miércoles, 31 de diciembre de 2008

EL MAESTRO

A Luis María Ansón lo presentan siempre como “EL MAESTRO” Y Uno, que lleva canas en las venas, que tiene archivados tiempos oscuros, silencios de plomo duros como muertes abreviadas, se pregunta de qué maestría presume, de qué decente docencia puede enorgullecerse Luis María Ansón. ¿Maestro de qué? ¿Qué encontraríamos si nos remontáramos a los tiempos infames de la dictadura? ¿Un luchador por la libertad, por la democracia, por la expresión limpia y sincera, por los derechos humanos? ¿Estaba entre aquellos perseguidos Luis María Ansón? Que respondan los del caldo caliente del auxilio social, los del pan negro y chocolate de domingo, los de la achicoria aguada consolando estómagos huecos.

Llegó la democracia. Democracia coronada, pero democracia. No una república, que hubiera sido el abrazo fraternal con el tiempo fusilado, pero democracia. Costó rehacer la palabra, legalizar la esperanza, verticalizar la fe en el futuro, muscular el esfuerzo y comenzar de nuevo. Con temblores de hombres póstumos entraron los luchadores, los vencidos, los almacenados de Carabanchel. Con gesto de orgullo, de donantes condescendientes, “los demócratas de toda la vida” Ansón entre ellos, orla enmarcada, militar-generalísimo-enmarcado, Juan-de-Borbón-enmarcado, príncipe-buena-sombra-enmarcado, título para siempre enmarcado: MAESTRO. Despacho unificante Franco-Monarquía de director periodístico

Y Ansón ahora además defensor del cristianismo. Como el católico condecorado, bendecido y entronizado, de palio y adoquines de tomillo en el Corpus toledano. Cruzado de la fe, campeador de valores eternos, admirador de muslos y tenis a lo Graf rubia, a lo Conchita morena, a lo Mónica orgásmica en el grito.

Rouco descubriendo a Colón, representando –dice el Maestro- “la Iglesia del Evangelio, la Iglesia de los pobres, la de la madre Teresa, la Iglesia mater et magistra de Juan XXIII, la Iglesia del amor y la concordia, haciendo frente a las ocurrencias zapaterescas” Porque “Zapatero la ha emprendido contra la Iglesia y pretende borrar de la faz española cualquier manifestación católica”

Y para coronar de gloria su tizona, el Ansón-Maestro-Macho se encara a pecho descubierto contra Zapatero, adalid de” una política anticristiana”, defensor del “sexo libre y el caño abierto”, de “plataformas de víctimas de proxenetas” Con esa elegancia se refiere Ansón-Maestro-Macho al colectivo de gays contra quien pide el Papa protección, cuya existencia como familia es una aberración de la ley natural, cuya discriminación, persecución y tortura no debe suprimirse en los países que la practican.

Y ahora Ansón, presidente vitalicio del sindicato del crimen, nos amenaza con el ferviente deseo y la posibilidad de que Rouco (existen un número infinito de Roucos en las filas de la Jerarquía) “tal vez sea algún día, un magnífico Papa, pastor de la Iglesia universal”

Ansón en cónclave eligiendo Roucos urbi et orbe, ejerciendo un magisterio de sables y condenas. Nosotros, los eternos aprendices del misterio, pedimos sólo acariciar las caderas de las rosas.


sábado, 27 de diciembre de 2008

DIOS-INEM

El magistrado juez de familia de Murcia Fernando Ferrín Calamita ha sido condenado por el Tribunal Superior de Justicia de Murcia a la pena de dos años, tres meses y un día de inhabilitación para empleo o cargo público por retrasar de “forma maliciosa” la adopción de una menor que había sido solicitada por la compañera sentimental de la madre biológica. La condena aprecia el agravante de desprecio a la orientación sexual de la adoptante e incluye una indemnización de 6.000 euros.

El juez revistió su conciencia de toga cristiana, ahondó en sus convicciones y actuó de acuerdo a unos principios inspirados en las enseñanzas de la Jerarquía católica (no confundir con enseñanzas evangélicas). No tenía por qué obedecer a la ley de un gobierno legítimo y ratificada por un parlamento representante de la soberanía popular. Le bastaba con una legislación de incienso, bendecida por un cristo corto de miras, enemigo del amor cuando el amor se ejerce sin fronteras.

Y este mártir, caído por el Dios antilaicista, por la España de Pelayo, de Isabel y Fernando, del reconquistador Franco, de san Rouco-Cañizares, sufrió la violación de su fuero virginal. Aguantó erecto los empujones contra una cristofobia pecadora, clavada en su carne, pero en el fondo empotrada contra cruces oscuras de cristos-machos. Se contempló entre olivareros altivos en paro, albañiles de mortadela a las once en paro, montadores de carrocerías en paro. Hipotecas impagadas, desahucios amenazantes, embargos inminentes, navidades de pan con aceite, hijos sin magia de reyes. Dos años, tres meses y un día. El paro dando cabezadas de mulo obstinado, rompiéndole costillas a la vida, amargando el cigarro de los lunes al sol.

