miércoles, 31 de diciembre de 2008

EL MAESTRO

A Luis María Ansón lo presentan siempre como “EL MAESTRO” Y Uno, que lleva canas en las venas, que tiene archivados tiempos oscuros, silencios de plomo duros como muertes abreviadas, se pregunta de qué maestría presume, de qué decente docencia puede enorgullecerse Luis María Ansón. ¿Maestro de qué? ¿Qué encontraríamos si nos remontáramos a los tiempos infames de la dictadura? ¿Un luchador por la libertad, por la democracia, por la expresión limpia y sincera, por los derechos humanos? ¿Estaba entre aquellos perseguidos Luis María Ansón? Que respondan los del caldo caliente del auxilio social, los del pan negro y chocolate de domingo, los de la achicoria aguada consolando estómagos huecos.

Llegó la democracia. Democracia coronada, pero democracia. No una república, que hubiera sido el abrazo fraternal con el tiempo fusilado, pero democracia. Costó rehacer la palabra, legalizar la esperanza, verticalizar la fe en el futuro, muscular el esfuerzo y comenzar de nuevo. Con temblores de hombres póstumos entraron los luchadores, los vencidos, los almacenados de Carabanchel. Con gesto de orgullo, de donantes condescendientes, “los demócratas de toda la vida” Ansón entre ellos, orla enmarcada, militar-generalísimo-enmarcado, Juan-de-Borbón-enmarcado, príncipe-buena-sombra-enmarcado, título para siempre enmarcado: MAESTRO. Despacho unificante Franco-Monarquía de director periodístico

Y Ansón ahora además defensor del cristianismo. Como el católico condecorado, bendecido y entronizado, de palio y adoquines de tomillo en el Corpus toledano. Cruzado de la fe, campeador de valores eternos, admirador de muslos y tenis a lo Graf rubia, a lo Conchita morena, a lo Mónica orgásmica en el grito.

Rouco descubriendo a Colón, representando –dice el Maestro- “la Iglesia del Evangelio, la Iglesia de los pobres, la de la madre Teresa, la Iglesia mater et magistra de Juan XXIII, la Iglesia del amor y la concordia, haciendo frente a las ocurrencias zapaterescas” Porque “Zapatero la ha emprendido contra la Iglesia y pretende borrar de la faz española cualquier manifestación católica”

Y para coronar de gloria su tizona, el Ansón-Maestro-Macho se encara a pecho descubierto contra Zapatero, adalid de” una política anticristiana”, defensor del “sexo libre y el caño abierto”, de “plataformas de víctimas de proxenetas” Con esa elegancia se refiere Ansón-Maestro-Macho al colectivo de gays contra quien pide el Papa protección, cuya existencia como familia es una aberración de la ley natural, cuya discriminación, persecución y tortura no debe suprimirse en los países que la practican.

Y ahora Ansón, presidente vitalicio del sindicato del crimen, nos amenaza con el ferviente deseo y la posibilidad de que Rouco (existen un número infinito de Roucos en las filas de la Jerarquía) “tal vez sea algún día, un magnífico Papa, pastor de la Iglesia universal”

Ansón en cónclave eligiendo Roucos urbi et orbe, ejerciendo un magisterio de sables y condenas. Nosotros, los eternos aprendices del misterio, pedimos sólo acariciar las caderas de las rosas.


sábado, 27 de diciembre de 2008

DIOS-INEM

El magistrado juez de familia de Murcia Fernando Ferrín Calamita ha sido condenado por el Tribunal Superior de Justicia de Murcia a la pena de dos años, tres meses y un día de inhabilitación para empleo o cargo público por retrasar de “forma maliciosa” la adopción de una menor que había sido solicitada por la compañera sentimental de la madre biológica. La condena aprecia el agravante de desprecio a la orientación sexual de la adoptante e incluye una indemnización de 6.000 euros.

El juez revistió su conciencia de toga cristiana, ahondó en sus convicciones y actuó de acuerdo a unos principios inspirados en las enseñanzas de la Jerarquía católica (no confundir con enseñanzas evangélicas). No tenía por qué obedecer a la ley de un gobierno legítimo y ratificada por un parlamento representante de la soberanía popular. Le bastaba con una legislación de incienso, bendecida por un cristo corto de miras, enemigo del amor cuando el amor se ejerce sin fronteras.

Y este mártir, caído por el Dios antilaicista, por la España de Pelayo, de Isabel y Fernando, del reconquistador Franco, de san Rouco-Cañizares, sufrió la violación de su fuero virginal. Aguantó erecto los empujones contra una cristofobia pecadora, clavada en su carne, pero en el fondo empotrada contra cruces oscuras de cristos-machos. Se contempló entre olivareros altivos en paro, albañiles de mortadela a las once en paro, montadores de carrocerías en paro. Hipotecas impagadas, desahucios amenazantes, embargos inminentes, navidades de pan con aceite, hijos sin magia de reyes. Dos años, tres meses y un día. El paro dando cabezadas de mulo obstinado, rompiéndole costillas a la vida, amargando el cigarro de los lunes al sol.

Pero él era distinto. Dios ejercía como pastor y nada le podía faltar. Dios lo encerraba todo para él: su apoyo, su fortaleza, su sentido vital. Y desde ahora sería su DIOS-INEM. “El seguramente le tenía preparado un destino mejor” Antigüedad, nóminas, cotizaciones. Lo envolvió todo en la sentencia persecutoria y se lo entregó al Dios-Instituto-nacional-de-empleo. Le correspondían las prestaciones otorgadas por gobiernos laicos, por constituciones aconfesionales, por gobernantes perseguidores de conciencias fuertes, por directrices destructoras de actitudes cristianas, por leyes sociales que protegen a los que se quedan sin trabajo y a los que se aman por el simple derecho de amarse.

A lo mejor se dedicaba a la política. Y acababa con el amor lésbico, devolviendo a la mujer a su puesto casero-compañera-servil-del-macho. Y regeneraba el amor testiculovaginal, reproductor sin más de niños blancos y rubios como ángeles de purísima concepción.

Olivareros, albañiles, montadores. Pobres porque para pobres nacieron. Aguantando lunes al sol y viernes fríos a la sombra del hambre. El, juez perseguido por cristiano, de vuelta del DIOS-INEM, haciendo patria-corazón-santo, por el imperio hacia Dios. Le engrandecía la diferencia.



martes, 23 de diciembre de 2008

CATOLICO PRACTICANTE

Según el periódico La Razón, el 76% de los españoles se define como católico. El 77,5% bautizaría a sus hijos. El 40% asegura que no acude “nunca” a actos públicos religiosos, como procesiones, y el 35% de los que se dicen católicos no van nunca o casi nunca a misa.

Sin entrar en valoraciones estadísticas, cabe preguntarse si la voluntad de bautizar a los hijos, la asistencia a actos públicos de la Iglesia o el hecho de acudir o no regularmente a misa, constituyen elementos definitorios de lo que es un cristiano. La respuesta es bastante clara: para tranquilidad de conciencia de la Jerarquía, esos son elementos esenciales para definir a los fieles. Sólo los que cumplen ciertos preceptos canónicos pueden considerarse integrados en la visión cuántica de la Iglesia. Por el contrario, nunca alcanzarán esa categoría los que se mantengan al margen de la normativa impuesta. El cristianismo viene así marcado por el cumplimiento del derecho canónico y no por el espíritu de las bienaventuranzas y del mensaje evangélico. Las grandes muchedumbres concentradas en la Plaza de san Pedro, en las vigilias juveniles junto al Papa, en la hermosa filigrana de la semana santa sevillana, en las misas-manifestaciones-religioso-políticas de Colón, llevan a los Obispos a la conclusión de que reflejan la grandiosidad numérica y comprometida de un cristianismo pujante y siempre creciente.

Para ser “cristiano practicante” se exige sólo un cumplimiento ritual y no la lucha por la consecución de valores “radicales” y fundadores de nuestra irrenunciable grandeza: el amor a lo humano en cuanto humano, el valor de la ciencia como revelación del misterio que somos, el cosmos como residencia del Dios-hecho-hombre, prójimo implicado en la aventura temporal e histórica, la libertad poética, siempre creadora de utopías, la pregunta sobre el ser respondida desde el temblor de la provisionalidad, la fraternidad constructora de un mundo habitable para todos y no para unos pocos, la propiedad de los bienes como posesión distributiva, la siembra de un mensaje inquietante, interpelante, agitador de conciencias y nunca narcotizante, la proclamación exigente de los derechos humanos como elemento dinamizador de la evolución humana. Y así podríamos seguir ahondando, pregunta a pregunta, hasta la crucifixión silente de la muerte.

¿Tan poca estima tiene la Iglesia por su esencia cristiana que se siente satisfecha con el cumplimiento periférico, con el simplismo suburbial de unos mandamientos no transformadores de realidades esclavizantes, homófobos, incomprensiblemente amantes de María de Nazaret pero capaces de marginar a la mujer a lo largo de la historia, estructurados alrededor de actitudes costumbristas disfrazadas de tradición, impuestas desde criterios anquilosados y al margen de preocupaciones inherentes al devenir histórico?

Si un día se cambiaran los criterios de las estadísticas, a lo mejor se nos llenaban los extrarradios de cofrades, familias unívocamente estructuradas y báculos destruidos sobre trigales erectos.



domingo, 21 de diciembre de 2008

SIEMPRE NOS QUEDARAN LAS ROSAS

Por las esquinas andan las pistolas. Buscando nucas concretas. Nucas empresariales, de uniforme azul y verde, honradas de pico y pala. Siempre nucas. Para alojar la muerte en el centro caliente de la sangre.

Por ahí anda el Gobierno agazapado. Enmascarado lo han visto, disimuladamente ayudando, farisaicamente implícito, cómplice de la muerte hasta un tanto por ciento. Lo ha detectado Isabel, aupada en las espaldas de Jaime, de Alcaraz-caudillo desmontado. Castellana vacía, Recoletos y Prado. Sin una rebelión cívica que llevarse a las hondas para estamparla en la cara al rojerío. Gobierno sospechoso de negociación en el alma de Esperanza. Entreabierta la puerta a la amistad de las balas, arañando voto de txapelas trastornadas. Lo sabe Isabel Durán. Todas las Isabeles lo saben. Lo afirma el GEES de Aznar-extrarradio, despeñado historia abajo. Denunciantes valientes de crímenes aplaudidos, aprovechados de urnas manchadas y rentables.

Mariano entregado. Lo denuncian la COPE, las Isabeles-Agustinas-Juanas-de-Arco. Cirujanas de caretas obscenas. Mariano entregado, trabajador a tiempo parcial de la unión de empresas ETA-Zapatero. Quehacer de proyecto único que nos dijo D. Angel, abulense de brazo incorrupto, exvoto del general enterrado en la sierra madrileña. Hay que sajar en carne viva. Urge aflorar el pus amontonado. Lo exigen las Isabeles, antiterroristas únicas de actualidad. Porque Mariano se ha unido a la mascarada gubernamental y no queda nadie, por lo visto nadie, con agallas para gritar contra el crimen consentido y animado. Durante los dos últimos años se ha detenido a un etarra cada dos días. Pura estrategia, complicidad sonriente, concesiones ejercidas de viejos contratos rubricados y firmados sobre nucas concretas de los muertos.

Siempre nos quedarán las rosas. Nos queda la rosa frágil, anoréxica de ideas, pero “pieza vital del parlamento, Pepito Grillo de Zapatero, que no se ha amedrentado a la hora de desenmascarar la política antiterrorista del gobierno” Lo grita en Epoca y junto al El Mundo Isabel Durán: “Con esta moción”, Rosa, Rosa-de-España, “tuvo el arrojo de desenmascarar en este primer periodo de sesiones de la segunda legislatura de Zapatero al propio Ejecutivo y mostrar su doble juego en la lucha antiterrorista por intereses partidistas” y ha conseguido “poner contra las cuerdas al Gobierno”. La supuesta unidad de PP y PSOE en asuntos de terrorismo no han frenado a Rosa, “explícita y directa” capaz de “sacar de quicio” al PSOE y, especialmente, a Zapatero” “Ha dado en la línea de flotación de un Gobierno que dice luchar contra ETA en todos sus frentes y ni siquiera activa los procedimientos legales a su alcance para sacar a los terroristas fuera de los municipios donde él mismo los metió”.

