al presidente. Celebró manifestaciones en defensa de la libertad, de la vida y de la Constitución un episcopado acostumbrado a contemporizar con ejecuciones y tribunales de orden público de otras épocas.

La primera acción de gobierno trajo a los soldados de Irak desvinculando a España de una guerra ilegal, aunque esa acción le costara la enemistad del hombre más poderoso de la tierra. Fue devolviendo al pueblo derechos que le habían sido arrebatados por la dictadura. Legalizó el amor de los homosexuales e incluso posibilitó su matrimonio. La Ley de dependencia hizo brotar esperanzas de bienestar en todos aquellos que no pueden valerse por sí mismos. Hubo Comunidades autónomas que se encargaron de frustrar esa esperanza. Se acordó de las cunetas verdes de olvido, de las tapias blancas de sangre y pretendió que los hombres del universo se entendieran en una gran alianza de civilizaciones.

Se renovó la esperanza en 2,008. Pero ya estaban puestas las trampas. Una crisis económica que no se vio venir hasta que nos partió los ojos. Se tragaron los bancos mucho dinero que después se negaron a prestar. Cinco millones de parados. Viviendas devoradas por hipotecas vitalicias. Recortes de sueldos, disminución de poder adquisitivo, economía paralizada. Temblor del estado de bienestar, presupuestos menguados para investigación, para gastos sociales. Una España débil y debilitada por la falta de compromiso del Partido Popular, por los empujones de una oposición inconsciente y ávida de un poder que se le va a volver en contra en cuanto llegue al sillón presidencial. Las urnas. Y un resultado despeñado.

La reflexión debe ser honesta. No se trata de argucias para llegar nuevamente al poder, sino de asimilar que el poder es un servicio al pueblo. No debe ligarse la reflexión a maniobras de imagen. Debe responder al grito de un pueblo que imagina la vida como una versión armónica entre el ser y el tener.




sábado, 21 de mayo de 2011

LOS SUBURBIOS DEL SOL

El kilómetro cero de España es el centro del mundo. La hipérbole siempre encierra una verdad escondida en su vientre. Muchas plazas del mundo se están mirando en la Puerta del Sol. Cuatro mil, ocho mil, veinte mil. Y un solo ideal verdadero. “No somos antisistema, el sistema es anti-nosotros” Me gusta, pero no me llena, porque si el sistema está contra el hombre (y lo está) tenemos, en defensa de éste, que estar contra el sistema. Ser antisistema es una urgencia.

En 2.008 estalló la crisis. Las hipotecas basura, la especulación, la avaricia de unos cuantos arrastró a la humanidad a una crisis profunda. Los pobres se quedaron en el camino. Sin casa y sin trabajo, lo mejor que hacían era morirse de pena. Y en esa estamos: enterrando diariamente humanidad truncada. La aportación millonaria de los gobiernos a los bancos llevó consigo los recortes subsiguientes: recortes de pensiones, aumento de la edad de jubilación, derrumbe del estado de bienestar, de la sanidad, de la investigación. Pequeñas empresas arruinadas, incapacidad para refundar la destrucción, eres pagados con dinero público para que los grandes se repartan suculentos beneficios. Despidos de trabajadores con cincuenta años convertidos en muertos de larga duración. Jóvenes sin perspectivas de futuro, de independencia, de autogestión. Y algunos todavía se sienten en el derecho de condenar a los reunidos en la Puerta del Sol. “Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir” Vigilia que tiene que ser fecunda, creadora de un mundo nuevo, con sol vigente para todos porque todos estamos en este mundo convertido en kilómetro cero de sí mismo.

Refundar el capitalismo. Eso nos dijeron con cara seria y como muy preocupados los dirigentes del mundo. Daban a entender que hasta que se produjo la crisis el capitalismo era bueno. Pero no. El capitalismo engendra de por sí pobreza de la inmensa mayoría para que sea posible la riqueza de unos pocos. Necesita para funcionar de la miseria de un tercer mundo sin agua potable, sin pan que llevarse a la tristeza, sin asistencia médica, sin acceso a escuelas. ¿Qué ha hecho el capitalismo con los pobres? Fabricarlos, exprimirlos y esperar impacientemente a que se mueran. “El hombre es un ser para la muerte”, decían los existencialistas. “El hombre pobre es un ser-para-la-muerte-cuanto-antes” exige el capitalismo. ¿Refundar el capitalismo para qué?

Algunos han “intentado” desviar la realidad de esta gran plaza del mundo y llevarla a los suburbios. La juventud indignada no es una izquierda contra una derecha. Es una juventud contra el sistema en que estamos metidos y que da los frutos que tenemos delante. La maldad de no querer ver esta actitud hace que algunos pretendan manchar esta brillante indignación y llevarla a los suburbios de Sol. En las afueras es más fácil eliminar el grito, la conciencia limpia, la exigencia luminosa de los que han iniciado generosamente un pulso a la realidad. Declaran algunos a las televisiones: “Está bien si consiguen algo. De lo contrario, no vale para nada” Pobre valoración. Se consiga o no, ha valido para mucho. Para que todos sepamos que hay una multitud pensante, enamorada de un mañana hermoso, que quiere que el mundo se ponga de acuerdo consigo mismo.

Y además están los miserables. Losantos, Vidal, Intereconomía. Se limitan a vomitar. Es lo que siempre han hecho. Los indignados son delegados de ETA, muchedumbre cochambrosa, adictos a porros y botellones. Son los comandos-Rubalcaba. Sus ojos sucios no dan para más.

Me siento incapaz de refutar los argumentos de estos miserables. Me repugna su vómito caliente de odio, de desprecio, de superioridad. Tal vez se sienten interpelados por la luz que nace en Sol. Tal vez tienen miedo a que el mundo sea más bello, más humano, más igualitario..