Pero él era distinto. Dios ejercía como pastor y nada le podía faltar. Dios lo encerraba todo para él: su apoyo, su fortaleza, su sentido vital. Y desde ahora sería su DIOS-INEM. “El seguramente le tenía preparado un destino mejor” Antigüedad, nóminas, cotizaciones. Lo envolvió todo en la sentencia persecutoria y se lo entregó al Dios-Instituto-nacional-de-empleo. Le correspondían las prestaciones otorgadas por gobiernos laicos, por constituciones aconfesionales, por gobernantes perseguidores de conciencias fuertes, por directrices destructoras de actitudes cristianas, por leyes sociales que protegen a los que se quedan sin trabajo y a los que se aman por el simple derecho de amarse.

A lo mejor se dedicaba a la política. Y acababa con el amor lésbico, devolviendo a la mujer a su puesto casero-compañera-servil-del-macho. Y regeneraba el amor testiculovaginal, reproductor sin más de niños blancos y rubios como ángeles de purísima concepción.

Olivareros, albañiles, montadores. Pobres porque para pobres nacieron. Aguantando lunes al sol y viernes fríos a la sombra del hambre. El, juez perseguido por cristiano, de vuelta del DIOS-INEM, haciendo patria-corazón-santo, por el imperio hacia Dios. Le engrandecía la diferencia.



martes, 23 de diciembre de 2008

CATOLICO PRACTICANTE

Según el periódico La Razón, el 76% de los españoles se define como católico. El 77,5% bautizaría a sus hijos. El 40% asegura que no acude “nunca” a actos públicos religiosos, como procesiones, y el 35% de los que se dicen católicos no van nunca o casi nunca a misa.

Sin entrar en valoraciones estadísticas, cabe preguntarse si la voluntad de bautizar a los hijos, la asistencia a actos públicos de la Iglesia o el hecho de acudir o no regularmente a misa, constituyen elementos definitorios de lo que es un cristiano. La respuesta es bastante clara: para tranquilidad de conciencia de la Jerarquía, esos son elementos esenciales para definir a los fieles. Sólo los que cumplen ciertos preceptos canónicos pueden considerarse integrados en la visión cuántica de la Iglesia. Por el contrario, nunca alcanzarán esa categoría los que se mantengan al margen de la normativa impuesta. El cristianismo viene así marcado por el cumplimiento del derecho canónico y no por el espíritu de las bienaventuranzas y del mensaje evangélico. Las grandes muchedumbres concentradas en la Plaza de san Pedro, en las vigilias juveniles junto al Papa, en la hermosa filigrana de la semana santa sevillana, en las misas-manifestaciones-religioso-políticas de Colón, llevan a los Obispos a la conclusión de que reflejan la grandiosidad numérica y comprometida de un cristianismo pujante y siempre creciente.

Para ser “cristiano practicante” se exige sólo un cumplimiento ritual y no la lucha por la consecución de valores “radicales” y fundadores de nuestra irrenunciable grandeza: el amor a lo humano en cuanto humano, el valor de la ciencia como revelación del misterio que somos, el cosmos como residencia del Dios-hecho-hombre, prójimo implicado en la aventura temporal e histórica, la libertad poética, siempre creadora de utopías, la pregunta sobre el ser respondida desde el temblor de la provisionalidad, la fraternidad constructora de un mundo habitable para todos y no para unos pocos, la propiedad de los bienes como posesión distributiva, la siembra de un mensaje inquietante, interpelante, agitador de conciencias y nunca narcotizante, la proclamación exigente de los derechos humanos como elemento dinamizador de la evolución humana. Y así podríamos seguir ahondando, pregunta a pregunta, hasta la crucifixión silente de la muerte.

¿Tan poca estima tiene la Iglesia por su esencia cristiana que se siente satisfecha con el cumplimiento periférico, con el simplismo suburbial de unos mandamientos no transformadores de realidades esclavizantes, homófobos, incomprensiblemente amantes de María de Nazaret pero capaces de marginar a la mujer a lo largo de la historia, estructurados alrededor de actitudes costumbristas disfrazadas de tradición, impuestas desde criterios anquilosados y al margen de preocupaciones inherentes al devenir histórico?

Si un día se cambiaran los criterios de las estadísticas, a lo mejor se nos llenaban los extrarradios de cofrades, familias unívocamente estructuradas y báculos destruidos sobre trigales erectos.



domingo, 21 de diciembre de 2008

SIEMPRE NOS QUEDARAN LAS ROSAS

Por las esquinas andan las pistolas. Buscando nucas concretas. Nucas empresariales, de uniforme azul y verde, honradas de pico y pala. Siempre nucas. Para alojar la muerte en el centro caliente de la sangre.

Por ahí anda el Gobierno agazapado. Enmascarado lo han visto, disimuladamente ayudando, farisaicamente implícito, cómplice de la muerte hasta un tanto por ciento. Lo ha detectado Isabel, aupada en las espaldas de Jaime, de Alcaraz-caudillo desmontado. Castellana vacía, Recoletos y Prado. Sin una rebelión cívica que llevarse a las hondas para estamparla en la cara al rojerío. Gobierno sospechoso de negociación en el alma de Esperanza. Entreabierta la puerta a la amistad de las balas, arañando voto de txapelas trastornadas. Lo sabe Isabel Durán. Todas las Isabeles lo saben. Lo afirma el GEES de Aznar-extrarradio, despeñado historia abajo. Denunciantes valientes de crímenes aplaudidos, aprovechados de urnas manchadas y rentables.