Isabeles, Cristinas, Curris. Federicos, Amandos, Pedros J, Esperanzas, Cospedales, Sorayas, plañideras de ataúdes con Mariano presente de cuerpo muerto. Echadle flores encima. Tal vez Aznar resucite, melena gloriosa al viento, Pizarro conquistador de Irak. Que descanse Mariano y José Luis. Mausoleo enmascarado, entre maleza de crímenes consensuados.

Pero que nadie llore sobre las nucas truncadas. Siempre, siempre, nos quedarán las rosas.





viernes, 19 de diciembre de 2008

BIENAVENTURADOS LOS POBRES

El Papa Ratzinger proclama que "las dificultades, las incertidumbre y la misma crisis económica que en estos meses están viviendo tantas familias y que afecta a toda la humanidad pueden ser un estímulo para descubrir de nuevo el calor de la sencillez, la amistad y la solidaridad, valores típicos de la Navidad". La sencillez, la amistad, la solidaridad no pueden ser, Santidad, valores típicos de Navidad. No pueden identificarse con el turrón, el cava, los polvorones y los niños de San Ildefonso coronando a los nuevos ricos de diciembre. Hay actitudes que son, que deben ser, cosecha de todo el año, de toda la vida. Las dificultades económicas que sufre el mundo tienen su origen en la injusticia, la soberbia, la codicia, la prepotencia de los ricos contra los pobres, la esclavitud elegante, pero esclavitud, que practican los poderosos contra la mayoría de la humanidad. Y esta lacra debe sólo ser enérgicamente denunciada y nunca aprovechada para retomar unos valores envueltos en celofán, exigidos en nombre de un Cristo falseado por traicionado.
Africa se muere de hambre, de sed, de sida. No vive por eso las mejores condiciones para sembrar valores que le están siendo negados por el mundo de la abundancia y el derroche.
Sólo en España, octava potencia, reserva de los valores de occidente y obstinadamente cristiana, seiscientas mil familias tienen a todos sus miembros sin trabajo. Parados producto de la crisis ambiciosa de los que han hecho de la riqueza mundial un patrimonio que sólo disfrutará el veinte por ciento, mientras el ochenta por ciento de la miseria conscientemente diagramada se amontona sobre las espaldas de una mayoría aplastada.
Hay dinero en el mundo, Santidad. Suficiente dinero para guerras preventivas, para explotar manantiales de petróleo, para invertirlo en sangre derramada y rentable que cotiza en bolsa, para construcciones faraónicas que rezuman sudor-albañil, para una emigración miserable y volandera que trae a los países ricos mano de obra barata e ilegal.
Esto es lo que hay que denunciar, Santidad, con todas las energías que proporciona un evangelio preocupado por lo profundamente humano. Pero evidentemente resulta imposible este enfrentamiento real con la injusticia desde las coordenadas de una Iglesia no comprometida en la lucha de los más abandonados, que asume la pobreza como un adorno, como un anestesiante de conciencia y no entiende por eso una teología de la liberación.
Su discurso, Santidad, suena a ironía, a afrenta, a escarnio. De las bienaventuranzas de la pobreza están excluidos todos los que no asumen al hombre como valor supremo ante un Dios que experimentó la hombría y todavía está entre nosotros. Ser pobre significa reconocer las limitaciones ontológicas de lo humano. Empujar a la pobreza constituye un genocidio al que no es ajeno la Iglesia.

NAVIDAD ES EL HOMBRE

PALABRA TRAICIONADA

Lo escribí hace muy poco: durante la dictadura tuvimos que exigir la palabra como un derecho. En democracia, debemos defender el derecho de la palabra. Porque la palabra es entrega, donación, acto amoroso ante el oyente. Usarla en vano es desestructurar la democracia, estrellarla contra tanto esfuerzo soportado, deshuesarla para que pierda consistencia y estatura.

Y en esta labor de lesa democracia andan empeñados ciertos “demócratas de toda la vida”, que se ofenden hasta la excitación cuando se pone en duda su amor a la libertad, o alguien insinúa que añoran tiempos viejos.

¿Puede honestamente Esperanza Aguirre “sospechar” que el Presidente Zapatero anda tramando una negociación con ETA y decir al día siguiente que no puede dudar de la palabra del Gobierno?

¿Puede Isabel San Sebastián con un mínimo de decencia afirmar que Zapatero distingue “entre terroristas y terroristas pero menos” y lo hace “por afán de dejar alguna puerta abierta a otro posible proceso, rascando al mismo tiempo sufragios de los partidarios de la solución negociada en las urnas vascas”? ¿Puede asegurar sin sonrojarse que “el terrorismo es una baza política que maneja Zapatero de acuerdo con sus conveniencias y al margen de los principios, como una estrategia más de las muchas que ha puesto en marcha a fin de llegar y permanecer en el poder”?

¿Puede Miguel Angel Rodríguez proclamar que tenemos un régimen nacionalsocialista sin que nadie lo expulse de la tertulia en que participa? ¿Alguien le puede explicar a este pordiosero del plasma que tiene derecho a hablar precisamente porque no vivimos bajo los dictados de Hitler? A veces aflora la nostalgia excitante, absorbente de pasado y el ayer ejerce su tracción.

Esta prevaricación, ejercida desde el más absoluto estrabismo político, llega a conformar el criterio definitivo de quienes no han sabido, seguramente porque no han querido, ver la realidad política tal cual es. Se acostumbra a la deformación hasta el punto de vivir en una perpetua mitomanía. Se llega a digerir la propia mentira y a degustarla como una dieta de equilibrio emocional. La falsificación también crea hábito y postura vital.

La democracia es un sistema político asentado en la responsabilidad. La acción de un gobierno es responsabilidad. La discrepancia también. La falsificación consciente es pura prevaricación. Y la prevaricación es lisa y llanamente destrucción.

Si el terrorismo acaba algún día, tengo la impresión de que muchos tertulianos, articulistas, analistas y políticos se verán sometidos a un expediente de regulación de empleo, dependiendo del nefasto instituto de la añoranza, de la tristeza íntima, subyugados por la piel de la nostalgia.

Costó mucho llegar a donde estamos. La democracia, como todo lo humano, se inventa cada amanecer. A quien le moleste el sol, que no intente taparlo. Que se quede para siempre en el vientre caliente del pasado.



miércoles, 17 de diciembre de 2008

NAVIDAD

NAVIDAD ES EL HOMBRE




A todos los que os acerquéis a mi palabra




rafael fernando navarro

lunes, 15 de diciembre de 2008

EL DERECHO DE LA PALABRA

La palabra es un vehículo de entrega al otro. Nos ex-pone, es decir, nos coloca fuera para que podamos ser contemplados en nuestra mismidad, y como tal, ser acogidos, no desde nuestra apariencia, sino de los que somos ser adentro. Misterio sostenido entre las manos para que otras manos lo acojan. Aceptar al otro como misterio es la plenitud de amor.

Las dictaduras se adueñan ante todo de la palabra como derecho humano inalienable. Hay que prohibir el trasvase amoroso de lo humano a lo humano. Hay que derrumbar los puentes que unen. Sin la palabra como derecho, el ser humano queda aislado, incomunicado, cerrado sobre sí mismo. Y es entonces cuando la tiranía puede ejercer su dominio criminal. Todo debe ser vivido como prisión incomunicada. El hombre sin palabra deja de serlo y el dictador, en su delirio, ejerce en realidad su dominio sobre la nada. Muchos hemos vivido con la palabra arrinconada en los sótanos oscuros del silencio.


La democracia nos devolvió la palabra como hija primera de la libertad. La palabra como derecho. Pero esta recuperación debe constituirse en una tarea, en un quehacer constante porque siempre está perseguida, amenazada. También los demócratas, o los situados en suburbios democráticos, se empeñan en sitiarla. No interesa en realidad su pura existencia. Compromete, exige y constriñe a quien quiere falsearla. Cuando la palabra se preña de mentira, se traiciona quien la pronuncia y traiciona a quien la escucha. Quien la usa en política como arma de destrucción masiva merece una invasión y un desprecio preventivo. No se puede admitir la prevaricación de la palabra sin el destierro de la historia.

Esperanza Aguirre, Arenas, Cospedal, Regina Otaola aseguran que el Gobierno no está interesado en la derrota del terrorismo y que se está sucumbiendo a una negociación oculta. Saben que mienten, pero lo predican. Alcaraz añora su lugar en la cabecera de una manifestación y llama a una rebelión cívica. Miente desde su miniatura política pero pretende existir en la corrupción de su propia palabra. Federico Trillo asegura que el Gobierno quiere disolver el hecho religioso en España. Miente mientras se esfuerza en construir el imperio pseudo cristiano del Opus. Mienten Rouco y Cañizares y Martínez Camino cuando denuncian que se está destruyendo la familia por el simple hecho de reconocer que el amor es una aspiración vertebral de todo ser humano. Miente el Foro de la Familia cuando exige que se retire la campaña del uso del preservativo porque conlleva la promiscuidad de los adolescentes.

Quien quiera dedicarse a la política debe comprometerse con la veracidad, la honradez y la transparencia de su palabra. Quien quiera denominarse cristiano, también. No entendamos la corrupción como referencia exclusiva a lo crematístico. Es mucho más destructiva la corrupción de la palabra.

Luchamos durante la dictadura por la palabra como derecho. Tendremos que seguir luchando en democracia por el derecho de la palabra.

viernes, 12 de diciembre de 2008

EL DOLOR DE JAIME

A Jaime no le duele España. Fue cuando los trenes. Cuando Atocha. Cuando enterrados los muertos. Cuando perpetuadas las heridas en sillas de ruedas. Cuando ETA era una necesidad urgente de Aznar, de Aceves, de Zaplana. Cuando la conspiración. Porque los terroristas no andaban por desiertos lejanos. Porque Zapatero fue llevado en andas a la presidencia por grupos terroristas. La sangre votó socialismo. El miedo cooperó con las urnas. Los agujeros negros no explorados. La mentira expandida por las embajadas, por las Naciones Unidas, por la prensa. Desde la veracidad del ministro del Interior, del ministro portavoz, del presidente ungido por Bush. Jaime estaba allí. Dolido, pero empujando. Entrevistando a fanáticos por las cárceles. Para exculparlos. Para trenzarlos con ETA. Era necesario que las metralletas norteñas aguantaran la responsabilidad de tanta sangre, de tanta soledad, de tanto 11 de marzo.

A Jaime no le duele España. Pero no soportó que Zapatero vendiera Navarra al precio que la banda le marcaba. Navarra no era estraperlo. La defendió junto a Rajoy-matrimoniado-con-UPN, del brazo de Alcaraz-Moscardó, envuelto en banderas arrolladoras. Cataluña rompe España. Pero nunca Navarra.

A Jaime no le duele España. De reconquistarla se trata con Rajoy victorioso. Rajoy centrado en el centro, aunque el centro sea un eterno camino hacia sí mismo. Jefe fiel a los principios, sin concesiones a los nacionalismos. Partido Popular colgando a esos nacionalismos de cierto sitio. Lo ha mandado el emperador Fraga. Y se han puesto a la tarea. Cataluña, País vasco, Galicia. España en fiestas con banderolas-nmacionalistas adornando la romería. Y Fraga en la silla gestatoria. Aplaudiendo. Húmeda España de Tío Pepe, Rioja y Ribera de Duero.