Amar al mundo es enamorarse de las estrellas. Imposible, pero vale la pena. Que nadie nos arranque de la humanidad abrazada. Que nadie nos manche una noche de amor, tal vez sólo una noche.

jueves, 19 de mayo de 2011

CUANDO QUIERO LLORAR NO LLORO

Se estaba poniendo vieja. Hermosa, pero vieja. Amada, siempre amada, pero vieja. Anclada en aquella transición. Estática y muerta por estática. Es el hoy, pero sobre todo es el ayer. Sin futuro no hay existencia válida. Es recuerdo. Para alimentar la nostalgia. Para decorar la alegría. Pero muerta.

Quisimos retomar la historia después de una dictadura donde lo humano fue arrojado a un estercolero. Las dictaduras son estatuas de sal. No tienen pasado. Pero sobre todo no tienen futuro. Lo abortan cada vez que empuja para nacer. Lo prohíben los dictadores.

Salimos de aquel entonces y estamos en este ahora. Hicimos una transición, ¿pero hacia dónde? Hacia donde se pudo. Es la respuesta de los que allí estuvimos. Pisábamos sables. Llevábamos tejeros en la espalda. Se atrevió Suárez con el comunismo. Era más hermoso con peluca. Se acurrucaron Carrillo y Pasionaria. Estaba Fraga degustando la calle en las aceras. Felipe era el Isidoro de las etimologías por Sevilla, pasante de José Julio. ETA dictatorial mataba al amanecer como Franco opresor. O al atardecer para fusilar los crepúsculos y dar respaldo a uniformes siempre dispuestos a luchar por el bien de la patria.

Suárez se fue hacia el olvido de sí mismo. Nació el sindicato del crimen para derrocar a Felipe. Aznar-emperador quiso conquistar el mundo y ponerse a Irak en la solapa. A Zapatero se lo están comiendo los escombros de la burbuja inmobiliaria. España se está poniendo vieja. Por repetitiva. Por falta de creatividad política y social. Por una endogamia de la transición aquella. Nos hemos quedado quietos. Resignados. Las cosas son como son. Los mercados. Los mercados. Los mercados. Recortes por los mercados. Pensiones por los mercados. Jubilación tardía por los mercados. Les hemos hecho un altar y andamos inmolándolo todo. El nuevo dios de los ateos. La nueva religión de los que no creen. El euro, el dólar, el petróleo. Santo, santo, santo.

Hemos abandonado lo humano. Está crucificado ante el becerro de oro. ¿Cuánto me dais por cinco millones de parados? Vendo pensiones, enseñanza, sanidad, investigación, estado de bienestar. Barato. Lo dejo barato. E invierten los especuladores. Alegres los banqueros, las grandes empresas. Compran retales, saldos. Quitan de en medio aspiraciones conseguidas e imponen una esclavitad elegante de Emidio Tucci. Esclavitud de hipotecas vitalicias. Jornadas que conllevan la orfandad de los hijos. Trabajo que incapacita para besar los labios frescos de una mujer que añora las manos enlazadas, las cálidas noches de cuerpos extasiados.

Fuimos jóvenes ante los grises. Hicimos la revolución de las fotocopiadoras. Tuvimos ingenio para burlar a la político-social. La revolución de los claveles nos sembró la alegría de esperanza. Fuimos jóvenes. Pero ya no lo somos. Cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer.

Ahora están ellos. Los del 15-M. Resucitando. Juventud, divino tesoro. Sometiendo a examen la historia que hicimos pero que hemos sido incapaces de seguir haciendo. Nos paramos y ahora nos echan en cara nuestra querencia de cunetas. Exigen dinamizar la vida. Quieren, como nosotros quisimos, poner lo humano en el centro. Vislumbran un renacimiento. Están cansados de promesas. De ser sólo votantes cada cuatro años. De ser ignorados en la construcción del mundo. Gritan para que nos demos cuenta que existen, que reclaman voz, que aportan músculo, que son raíces siempre a punto de convertirse en cosecha. Que no aceptan el becerro adorado aunque sea de oro. Que prefieren buscar el mar debajo de los adoquines. Que pretenden la utopía porque es, seguramente es, una verdad prematura. Que son realistas porque piden los imposible.

Quisiera estar en todas las plazas de España. Se estaba poniendo vieja. Olía a naftalina, a río estancado. Hoy está más hermosa porque los geranios brotan en los

martes, 17 de mayo de 2011

BLANCO Y NEGRO

¿Nombre? Dominique Strauss-Kahn. ¿Raza? Blanca. ¿Estado? Hundido en la propia vergüenza. ¿Profesión? Dinero, mucho dinero. Todo el dinero del mundo.

¿Nombre? No tengo nombre. Nadie me llama. ¿Raza? Negra. ¿Estado? Despeñado por la desvergüenza de otros. ¿Profesión? Tristeza, mucha tristeza. Toda la tristeza del mundo.

Blanco y negro. Ambos esposados. Entorno sórdido, maloliente. Borrachos vomitando su necesidad de olvidar. Mujeres teñidas, muslos sin huellas de cariño, carne barata de mercadillo en crisis. Esperan a un juez con prisa. Hay que confesar el delito ante ese dios de toga negra. Si no perdona irán a la cárcel. Allí se juntarán todo el dinero del mundo, toda la tristeza del mundo, todos los muslos prostituidos del mundo, todos los vómitos del mundo.

Confieso que me impactó la visión. Parecía un cementerio. El mundo entero echando paletadas de tierra encima, de odio encima, de venganza encima. Es fácil condenar sin preguntar, sin tratar de comprender, sin saber las raíces vitales del acusado. Qué triste que la justicia sea ciega. Nunca podrá ver la luz íntima que ilumina cada vida, cada existencia. No podrá perderse por los rincones del alma, por el paisaje de los adentros. Ciega la justicia como los que manchan la posible inocencia con tierra, con odio, con venganza. Nosotros estamos exentos. Somos mejores. Incapaces de desear a una camarera de hotel. Hermosa ella. Carne joven ella, con una sonrisa que envuelve al mundo en alegría, con pechos capaces de crear la primavera. Pero nosotros somos mejores.

