“No hay mayor pesadumbre que la vida consciente” Lo dijo Rubén Darío en un profundo lamento o una apostasía de la vida humana. “Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo, y más la piedra dura porque esa ya no siente. No hay dolor más grande que el dolor de estar vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente”. A veces, junto al camino, en largas noches hospitalarias, agudas como cipreses, uno tiende a pensar en el árbol, en la piedra como la existencia más parecida a la no existencia. Hombre nunca hombre, indiferencia definitiva, sin dolor ni poesía, sin asombro posible ante las palmeras que crecen en el mar.
Después viene el empujón del tiempo, la gloriosa constancia de uno mismo, la creación gozosa y dolorida como un parto fecundo de la propia existencia. Y se ama la projimidad de la paz, la vida y la libertad. Sin explicaciones. Con la sola evidencia de su eclosión humana y humanizante. Somos todo eso porque nos viene dado y porque lo creamos como si nada se nos otorgara. Paz, vida, libertad regaladas pero sólo en la medida en que las creamos. Es la ontopátesis y ontopoyesis de Pedro Laín.
¿Sabrán algo de esto ciertos políticos? ¿Construyen sus teorías sobre una visión de lo humano? ¿No les resulta más cercana la realidad del dólar que la dignidad de un niño sin futuro? Para hacer de la economía un valor supremo hay que aplastar el resto de los valores, decía Aranguren.
De golpe, la muerte. Barajas. 30 de Diciembre. Como el cabezazo de un mulo, la muerte. Como la embestida de un monte, la muerte. Kilos de explosivos. No hacía falta tanto para matar a dos hombres dormidos de cansancio. Haría falta infinitamente más para matar la esperanza de los que luchamos por un mundo nuevo. Dos inmigrantes, gemelos de muerte, gemelos de hambre, con añoranza de madre lejana, de hermanos más pobres, todavía más pobres. Despeñados del andamio de la vida, repatriados a la sangre primitiva de la tierra. Uvas negras de fin de año. Oscuro cava de despedida.
PAZ, VIDA, LIBERTAD, CONTRA EL TERRORISMO. No está claro lo que quiere decir esa leyenda, argumenta Rajoy como jefe de la oposición. Rajoy no ha leído a Aranguren ni a Laín Entralgo. No ha tenido nunca entre las manos los sueños quechuas, las añoranzas quechuas, los ponchos que tapan el frío de las espaldas y los besos. Rajoy no entiende lo que quiere decir PAZ, VIDA, LIBERTAD. Anda implantando la democracia y los derechos humanos en Irak. Rajoy primogénito ilegítimo de Aznar. Yerno de Buhs caudillo del mundo por la gracia de Dios.
PAZ, VIDA, LIBERTAD, CONTRA EL TERRORISMO. Es una proclama contra el Partido Popular, dice Acebes. Acebes no ha leído a Blas de Otero: “pido la paz y la palabra” Por lo visto, lo afirma el ministro del 11-M, estar por y en contra de es enfrentarse al Partido Popular. ¿Nos quiere decir dónde está el PP.?
Alcaraz, ministro plenipotenciario del cinismo, argumentando que esa leyenda va contra las víctimas. Alcaraz, traficante al por mayor de cuajarones, de angustias a precios de enero, de sangre rebajada. Alcaraz chapoteando en la miseria de los cementerios. Diógenes podrido en su propia miseria.
Los Obispos manifestándose contra la felicidad de los homosexuales, obsesionados por la cosecha del I.R.P.F., rezando por la eterna salvación de las lesbianas, de Franco y Pinochet. Los Obispos no pueden hacerse cargo de todos los muertos. Bastante tienen con los mártires del comunismo, caídos por Dios y por España. Esos sí que son muertos. Si te dicen que caí, me fui al puesto que tengo allí. PAZ, VIDA, LIBERTAD, CONTRA EL TERRORISMO. Esto no es como entonces. Teníamos una felicidad uniformada. Elegante de charreteras y botas con espuelas. Sables erectos al paso alegre de la paz. España morena de cara al sol y Cristos sevillanos con la gitanería conversa.