Mariano entregado. Lo denuncian la COPE, las Isabeles-Agustinas-Juanas-de-Arco. Cirujanas de caretas obscenas. Mariano entregado, trabajador a tiempo parcial de la unión de empresas ETA-Zapatero. Quehacer de proyecto único que nos dijo D. Angel, abulense de brazo incorrupto, exvoto del general enterrado en la sierra madrileña. Hay que sajar en carne viva. Urge aflorar el pus amontonado. Lo exigen las Isabeles, antiterroristas únicas de actualidad. Porque Mariano se ha unido a la mascarada gubernamental y no queda nadie, por lo visto nadie, con agallas para gritar contra el crimen consentido y animado. Durante los dos últimos años se ha detenido a un etarra cada dos días. Pura estrategia, complicidad sonriente, concesiones ejercidas de viejos contratos rubricados y firmados sobre nucas concretas de los muertos.

Siempre nos quedarán las rosas. Nos queda la rosa frágil, anoréxica de ideas, pero “pieza vital del parlamento, Pepito Grillo de Zapatero, que no se ha amedrentado a la hora de desenmascarar la política antiterrorista del gobierno” Lo grita en Epoca y junto al El Mundo Isabel Durán: “Con esta moción”, Rosa, Rosa-de-España, “tuvo el arrojo de desenmascarar en este primer periodo de sesiones de la segunda legislatura de Zapatero al propio Ejecutivo y mostrar su doble juego en la lucha antiterrorista por intereses partidistas” y ha conseguido “poner contra las cuerdas al Gobierno”. La supuesta unidad de PP y PSOE en asuntos de terrorismo no han frenado a Rosa, “explícita y directa” capaz de “sacar de quicio” al PSOE y, especialmente, a Zapatero” “Ha dado en la línea de flotación de un Gobierno que dice luchar contra ETA en todos sus frentes y ni siquiera activa los procedimientos legales a su alcance para sacar a los terroristas fuera de los municipios donde él mismo los metió”.

Isabeles, Cristinas, Curris. Federicos, Amandos, Pedros J, Esperanzas, Cospedales, Sorayas, plañideras de ataúdes con Mariano presente de cuerpo muerto. Echadle flores encima. Tal vez Aznar resucite, melena gloriosa al viento, Pizarro conquistador de Irak. Que descanse Mariano y José Luis. Mausoleo enmascarado, entre maleza de crímenes consensuados.

Pero que nadie llore sobre las nucas truncadas. Siempre, siempre, nos quedarán las rosas.





viernes, 19 de diciembre de 2008

BIENAVENTURADOS LOS POBRES

El Papa Ratzinger proclama que "las dificultades, las incertidumbre y la misma crisis económica que en estos meses están viviendo tantas familias y que afecta a toda la humanidad pueden ser un estímulo para descubrir de nuevo el calor de la sencillez, la amistad y la solidaridad, valores típicos de la Navidad". La sencillez, la amistad, la solidaridad no pueden ser, Santidad, valores típicos de Navidad. No pueden identificarse con el turrón, el cava, los polvorones y los niños de San Ildefonso coronando a los nuevos ricos de diciembre. Hay actitudes que son, que deben ser, cosecha de todo el año, de toda la vida. Las dificultades económicas que sufre el mundo tienen su origen en la injusticia, la soberbia, la codicia, la prepotencia de los ricos contra los pobres, la esclavitud elegante, pero esclavitud, que practican los poderosos contra la mayoría de la humanidad. Y esta lacra debe sólo ser enérgicamente denunciada y nunca aprovechada para retomar unos valores envueltos en celofán, exigidos en nombre de un Cristo falseado por traicionado.
Africa se muere de hambre, de sed, de sida. No vive por eso las mejores condiciones para sembrar valores que le están siendo negados por el mundo de la abundancia y el derroche.
Sólo en España, octava potencia, reserva de los valores de occidente y obstinadamente cristiana, seiscientas mil familias tienen a todos sus miembros sin trabajo. Parados producto de la crisis ambiciosa de los que han hecho de la riqueza mundial un patrimonio que sólo disfrutará el veinte por ciento, mientras el ochenta por ciento de la miseria conscientemente diagramada se amontona sobre las espaldas de una mayoría aplastada.
Hay dinero en el mundo, Santidad. Suficiente dinero para guerras preventivas, para explotar manantiales de petróleo, para invertirlo en sangre derramada y rentable que cotiza en bolsa, para construcciones faraónicas que rezuman sudor-albañil, para una emigración miserable y volandera que trae a los países ricos mano de obra barata e ilegal.
Esto es lo que hay que denunciar, Santidad, con todas las energías que proporciona un evangelio preocupado por lo profundamente humano. Pero evidentemente resulta imposible este enfrentamiento real con la injusticia desde las coordenadas de una Iglesia no comprometida en la lucha de los más abandonados, que asume la pobreza como un adorno, como un anestesiante de conciencia y no entiende por eso una teología de la liberación.
Su discurso, Santidad, suena a ironía, a afrenta, a escarnio. De las bienaventuranzas de la pobreza están excluidos todos los que no asumen al hombre como valor supremo ante un Dios que experimentó la hombría y todavía está entre nosotros. Ser pobre significa reconocer las limitaciones ontológicas de lo humano. Empujar a la pobreza constituye un genocidio al que no es ajeno la Iglesia.