Mejores que el negro que ha robado pan y chocolate para ver si se le duerme la tristeza entre dulzura. Para ver si alguien lo llama por su nombre aunque no tenga nombre. Para ver si él es él, aunque le marquen las esposas las muñecas. Nosotros comemos pan con chocolate y bombones rellenos de licor agridulce y nos llamamos María Jesús, Rafa, María Dolores o Pep.

Unidos por las manos esposadas.. Dominique Strauss Kahn y el negro sin nombre. Cada uno ignora quién es el otro. Presidente del Fondo Monetario Internacional. Chaval de barrio sin barrio. Desarraigado. Sin patria, sin dinero y sin nombre. Francés uno. Sin patria el otro. Aspirante a la Presidencia de la Francia elegante. Deseando conseguir una manta para el frío, el infinito frío de un pobre al aire libre.

Dicen que treinta años, que setenta para el administrador del dinero del mundo. Se le llenó la cabeza de testosterona. La entrepierna cerebral se excitó en la suite de tres mil euros la noche. Sábanas finas de hilo, pero solas. Bañera con sales-juventud, pero solas. Caviar con champagne francés, pero solo. Y ella retirando el desayuno. Y ella preparando la sauna. Y ella poniendo flores en un jarrón para iluminar la vida del dinero del Fondo Monetario. El, todopoderoso, él, dueño y amo de la riqueza del mundo, él también tenía derecho sobre ella. E impuso su título de dominio y quiso dejar clara su posesión. Ahora está junto a un negro, frente a un juez. Treinta años, setenta. Alguien le tiene que hacer comprender que es uno más en la fila de los pobres del mundo, esperando turno para un plato de caldo con un pedazo de pan.

Confieso que me impresionó. No quiero conocer el fondo monetario del mundo. Prefiero perseverar en la humilde tarea de edificar un pensamiento letra a letra. De amar la tierra pobre como aquel negro sin nombre, solo, muy solo con su mochila de tristeza.


sábado, 14 de mayo de 2011

EUROPA YA NO ES EUROPA

Fue mercado en un principio. El ser mercantil se unía para ser más mercantil. Esa unión produjo beneficios. Vinieron otros atraídos por el olor a dinero. El dinero siempre es sucio, maloliente, pero alegra el corazón, el estómago y sabe a Vega Sicilia convirtiendo en gran reserva todo lo que toca. Y distingue a los ricos de los pobres. El dinero coloca a cada uno en su sitio. El pobre con el pobre revolcándose en su pobreza, creando más pobreza para que el rico sea más rico y camine por la vida con su dinero en alto, pavoneándose de su capacidad económica conseguida a base de pisar alfombras y butacones, jugando con caviar mientras otros disfrutan con pelotas de trapo,

Funcionó el mercado. Dividió, distinguió, situó en cada estantería sus productos. Importó a bajo precio de los países necesitados y los puso en el gran mercado con un plus.

Algunos buscaron una unidad más amplia, más solidaria, más preocupada por los derechos ciudadanos, más política. Pretendieron una ciudadanía abierta. Todos los europeos podíamos ser europeos. No crean que sea una tautología. Significaba más bien que todos éramos responsables de todos. Y desaparecieron las fronteras.

Necesitábamos más mano de obra. Permitimos entonces entrar a “los extranjeros” Los convertimos en inmigrantes. Distintos a nosotros, dueños absolutos de Europa. Y les presentamos unas condiciones: Los que pertenecemos al mundo rico, tenemos un problema y en vuestra mano de obra está la solución. Permitiremos la entrada exclusiva que se adecue a nuestras necesidades y seremos nosotros, los poderosos, los que fijemos las condiciones de vuestra venida. Ellos no vienen porque quieran venir, sino porque nosotros, los mercaderes ricos, se lo permitimos.

Una ley concebida sobre esta base corresponde a una visión endogámica, narcisista, que contempla su propio ombligo como centro del universo. En el fondo subyace el capitalismo que marca la dignidad humana en el más acá o más allá del dinero. Los ricos siempre tienden a aprovecharse de la esclavitud porque así disfrutan de su propio complejo de superioridad. Aceptamos a los ejecutivos de Arabia Saudí, de los Emiratos Arabes, a los sudamericanos (que no sudacas) que hacen filigranas con un balón. Pero los peruanos, los del cayuco, los de la patera que traen anudada el hambre a las venas, esos deben entrar con una previa legalidad contractual.

Ahora la extrema derecha europea y española (piensen en Alberto Fernández, en Albiol, en Alicia Sánchez) quiere nuevamente regresar a las fronteras. Volvemos todos a ser extraños en esa patria grande que era Europa. Nos asusta la pobreza de la inmigración, las enfermedades que nos contagian, el pan que nos quitan. Florece nuevamente el nazismo. Vienen a robar, a delinquir, a quitarnos trabajo y sanidad. Mezclan su sangre y su amor con hombres y mujeres españolas y europeas. Se nos deprecia la raza. Hacen falta fronteras. Que no puedan traspasarlas ni siquiera para morirse. Que se mueran a las afueras de nuestra riqueza.

Lo ha dicho Zapatero y parece una invocación a la esperanza: “Quiero proclamar que este país democrático, europeo, moderno, que conoció la emigración, es un país llamado y obligado a respetar a todos los ciudadanos que estén trabajando aquí –ha dicho Zapatero-, vengan de donde vengan, tengan el color de piel que tengan. El respeto a los inmigrantes es lo que hace a un país más cívico…”.