Gritos de serenidad en España. Un puñado de voces creando futuro. Pariendo esperanzas. Un racimo de ecuatorianos enterrados en el dolor, en la ausencia, haciendo patria nueva, amasando pan caliente para los changuitos de pies descalzos.
No está el Partido Popular. No está Herri Batasuna. No hay que buscar parecidos. Sólo resaltar coincidencias.
Después viene el empujón del tiempo, la gloriosa constancia de uno mismo, la creación gozosa y dolorida como un parto fecundo de la propia existencia. Y se ama la projimidad de la paz, la vida y la libertad. Sin explicaciones. Con la sola evidencia de su eclosión humana y humanizante. Somos todo eso porque nos viene dado y porque lo creamos como si nada se nos otorgara. Paz, vida, libertad regaladas pero sólo en la medida en que las creamos. Es la ontopátesis y ontopoyesis de Pedro Laín.
¿Sabrán algo de esto ciertos políticos? ¿Construyen sus teorías sobre una visión de lo humano? ¿No les resulta más cercana la realidad del dólar que la dignidad de un niño sin futuro? Para hacer de la economía un valor supremo hay que aplastar el resto de los valores, decía Aranguren.
De golpe, la muerte. Barajas. 30 de Diciembre. Como el cabezazo de un mulo, la muerte. Como la embestida de un monte, la muerte. Kilos de explosivos. No hacía falta tanto para matar a dos hombres dormidos de cansancio. Haría falta infinitamente más para matar la esperanza de los que luchamos por un mundo nuevo. Dos inmigrantes, gemelos de muerte, gemelos de hambre, con añoranza de madre lejana, de hermanos más pobres, todavía más pobres. Despeñados del andamio de la vida, repatriados a la sangre primitiva de la tierra. Uvas negras de fin de año. Oscuro cava de despedida.
PAZ, VIDA, LIBERTAD, CONTRA EL TERRORISMO. No está claro lo que quiere decir esa leyenda, argumenta Rajoy como jefe de la oposición. Rajoy no ha leído a Aranguren ni a Laín Entralgo. No ha tenido nunca entre las manos los sueños quechuas, las añoranzas quechuas, los ponchos que tapan el frío de las espaldas y los besos. Rajoy no entiende lo que quiere decir PAZ, VIDA, LIBERTAD. Anda implantando la democracia y los derechos humanos en Irak. Rajoy primogénito ilegítimo de Aznar. Yerno de Buhs caudillo del mundo por la gracia de Dios.
PAZ, VIDA, LIBERTAD, CONTRA EL TERRORISMO. Es una proclama contra el Partido Popular, dice Acebes. Acebes no ha leído a Blas de Otero: “pido la paz y la palabra” Por lo visto, lo afirma el ministro del 11-M, estar por y en contra de es enfrentarse al Partido Popular. ¿Nos quiere decir dónde está el PP.?
Alcaraz, ministro plenipotenciario del cinismo, argumentando que esa leyenda va contra las víctimas. Alcaraz, traficante al por mayor de cuajarones, de angustias a precios de enero, de sangre rebajada. Alcaraz chapoteando en la miseria de los cementerios. Diógenes podrido en su propia miseria.
Los Obispos manifestándose contra la felicidad de los homosexuales, obsesionados por la cosecha del I.R.P.F., rezando por la eterna salvación de las lesbianas, de Franco y Pinochet. Los Obispos no pueden hacerse cargo de todos los muertos. Bastante tienen con los mártires del comunismo, caídos por Dios y por España. Esos sí que son muertos. Si te dicen que caí, me fui al puesto que tengo allí. PAZ, VIDA, LIBERTAD, CONTRA EL TERRORISMO. Esto no es como entonces. Teníamos una felicidad uniformada. Elegante de charreteras y botas con espuelas. Sables erectos al paso alegre de la paz. España morena de cara al sol y Cristos sevillanos con la gitanería conversa.
Gritos de serenidad en España. Un puñado de voces creando futuro. Pariendo esperanzas. Un racimo de ecuatorianos enterrados en el dolor, en la ausencia, haciendo patria nueva, amasando pan caliente para los changuitos de pies descalzos.
No está el Partido Popular. No está Herri Batasuna. No hay que buscar parecidos. Sólo resaltar coincidencias.
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