A Jaime le duele la COPE. ¿Porque vomita odio? ¿Por la náusea constante? ¿Por el veneno inoculado en la sociedad? ¿Por el fin destructor que justifica medios destructores? ¿Por el terrorismo ideológico que supura? No. Jaime comprende esa actitud porque la emisora mitrada ayuda eficazmente a la destrucción del rojerío, del laicismo blasfemo de un gobierno que quiere reducir a la Iglesia a la oscuridad de las catacumbas, que defiende a los Obispos de la persecución de unos políticos que estimulan la cristofobia, la eclesiofobia y aniquilan la familia. Jaime comprende esta actitud y la alienta.

A Jaime le duele la COPE. Enamorada de Rosa. Rosa invitando a visitar el País vasco como consejera socialista, mientras ETA asesinaba a diputados del PP y de UPN. (Jaime no menciona a los muertos del PSOE). Rosa ahora perfumada de derecha. Rosa apóstata, pero elegante. Despechada, pero rosa para siempre.

A Jaime le duele la COPE porque no es justo ni congruente que la emisora en la que “deben sentirse reflejados todos los católicos” haya una descalificación permanente de Rajoy mientras se presenta al partido de Rosa como la única oposición digna de tal nombre.

Dolores de Jaime por una derecha tan Rouco, tan Cañizares, tan Benedicto, tan de familia una y trinitaria, tan palmera ante nacionalistas colgados, de Calamitas-héroes, de inquisiciones para gays y lesbianas.

Dolores de Jaime Ignacio del Burgo. Llanto por Esperanza desesperanzada. Por Mariano sin rosas desorientadas, pero rosas.



sábado, 6 de diciembre de 2008

CHARCOS DE ESPERANZA

Por la India andaba la Señora. Presidenta presidiendo. Liderando entre dioses morenos, entre pieles morenas con turbantes de imposible equilibrio. Por la India, la Señora. Vertical y elegante, con el Ganges-foulard en la garganta. Señora-armani de tacones-Manolo.

Le crujió el terrorismo en las espaldas, la muerte en los pasillos de majestad y mármol. La muerte siempre oscura, abierta y antropófaga. La sangre se hizo charco en las venas moradas de las piedras.

Bombas abiertas. Hotel-paritorio de hombres muertos, de mujeres llorando hijos perdidos, de bedeles sonrientes de maletas y propinas. Esperanza-estilo. Tendencia-Esperanza. El terror empujando al mundo. Occidente asustado. Temblor de eternos valores. Miedo de negros cuajarones.

Se le encharcó a Esperanza la esperanza. Y huyó. Apretando el miedo, amando el miedo. Coartada estática y dinámica. Ecuación contradictoria. Amando y odiando el miedo. Apretándolo. Y huyó. De puntillas sobre la sangre. Apartando balas rebotadas. Con la muerte posible en la cintura, con tacones-Manolo, con medias perfumadas de chanel.

Hablaba con Sor Isabel Martín. Alma pontificia ella. Sor Maravillas india. Sin foto colgada en el Congreso. Decorando la vida de Bono-Presidente. Por eso el milagro. Mientras, las granadas. Abriendo boquetes en la carne, haciéndose camino entre bedeles, maletas y propinas. Se olvidó de Sor Isabel-Maravillas. Nadie la ha identificado. A lo mejor anda por la morgue buscando dioses muertos. Esperanza volaba hacia belenes con villancicos de turrón. Dios viajó con ella, recomendada de monjas santas. Pero Dios se olvidó, como Esperanza, de los que no pudieron pisar charcos de sangre, de los que no merecieron el milagro y sólo podían aferrarse a movistar-orange-vodafone.

Calcetines de azafata quinceañera. Había que disimular la sangre. Ocultarla. Olía a cosecha terrorista. La de Irak era más pura. Manaba paz mundial y democracia en los nudos de Sadam ahorcado. Los muertos son distintos, muy distintos. Hay una diferencia: nuestros muertos son los otros. Pero nosotros no podemos ser sus muertos. Terroristas son. ¿Salvadores somos? Misa al atardecer. Gracias al Dios que huyó en vuelo regular hasta Barajas. Dios también necesitó unos calcetines. Se le olvidó la cruz entre las flores de un hotel de lujo allá en la India. La cruz siempre es mejor para los otros. La encontró una mujer abrazada al cadáver de su hijo. Mujer manchada de metralla.

¿Quién se habrá apropiado los zapatos-Manolo de Esperanza? ¿Qué piernas largas y morenas ceñirán las medias perfumadas de chanel vacías de Esperanza?

Que nadie toque esa sangre. La pisó la Señora Presidenta presidiendo. Liderando intercambios comerciales. Ponedla en un cuadro blanco. Junto a Ghandi. Pacificando el hambre de las balas. Esperando utopías con turbante azules.

jueves, 4 de diciembre de 2008

¿LA ABSOLUCION DE LAS URNAS?

En las urnas se decide la voluntad democrática de los pueblos. Pero a ningún elegido se le entrega un cheque en blanco para que actúe de acuerdo a su antojo y menos aún para erigirse un trono que lo perpetúe en la gloria ante el mundo. El pueblo siempre mantiene su poder de control, con la potestad de ejercerlo sin esperar a la siguiente fecha electoral. Si llegado el momento de nuevas elecciones es revocada su decisión a favor de un nuevo partido o candidato, ¿queda aquél automáticamente absuelto de los errores cometidos? ¿Son las urnas una redención plena y absoluta? ¿Purifican automáticamente al político sustituido? ¿Le exoneran de toda culpa?

Surgen estas interrogantes a propósito de ciertos documentos recientemente publicados y que incriminan a los firmantes en delitos de ilegalidad absoluta, de torturas, de violación de los derechos humanos más elementales. No sólo Bush es responsable de la creación de Guantánamo, sino que lo son también todos aquellos que prestaron su ayuda, de espaldas a la legislación vigente y a la voluntad popular, para que se creara ese inhumano campo de exterminio y se mantenga hasta estas fechas.

Todo se decidió en el sacrosanto nombre del antiterrorismo. Si los terroristas matan responderemos matando, si secuestran, secuestraremos. Todos identificados, igualándonos en el derramamiento de sangre, en la vulneración de la legalidad y tratando siempre de superarlos con guerras preventivas, con engaños podridos por intereses bastardos. Respondimos al terrorismo con igual terrorismo.

El pueblo español tiene derecho a exigir responsabilidades a quien en su nombre y en virtud del poder otorgado por el voto libre y soberano, se enfangó hasta las cejas con la sangre brotada de un antiterrorismo conscientemente falseado en su base y en esa ignominia que todos soportamos y que se llama Guantánamo. Rajoy se atrinchera en el futuro. Pero el exterminio está en su pasado. Los miles de muertos iraquíes son presente. Y resuenan en el Congreso de los diputados los aplausos del Partido Popular a un Presidente encumbrado al cielo de sí mismo. Y ciertos tertulianos radiofónicos y televisivos defienden el castigo de las urnas como liberación total de pasados errores. No se puede mirar de frente al futuro, Sr. Rajoy, si no tenemos valentía suficiente para asumir el pasado. No basta, Sr. Aznar, con retirarse farisaicamente de la política, ni argumentar, como ha hecho recientemente el ex ministro Piqué, que no se arrepiente de las decisiones políticas del gobierno al que perteneció. La historia siente la náusea por la existencia de Hitler, de Mussolini. España experimenta el vómito por el terrorismo franquista, por la complicidad de una Iglesia de palios sombreados. Y hoy sentimos el asco hacia un Presidente violador de derechos humanos, constructor de Guantánamo, artífice de calumnias que desembocaron en una guerra que alumbra muertos diariamente.

¿Está todo redimido por las urnas? Rotundamente NO. Los chasquidos de la muerte producen ecos eternos.

martes, 2 de diciembre de 2008

A lo mejor nacemos otro día
con los huesos de luz y alma de luna.
A lo mejor te encuentro por alguna
coincidencia del viento y la alegría.

A lo mejor morimos otro día,
huesos obscuros, alma de laguna.
A lo peor no te encuentro por ninguna
consecuencia de la melancolía.

Tú vienes y yo voy hacia el encuentro,
pero desconcentrados en la vida
y en la conciencia neta de la muerte.

Tú vienes y yo voy buscando el centro
descentrado del hombre y de la herida
abierta de no verme y de no verte.
A Pep, enamorado y redimido.




Anduve despacio por tu cuerpo,
entorrnados los ojos, las manos asombradas.
Anduve por los montes de tu piel
hasta las ingles del alma.

Se me abrieron tus besos como lunas,
tu carne lorquiana de agua clara.
Se me quedó el silencio de tu voz
en el silencio azul de mi palabra.

Siempre voy a tu nombre y a tu cuerpo,
embistiendo tus huellas alejadas,
tus pechos planetarios,
tu vientre orbital
y tu boca de trigo y esperanza.

Aquí, junto a tu orilla,
en tu hierba, mujer, y en tu almohada,
apoyaré el cansancio de ser hombre,
de tanta noche solo, de tanta madrugada.
A FELIX CAMARA, muerto de amistad, desde la amistad de mi muerte.



Me estoy yendo despacio, como una rosa de agua,
y quiero ser consciente de cada despedida.
Saber que sabe a tierra mojada mi esqueleto
igual que las raíces del trigo en primavera.
Necesito que sea sencillo como el pan.
Pero un adiós honrado como el sudor del tiempo.
Me he ganado la muerte a golpe de tristeza,
Y os dejo libre el aire
y el mar, y alguna fecha.

Algún día también de un mes cualquiera
seré un aniversario y un hueco en la memoria.

Quisiera ser consciente de cada despedida.
De ti, mujer, del hijo que tuvimos.
Cuídame los geranios, los potos y la luna
por si Dios siente alguna nostalgia de este mundo.

Morir es derramarme, mujer, entre tus manos,
como en aquellas noches lejanas de la playa.
Marcharme de tus besos, llevándome tus labios
y el perfume redondo y caliente de tus senos.
Después de muerto quiero cogerte la cintura
y andar la eternidad buscándote los ojos.

Quisiera ser consciente de cada despedida
y explicarte la muerte como se explica el mar.
Olvidarme, hijo mío, por siempre entre tus manos,
cobijando la hombría en tu niñez exacta.

Se muere fácilmente. Basta un golpe de sangre
que descuida el trayecto y olvida el corazón.
Se muere fácilmente si el aire se entretiene
en las puertas del alma a coger mariposas.

Morir es convocar la ternura de la historia
y hacerla solidaria de la pena del mundo.
El hombre siempre muere por el hombre y se inmola
como un ramo de flores en el pecho del viento.




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Amigo, te recuerdo que nos citó la vida
a las cinco en punto de la muerte.

HOMBRE

Soy simplemente un hombre.
Un puñado de tierra con tres partes de agua.
Un cerebro asombrado,
unas ingles que buscan otras ingles
para apretar la vida
y fundar otro puñado de tierra con tres partes de agua.

Un hombre simplemente.
Sin mayor aspiración que olvidarse a sí mismo
y morirse de pena con el asco en los ojos.

Deja el hombre un recuerdo estremecido
en el barro de otro,
en las ingles del otro,
en el asombro cerebral de quien lo quiso?.

Finaliza el hombre con el hombre,
como una calle cortada, sin salida,
coincidiendo con la nada,
empotrado con la nada sin un mar adyacente?.

Soy simplemente un hombre, una pregunta.
Barro, cerebro, ingles.
Pero olvido de mí mismo,
olvido ante todo,
olvidado ante todo.
Sostengo la palabra entre mis manos
como un cuerpo vencido, casi inerte.
Sostengo las espaldas de la muerte,
la muerte que nos hace más humanos.

Cuando el aire nos vuelva más lejanos,
quedará la palabra para verte,
la esperanza capaz de sostenerte
entre la flor azul de los manzanos.

Quiero morirme al lado de tu pena,
envuelto en la palabra acogedora
y sembrado en tu vientre estremecido.

Quiero dormir, soñar sobre tu arena
y saludar la luz madrugadora.
Quiero ser el recuerdo de tu olvido.
Si tuviera tus manos, si tuviera
tu boca estremecida y entregada.
Si tuviera tu sombra iluminada,
si tuviera tu cuerpo, si tuviera…

Recorro la esperanza hasta la espera,
la ausencia indeseable y deseada.
No estoy y estoy en cada encrucijada,
olvidado en la esquina de tu acera.