El amor es el espacio abierto donde se hace más hombre el hombre.






viernes, 13 de mayo de 2011

LA FALACIA DEL OBISPO MUNILLA

Ciertos Obispos sufren una distorsión en su mapa neuronal. Creyéndose depositarios de la verdad universal, tanto religiosa como científica, ponen en evidencia esta distorsión cuando explícitamente exponen términos distintos haciéndolos aparecer como idénticos. Cuando esto se hace deliberadamente, tenemos que hablar de mala voluntad, porque pretenden que el oyente perciba como idéntico lo que el orador sabe expresamente que es desigual.

El Obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, lo ha dicho en una conferencia en la tribuna de Nueva Economía: “El laicismo -ha explicado- parte del supuesto de que la vida religiosa es una sensibilidad privada y de que al poder político le corresponde configurar una conciencia moral. Nosotros -ha añadido- asumimos una laicidad sana, pero no un laicismo anticlerical”. Ningún teólogo define hoy el laicismo como lo hace el Obispo Munilla. El Obispo tiene una visión pobre y falsa del laicismo. O mejor dicho, trata de dar esa visión empobrecida para reforzar su defensa de la religiosidad. En realidad, nada tiene que ver con la reducción de la religiosidad a la sensibilidad privada. Pero no es el fin de este artículo ahondar en las raíces del laicismo como liberación de un destino impuesto desde fuera por voluntad de unos dioses antropomorficamente concebidos.

“El culpable de todos estos males, según Munilla, es el “laicismo anticristiano”. Aquí aparece la engañosa identificación, intencionadamente buscada, para que como tal sea entendida y asimilada por el oyente. ¿Es lo mismo anticristianismo que anticlericalismo? Evidentemente no. Queda clara la estafa verbal de Monseñor que quiere sin duda que se identifiquen dos términos que nada tienen que ver entre sí. Las castas sacerdotales siempre han necesitado de lo sagrado en todas las religiones, lo cual no significa que lo sagrado necesite de castas sacerdotales. Por lo menos en el cristianismo. Jesús no fue ni de estirpe sacerdotal ni real. Fue ante todo un profeta de su tiempo, un testigo de su mundo. Por eso los poderes del momento quisieron terminar con la denuncia profética que evidenciaba el dominio absoluto de los de arriba y animaba a darle la vuelta a la historia. Estorbaba, como Mons. Romero, como Helder Cámara, como Casaldáliga, como Jon Sobrino y compañeros.

La Iglesia católica actual se cimenta sobre el clero, despreciando el Concilio Vaticano II que la definió como pueblo de Dios. Regresa a su cómoda y dominante visión clerical. Y los dos grandes responsables de esta marcha atrás son Juan Pablo II y Benedicto XVI.

He leído a muchos que están en desacuerdo con la beatificación de Juan Pablo II. Pero fundamentan su postura en temas de pederastia. Y tienen ciertamente razón. La Jerarquía no puede volver la vista ante semejantes crímenes. Pero he observado que pocos son los articulistas que nieguen la beatificación basándose en su actitud de volverle la espalda al Vaticano II convocado, según Juan XXIII, por inspiración del Espíritu. El pecado contra el amor es el único que no tiene perdón.

El Obispo Munilla falsifica la realidad. Si hay un anticlericalismo, ¿no deberían los Obispos junto al clero sacar a flote con absoluta sinceridad sus causas? Sin acudir al laicismo ni a falsas persecuciones que ciertamente no se dan. Desnudarse conlleva la visión real de uno mismo y la aceptación gozosa del misterio que somos.




martes, 10 de mayo de 2011

TORTURAS

El escalofrío es un temblor del alma enfrentada consigo misma. Tiritan las raíces del hombre y se desmorona la estatura humana como unas torres gemelas. Se mata el amor, la esperanza, la alegría de haber nacido, de estar aquí y ahora, de existir no se sabe para qué.

Ben Laden le llamaban. Moreno de verde luna, turbante de blanca luna, barba de negra luna. Alma kalashnikov. Bomba de racimo las entrañas, puñal creador de nadas oscuras. Asesino, asesino, asesino.

En una cueva vivía, decían unos. En una mansión millonaria, decían otros. Cada interesado engaña como puede. Y los demás tenemos que dejarnos engañar porque la mentira está bien vista por motivos de seguridad, por diplomacia, por fuentes fidedignas carentes de fé y de dignidad. En algún sitio vivía. Averiguarlo era una necesidad de generales condecorados del pentágono, de la CIA. Pero Ben Laden siempre buscaba la espalda del poder más poderoso de la tierra. Bush inauguró Guantánamo. Se autorizaron interrogatorios extraordinarios. Torturas, dicho en castellano. Obama prometió cerrar ese infierno. Limbo, decían los que endulzan las palabras para que no duelan tanto. Pero ahí está. Y torturando a sus habitantes con una creatividad demoníaca, hemos conocido sus huellas. Rodeado de muertos neoyorquinos, madrileños, ingleses, podrido en su propia podredumbre, estaba Ben Laden. Un tiro, dos, tres. Y unos asesinos igualaron al asesino con sus asesinados.

Todo se supo mediante torturas. A Sadam Hussein lo ahorcaron unos jueces impolutos. Tuvo un juicio. Los aniquiladores de la segunda guerra mundial tuvieron un juicio. Ben Laden era un ejemplar cinegético con recompensa por su muerte. El camino de la tortura siempre conduce al callejón ciego de la muerte.

Se ha escandalizado el mundo. Todos los hombres de buena voluntad han gritado su rechazo a los tiros a bocajarro. La tortura ejercida por el país más poderoso del mundo nos ha producido vómito. Creíamos que en el siglo XXI las cosas habían cambiado. Aplaudimos la llegada de Obama al poder. Lo quisimos por su sinceridad, por su concepción dialogante, por su color. Hasta se le concedió el Nobel de la paz cuando aún no había dejado huella en el camino. Ahora nos estremece su justificación de la tortura, del asesinato y su recomendación de acudir al psiquiatra si opinamos de forma distinta a la suya.