NAVIDAD ES EL HOMBRE

PALABRA TRAICIONADA

Lo escribí hace muy poco: durante la dictadura tuvimos que exigir la palabra como un derecho. En democracia, debemos defender el derecho de la palabra. Porque la palabra es entrega, donación, acto amoroso ante el oyente. Usarla en vano es desestructurar la democracia, estrellarla contra tanto esfuerzo soportado, deshuesarla para que pierda consistencia y estatura.

Y en esta labor de lesa democracia andan empeñados ciertos “demócratas de toda la vida”, que se ofenden hasta la excitación cuando se pone en duda su amor a la libertad, o alguien insinúa que añoran tiempos viejos.

¿Puede honestamente Esperanza Aguirre “sospechar” que el Presidente Zapatero anda tramando una negociación con ETA y decir al día siguiente que no puede dudar de la palabra del Gobierno?

¿Puede Isabel San Sebastián con un mínimo de decencia afirmar que Zapatero distingue “entre terroristas y terroristas pero menos” y lo hace “por afán de dejar alguna puerta abierta a otro posible proceso, rascando al mismo tiempo sufragios de los partidarios de la solución negociada en las urnas vascas”? ¿Puede asegurar sin sonrojarse que “el terrorismo es una baza política que maneja Zapatero de acuerdo con sus conveniencias y al margen de los principios, como una estrategia más de las muchas que ha puesto en marcha a fin de llegar y permanecer en el poder”?

¿Puede Miguel Angel Rodríguez proclamar que tenemos un régimen nacionalsocialista sin que nadie lo expulse de la tertulia en que participa? ¿Alguien le puede explicar a este pordiosero del plasma que tiene derecho a hablar precisamente porque no vivimos bajo los dictados de Hitler? A veces aflora la nostalgia excitante, absorbente de pasado y el ayer ejerce su tracción.

Esta prevaricación, ejercida desde el más absoluto estrabismo político, llega a conformar el criterio definitivo de quienes no han sabido, seguramente porque no han querido, ver la realidad política tal cual es. Se acostumbra a la deformación hasta el punto de vivir en una perpetua mitomanía. Se llega a digerir la propia mentira y a degustarla como una dieta de equilibrio emocional. La falsificación también crea hábito y postura vital.

La democracia es un sistema político asentado en la responsabilidad. La acción de un gobierno es responsabilidad. La discrepancia también. La falsificación consciente es pura prevaricación. Y la prevaricación es lisa y llanamente destrucción.

Si el terrorismo acaba algún día, tengo la impresión de que muchos tertulianos, articulistas, analistas y políticos se verán sometidos a un expediente de regulación de empleo, dependiendo del nefasto instituto de la añoranza, de la tristeza íntima, subyugados por la piel de la nostalgia.

Costó mucho llegar a donde estamos. La democracia, como todo lo humano, se inventa cada amanecer. A quien le moleste el sol, que no intente taparlo. Que se quede para siempre en el vientre caliente del pasado.



miércoles, 17 de diciembre de 2008

NAVIDAD

NAVIDAD ES EL HOMBRE




A todos los que os acerquéis a mi palabra




rafael fernando navarro

lunes, 15 de diciembre de 2008

EL DERECHO DE LA PALABRA

La palabra es un vehículo de entrega al otro. Nos ex-pone, es decir, nos coloca fuera para que podamos ser contemplados en nuestra mismidad, y como tal, ser acogidos, no desde nuestra apariencia, sino de los que somos ser adentro. Misterio sostenido entre las manos para que otras manos lo acojan. Aceptar al otro como misterio es la plenitud de amor.

Las dictaduras se adueñan ante todo de la palabra como derecho humano inalienable. Hay que prohibir el trasvase amoroso de lo humano a lo humano. Hay que derrumbar los puentes que unen. Sin la palabra como derecho, el ser humano queda aislado, incomunicado, cerrado sobre sí mismo. Y es entonces cuando la tiranía puede ejercer su dominio criminal. Todo debe ser vivido como prisión incomunicada. El hombre sin palabra deja de serlo y el dictador, en su delirio, ejerce en realidad su dominio sobre la nada. Muchos hemos vivido con la palabra arrinconada en los sótanos oscuros del silencio.


La democracia nos devolvió la palabra como hija primera de la libertad. La palabra como derecho. Pero esta recuperación debe constituirse en una tarea, en un quehacer constante porque siempre está perseguida, amenazada. También los demócratas, o los situados en suburbios democráticos, se empeñan en sitiarla. No interesa en realidad su pura existencia. Compromete, exige y constriñe a quien quiere falsearla. Cuando la palabra se preña de mentira, se traiciona quien la pronuncia y traiciona a quien la escucha. Quien la usa en política como arma de destrucción masiva merece una invasión y un desprecio preventivo. No se puede admitir la prevaricación de la palabra sin el destierro de la historia.