Desde tu vientre voy hasta tu vientre.
Peregrino del muslo a la cadera
hacia la rosa azul de la alegría.

Allí quiero hospedarme hasta que encuentre
la constancia de alguna primavera
o la espalda de la melancolía.
Si al final de la palabra,
si al final del silencio,
si al pronunciar tu nombre,
si al enunciar el beso.

Si estuvieras al final,
cuando la muerte,
cuando el pulmón cansado,
cuando la arteria triste.

Si estuvieran tus manos,
haciendo del aire
la caricia última,
el último encuentro.

Si estuvieran tus ojos
doblando la esquina del tiempo.
Si estuvieras tú
sosteniendo el mar,
construyendo pájaros
junto al último silencio.

Si al final de la muerte
fueras tú la esperanza,
la primavera término.
Si al final del final
te quedaran besos,
yo andaría sembrándome
por los trigales azules
de los muertos.
No sé qué hacer con toda la tristeza,
con toda la ternura acumulada.
Los besos desbordados,
las manos por las ramas
de la ausencia.
Tan lejos, tú,
tan lejos,
como si no existieras.
Como si nunca hubiera
tocado tu palabra,
tu boca, tu risa, tu alma.
Como si no supieran mis manos tu cuerpo
y se me quedara la memoria
olvidada en las esquinas
de tus pechos.
No sé qué hacer con todos los recuerdos
del tiempo de amor,
ahora que el tiempo
me ahoga los pulmones
con enfisemas grises
y tabacos marrones.
Se me ha puesto moreno el corazón
de sangre sin retorno.
Añoro el sobresalto de los latidos broncos
poblándome de flores al respirar el aire
de tu boca cercana.
Añoro los músculos
erectos como lanzas
cuando tú pronunciabas
la vida de los árboles
y fundabas estrellas
y lunas delicadas
y pájaros simétricos
de alas.
Entonces eras tú y yo existía
porque tú me nombrabas
y erigías mi hombría
como un ciprésparalelo a los montes,
más alto que las torres,
más corpulento que el mar.
Ahora me sobra la tristeza,
y la ternura sobra,
y la palabra.
Necesito tu nombre para sembrar el agua
de peces de colores y flores amarillas.
Necesito beberme un río, entero,
nacido de tu nombre, parido en tu alegría.
Necesito tu nombre para poblar el campo
de amapolas, de surcos, de hierbas y de espigas.
Necesito comerme el pan moreno
de tu vientre caliente, de tu boca y tu risa.

Necesito tu nombre para hacerme más hombre,
para sentir los pulsos en las ingles, la vida
vertical en los ojos asombrados,
y en las manos tus pechos boca arriba.

Necesito tu nombre de mujer entregada,
Tu palabra y tu voz y tu risa infinita.
Necesito tus manos en mis manos
para abrazar el mundo y hacerlo a tu medida.

Necesito que estemos solitarios y alegres
al margen de la pena y al margen de la herida.
Sentados en la plaza de los besos
con las bocas al sol y las cinturas fundidas.

Necesito tu nombre para sentir mi nombre
Y emerger de la nada como buena noticia.
Necesito tu cuerpo enamorado
Pronunciando mi cuerpo a la luz de tu orilla.
Me alegro por el aire que respiras,
porque en tu boca se hace hierba buena.
Me alegro por la pena de tu pena,
por los sueños que sueñas y deliras.

Me alegro por el mundo. Cuando giras,
la luna tiene un eje de azucena.
Y porque el aire bebe de tus venas,
las cosas son verdad cuando las miras.

Sostén mujer, sostén mi primavera
en tu vientre moreno de ternura
y en tu pecho caliente y tan distante.

Mujer, quiero sentirte compañera
y morirme en la luz de tu cintura
con la conciencia limpia de un amante.
Estabas tú y era Marzo.
La carne se hizo palabra
entre tus pechos azules
y entre el azul de tu enagua.

El muslo largo del monte
en la cintura del alba
ejercía de varón
con su desnudo de gala.

Cumplías la edad del aire.
Tenías dieciocho alhambras,
dieciocho giraldillos
en los perfiles del alma.

Estabas tú y era Marzo.
Aquellas magnolias blancas
me arrastraron brutalmente
hacia tu rosa mulata.

El muslo largo del monte
contra las ingles del agua
creaba estrellas morenas
de seminales galaxias.

Estabas tú y era Marzo.
El viento se enamoraba
del vientre gris de la luna
y la luna se encelaba.
Anduve despacio por tu cuerpo,
entorrnados los ojos, las manos asombradas.
Anduve por los montes de tu piel
hasta las ingles del alma.

Se me abrieron tus besos como lunas,
tu carne lorquiana de agua clara.
Se me quedó el silencio de tu voz
en el silencio azul de mi palabra.

Siempre voy a tu nombre y a tu cuerpo,
embistiendo tus huellas alejadas,
tus pechos planetarios,
tu vientre orbital
y tu boca de trigo y esperanza.

Aquí, junto a tu orilla,
en tu hierba, mujer, y en tu almohada,
apoyaré el cansancio de ser hombre,
de tanta noche solo, de tanta madrugada.
A hombros de tu luz voy por la arena.
A hombros de tu aliento por el mar.
A hombros de tus hombros. Caminar
a hombros de tu sombra por la pena.

Me llevas y yo voy por tu terrena
geografía. Mujer peninsular,
limítrofe del sueño, del besar,
donde acaba mi luz y mi condena.

A ti mi solo ser como palmera
Primogénita y única lo entrego.
Quiero beber por la raíz tu boca,


Por mis ramas hacerte ventolera,
Por mi tronco sentir que a ti me apego,
Por mi muerte fundirte en una roca.

sábado, 29 de noviembre de 2008

ROUCO OLVIDANDO EL OLVIDO

La memoria es un encuentro del hombre consigo mismo. Somos el ayer creciendo hacia el mañana. El olvido descoyunta la existencia, la desguaza y reduce al vacío del solo presente. El hombre no es si no fue. No será si no es. Este alzheimer existencial, conscientemente promovido por algunos como purificación bienhechora, no hace más que mutilar, desenraizar y privar al ser humano de sus fuentes primigenias.

Tampoco como comunidad humana podemos desmemoriarnos y cercenar el pasado. La humanidad deviene, se va haciendo presente. Hasta la primavera ama los inviernos y los calienta entre sus tuétanos.

Mons. Rouco se empeña en que una parte (siempre sólo una parte) de los españoles olvidemos. El olvido, Monseñor, es otro golpe de estado contra la existencia. Nos coloca frente al paredón para fusilar nuevamente nuestras penas, nuestros muertos (las exhumaciones de fosas dañan la concordia social), la niñez perdida, la libertad secuestrada, la conciencia libre pero prohibida. Contra ese alzheimer recomendado debemos rebelarnos. A algunos no nos queda mucho futuro. No pretenda que nos quedemos sin pasado. Porque entonces nos está sugiriendo un suicidio del presente.

Es extraño además que un Obispo recomiende el olvido cuando la Iglesia sólo vive del ayer, constituida en feto permanente, en añoranza catacumbal. Su hermetismo ante el avance científico, ante la búsqueda de nuevos caminos, de concepciones superadoras de fósiles esquemas, la lleva a permanecer quieta e inmutable como estatua de sal. Su inmovilismo la empuja a confundir, no siempre con buena voluntad, pasado y tradición. Su falta de creatividad, su incapacidad poética la vuelve incomprensible. La repetitiva letanía eclesiástica imposibilita un quehacer de resurrección y la instala definitivamente en la oquedad de un sepulcro.

Lo escribí en otra ocasión: muchos tenemos alma de vinilo, estómagos calientes de caldo racionado, de pan negro con chocolate-tierra de auxilio social. Uniformes de flechas diminutos, de misas con boinas rojas, de “nodos” con Obispos jurando fidelidad a generales ensangrentados. ¿Qué hacemos los niños que nunca fuimos niños? ¿Qué habrá sido de los besos prohibidos por sagrados corazones, por pureza de vírgenes-murillo, de inmaculadas-rivera, de ángeles que alargaban faldas de novias imposibles? Fuimos seres-pecado de infierno merecido, ojos castos negados para la hermosura de las rosas. Castrados amores eréctiles con savia sin destino. Dos pecados. Dos sólo: el sexo y el antifranquismo. Sólo se pecaba contra el General-Dios o contra el Dios-general. Hipóstasis blasfema, pero con la bendición de Ripalda.

¿Qué olvidemos? Hay que abrir las fosas de nuestros muertos. Hay que abrir las fosas donde nos enterraron a los que estamos vivos. Hay que exhumar todos los ataúdes. Necesitamos la memoria para besarnos el alma y saludar al hombre prohibido que fuimos.


miércoles, 26 de noviembre de 2008

AQUELLA FOTO

Se le cayó a la historia de las manos. Se estampó contra el pecho de los muertos: Once de setiembre, Irak, Afganistán, Oriente Medio, once de marzo. Se abrió en dos el mundo y quedó entronizada aquella foto. Juicio final con buenos a la derecha y malos a la izquierda. Y la sangre fluyendo. Y el odio. Despeñados los muertos. Enterrados los gritos en el viscoso vientre del petróleo. Enmarcado todo, resumido, apretado en el marco de aquella foto de sonrisas con perfiles de guadañas.

Un Bush-hermano-del-pequeño-emperador-Bush nos dejó muy claro que la República de España obtendría grandes beneficios por su implicación en la guerra de Irak. Pero los españoles incrédulos, obstinados, acurrucados en nuestro rincón de la historia, nos negábamos a tanto beneficio, al intercambio de oro negro por sangre con escrúpulos tontos de economistas paletos. Eramos simples ladradores de rencor por las esquinas.

Según GEES muchos españoles y políticos nos burlamos, pataleamos, y gritamos contra la alianza Aznar- Bush. Pero ahora todos recogemos los frutos de aquel apoyo a la guerra. La cortedad mental de nuestros gobernantes no puede entender los valores morales en los que se fundamenta la acción contra el terror emprendida por la siniestra trinidad en 2.003, hasta el punto de que la detención de Txeroki es consecuencia de aquel fecundo alumbramiento. Nada hay que agradecer al Presidente de Francia, ni a la colaboración internacional antiterrorista. Todos es fruto maduro de aquella mística unidad de las Azores.

Por esta desmemoria y por esta falta de agradecimiento, andamos gobernados por unos progres apolillados de pacotilla. Hemos abandonado nuestros principios dogmáticos por un relativismo destructivo. Lo certifica Doña Esperanza, sin apellidos ella, desesperanzada esperanza de España. Cospedal exorcista, expulsando a Zapatero del cuerpo retorcido de las urnas. Miguel Angel Rodríguez: hay que derrocar a un gobierno nacional-socialista, blasfema ese miserable pordiosero de tertulias televisivas. Arenas brotado de giraldas, amante de la vida, frente a un PSOE obsesionado con la muerte de guerras civiles, de memorias históricas, de abortos, de eutanasias, de cunetas-fosas cubiertas de olvido marrón.

Con tanto Franco socialista, tanto che Guevara asesino, tanto pasado violento, tanto golpismo izquierdista incendiando guerras civiles (no fue el general de tierra, mar y aire), tanto masón entreguista (César Vidal), tanto crucifijo desescolarizado, presidiendo ataúdes de caídos, renegado de lorcas maricones, tanta necesidad de olvido y perdón, tanta persecución a una Iglesia luchadora por la libertad, rebelde contra dictaduras, España se está balcanizando, desintegrando, sumisa a terroristas de negras pistolas.