Estoy alegre por ese grito de rechazo. Se diría que el mundo quiere redimirse de tanta cloaca. Hemos sentido asco ante la tortura, pero a lo mejor sólo ante esta tortura concreta. ¿Sentimos asco ante la tortura ejercida contra pueblos sin agua, sin comida, sin escuelas, sin vacunas, condenados a una muerte temprana, a un sida asesino? ¿Sentimos asco cuando sabemos que en despachos de caoba se programa el hambre negra que condena a millones de niños a morir irremediablemente? ¿Se subleva nuestra conciencia cuando consentimos que los ricos sean más ricos a costa de que los pobres sean más pobres? ¿Cuál es nuestra postura cuando cerramos las puertas al hambre que nos llega de Africa? ¿Nos avergüenzan las alambradas que hacen frontera, los que se mueren entre espumas y olas, los contratos de “españolización” que queremos que cumplan, los salarios de hambre que les pagamos y los horarios de trabajo que les imponemos? ¿Nos intranquiliza tenerlos en nuestras construcciones sin seguridad social y cuando abandonamos a los heridos en las puertas de un hospital argumentando que no los conocemos de nada?

¿Por qué nos rebelamos contra la tortura ciertamente repugnante ejercida sobre presos indefensos y permanecemos tranquilos ante esa tortura universal de la que todos somos responsables?

Demagogia, dirán algunos. Organizamos rastrillos para ayudar a los pobres. Marquesas, duquesas, esposas de altos empresarios, estrellas de cine, de teatro, de televisión hacen “todo lo que está a su alcance” para mejorar la pobreza. Se ponen incluso un delantal y se manchan de Vega Sicilia para ayudar a los pobres. Ya tienen la conciencia tranquila hasta el año que viene.

Todos disparamos a la frente. Obama y yo somos dos torturadores. ¿Se apunta Usted?


lunes, 9 de mayo de 2011

LA BEATIFICACION DEL EURO

Ocho mil jóvenes se han reunido en el pabellón Madrid Arena para festejar la cuenta atrás de la llegada de Benedicto XVI a España. Rouco instó a los jóvenes a participar en la nueva cruzada en torno al Papa.

La Jerarquía no consigue desprenderse de su constante belicismo. Ese espíritu guerrero cristalizó en la denominación de “COMPAÑÍA de Jesús” que ha aportado grandes intelectuales en todas las ramas del saber filosófico, teológico y hasta científico, pero que al mismo tiempo revela la concepción que de sí misma tiene la Iglesia.

Una cruzada en torno al Papa. Las guerras son caras. Hace falta mucho dinero para la lucha. No quiero con esto decir que Rouco-Presidente esté haciendo un llamamiento al alzamiento nacional. Eso ya lo hicieron hace años y les salió bastante bien. Pero incita, qué duda cabe, a una rebelión contra un gobierno que da cabida al amor homosexual, que comprende el infierno del desamor conyugal y legisla el divorcio, que lucha por una igualdad hombre-mujer, igualdad incomprendida por la Iglesia a lo largo de su historia, que proclama su función laica y da contenido a lo humano en cuanto valor en sí mismo, que pretende que la muerte no sea un getsemaní crujiente de dolor, sino el abrazo con la madre tierra, sereno y gozoso, implicado en la resurrección del mundo, que entiende que la investigación encumbra el existir, que los avances técnicos conforman el avance de la humanidad.

Rouco, sin embargo, pide a los jóvenes una rebelión contra todos esos principios por laicos, por antirreligiosos, porque atacan a una visión estrecha, deshumanizada, extramundana, al margen del quehacer del ser humano, de su historia y su devenir. Rouco exige una cruzada, como si de sarracenos se tratara, como si de herejes malditos se tratara, como si de medias lunas, como si de hordas judeomasónicas se tratara. Rouco padece el complejo de persecución porque la Iglesia ve persecución en todo aquello que atente contra su doctrina. Hay que proteger a Dios de tantos y tantos enemigos y para eso exige que la juventud se forme como cruzados, luchadores dispuestos a ser mártires de tanta tiranía que pasea por el mundo libre de ataduras, el mundo laico capaz de hacerse a sí mismo, de la historia capaz de entenderse a sí misma desde sí misma.

La Iglesia, reunida como cruzados en torno a su jefe-Benedicto y sus Cardenales-príncipes, es consciente de que necesita dinero para esa rebelión. Y aquí surge el paradigma incomprensible, misterio de mercado imposible. La Iglesia se nutre en gran parte del dinero que le proporciona aquel contra el que quiere luchar y destruir. Parece decir: Tú, Estado laico, debes proporcionarme los medios suficientes devengados por enseñanza, por colegios privados o concertados, por edificios eclesiásticos libres de impuestos y otros conceptos que ascienden a unos diez mil millones de euros. Con ellos tendré capacidad para luchar contra ti, para triturarte y hacerte desaparecer. Aprovecharé las armas que tú me proporcionas para convencer a los votantes que debe ser la derecha quien gobierne: las Esperanzas, los Camps, los Fabras, los Aznares, los Mayor Oreja, las María Dolores. Nosotros bendeciremos ese dinero y lo elevaremos a los altares para poder venceros en nombre de Dios.

La Iglesia funciona como los mercados internacionales: necesitan de los pobres para que existan ricos. Los especuladores se han apoderado del dinero de la ciudadanía del mundo para hundir a esa misma ciudadanía. Nosotros hemos entregado el dinero a sus bancos para darles el poder de destruirnos.

Que triste paralelismo: La Iglesia mercantil, al igual que los grandes especuladores, se enriquece a costa de las aportaciones de aquellos a los que pretende eliminar.

Los Obispos han sentado a Dios como accionista del Fondo Monetario Internacional, del Banco Central Europeo, de los consejos de administración de la gran banca.