Esperanza Aguirre, Arenas, Cospedal, Regina Otaola aseguran que el Gobierno no está interesado en la derrota del terrorismo y que se está sucumbiendo a una negociación oculta. Saben que mienten, pero lo predican. Alcaraz añora su lugar en la cabecera de una manifestación y llama a una rebelión cívica. Miente desde su miniatura política pero pretende existir en la corrupción de su propia palabra. Federico Trillo asegura que el Gobierno quiere disolver el hecho religioso en España. Miente mientras se esfuerza en construir el imperio pseudo cristiano del Opus. Mienten Rouco y Cañizares y Martínez Camino cuando denuncian que se está destruyendo la familia por el simple hecho de reconocer que el amor es una aspiración vertebral de todo ser humano. Miente el Foro de la Familia cuando exige que se retire la campaña del uso del preservativo porque conlleva la promiscuidad de los adolescentes.

Quien quiera dedicarse a la política debe comprometerse con la veracidad, la honradez y la transparencia de su palabra. Quien quiera denominarse cristiano, también. No entendamos la corrupción como referencia exclusiva a lo crematístico. Es mucho más destructiva la corrupción de la palabra.

Luchamos durante la dictadura por la palabra como derecho. Tendremos que seguir luchando en democracia por el derecho de la palabra.

viernes, 12 de diciembre de 2008

EL DOLOR DE JAIME

A Jaime no le duele España. Fue cuando los trenes. Cuando Atocha. Cuando enterrados los muertos. Cuando perpetuadas las heridas en sillas de ruedas. Cuando ETA era una necesidad urgente de Aznar, de Aceves, de Zaplana. Cuando la conspiración. Porque los terroristas no andaban por desiertos lejanos. Porque Zapatero fue llevado en andas a la presidencia por grupos terroristas. La sangre votó socialismo. El miedo cooperó con las urnas. Los agujeros negros no explorados. La mentira expandida por las embajadas, por las Naciones Unidas, por la prensa. Desde la veracidad del ministro del Interior, del ministro portavoz, del presidente ungido por Bush. Jaime estaba allí. Dolido, pero empujando. Entrevistando a fanáticos por las cárceles. Para exculparlos. Para trenzarlos con ETA. Era necesario que las metralletas norteñas aguantaran la responsabilidad de tanta sangre, de tanta soledad, de tanto 11 de marzo.

A Jaime no le duele España. Pero no soportó que Zapatero vendiera Navarra al precio que la banda le marcaba. Navarra no era estraperlo. La defendió junto a Rajoy-matrimoniado-con-UPN, del brazo de Alcaraz-Moscardó, envuelto en banderas arrolladoras. Cataluña rompe España. Pero nunca Navarra.

A Jaime no le duele España. De reconquistarla se trata con Rajoy victorioso. Rajoy centrado en el centro, aunque el centro sea un eterno camino hacia sí mismo. Jefe fiel a los principios, sin concesiones a los nacionalismos. Partido Popular colgando a esos nacionalismos de cierto sitio. Lo ha mandado el emperador Fraga. Y se han puesto a la tarea. Cataluña, País vasco, Galicia. España en fiestas con banderolas-nmacionalistas adornando la romería. Y Fraga en la silla gestatoria. Aplaudiendo. Húmeda España de Tío Pepe, Rioja y Ribera de Duero.

A Jaime le duele la COPE. ¿Porque vomita odio? ¿Por la náusea constante? ¿Por el veneno inoculado en la sociedad? ¿Por el fin destructor que justifica medios destructores? ¿Por el terrorismo ideológico que supura? No. Jaime comprende esa actitud porque la emisora mitrada ayuda eficazmente a la destrucción del rojerío, del laicismo blasfemo de un gobierno que quiere reducir a la Iglesia a la oscuridad de las catacumbas, que defiende a los Obispos de la persecución de unos políticos que estimulan la cristofobia, la eclesiofobia y aniquilan la familia. Jaime comprende esta actitud y la alienta.

A Jaime le duele la COPE. Enamorada de Rosa. Rosa invitando a visitar el País vasco como consejera socialista, mientras ETA asesinaba a diputados del PP y de UPN. (Jaime no menciona a los muertos del PSOE). Rosa ahora perfumada de derecha. Rosa apóstata, pero elegante. Despechada, pero rosa para siempre.

A Jaime le duele la COPE porque no es justo ni congruente que la emisora en la que “deben sentirse reflejados todos los católicos” haya una descalificación permanente de Rajoy mientras se presenta al partido de Rosa como la única oposición digna de tal nombre.

Dolores de Jaime por una derecha tan Rouco, tan Cañizares, tan Benedicto, tan de familia una y trinitaria, tan palmera ante nacionalistas colgados, de Calamitas-héroes, de inquisiciones para gays y lesbianas.

Dolores de Jaime Ignacio del Burgo. Llanto por Esperanza desesperanzada. Por Mariano sin rosas desorientadas, pero rosas.



sábado, 6 de diciembre de 2008

CHARCOS DE ESPERANZA

Por la India andaba la Señora. Presidenta presidiendo. Liderando entre dioses morenos, entre pieles morenas con turbantes de imposible equilibrio. Por la India, la Señora. Vertical y elegante, con el Ganges-foulard en la garganta. Señora-armani de tacones-Manolo.

Le crujió el terrorismo en las espaldas, la muerte en los pasillos de majestad y mármol. La muerte siempre oscura, abierta y antropófaga. La sangre se hizo charco en las venas moradas de las piedras.

Bombas abiertas. Hotel-paritorio de hombres muertos, de mujeres llorando hijos perdidos, de bedeles sonrientes de maletas y propinas. Esperanza-estilo. Tendencia-Esperanza. El terror empujando al mundo. Occidente asustado. Temblor de eternos valores. Miedo de negros cuajarones.