Se le cayó a la historia de las manos y se nos han clavado los cristales. Escuecen los cuajarones y manchan la belleza de las Azores. Hay que reconstruir el paraíso. Postrarse ante la trinidad única. Que Aznar, Bush y Blair nos concedan los valores cristianos de Occidente.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

EL LLANTO DE BUSH

Era noticia resaltada en todos los medios de comunicación: Bush se arrepentía de ciertos actos de su mandato. La noticia por dentro apestaba: reconocía que el cartel situado en el portaviones (la guerra ha terminado –decía-) se prestaba a equívocos. La reclamación del apresamiento de Ben Laden vivo o muerto excedía la prudencia de un Presidente de los EE.UU.

Bush se daba golpes de pecho por ambos pecados. No le daba importancia a la invasión ilegal de Irak, a la calumnia de la existencia de armas de destrucción masiva como pretexto preventivo, a la represión de Afganistán bajo la capa de protección contra el fundamentalismo, a la aniquilación de los derechos humanos en Guantánamo con el uso de torturas propias del nazismo más repugnante, al destrozo de seres humanos en Abú Ghraib, a la consciente impostura de cooperación Sadam-Ben Laden, a la alineación partidista en la guerra entre Israel y Palestina, a la división entre buenos y malos convirtiendo al mundo en un western universal. Nada de esto mereció el arrepentimiento de un Bush definitivamente derrocado por la historia. No sabemos cómo transcurrirá el mandato del sucesor Obama. Pero el futuro será un poco mejor con la superación de un período digno de pasar al recuerdo como el más nefasto una vez superados los fascismos y nazismos que sufrió el siglo XX.

Pero a Bush le queda algún amigo perdido también por los extrarradios de la honradez. Alguien que reconoce su deuda con él. Casi nadie sabría hoy quién es Aznar si Bush no le hubiera permitido poner los pies encima de la mesa del despacho oval. Juntos fumaron, juntos invadieron, juntos mintieron a sus pueblos y juntos andan mendigando la gloria por las esquinas. “La historia rendirá justicia al republicano, aunque ahora no se reconozcan sus contribuciones a defender la causa de la libertad”, escribe el cómplice de las Azores. “Trazó el camino que debemos seguir en estos tiempos oscuros porque nos lega la herencia de la libertad” Aznar presenta a Bush como “el líder de una misión que consistió en una lucha de ideas y valores, los mismos que inspiraron la Revolución americana y la Revolución francesa”
A Bush le queda el amigo Aznar. Todos necesitamos justificar nuestras vidas, encontrarle un sentido y condecorar nuestra existencia con la honradez, el trabajo bien hecho, la entrega, la donación graciosa y siempre importante de un quehacer enriquecedor. Necesitamos el derecho a existir y exigimos que los demás lo reconozcan así. Y cuando el presente nos niega la bondad de nuestros actos, nos remitimos a la historia. Ella sí será justa y nos pondrá en la solapa la gran cruz al mérito de haber vivido. ¿Es el caso de Buhs-Aznar? El olvido es también una redención benefactora.
Buhs se va. Aznar ejerce el exhibicionismo para permanecer. Ana Obregón hace lo mismo.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

EL ASCO DE CESAR VIDAL


César Vidal siente asco, repugnancia e indignación, no al mirarse al espejo, sino al ver a la Ministra de Defensa expresando su admiración por unos soldados a los que no ha dedicado ni un minuto de su atención. Asco, repugnancia e indignación que le nace al locutor de la COPE del propio historial de Carmen Chacón: antiespañola, separatista, perseguidora de la lengua castellana, integrante del PSC, que ha convertido en primer objetivo d su ministerio integrar a la mujer en las Fuerzas Armadas y a cambiar los uniformes femeninos en el Ejército. Ella es hasta cierto punto la culpable de las muertes últimas en Afganistán.

Pero ningún crimen es tan abominable como el hecho evidente de que “la Chacón ni es un hombre ni tiene honor. Bastaría con que dimitiera para que nos librara a todos de semejante obscenidad”

Sentir el temblor por la muerte, abrazar el inmenso dolor de una viuda, experimentar la orfandad de un niño, interrogarse sobre la infinita profundidad de una tumba, son sentimientos despreciables. También es despreciable, supongo, el llanto de los soldados, mirada al frente, músculo tenso, bandera izada sobre sus hombros en los funerales de Figueirido. A César Vidal todo esto le produce asco. Carmen no es un hombre. Repugnante, obsceno. Un hombre macho no debe llorar, dice el tango. Pero de una mujer no puede esperarse otra cosa. La sensibilidad es indigna e indignante. Por esta razón pertenece sólo a seres inferiores, degradados, de segunda categoría: las mujeres. No puedo imaginarme a César, emperador del macherío y la misoginia, impugnando por obscenas las lágrimas de su madre, de su esposa o de sus hijas, si las tiene.

Desde ese cobarde complejo de superioridad (más complejo que superioridad), Losantos, P.J., Vidal se erigen en palabra diariamente vomitada. No hacen política, ni pedagogía, ni defienden los valores de una ciudadanía libre, creadora, constructora de un futuro ilusionante. Simplemente supuran. Son los portavoces de una Iglesia que concibe la mujer-tentación, mujer-pecado, mujer-desprecio, mujer-inferioridad, mujer-marginal, sin derechos reconocidos, auxiliar de desahuciados y dependientes, pero incapaces de aspirar a estolas y mitras. Y tanto hedor está bendecido por una Jerarquía que apela a la libertad de expresión para justificar a sus apéndices ante los micrófonos. Fariseísmo defensor de libertades amplia y conscientemente pisoteadas a lo largo de la historia. Posturas amistosas de dictadores muertos y siempre resucitados.

Carmen: muchos te odian. Otros te queremos, por MUJER, por catalana, por española, por socialista, por ministra, por saber asomarte a la muerte con lágrimas femeninas.

martes, 11 de noviembre de 2008

CAÑIZARES MACHO

Cuando alguien necesita demostrar su superioridad aupándose sobre las espaldas de otros es simplemente un opresor. Subirse a los hombros de alguien para que se admire nuestra esbeltez nos convierte en pisoteadores de los demás. “Querer evitar la destrucción del hombre” a fuerza de destruir a la mujer, proclamar su superioridad en base a la humillación, gritar su supremacía relegando a la marginación, implica una visión acomplejada que dice muy poco de la propia virilidad.

“La ideología de género busca la destrucción de la familia y del matrimonio entre un hombre y una mujer” “En la ideología de género la sexualidad no se acepta propiamente como constitutiva del hombre, sino que el ser humano es el resultado del deseo de elección de manera que sea cual sea el sexo físico la persona podría elegir su género” “La ideología de género presentada como igualdad y no discriminación es una de las revoluciones más insidiosas porque conlleva la destrucción del hombre”

Todo lo que antecede son palabras e ideas del Cardenal de Toledo, Antonio Cañizares. Cardenal-macho donde los haya. Necesitado de apoyar su viril primacía hispánica en el desprecio de la mujer. La falta de dignidad intrínseca femenina debe ser el fundamento de su no admisión al sacerdocio. Un rechazo que atribuyen a la voluntad de Jesús de Nazaret. La Iglesia se autoproclama intérprete absoluta y excluyente de los designios divinos.

Jesús Pichel se pregunta desde su columna en este periódico hasta cuándo tendremos que aguantar una Jerarquía orgullosa, metomeentodo, con un complejo de persecución basado en cualquier legislación que no coincida con planteamientos tan aberrantes como los que anteceden. Sólo, pienso, cuando recupere una humildad que perdió con Constantino y que es origen de su poder supremo, jerarquizado y dictatorial.

La Jerarquía eclesiástica tiene derecho –faltaría más- a expresar lo que piensa y en todos los órdenes. Pero los ciudadanos tenemos también derecho a exigirle que sus enseñanzas no sean coercitivas y que no las residan en su distorsionada visión de Dios.

Basta de desprecio hacia los que no participan de su fe, hacia los homosexuales, hacia los matrimonios no canónicos, hacia los que necesitaremos, tal vez pronto, de alguien que nos ayude a morir dignamente, hacia la mujer, hacia la no confesionalidad que nos hemos dado por voluntad soberana del pueblo.

Y que asuma esa Jerarquía que cuando expresen posturas-macho como las del Cardenal de Toledo, tengamos la posibilidad de mostrar nuestro desacuerdo sin condenas eternas. Exigimos un respeto absoluto a la voluntad del pueblo que somos actualmente y que ellos nos proh9ibieron ser durante cuarenta años.


sábado, 8 de noviembre de 2008

QUERIDO AMIGO

“Dos buenas noticias. Primera: Buhs se va. Segunda: Buhs se va definitivamente” Así comenzaba Ignaki Gabilondo uno de sus telediarios nocturnos. Ironía, agudeza, exactitud sobre todo. La humanidad se enriquece a sí misma cuando alguien se apea del quehacer conjunto y esforzado de todos. Cuando pise su faraónico rancho dejará huellas de sangre, de miseria perfectamente planificada, hambre diseñada, división y una crisis económica que ha hundido a millones de seres. Habría que preguntarse si destructores como Bush tienen derecho a ejercer de dios único y todopoderoso durante ocho años. Bush se va y para siempre. La humanidad estará más limpia desde el próximo enero.

Ante su ausencia irrevocable unos sentirán nostalgia. Otros, la infinita alegría y el legítimo orgullo de no haber sido nunca sus amigos. Media España entre estos últimos. Se lleva los besos del histriónico Berlusconi, ese bufón infiltrado en la política, capaz de situar a Italia en los márgenes del mundo. La bella, la culta, la brillante Italia arrojada a las afueras de su elegancia por los millones (el poder de los miserables) de un fascista.

Por estos pagos de toro negro, Aznar-plañidera, investido de GEES y FAES, arropado de Azores-Irak, de rodillas ante el mausoleo de Texas, rey mago de incienso y mirra, turiferario de sangres petrolíferas. Aznar destronado. Siempre aspirante a Carlos V. Caudillo de valores de occidente, defensor de alcázares cristianos. Aznar-PP peregrinos hasta la mesa oval de habanos embargados. Echando en cara a un Presidente español su enemistad con el imperio, condenando a los que nos negamos a cambiar oro negro por sangre, proclamando que Irak pertenece al pasado con muertos presentes de ayer, de ahora mismo.

Se va de forma irremediable y para siempre. Ataúd de oscuros crespones. Sin armón de bellos caballos, ni rostros de velos negros. Al olvido se va sólo con la cabeza agachada y el corazón escondido. Texas tiene hechuras de Plaza de Oriente en Noviembre. Catafalco de generalísimo furriel. Ahí están los que lloran el pasado. Bush comandante en jefe. Fusilado ahora por un pelotón infame, ejecutado por la historia, sin más patria que el rancho-valle-de-los-caídos, festejado con bombas de racimo, hussein occidental de destrucción masiva.

Viene empujando Africa. Africa negra y esclava. Danzando en torno a la luna. Curtida de sol y hambre. Antigua cuna del hombre. Obama americano de pies negros. Trajeado de Armani y seda en las corbatas. Empeñado en resucitar el mundo, lavando costras de sangre, coágulos de la desesperanza.

Rajoy, Soraya, Dolores te envían claveles blancos. Aznar –seguro que tú lo entiendes- anda fabricando bushes para futuras Azores.



lunes, 3 de noviembre de 2008

¿LEY NATURAL?

Ha hablado la Reina. ¿Está o no en su derecho? ¿Debe tomar partido? ¿De derechas la Reina de todos los españoles? ¿Debe defender públicamente principios católicos inmutables, a lo Rouco, lo Gascó, lo Benedicto, lo Cañizares? ¿Puede ser esta la Reina de los no-católicos, en un país constitucionalmente no confesional?

Eutanasia, matrimonio entre homosexuales, aborto, violencia de género, enseñanza de religión en las escuelas, origen creacionista del universo… Algunos de estos temas están en lista de espera del Constitucional. Otros, ya legislados por un Parlamento surgido de las urnas. Y todos, materia de discusión política, científica o filosófica.

Todas las opiniones manifestadas (¿o no?) por Dña. Sofía han sido discutidas, interpretadas, impugnadas o admitidas en artículos, foros radiofónicos, televisivos y alrededor del pincho de tortilla de media mañana.