El dinero santo, santo, santo, señor de los ejércitos, ha sido elevado a los altares. Rouco ya tiene material de cruzada para una juventud luchadora contra gobiernos donantes del bienestar de todos.



viernes, 6 de mayo de 2011

NECESITO UN DICTADOR

Este título no corresponde en realidad a lo que yo quiero explicar. Pero es que a veces uno tiene una idea, se abraza a ella, busca su hondura, pero la idea no se desnuda. Y hay que volver a empezar hasta que el amor se hace amor y el amor crea la palabra.

Las elecciones municipales y autonómicas están ahí. BILDU ha hecho su aparición ayer por la noche como si de un trece de Mayo se tratara. El Tribunal Constitucional abre el camino a la presencia de BILDU para que pueda presentarse dentro de la legalidad a las elecciones. Otra cosa había fallado el Supremo. Pero el Constitucional prima sobre el Supremo. Y ahora todos hablan de jueces progresistas y conservadores, de posturas políticas de unos y otros. Todos respetan aunque en realidad nadie respeta la decisión, todos respetan pero nadie está de acuerdo, todos respetan pero todos impugnan, todos aceptan pero nadie acepta.

Los jueces son nombrados como consecuencia de pactos siempre tirantes entre partidos. Este acuerdo no presupone la profanación de la independencia judicial. Pero es comprensible que cada juez, como sujeto consecuente consigo mismo, no pueda ausentarse de su propia personalidad jurídica. La piel es la frontera que mantiene nuestra personalidad sin menoscabo de nuestra trascendencia. A través de esa piel nos unimos al mundo y se interioriza el amor como asunción gozosa del otro.

“El TC ha seguido a rajatabla las indicaciones del Gobierno y específicamente de Rubalcaba, autor intelectual de una comedia cuya primera representación en el Tribunal Supremo no fue más que un espejismo de legalidad y dignidad. Las listas etarras han colado como pretendían Zapatero y Rubalcaba”. Son palabra de Libertad Digital y de su cabeza más visible, Jiménez Losantos.

La Razón advierte de que el pacto antiterrorista se resquebrajará. ”ETA gana, España pierde” es su titular. “El PSOE lleva a ETA a las urnas”, titula la Gaceta.

Todas estas manifestaciones encierran un desprecio por las instituciones que nos dimos allá por el setenta y ocho, cuando empezamos a tener justicia frente a los tribunales de orden público y tribunales sediciosos que eran un eco fiel de los designios de un dictador.

“Demócrata es aquél que acepta las leyes, pero intenta cambiarlas si no está de acuerdo, siempre sin provocaciones violentas. El verdadero demócrata se aviene a razones, no a pasiones, dice con lucidez Arturo González en el periódico PUBLICO.

La derecha de mirada estrávica ve a ETA por todas partes. Es una amante y una necesidad. La rechazan, faltaría más, pero sienten por ella un atractivo. Es la contradicción que encierra siempre el amor-pecado. “Por tenerte conmigo me desespero y si tú te murieras me moriría” que cantan los Chalchaleros. Ejemplos: Rita Barberá: es una vergüenza que el gobierno no impida la entrada de los terroristas n las instituciones. Mayor Oreja: “esta sentencia es el resultado del pacto Gobierno ETA” Aguirre: “El PSOE lo ha querido así”

A esa derecha se le llena la boca de democracia, aunque poco ayudaron en su nacimiento. Les rebosa el estado de derecho. Pero cuando una sentencia no les gusta arremeten contra los pilares de ese estado de derecho sin contemplaciones.

A lo mejor, sólo a lo mejor, se echa en falta un dictador. Los dictadores ahorran el peligro de las decisiones ciudadanas. Ahorran la difícil tarea de pensar. “Lo malo es haber pensado”, decía Ionesco. Suplantar la elección por la imposición. En el fondo siguen la máxima ignaciana: “el que obedece no se equivoca” La conciencia es suplantada por el imperio de la espada. En esa ofrenda al poder personalista de la imposición, el ser humano queda anulado. Para algunos es el gozo supremo. Necesito un dictador que me exima de ser yo mismo.

En la puerta de una la Iglesia (es el mejor sitio para una irreductible derecha) alguien pedía a la vieja España: Necesito un dictador, por amor de Dios.


miércoles, 4 de mayo de 2011

PROHIBIDO SER MISERABLE

El Partido Popular tiene esperanza. Una gloria, un activo que le dicen. Verso suelto. Hermoso nombre sin contenido. Como una rosa sin rosa. Como una luna hueca. A Mariano Rajoy le da escalofríos la esperanza. Lleva cicatrices, huellas antiguas y actuales de navajas. Mejor lejos. En el maravilloso edificio de Correos con Alberto. Encerrados los dos. En despacho de mármol, pero encerrados. Con vistas a Castellana, pero encerrados. Contemplando la Gran Vía con Puerta del Sol al fondo, pero encerrados. Devorándose los ojos, la boca, las tripas. Encerrados con sus miserias mientras Rajoy el Grande le escupe a Zapatero el paro, la economía, la economía, el paro, el paro, la economía. Ahora Bildu condenado a la inexistencia por obra y gracia del Partido Popular. Eso dice Pons y María Dolores y Soraya. El Supremo es lo de menos. Lo importante es el Partido Popular.

Madrid, como el PP, tiene Esperanza. El dos de Mayo Esperanza luchó contra el gabacho hasta que lo expulsó del Madrid patrio. Colocó una corona de laurel en la puerta de su casa grande y manchó la estación de Atocha con bilis-Ben Laden-alimento-de-olas-verdes, con terrorismo islamista y sal gorda de ETA que le da sabor a la sangre y a la muerte. “Bin Laden reconoció el atentado de Bali, el de Londres, el de Casablanca y, por supuesto, el de las Torres Gemelas. Nunca ha reconocido el de Madrid, ni eso dice la sentencia… Luego está por ver” Lo dice Esperanza, despreciando a los tribunales de justicia de España, ignorando las palabras del propio terrorista oscuramente ejecutado, de la Secretaria de Estado de EE.UU.