Se le encharcó a Esperanza la esperanza. Y huyó. Apretando el miedo, amando el miedo. Coartada estática y dinámica. Ecuación contradictoria. Amando y odiando el miedo. Apretándolo. Y huyó. De puntillas sobre la sangre. Apartando balas rebotadas. Con la muerte posible en la cintura, con tacones-Manolo, con medias perfumadas de chanel.

Hablaba con Sor Isabel Martín. Alma pontificia ella. Sor Maravillas india. Sin foto colgada en el Congreso. Decorando la vida de Bono-Presidente. Por eso el milagro. Mientras, las granadas. Abriendo boquetes en la carne, haciéndose camino entre bedeles, maletas y propinas. Se olvidó de Sor Isabel-Maravillas. Nadie la ha identificado. A lo mejor anda por la morgue buscando dioses muertos. Esperanza volaba hacia belenes con villancicos de turrón. Dios viajó con ella, recomendada de monjas santas. Pero Dios se olvidó, como Esperanza, de los que no pudieron pisar charcos de sangre, de los que no merecieron el milagro y sólo podían aferrarse a movistar-orange-vodafone.

Calcetines de azafata quinceañera. Había que disimular la sangre. Ocultarla. Olía a cosecha terrorista. La de Irak era más pura. Manaba paz mundial y democracia en los nudos de Sadam ahorcado. Los muertos son distintos, muy distintos. Hay una diferencia: nuestros muertos son los otros. Pero nosotros no podemos ser sus muertos. Terroristas son. ¿Salvadores somos? Misa al atardecer. Gracias al Dios que huyó en vuelo regular hasta Barajas. Dios también necesitó unos calcetines. Se le olvidó la cruz entre las flores de un hotel de lujo allá en la India. La cruz siempre es mejor para los otros. La encontró una mujer abrazada al cadáver de su hijo. Mujer manchada de metralla.

¿Quién se habrá apropiado los zapatos-Manolo de Esperanza? ¿Qué piernas largas y morenas ceñirán las medias perfumadas de chanel vacías de Esperanza?

Que nadie toque esa sangre. La pisó la Señora Presidenta presidiendo. Liderando intercambios comerciales. Ponedla en un cuadro blanco. Junto a Ghandi. Pacificando el hambre de las balas. Esperando utopías con turbante azules.

jueves, 4 de diciembre de 2008

¿LA ABSOLUCION DE LAS URNAS?

En las urnas se decide la voluntad democrática de los pueblos. Pero a ningún elegido se le entrega un cheque en blanco para que actúe de acuerdo a su antojo y menos aún para erigirse un trono que lo perpetúe en la gloria ante el mundo. El pueblo siempre mantiene su poder de control, con la potestad de ejercerlo sin esperar a la siguiente fecha electoral. Si llegado el momento de nuevas elecciones es revocada su decisión a favor de un nuevo partido o candidato, ¿queda aquél automáticamente absuelto de los errores cometidos? ¿Son las urnas una redención plena y absoluta? ¿Purifican automáticamente al político sustituido? ¿Le exoneran de toda culpa?

Surgen estas interrogantes a propósito de ciertos documentos recientemente publicados y que incriminan a los firmantes en delitos de ilegalidad absoluta, de torturas, de violación de los derechos humanos más elementales. No sólo Bush es responsable de la creación de Guantánamo, sino que lo son también todos aquellos que prestaron su ayuda, de espaldas a la legislación vigente y a la voluntad popular, para que se creara ese inhumano campo de exterminio y se mantenga hasta estas fechas.

Todo se decidió en el sacrosanto nombre del antiterrorismo. Si los terroristas matan responderemos matando, si secuestran, secuestraremos. Todos identificados, igualándonos en el derramamiento de sangre, en la vulneración de la legalidad y tratando siempre de superarlos con guerras preventivas, con engaños podridos por intereses bastardos. Respondimos al terrorismo con igual terrorismo.

El pueblo español tiene derecho a exigir responsabilidades a quien en su nombre y en virtud del poder otorgado por el voto libre y soberano, se enfangó hasta las cejas con la sangre brotada de un antiterrorismo conscientemente falseado en su base y en esa ignominia que todos soportamos y que se llama Guantánamo. Rajoy se atrinchera en el futuro. Pero el exterminio está en su pasado. Los miles de muertos iraquíes son presente. Y resuenan en el Congreso de los diputados los aplausos del Partido Popular a un Presidente encumbrado al cielo de sí mismo. Y ciertos tertulianos radiofónicos y televisivos defienden el castigo de las urnas como liberación total de pasados errores. No se puede mirar de frente al futuro, Sr. Rajoy, si no tenemos valentía suficiente para asumir el pasado. No basta, Sr. Aznar, con retirarse farisaicamente de la política, ni argumentar, como ha hecho recientemente el ex ministro Piqué, que no se arrepiente de las decisiones políticas del gobierno al que perteneció. La historia siente la náusea por la existencia de Hitler, de Mussolini. España experimenta el vómito por el terrorismo franquista, por la complicidad de una Iglesia de palios sombreados. Y hoy sentimos el asco hacia un Presidente violador de derechos humanos, constructor de Guantánamo, artífice de calumnias que desembocaron en una guerra que alumbra muertos diariamente.