La Reina fundamenta alguna de sus opiniones en la existencia de LA LEY NATURAL contra la que no puede promulgarse ley positiva alguna. Monserrat Nebrera, parlamentaria catalana del PP, defiende con ahínco que la Reina exige la prevalencia de esa ley natural sobre cualquier otra. Y ahí radica el mérito, la consistencia y el valor de sus declaraciones, concluye la diputada. No he visto ni a los más ilustres comentaristas poner en tela de juicio esa ley natural como premisa de las opiniones vertidas ni la normativa de derecho que de ella se deriva.

La existencia indiscutida e indiscutible de la llamada ley natural tiene detrás una larga tradición y de ella se desprende la normativa de un derecho inscrito con carácter indeleble en la conciencia colectiva. La visión ontológica de lo humano conduce inexorablemente a su necesario acatamiento. A mediados del siglo pasado esa concepción ontológica da paso a una experiencia existencial del acontecer histórico. El hombre se experimenta a sí mismo como ser-en-el-tiempo, ser-para-la-muerte, intrínsecamente abierto, dinámico, más como interrogante sobre sí mismo que como dato predefinido, más como horizonte que como esencia cosificada. Esta visión del hombre como ser-itinerante-hacia-sí-mismo deja atrás esa ley natural que frena el caminar hacia horizontes siempre inalcanzables, destruye al hombre-como-pregunta, desprestigia lo humano-como-utopía-de-lo-humano.

La Iglesia nunca ha dado ese paso de lo ontológico a lo existencial y por tanto permanece anclada en una ley natural que no permite la evolución del mensaje. Su postura cómodamente fetal carece del vértigo de una existencia siempre asomada al balcón de la libertad. Permanece en una postura estática, impermeable al dinamismo de la historia. Vertical y autártica desde Constantino, con un derecho canónico que suplanta al evangelio, una legislación ajena a las bienaventuranzas, una jerarquización incompatible con los valores democráticos de hoy.

Ni la historia de la Iglesia ni la historia de la humanidad pueden salvarse de las atrocidades cometidas refugiándose en la existencia de una ley natural que abre paso a códigos antievangélicos capaces de contemporizar con nazismos, esclavitudes, opresiones, supremacías raciales, purezas de sangre, etc.

Majestad, es Vd. una mujer culta. Saque de su biblioteca a Heidegger, a Sartre, a Marcel, Zubiri, Mounier, Häring, Rhaner, Congar y tantos y tantos otros. A lo mejor entonces puede concebir la historia como un proyecto nunca cerrado sobre sí mismo, sino abierto como el mar, hacia la república caminante de las olas.



miércoles, 29 de octubre de 2008

LA DERECHA OFENDIDA

Entre todos le hicimos un hueco a la palabra. Plaza del encuentro la llamamos. La tuvo prohibida el dictador. Pero a ella nos acercábamos en las noches calientes de fusiles, de procesos mil uno, de presos despeñados por ventanas carcelarias, de disparos al aire que mataban obreros y estudiantes.

Por noviembre fue. Lejano para muchos. Cercano siempre para otros. Intimo como el recuerdo del beso primero y escondido. Nació la palabra. De libertad encinta, de libertad parturienta. Palabra brotada del hueco que le hicimos durante cuarenta años contra la condena sumarísima de enterrarla en una fosa común. Para que nadie la encontrara, para que ningún padre nuestro la redimiera, para que ninguna cruz de los vientos la velara. Palabra sometida por pistolas, pisoteada por botas relucientes, esposada en Fuentevaqueros, aplastada por la tierra más tierra de la tierra.

Empezamos a ser libres a la sombra de la palabra. Se refundó el estado: el otro aportando verdad a la verdad de cada dia, derechos nuevos, ciudadanía sin vasallaje, ejercida entre todos, urnas preñadas de libertad sin ira, hombro con hombro porque pesaba el mañana.

La palabra no fue herencia. Creación más bien, luchada y conseguida en carabancheles destruidos. Por eso repugna la violación de la palabra, su maltrato, su desnudez aprovechada en nombre de la libertad de expresión. Los mundos, las copes, las isabeles, los m-a-rodríguez, los vidales, los alcaraces. “Zapatero y ETA tienen el mismo proyecto” “Zapatero debe explicar qué grupo terrorista le llevó a la Moncloa” “Zapatero encumbra a ETA” “Zapatero ha negociado con ETA la entrega de Navarra” “Zapatero es el socio de ETA en la empresa de destruir España” “Zapatero ha traicionado a los muertos. Si no le ponen bombas es porque está entregado a los terroristas” “Zapatero rompe España por exigencias de la banda” ¿Seguimos? Palabra prostituida, violada, maltratada. En nombre de la libertad de expresión. Como si nombrarla en vano no fuera un crimen de lesa democracia.

Y cuando alguien defiende la honestidad, la integridad de la palabra se ofende la derecha, se levanta de la tertulia política y se va con su dignidad (léase indignidad) a otra parte. Siguen teniendo la obsesión de la pertenencia, como en el pasado. La derecha salvaje, casi la única que ha tenido este país, siempre ha caído en la tentación de apropiarse de las aspiraciones, de las necesidades, de los pensamientos de la totalidad. Los matrimonios homosexuales no interesan a la mayoría porque no encaja en la mentalidad nacionalcatólica de la derecha. La memoria histórica reabre heridas. ¿Las heridas de quién? No se puede entender España sin cristianismo. ¿De qué cristianismo hablamos?

Sobre la palabra descansa y se construye nuestro estado de derecho. Habrá que defenderlo contra sutiles alzamientos nacionales.


lunes, 27 de octubre de 2008

EL DERECHO DE LAS ROSAS

Un grupo de actrices ha colgado en los balcones del alma un ramo de rosas. Y le han puesto un nombre: rosas blancas por la paz. Flores limpias, recién cortadas, engalanando el camino que se abrió un veinticuatro de marzo y que día a día vamos construyendo los hombres y mujeres de este país. Con el vértigo que siempre produce el quehacer humano, con la duda en la sangre, con el remordimiento del olvido, con la esperanza de la lucha. Conscientes de la fragilidad del esfuerzo, como si de mimar al viento se tratara.

Hay otros balcones con rosas: rosas blancas por la dignidad. Y uno quiere mantener la unidad del corazón y amarlas a todas, porque el hombre no sabe qué será de su vida si algún día le faltan las rosas.

El Presidente Zapatero tiene rosas blancas: blancas, sin más. Y teñidas de sangre también. Porque se las entregó una diputada del Partido Popular. Parecían rosas apuñaladas, abierto el costado, fusiladas al amanecer. La recibió el Presidente con una sonrisa y pasó toda la sesión parlamentaria pensando en ellas. No escuchó a Rajoy que reivindicaba la memoria de los muertos. Se olvidó de Aceves que chapoteaba en el barro del once de marzo. Ignoró a Zaplana que pedía explicaciones que él nunca supo dar. Pensaba el Presidente en las rosas blancas y en las rosas manchadas de sangre que le había entregado una diputada del Partido Popular.

Subió a la tribuna y pidió el consenso de todos los partidos para votar el derecho de las rosas. Hay que exigir a la O.N.U. que proclame con urgencia la alianza de las rosas. Tendrán libertad para elegir democráticamente el color que prefieran. Están en su derecho. Pero a todas se les exige que guarden en su vientre la paz y la dignidad. Sin contraponerlas. ¿Cómo se pueden enfrentar paz y dignidad? ¿Y por qué hay que identificar dignidad con sangre? Tal vez porque alguien ignora qué es la paz, qué es la dignidad y qué son las rosas. O tal vez porque alguien se empeña en decapitar una flor y aprovechar su sangre para decorar la vida.

La paz o es digna o no es paz. La dignidad encierra la paz o no es dignidad. Manchar con sangre el camino es apostar por cegarlo, es fabricar trombos en el aire. Y la sangre duele cuando estamos empeñados en proclamar el derecho de las rosas.

HIPOTECAS-BASURA

Lo dicen los entendidos: las hipotecas-basura están en el origen de la crisis que sufre el mundo. Los bancos concedieron créditos hipotecarios en exceso a gente que después no ha podido pagarlos. No se aseguraron del patrimonio, del trabajo o de la solvencia de los avales. Y de golpe se encontraron los misericordiosos banqueros con que les resultaba imposible rescatar las cantidades prestadas más los intereses de usura correspondientes. Habían concedido demasiado dinero a los pobres. Por eso, porque el dinero se entregaba a gente con trabajos inestables, carentes de respaldo patrimonial y avalados por otros insolventes, se llaman HIPOTECAS-BASURA.

Los ricos, los clientes preferentes, siempre cumplen con su palabra. Son formales, buenos pagadores y no les importa devolver el dinero recibido para ayudar a enriquecerse a sus colegas banqueros potentes y prepotentes. Con ellos la economía siempre está asegurada. Una cosa es prestar millón y medio de euros para que DON FULANO se compre un palacio y otra muy distinta entregar doscientos cincuenta mil a un barrendero del ayuntamiento para albergar a su familia en un pisito de treinta metros cuadrados. Está cantado que este pobre-hombre-hombre-pobre terminará en el paro y dejará de pagar. Y con ello será el responsable de la caída estrepitosa de los botines y los gonzález. Los pobres, siempre los pobres, son los culpables de la crisis económica.

Cuando hace tres años la limpiadora de oficinas, separada, dos hijos y una madre-gran-dependiente, pagó el primer recibo de su hipoteca, éste importaba seiscientos euros. Ahora, entre el mayor valor del euribor y la subida de intereses, el banco le reclama mil cien. Al Banco Central Europeo le salen las cuentas. Pero a la limpiadora de oficinas no. Y la limpiadora de oficinas pasa a engrosar el número de criminales que apuñala bancos un sábado al atardecer.

El piso tiene un costo de construcción cifrado en diez millones de pesetas. (al minero no le entran en la cabeza los euros), pero él ha tenido que pagar cuarenta al gran empresario de la construcción. El gran empresario, el señor importante, el presidente del consejo de administración, tiene tres hijos estudiando en EE.UU. Y tiene que dedicar muchas horas para sacar treinta millones de beneficio por piso. Y cuesta mucho el jet privado imprescindible para los desplazamientos, porque él no sólo no puede perder dinero, ni siquiera tiempo puede perder. El tiempo de los ricos es oro. El de los pobres trabajo y cansancio.

Crisis mundial. El mundo declara culpable a los pobres. Por eso se llaman HIPOTECAS-BASURA.

sábado, 25 de octubre de 2008

SAN AZNAR, ORA PRO NOBIS

Bush anfitrión. Embalsamado de historia, pero anfitrión. Por el tiempo enterrado, pero anfitrión. Amortajado de Irak, pero anfitrión. Pordiosero de gloria, coleccionista de olvidos, huérfano de Azores, de Blair, de Aznar, pero anfitrión.

G-8- G-20. Arrojando dólares, euros, hipotecas-basura sobre el catafalco de sedas negras, de crespones negros. Capitalismo muerto. Resucitado capitalismo. Dispuestos a refundarlo, a ponerlo de pié con una elegancia nueva, gloriosa, celebrando la eucaristía laica entre bancos tiritando de miedo.

Zapatero tal vez ausente. No invitado a tanto funeral, desterrado por socialista, por obama blanco candidato. Zapatero plañidera porque nadie quiere prestarle el tarjetón que acredita lágrimas funerarias.

España tiene derecho a llorar. Tiene bancos repletos de hipotecas brillantes, pagadas con sudores, con altos andamios, con horas extras en oficinas grises. Intereses, comisiones de botines, de vulgares gonzales bbv, de importantes señores blindados de contratos y jubilaciones de arrugas millonarias.

Zapatero, ausente tal vez. Incomprensiblemente ausente de esa cúpula de ricos aupados en tapias de miseria. Ausente tal vez. De botellón y porros en el descampado de Moncloa, jugando a soldaditos inocentes de Irak, a joven orgulloso de nación orgullosa.