Esperanza Aguirre, como Aznar, como Pedro J, como Intereconomía, como Mayor Oreja, como Losantos y su clonado César Vidal, necesitan que ETA sea la responsable del dolor de madres, de padres, de enamorados vacíos de amor para siempre, de España llagada, tendida en las aceras, sin vida, con los pulmones arrugados de tanta sangre negra, inútilmente negra, eternamente negra.

Han pasado siete años desde aquel descarrilamiento existencial. Me he preguntado muchas veces por qué esta necesidad de la autoría de ETA. Aznar engañó al mundo. Acebes engañó a España. Pero esta persistencia en la mentira, este empeño en falsear los hechos, este encono en buscarle a la muerte una paternidad falsa no he conseguido entenderlo después de tanto tiempo.

Esperanza Aguirre busca votos con estos comentarios. ¿Pero alguien puede votarla si fue ETA o dejar de votarla si fueron los discípulos de Ben Laden? ¿Hasta ese barranco miserable pueden llegar electores y elegidos? ¿Hasta disfrutar el dolor, hasta comercializar sangre por adhesiones? ¿De verdad es la democracia un sistema tan ruin como para que los candidatos canjeen votos por desgracias infinitas? ¿Puede algún elegido proclamar su victoria poniéndose de puntillas sobre muertos y más muertos?

Dice Miguel Angel Rodríguez que Zapatero tendrá algún día que revelarnos qué grupo terrorista le llevó a la Moncloa. Yo, firmante de este artículo, soy un terrorista. Yo, junto a otros millones de votantes, llevamos a Zapatero al poder. Que lo sepa Miguel Angel, Aznar, Acebes, Pedro J y todos los demás monaguillos de la miseria.

Pasaré los próximos siete años interpelando la existencia. Al fin y al cabo el hombre no es más que eso: una eterna pregunta cuya respuesta se convierte en una nueva interrogante. Así hasta el misterio último de la vida que es la muerte.



martes, 3 de mayo de 2011

AL ADN LE LLAMAN TRINIDAD

La Fe, decía el catecismo de mi niñez, es creer lo que no se ve. En contrapartida, la ciencia era el resultado empírico, constatable de la realidad palpable. De ahí que Fe y Ciencia no tenían por qué coincidir en una cosmovisión de la existencia.

Al margen de esta disyuntiva evidente para teólogos y científicos, la Iglesia siempre ha pretendido explicar que la ciencia no puede oponerse a la Fe. En consecuencia, a la Jerarquía le basta con anatematizar todo lo que contradiga esa Fe para lograr una no contradicción entre lo empírico y lo dogmático. La ciencia parte de hipótesis que deben llegar racionalmente a conclusiones mientras que la Fe parte de la revelación divina para ser acogida como indiscutible por el ser humano.

No obstante el planteamiento anterior, el magisterio de la Iglesia ha pretendido siempre hacer coincidir ambas visiones, científica y religiosa. La ciencia es cuestionable. No así las creencias que emanan directamente de Dios y son trasmitida a los fieles mediante la infalibilidad pontificia. La ciencia no puede contradecir a la fe. Ella ilumina el campo de la investigación evitando el choque frontal y obligando a desechar como falso todo aquello que no se pliegue a la revelación divina.

La secularización desarrollada por Harvey Cox significó un paso importante hacia la secularización de la cosmovisión, del hombre y de su mundo. El ser humano existe por sí mismo y es dueño de su propia historia. Debe ir desvelándose a sí mismo desde la propia oscuridad del misterio que es hasta alcanzar la luz de su propia existencia y del mundo en el que hace su historia. Un número muy significativo de teólogos católicos son seguidores de esta visión de Harvey Cox, pese a que nunca han estado bien vistos por la Iglesia de Roma.

El cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Salud, lo que podría calificarse como el Ministro de Sanidad del Vaticano, asegura que en el ADN "podemos encontrar la Santísima Trinidad", porque se trata de un ácido basado en la "complementariedad mutua” El "ministro de Sanidad" de la Santa Sede agregó que la vida "es un movimiento orgánico de complementariedad mutua", en la que el ADN significa "capacidad primordial para ser y actuar, un movimiento que sirve para complementar, una necesidad, no una supremacía del más fuerte".

Esta unión hipostática entre revelación divina y devenir científico autoriza a que cualquier miembro de la jerarquía católica posea el don de opinar de forma exclusiva y excluyente sobre los temas más dispares, desde el escote-palabra-de-honor hasta el ADN como templo donde habita la Santísima Trinidad. Construye así un cuerpo dogmático que engendra una legislación canónica capaz de englobar toda la vida del creyente. Quien se deje encorsetar por ambas cosas firmará una adhesión inquebrantable a la autoridad piramidal que va desde el Papa hasta el último clérigo. Fuera no hay salvación. Fuera tampoco hay ciencia. A Dios no le interesa la tarea investigadora. Se siente a gusto en el tibio calor del ADN.

lunes, 2 de mayo de 2011

EL M.A.R. TIENE CORBATA

El Dr. Luis Montes ejercía la medicina en el Hospital de Leganés. En el servicio de urgencias concretamente. Manuel Lamela, exconsejero de sanidad de la comunidad de Madrid, bajo la sombra siempre alargada de Esperanza Aguirre, lo acusó del asesinato de cuatrocientos enfermos terminales. El Dr. Montes se dedicaba así a aplicar la eutanasia bajo su propio criterio, sin el consentimiento de las familias y sin un testamento vital previo de las víctimas. Los hechos pertenecen a 2.005. El caso fue sobreseído en 2.007 por los tribunales y corroborado en 2.008 por la Audiencia Provincial.