¿Está todo redimido por las urnas? Rotundamente NO. Los chasquidos de la muerte producen ecos eternos.

martes, 2 de diciembre de 2008

A lo mejor nacemos otro día
con los huesos de luz y alma de luna.
A lo mejor te encuentro por alguna
coincidencia del viento y la alegría.

A lo mejor morimos otro día,
huesos obscuros, alma de laguna.
A lo peor no te encuentro por ninguna
consecuencia de la melancolía.

Tú vienes y yo voy hacia el encuentro,
pero desconcentrados en la vida
y en la conciencia neta de la muerte.

Tú vienes y yo voy buscando el centro
descentrado del hombre y de la herida
abierta de no verme y de no verte.
A Pep, enamorado y redimido.




Anduve despacio por tu cuerpo,
entorrnados los ojos, las manos asombradas.
Anduve por los montes de tu piel
hasta las ingles del alma.

Se me abrieron tus besos como lunas,
tu carne lorquiana de agua clara.
Se me quedó el silencio de tu voz
en el silencio azul de mi palabra.

Siempre voy a tu nombre y a tu cuerpo,
embistiendo tus huellas alejadas,
tus pechos planetarios,
tu vientre orbital
y tu boca de trigo y esperanza.

Aquí, junto a tu orilla,
en tu hierba, mujer, y en tu almohada,
apoyaré el cansancio de ser hombre,
de tanta noche solo, de tanta madrugada.
A FELIX CAMARA, muerto de amistad, desde la amistad de mi muerte.



Me estoy yendo despacio, como una rosa de agua,
y quiero ser consciente de cada despedida.
Saber que sabe a tierra mojada mi esqueleto
igual que las raíces del trigo en primavera.
Necesito que sea sencillo como el pan.
Pero un adiós honrado como el sudor del tiempo.
Me he ganado la muerte a golpe de tristeza,
Y os dejo libre el aire
y el mar, y alguna fecha.

Algún día también de un mes cualquiera
seré un aniversario y un hueco en la memoria.

Quisiera ser consciente de cada despedida.
De ti, mujer, del hijo que tuvimos.
Cuídame los geranios, los potos y la luna
por si Dios siente alguna nostalgia de este mundo.

Morir es derramarme, mujer, entre tus manos,
como en aquellas noches lejanas de la playa.
Marcharme de tus besos, llevándome tus labios
y el perfume redondo y caliente de tus senos.
Después de muerto quiero cogerte la cintura
y andar la eternidad buscándote los ojos.

Quisiera ser consciente de cada despedida
y explicarte la muerte como se explica el mar.
Olvidarme, hijo mío, por siempre entre tus manos,
cobijando la hombría en tu niñez exacta.

Se muere fácilmente. Basta un golpe de sangre
que descuida el trayecto y olvida el corazón.
Se muere fácilmente si el aire se entretiene
en las puertas del alma a coger mariposas.

Morir es convocar la ternura de la historia
y hacerla solidaria de la pena del mundo.
El hombre siempre muere por el hombre y se inmola
como un ramo de flores en el pecho del viento.




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Amigo, te recuerdo que nos citó la vida
a las cinco en punto de la muerte.

HOMBRE

Soy simplemente un hombre.
Un puñado de tierra con tres partes de agua.
Un cerebro asombrado,
unas ingles que buscan otras ingles
para apretar la vida
y fundar otro puñado de tierra con tres partes de agua.

Un hombre simplemente.
Sin mayor aspiración que olvidarse a sí mismo
y morirse de pena con el asco en los ojos.

Deja el hombre un recuerdo estremecido
en el barro de otro,
en las ingles del otro,
en el asombro cerebral de quien lo quiso?.

Finaliza el hombre con el hombre,
como una calle cortada, sin salida,
coincidiendo con la nada,
empotrado con la nada sin un mar adyacente?.

Soy simplemente un hombre, una pregunta.
Barro, cerebro, ingles.
Pero olvido de mí mismo,
olvido ante todo,
olvidado ante todo.
Sostengo la palabra entre mis manos
como un cuerpo vencido, casi inerte.
Sostengo las espaldas de la muerte,
la muerte que nos hace más humanos.

Cuando el aire nos vuelva más lejanos,
quedará la palabra para verte,
la esperanza capaz de sostenerte
entre la flor azul de los manzanos.

Quiero morirme al lado de tu pena,
envuelto en la palabra acogedora
y sembrado en tu vientre estremecido.

Quiero dormir, soñar sobre tu arena
y saludar la luz madrugadora.
Quiero ser el recuerdo de tu olvido.
Si tuviera tus manos, si tuviera
tu boca estremecida y entregada.
Si tuviera tu sombra iluminada,
si tuviera tu cuerpo, si tuviera…

Recorro la esperanza hasta la espera,
la ausencia indeseable y deseada.
No estoy y estoy en cada encrucijada,
olvidado en la esquina de tu acera.

Desde tu vientre voy hasta tu vientre.
Peregrino del muslo a la cadera
hacia la rosa azul de la alegría.

Allí quiero hospedarme hasta que encuentre
la constancia de alguna primavera
o la espalda de la melancolía.
Si al final de la palabra,
si al final del silencio,
si al pronunciar tu nombre,
si al enunciar el beso.