Montoro exigiendo que Zapatero pida perdón por tanto parado en plazas de pueblos soleados de otoño. Que pida perdón por tanto viernes santo de INEM crucificado, de mujeres y hombres fichando su dolor cada quince días, de teléfono cortado, de luz cortada porque son incompatibles con la limosna del subsidio.

Montoro exigiendo que Zapatero pida perdón. Imitando al Aznar-penitente, nazareno-castellano, descalzo de gloria, de vanidad, arrepentido de Azores, converso sin armas de destrucción masiva, purificado de sangre iraquí. Como Aznar-íntimo-de-Bush, predicador de proyectos cósmicos gloriosos, profeta de futuros climáticos inmutables, sin temperaturas cambiantes, sin calentamientos sospechosos de polos erectos.

Y los analistas políticos, los contertulios de mesas televisivas, radiofónicas pidiendo intercesiones. Zapatero debe pedir, suplicar, sacar en rogativas su orgullo. Y peregrinar hasta la ermita de san aznar. Para que interceda ante bush enterrado entre G-8 y G-20. Para asistir al espectáculo de la resurrección del capitalismo. San José María, ora pro nobis. En nombre de Mariano, tu vicario en la tierra, de Cospedal-paridora-de-partidos centristas. Por la gloria del camarada Acebes, del móvil nokia Zaplana, de María de porcelana vasca, de Mayor Oreja tristón, de Alcaraz mercantil de dolor subastado.

Yo, José Luis advenedizo, dudoso, sin conciencia de política exterior, que quiero un planeta verde y no azul, que no supe comprender la gloria del ejército vasco de liberación, que vendí Navarra, que rompí la España una, grande y libre, que gané unas elecciones un catorce de marzo de cuya fecha no quiero acordarme. Mírame aquí sin un bush que llevarme a la boca, sin una condolezza-giralda-morena. Mírame, San Aznar et ora pro nobis.

miércoles, 22 de octubre de 2008

MONSEÑOR ARENAS

“La memoria histórica es muerte, la guerra civil es muerte, la eutanasia es muerte, el aborto es muerte. El PP, sin embargo, defiende la vida y el futuro”. Estas palabras pertenecen a Javier Arenas, aunque parezcan pronunciadas por Rouco Varela.


La memoria histórica no es muerte, es un derecho irrenunciable. Algunos tenemos la mitad de nuestra vida enterrada entre sables, espuelas, cárceles e indulgencias plenarias. Quien me niegue este derecho está ejecutando otra vez un golpe de estado, me está situando nuevamente contra las tapias blancas de algún cementerio.

La guerra civil es muerte. Condenemos todos, absolutamente todos, el glorioso movimiento nacional, el alzamiento criminal, a sus colaboradores, sus palmeros, sus parásitos y reivindiquemos el honor de sus víctimas. Mientras alguien se niegue a esa condena, tendremos que considerarlo complaciente con un ayer de plomo.

Tampoco la eutanasia es muerte. Es un derecho que reivindico tal vez por la simple conciencia de su cercanía. Quiero ser consecuente y proclamar que la muerte es un acto más de la vida. Se ha ido educando (sacando de dentro) y llegado el momento hay que parirla gozosamente para regresar al vientre supremo de la tierra y del tiempo. Tal vez en eso consista la eternidad.

Si el aborto afectara al varón, tal vez no existiría tal incomprensión. Pero de la mujer se trata. De ese ser cuya alma estuvo en duda durante siglos, cuyo derecho al voto se reconoció últimamente, cuyos derechos más elementales tienen que ser reconocidos por ley porque a los machos les surge desde su interioridad negarlos. Mujeres asesinadas por hombres que hicieron de sus labios puñales temblorosos y asesinos.

El Dios propuesto por Rouco, Gascó, Catalá, San Sebastián, etc. es el Dios-18-de-Julio. Franco murió. Pero dicen haberlo visto merodear por Génova de la mano de Martínez Camino. Existen intereses en la reconstrucción de un dios neocon, victorioso al paso alegre de la paz, tertuliano de COPE, ideólogo de FAES. Dios es una propiedad privada de la derecha alimentada de una Iglesia nostálgica de pasado, cerrada a la investigación, a la implantación de nuevos derechos, amnésica de su ayer más inmediato, viuda triste de un concubinato sacrílego de cuarenta años.

¿Qué futuro defiende el Partido Popular, señor Arenas, si se opone a estos derechos básicos? Es triste que coincida palabra por palabra con una Jerarquía esclerotizada que no logra comprender que lo humano es grande por el hecho de serlo, sin que nadie tenga que concederle autonomía alguna. Dios, señores Obispos, no es un chiquero donde esconder cobardemente el alvero a veces angustioso de la vida. Hay que permanecer en los medios, juntos los pies sobre el eje de la cintura. La soledad es la valentía de la existencia, sin caudillos salvadores, sin mitras que bendigan urbi et orbi, sin cobardías de dioses-peones que alivien la faena.

Le acompaño en el sentimiento, Monseñor Arenas. Voy a quedarme un rato hasta que haga de mi muerte el derecho último, alegre y elegante de la vida.

domingo, 19 de octubre de 2008

MESIAS PEQUEÑITO

Pequeñito. Como un nardo andaluz. Giraldilla abreviada de caderas sureñas. Clavel morenito como un camborio lorquiano. Javier se llama. Mesías. Salvador. Inmaculada la sangre. Concepción inmaculada. Fiesta limpia de genes salvadores. Nació Javier del vientre de la alegría. Sanitariamente puro, de hospitales sin mezcla de güemes y aguirres privatizadores. Verde y blanca la cuna del mesías pequeñito.

Javier se acercó a la vida. Abel fraternal por dentro. Buscando al hermano Andrés, sediento de sangre nueva, buscador de venas amigas. Sangre ajardinada para que a Andrés le crezca su humanidad mendiga. Hasta que pueda capitalizar los hematíes, hasta que le crezcan glóbulos en los campos anchos de su vida.

Se lo anunciaron a Andrés gabrieles de plumas blancas: ha nacido el mesías y le pondrás por nombre Javier. El es tu salvador. Lo ha parido la ciencia en el vientre moreno de tu madre, con padre camionero, manos hipotecadas de canteras. Los salvadores siempre nacen en belenes pobres, en vientres pobres, en camiones de letras impagadas.


"El nacimiento de una persona ha venido acompañado de la destrucción de otras, sus propios hermanos" Eres “el resultado de una práctica horrenda e inaceptable” Lo han dicho los Obispos. Ellos no te quieren. Te han llamado destructor. Les ha costado encontrar la palabra. Les brotaba el término asesino, fratricida, caín. Pero ellos, tan acostumbrados a frases farisaicas, encubridoras de oscuras intenciones, te llaman sólo destructor. Son más amigos del dolor y la muerte. Proclaman la resurrección de Cristo, pero están anclados, necesitados, enamorados del viernes santo. Madre dolorosa, ruega por nosotros. La amargura es un rictus de salvación. La misa, el santo sacrificio. Tienen una semana dedicada a enaltecer el sufrimiento. La penitencia es la única reinserción del pecador. Los mártires son válidos porque padecen. Jesús salva por la cruz. La alegría es una prostituta de muslos pecadores.

La Iglesia ha tenido siempre miedo a la ciencia. Ha recelado siempre de los avances del conocimiento. No son conscientes de que un Dios erigido sobre la ignorancia, necesitado de la penumbra intelectual, se convierte en una existencia devaluada, carente de sentido, válido sólo comercialmente (quien pueda entender que entienda), pobre dios rentable de mercadillo callejero.

No te quieren, Javier, porque vienes abriendo caminos, con futuros alegres bajo el brazo, con esperanzas brotadas, con mañanas de promesas. No te quieren los Obispos. Te insultan porque ignoran el gozo de un rosal. No importa. Prefieren jugar a la tristeza, a oscuros corazones en penumbra, a vírgenes grises, infecundas.

Nos ha traído una estrella hasta tu portal entrañable. Madre morena. Padre camionero. Aquí estamos los que hacemos del camino una provisionalidad constructiva. Algunos a punto de marcharnos por el túnel oscuro de la muerte, mientras Andrés disfruta despacito el pan caliente de la vida.





lunes, 13 de octubre de 2008

CRISTIANISMO MANIQUEO

El maniqueísmo es un viejo conocido humano. Este western ideológico nos ha perseguido a lo largo de la historia. Pero han sido sobre todo las religiones las más necesitadas de recurrir al dualismo maldad-bondad por razones obvias. La Iglesia católica lo condenó hace muchos siglos, pero lo explicita recurrentemente en su mensaje. Precisa de su existencia como contradicción divisoria: Dios-hombre, materia-espíritu, cuerpo-alma, cielo-infierno, etc.

Los dioses son presentados por todas las religiones como seres buenos, misericordiosos, compasivos. Son la síntesis de todos los bienes sin mezcla de mal alguno, como el cielo mismo que nos enseñaron en el parvulario. Y esos dioses aman en el hombre la bondad, la comprensión, la caridad. Pero observan desde su infinita distancia al ser humano transido de maldad, de traición, de capacidad destructora. Y lo positivo-negativo del ser humano ocupa distintas residencias: el cuerpo y el alma. Todo lo que se derive del cuerpo (placer, estética, bienestar…) es malo y despreciable por definición. La soledad, el sufrimiento, el dolor son la floración del alma. Ya tenemos diferenciados los campos. Y de su enfrentamiento nacen las predilecciones divinas. Dios estima el alma y desprecia el cuerpo. Este maniqueísmo exterior recorre al hombre que nunca es unidad en sí mismo sino dualidad enfrentada. El cuerpo es barro y al barro vuelve, mientras que el alma se aúpa hasta la divinidad si no ha sido cómplice de la perversión corporal. Ormuz y Ahriman siguen vigentes pese a las condenas seculares que pesan sobre ellos.

Pero ese maniqueísmo se da también dentro de la propia divinidad. Según Benedicto XVI, Dios siempre ha buscado la salvación del mundo, pero ese mismo Dios ha tenido que acudir frecuentemente al castigo. Lo demuestra la historia. Tenemos por tanto a Ormuz y Ahriman instalados nada menos que en el centro de la divinidad, formando una unidad hipostática con él.

El placer sexual, la huida del dolor, la superación de la enfermedad que Dios nos manda, los cuidados paliativos (Cristo no los tuvo dice el Obispo Sebastián), la buena muerte (eso significa eutanasia), son todos elementos rechazables por el Padre-bondad porque no le permiten disfrutar del dolor, de la angustia de sus criaturas, de la descomposición del cuerpo que aplaca su ira de Dios-furioso. Y entre esta bondad-maldad del propio Dios, el hombre debe elegir salvar su alma, aunque deba seguir al Gran Poder descalzo sobre los bellos adoquines sevillanos y flagelarse hasta la sangre como en la austera semana santa castellana.

La laicicidad como madurez de conciencia, la investigación que lleve a la eliminación del dolor, la muerte como despedida elegante de la vida, el ser humano como unidad indisoluble y central del universo, la búsqueda como empeño creador, el amor, la libertad, nos alejan de un dios amante de fracturas existenciales, distorsionantes de la armonía de lo humano.

Quiero ser sólo hombre. Si Dios se anima, caminaremos juntos por el aire otoñal de los pinares.

YO NO SOY GAY

“Los Obispos no deben meterse en política”. Esta frase la he oído pronunciar a la derecha, a la izquierda y al centro, metidos ya en democracia. Era muy frecuente en tiempos de Franco, pero siempre cuando los Obispos decían algo que no le convenía oír al todogeneral. Porque durante cuarenta años apoyaron con la palabra y con los gestos su política y nunca les reprochó que lo hicieran. Pero bastaba una voz discordante (recuérdese, por ejemplo, Añoveros o Pablo VI) para que surgiese el anatema contra la injerencia en temas que no les pertenecía. Y yo me pregunto por qué en democracia se les niega el derecho a la opinión a unos ciudadanos a los que la Constitución no margina del quehacer común que es la política.