Uno sabe de urgencias hospitalarias, de noches largas como cipreses, de almohadas blancas entre paredes de sombra, de manos de latex auscultando pulmones grises de tabaco. Uno sabe de la contradicción vital de anhelar que alguien te ayude a dar el paso definitivo al mismo tiempo que le imploras más vida a la vida. Lágrimas y sudor por la fachada del alma.

El Dr. Montes va por la vida como le da la gana ir por la vida. Bata blanca de urgencias, barba blanca de siempre, sin corbata de siempre, un tanto encorvado de dorlosis, ahora más porque la vida pesa, porque las acusaciones pesan, porque las calumnias pesan. Manos en los bolsillos porque alguien desde Lamela a Miguel Angel Rodríguez le han cortado los soportes vitales, porque El Mundo de Pedro J. le ha llamado Dr. Muerte. Por ahí va este hombre bueno, misericordioso con el dolor, comprensivo con lo humano, dolorido con la muerte inevitable. La muerte es una derrota, un fracaso humano, científico, existencial.

Cuesta pensar en la contradicción que encierra cierta prensa y ciertos tertulianos televisivos exigiendo a los demás un respeto a las sentencias judiciales como esencia de un estado de derecho y el desprecio que demuestran cuando esas sentencias ponen de manifiesto la intención turbia de quien ha sostenido una postura contraria. Nadie de los que acusaron al Dr. Montes de asesino, de nazi, de poner en vigencia el sistema de exterminio de Hitler ha tenido la valentía de pedir perdón por masacrar la persona que ha ejercido su tarea médica con responsabilidad, con misericordia, con empatía. Ni El Mundo ni ciertos presentadores por todos conocidos han tenido esa gallardía. Que nadie se extrañe. Hay quienes sólo saben escupir.

Caso aparte es Miguel Angel Rodríguez. El fallo de los tribunales le obliga a indemnizar con una multa irrisoria. M.A.R. fue secretario de estado de comunicación del Gobierno de Aznar y portavoz de su gobierno. Criado políticamente por D. José María y Dña. Ana Botella, dieron a luz a este aborto de la palabra. Ahora va por ahí, mendigando un plasma, sea Antena 3, Intereconomía u otros donde dejar sus vómitos indigestos para cualquier televidente con un mínimo de honestidad. Nazi, nazi, nazi repetía con el odio de quien es incapaz de algún pensamiento noble.

Ahora, cuando la Justicia le obliga a digerir su propia bilis, expele un argumento en su defensa: Me han condenado por in educadamente vestido con traje y corbata, y no hecho un harapiento como el querellante. En adelante ya sé cómo tengo que acudir a un tribunal: con los pantalones cagados.

M.A.R. tiene corbata. Lo que le falta es conciencia humana.




domingo, 1 de mayo de 2011

EL PAPA HA MUERTO.

La otra noche se corrió la voz por todo el barrio: El Papa ha muerto. O sea, que Vd., Santidad se ha ido al cielo. El cielo es otro barrio, pero más grande, una anchura infinita para que quepamos todos. Con un plan de ordenación urbana a discreción. Cada uno vive donde y con quien quiere, pero en paz. No hay muros de Berlín, porque Dios no quiere divisiones. Los polacos están libres del nazismo y del comunismo porque Dios exige a los suyos que sean libres. Vd., Santidad, promulgó la paz, la dialogó, la construyó. Seguramente le dolieron los brazos de parar tanta lucha. Allí no hay guerras preventivas, ni guantánamos, ni Azores que decretan matanzas. En eso ha salido ganando. Se habrá encontrado con Pedro, el pescador. Con Juan de la Cruz y Teresa de Avila: buena gente. Con Judas, amigo a tiempo parcial de Jesús y con María Magdalena, la mujer que un día perdió la memoria del corazón. Seguro, que Vd., Santidad, está a gusto
Aún no habrá tenido tiempo de saludar a todo el pueblo. Pero mañana o pasado, se encontrará con los teólogos de la liberación. Suelen pasear por el barrio de Los Pobres, conforme se entra a la izquierda, naturalmente. Ahora Vd., Santidad, no podrá excluirlos, ni proscribirlos. No le va a enmendar la plana a Jesús que disfruta yendo a comer con ellos como cuando estuvo en la tierra. Y Häring, y Theilard de Chardin, y Marciano Vidal: Viven por la Avda. de las Bienaventuranzas. Enseñan, como hicieron toda su vida, que el amor es lo importante. Pero ahora, Santidad, ya no podrá quitarles la cátedra, porque Dios los nombró “honoris causa”.

Y se va a encontrar, Santidad, con los homosexuales y lesbianas. A lo mejor intenta pasar de largo, haciendo como que no les ha visto. Pero será inútil. Atravesarán de estrella a estrella en carrozas plagadas de rosas y claveles y campanillas. No se preocupe, Santidad. Vd. siempre creyó que Dios sólo amaba a los heterosexuales y por eso los excluyó. Qué error, Santidad. Abrácelos, y pelillos a la mar.

Verá más adelante a los tronchados por el sida. Vd., Santidad, les prohibió el uso del preservativo y lo único que consiguió con esa medida fué que llegaran antes que Vd. al reino de los cielos, aunque es verdad que tuvieron que sufrir demasiado

El cielo es sorpresivo, como el mismo Dios. Será todo una explosión de luz para Vd., Santidad, que disfrutó de ideas muy claras, inamovibles, inmutables. El amor lo igualará todo ante Vd. que siempre supo dividir las actitudes entre buenas y malas.

Animo. Se irá acostumbrando en la eternidad a dejarse manejar por Dios, aunque Vd., Santidad, haya vivido acostumbrado a manejarlo a El.


(Artículo publicado cuando murió Juan Pablo II)