Si estuvieras al final,
cuando la muerte,
cuando el pulmón cansado,
cuando la arteria triste.

Si estuvieran tus manos,
haciendo del aire
la caricia última,
el último encuentro.

Si estuvieran tus ojos
doblando la esquina del tiempo.
Si estuvieras tú
sosteniendo el mar,
construyendo pájaros
junto al último silencio.

Si al final de la muerte
fueras tú la esperanza,
la primavera término.
Si al final del final
te quedaran besos,
yo andaría sembrándome
por los trigales azules
de los muertos.
No sé qué hacer con toda la tristeza,
con toda la ternura acumulada.
Los besos desbordados,
las manos por las ramas
de la ausencia.
Tan lejos, tú,
tan lejos,
como si no existieras.
Como si nunca hubiera
tocado tu palabra,
tu boca, tu risa, tu alma.
Como si no supieran mis manos tu cuerpo
y se me quedara la memoria
olvidada en las esquinas
de tus pechos.
No sé qué hacer con todos los recuerdos
del tiempo de amor,
ahora que el tiempo
me ahoga los pulmones
con enfisemas grises
y tabacos marrones.
Se me ha puesto moreno el corazón
de sangre sin retorno.
Añoro el sobresalto de los latidos broncos
poblándome de flores al respirar el aire
de tu boca cercana.
Añoro los músculos
erectos como lanzas
cuando tú pronunciabas
la vida de los árboles
y fundabas estrellas
y lunas delicadas
y pájaros simétricos
de alas.
Entonces eras tú y yo existía
porque tú me nombrabas
y erigías mi hombría
como un ciprésparalelo a los montes,
más alto que las torres,
más corpulento que el mar.
Ahora me sobra la tristeza,
y la ternura sobra,
y la palabra.
Necesito tu nombre para sembrar el agua
de peces de colores y flores amarillas.
Necesito beberme un río, entero,
nacido de tu nombre, parido en tu alegría.
Necesito tu nombre para poblar el campo
de amapolas, de surcos, de hierbas y de espigas.
Necesito comerme el pan moreno
de tu vientre caliente, de tu boca y tu risa.

Necesito tu nombre para hacerme más hombre,
para sentir los pulsos en las ingles, la vida
vertical en los ojos asombrados,
y en las manos tus pechos boca arriba.

Necesito tu nombre de mujer entregada,
Tu palabra y tu voz y tu risa infinita.
Necesito tus manos en mis manos
para abrazar el mundo y hacerlo a tu medida.

Necesito que estemos solitarios y alegres
al margen de la pena y al margen de la herida.
Sentados en la plaza de los besos
con las bocas al sol y las cinturas fundidas.

Necesito tu nombre para sentir mi nombre
Y emerger de la nada como buena noticia.
Necesito tu cuerpo enamorado
Pronunciando mi cuerpo a la luz de tu orilla.
Me alegro por el aire que respiras,
porque en tu boca se hace hierba buena.
Me alegro por la pena de tu pena,
por los sueños que sueñas y deliras.

Me alegro por el mundo. Cuando giras,
la luna tiene un eje de azucena.
Y porque el aire bebe de tus venas,
las cosas son verdad cuando las miras.

Sostén mujer, sostén mi primavera
en tu vientre moreno de ternura
y en tu pecho caliente y tan distante.

Mujer, quiero sentirte compañera
y morirme en la luz de tu cintura
con la conciencia limpia de un amante.
Estabas tú y era Marzo.
La carne se hizo palabra
entre tus pechos azules
y entre el azul de tu enagua.

El muslo largo del monte
en la cintura del alba
ejercía de varón
con su desnudo de gala.

Cumplías la edad del aire.
Tenías dieciocho alhambras,
dieciocho giraldillos
en los perfiles del alma.

Estabas tú y era Marzo.
Aquellas magnolias blancas
me arrastraron brutalmente
hacia tu rosa mulata.

El muslo largo del monte
contra las ingles del agua
creaba estrellas morenas
de seminales galaxias.

Estabas tú y era Marzo.
El viento se enamoraba
del vientre gris de la luna
y la luna se encelaba.
Anduve despacio por tu cuerpo,
entorrnados los ojos, las manos asombradas.
Anduve por los montes de tu piel
hasta las ingles del alma.

Se me abrieron tus besos como lunas,
tu carne lorquiana de agua clara.
Se me quedó el silencio de tu voz
en el silencio azul de mi palabra.

Siempre voy a tu nombre y a tu cuerpo,
embistiendo tus huellas alejadas,
tus pechos planetarios,
tu vientre orbital
y tu boca de trigo y esperanza.

Aquí, junto a tu orilla,
en tu hierba, mujer, y en tu almohada,
apoyaré el cansancio de ser hombre,
de tanta noche solo, de tanta madrugada.
A hombros de tu luz voy por la arena.
A hombros de tu aliento por el mar.
A hombros de tus hombros. Caminar
a hombros de tu sombra por la pena.

Me llevas y yo voy por tu terrena
geografía. Mujer peninsular,
limítrofe del sueño, del besar,
donde acaba mi luz y mi condena.

A ti mi solo ser como palmera
Primogénita y única lo entrego.
Quiero beber por la raíz tu boca,


Por mis ramas hacerte ventolera,
Por mi tronco sentir que a ti me apego,
Por mi muerte fundirte en una roca.