Otra historia es que los motivos de esa opinión sean tan reprobables como los del abogado o el ferretero de la esquina. Porque a mí me hubiera gustado ver a los Obispos convocando una manifestación contra la guerra de Irak, contra el hambre para exigir el 0,7% y paliar las miserias del tercer mundo. Me hubiera gustado verlos luchar contra el maltrato a las mujeres (me refiero al mal trato de los compañeros sentimentales, no al maltrato que da la propia jerarquía a la mujer), contra la opresión del trabajador, contra el desprecio al que someten a los pobres los banqueros que financian catedrales o las instituciones que ejercen la usura mientras depositan flores en las fiestas patronales. Ahí los quisiera yo ver. Pero se limitan a una condena moral en nombre de un Dios lejano y ajeno al dolor de la historia.

Y ahora resulta que convocan una manifestación contra la felicidad. El elemento diferenciador de lo humano es el amor. Cuando el amor prima sobre cualquier otra circunstancia se humaniza la situación. Y el amor tiende a la unión prolongada en el tiempo, tal vez hasta la eternidad. Y a esa plenitud, la ejerza quien la ejerza, se le llama convencionalmente matrimonio. Yo me enamoré de mi mujer haciéndole una entrevista periodística. Y la vecina de enfrente se enamoró de otra chica cuando entre las dos sacaron a un niño pequeño de un coche accidentado en la nacional VI. ¿Que la calidad de mi amor es superior a la de mis amigas? No soy tan soberbio para creérmelo.

A los homosexuales se les abría materialmente la cabeza a principios del siglo XX para poder cambiarles la desviación que sufrían. Cientos de miles fueron gaseados por los nazis en una guerra que de tan cercana nos pisa los talones. Y ahora que un gobierno les da un derecho que siempre debieron tener, van los Obispos y se oponen a la felicidad. ¿En nombre de quién? ¿De Dios? ¿O de una visión estrávica, emponzoñada, oscura? Para defender a la familia, dicen. Pues bien, yo les aseguro que no me he visto afectado negativamente nunca por el amor de nadie hacia nadie. Nos mutila el odio, el abandono, la falta de compromiso. A la historia la sustenta el amor. A la gran historia y a la pequeña aventura de las rosas.

Y apoyándose en el báculo va el Partido Popular. Luchando contra los propios militantes homosexuales del PP. Con tal de enfrentarse al gobierno tienen que unirse con quien sea y contra quien sea. Cuánto cinismo y cuánta hipocresía. También Aznar dijo que los Obispos no debían meterse en política. Pero eran otos tiempos.

España es un país machista. Pero sobre todo es un país macho. Lo saben los que sostienen la pancarta de esa manifestación. Y lo defienden. Que ustedes lo pasen bien. Ese día pienso reunirme con las estrellas para bebernos una copa de luz. Charlaremos del viento enamorado y de la luna casada para siempre. Seré feliz, aunque yo, se lo aseguro, no soy gay.





VENID A MI

De los políticos deben interesarnos esfuerzos por mejorar lo cosa pública. Como administren sus vidas privadas queda para su propia intimidad. Y esto es, al parecer, lo que se ha quebrado en la campaña por la alcaldía de Madrid. Miguel Sebastián, aspirante por el partido socialista, preguntó a Gallardón por su relación “profesional” con Monserrat Curella, imputada en la operación Malaya y actualmente en libertad bajo fianza. Y D. Alberto se ofendió hasta límites insospechados, argumentando que nadie debe entrometerse en su intimidad ni en la privacidad de su vida personal. Y bajo este pretexto dejó de responder la pregunta que le habían formulado.

La mayoría de los comentaristas políticos se han puesto de parte del Sr. Gallardón respaldando los argumentos dados por él. Sin tomar partido de forma dogmática y manteniendo las dudas que surgen al ver el número de adeptos de todas las ideologías que apoyan a Gallardón (por ejemplo Joaquín Leguina), uno se pregunta si no estamos asistiendo a un acto de pura hipocresía y escudándonos en una vida privada por la que en realidad no se preguntó para no responder por una cuestión pública que podría afectar a la vida de los madrileños.

Y aparece Mariano Rajoy defendiendo al candidato popular. “Nosotros no somos como ellos” argumenta Rajoy. En consecuencia todos los que hayan sentido vergüenza por la pregunta formulada tienen un puesto en el Partido Popular y serán bienvenidos a él. La actitud de Miguel Sebastián, dice el jefe de la oposición, demuestra cuál es en realidad el talante del Sr. Zapatero y del socialismo.

Miguel Sebastián no acusó. Simplemente preguntó. Y el matiz hay que tenerlo en cuenta. Porque estamos acostumbrados a escuchar, precisamente de boca de Rajoy, tremendas acusaciones, acusaciones formales, nunca demostradas, pero formuladas como verdades no discutibles. Se acusa al Presidente del Gobierno de haber traicionado a los muertos, de balcanizar España, de apoyar a ETA, de entregar en manos de los terroristas el estado de derecho, de ceder al chantaje, de poner en venta Navarra, de estar de rodillas ante las pistolas, de amparar la mafia etarra, de estar detrás del 11-M para llegar a la Moncloa. Y así podríamos seguir hasta el asco y la saciedad. Se trata de una propuesta realmente cínica y Mariano Rajoy debería sentir vergüenza de hacerla si mira de paso a Zaplana y a Acebes a los que tan cerca tiene.

¿UNIDAD?

Alguna vez hay que dejar de ser políticamente correcto. Alguna vez hay que esconder las rosas para que nadie las pise. Alguna vez hay que cerrar los ojos para que nadie los muerdas. Alguna vez hay que hacer del corazón un castillo para que nadie te reviente las venas y puedas seguir adelante sin odios pero sabiendo a quién tienes delante.

Cuando escribo este artículo, España es una capilla ardiente. Ahí están todos nuestros muertos dándole calor a Isaías, acostumbrándolo a su nueva postura de eternidad.

Todos los partidos políticos elaboraron un documento de repulsa al terrorismo. Nadie puso condiciones. Nadie invocó más derechos que el derecho al grito, a la pena, al asco. Todos NO. El Partido Popular quiso aprovechar la ocasión para exigir que el Parlamento revocara una autorización dada a un Presidente legítimo para que no se pague un precio político en los contactos con la banda terrorista. ¿Y de dónde saca el PP. que el Parlamento autorizó el pago de un precio político? Y por qué concluye cínicamente que el Gobierno ha pagado un precio político? Tal vez con la subasta de Navarra. Con la independencia tal vez otorgada al País Vasco. Con el indulto a los presos etarras. Con su acercamiento al menos. Tal vez por la agresión infringida a las víctimas.

“La libertad y los derechos de las personas volverán a España”. Lo ha dicho Rajoy, ante el cuerpo acribillado de un trabajador de autopistas. Rajoy libertador, donante gracioso de derechos que el PSOE nos ha cercenado. Rajoy salvador de este Guantánamo en el que estamos hundidos. “El atentado favorece a ETA y a los socialistas”. Así de tajante lo afirmó el blasfemo Losantos desde la santa emisora episcopal. Y desde ese nido de odio que es la COPE, Mayor Oreja, que disfrutó de la placidez de la dictadura franquista, asegura que no se puede juguetear con los terroristas. Empeñar la fuerza de la palabra, arrimar el hombro a la historia con valentía es juguetear para este pordiosero de puestos europeos que no supo conservarlos en su patria.

Y Alcaraz pontifica que se ha matado “ a una víctima maltratada y perseguida por el gobierno” Alcaraz, peregrino de estercoleros, no consigue salir de su propio hedor. Alcaraz, traficante del dolor, se apropia la sangre inocente de Isaías. ¿Quién le ha otorgado el derecho para especular con el dolor de los muertos?

Y Esperanza Aguirre, condenando el terror, pero haciendo responsable de las pistolas a Zapatero. Y Güemes, mister guapo de la sanidad madrileña, gritando por Colón contra el gobierno del brazo del Foro de Ermua.

Le dispararon al pecho. Balas cobardes del miedo a través del parabrisas. Que nadie le dispare a través del féretro. Con una muerte basta. Que alguien se ahorre el tiro de gracia.

Por una vez, políticamente incorrecto. Por una vez con rosas escondidas. Por una vez la pena honda veteada de amargura. ¿Me disculpan?

UNA PAZ SOLIDARIA

El Presidente del gobierno acaba de anunciar el comienzo del diálogo con ETA.
Y en varios momentos de su discurso ha hecho alusión a la necesidad de llevar adelante ese diálogo en busca de una paz duradera recordando a las víctimas, proclamando su dignidad y mostrando el más sincero respeto a sus familias. Es una llamada a construir una paz solidaria con nuestros muertos, todos nuestros muertos, porque ellos son la garantía de una futuro sin sangre. Todos hemos tenido que detenernos alguna vez a velar la sinrazón derramada, a colocar rosas por la paz, a dejar lágrimas colgadas en las piedras del camino. Llevamos mil muertos en el alma y en nuestras manos blancas. Hemos enronquecido por las calles exigiendo la paz. José Luis Rodríguez Zapatero ha demostrado un exquisito trato con el recuerdo de las víctimas. Pero tiene una clara conciencia que nadie puede interferir en el camino de la paz. Los que seguimos vivos debemos respetar a los muertos. Pero los muertos deben experimentar el gozo de visualizar la paz para los vivos. La paz del futuro debe ser solidaria con el dolor del pasado. El ayer doloroso debe ser la sabia del mañana ilusionado.

Francisco José Alcaraz ha sacado de su archivo la falsedad mil veces repetida. Y con un cinismo increíble ha afirmado que Zapatero ha matado a las víctimas. En consecuencia Zapatero ha ingresado en la nómina de los terroristas, de los asesinos, de los matones. Alcaraz desvaría. Porque Alcaraz se empeña en negar esa solidaridad de los muertos con los que seguimos la ruta y anhelamos construir la paz. Alcaraz se empeña en matar la esperanza y yo le niego el derecho a expoliarme de algo a lo que aspiro legítimamente: la paz.

Durante muchos años hemos caminado con el miedo a encontrarnos con el odio terrorista a la vuelta de una esquina. No queremos caminar ahora con el escalofrío que produce este nuevo terrorismo (llamémosle de una vez por su nombre) que se empeña en impedir el logro de la paz. Ni Rajoy, ni Aznar ni Alcaraz tienen derecho a arrogarse esta negativa. Quien no quiera luchar que se margine, pero que no invoque a los muertos. Que no se los apropie porque su dolor es de todos y no es monopolio de una derecha que se ha quedado políticamente sola. El Partido Popular y sus adlateres deberían reflexionar. ¿Cómo es posible que un partido político se oponga a ese horizonte de esperanza? ¿Le resulta a alguien comprensible? ¿Por qué cuando el Presidente del gobierno proclama que no se va a pagar un precio político el Jefe de la oposición exige que el Presidente diga que no se va a pagar un precio político? Repugna a la razón humana esta perversión dialéctica y humilla a la ciudadanía. Los ciudadanos oímos lo que oímos y nos duele que la derecha de este país nos tome por incapaces intelectuales.

No se debe hablar con Batasuna porque es ilegal, dice (no argumenta) Rajoy. También ETA es ilegal y hay que hablar con ella. Y de hecho Aznar, cumpliendo con su deber, habló con ella. ETA debe disolverse y después hablaremos, dice (no argumenta) Rajoy. Cuando se haya disuelto ya no necesitaremos hablar con nadie. Por cierto ¿se había disuelto ETA en el 98 cuando el Gobierno del Partido Popular habló con ella?

Necesitamos la paz para que nuestros muertos descansen en paz. Y pedimos a nuestros muertos que sean solidarios con los esfuerzos de quienes hoy construimos una paz soñada por todos. Nuestros muertos podrán cumplir una misión esencial cuando Aznar, Rajoy y Alcaraz se retiren del camposanto y sólo los cipreses vigilen la resurrección alegre de Los amaneceres.