viernes, 28 de febrero de 2014

TE SORPRENDI



Fotografiabas besos.
Andaban por el aire, me dijiste
por la hierba,
por el agua.
Y los fotografiabas.
Porque te daban pena.
porque eran besos solitarios.
Bocas impares
buscando otras bocas
para hacer de los labios
una fiesta de lenguas abrazadas.
Guardabas las fotos de los besos
y los regalabas a los ojos azules,
las melenas rubias,
a pezones de fresa,
a vientres ajardinados,
a muslos de seda.
Regalabas las fotos de tus besos
en blanco y negro,
en colores de trigo,
perfumados de chanel.
Te sorprendí aquella tarde
y aprendí que existen los besos,
que quieren entrar
y alojarse en los huesos
y hacer nido
en la sangre.
Lo aprendí de ti.
Por eso hay días
que beso los besos
y encuentro tus labios,
tus pechos,
tu vientre,
tus muslos.
Entera tú, resumida
en el gesto caliente
de ese album de besos.



NO QUIERO SER ALEMAN



No hace mucho, el presidente de unos supermercados de alimentación aseguraba que para superar la crisis (seudónimo elegante de estafa) deberíamos ser como los chinos, gente que trabaja mucho, gana poco, apenas tiene tiempo de descanso, carece de derechos laborales, no disfruta practicamente de vacaciones y así hasta alcanzar esa horizontalidad ocular de tanto mirar fijamente a la tarea desempeñada. Una teoría defendida y exigida por otro ilustre dirigente de los empresarios españoles, Díaz Ferrán, mientras especulaba con el impago de finiquitos a los trabajadores, expoliaba a los viajeros que pretendían volar en sus aviones y entretejía modales de gran señor evadiendo capitales y encomendando a testaferros la manera más idónea de burlar a Hacienda. Son patriotas de montañas nevadas, de pulseras rojas y gualdas en las muñecas, novios de la muerte, luchadores hasta conseguir vencer o morir. Y estos patriotas, nacionalistas en grado supremo, condecorados de marca España en el pecho, nos recomiendan ser chinos porque así, dejándonos pisar como esclavos, remontaremos la crisis que ellos han diagramado y que nosotros sufrimos.

Frente a ese programa que nos lleva a trabajar como negros o como chinos, Rajoy prometió convertirnos en hombres de cielo episcopal como compendio de todos los bienes sin mezcla de mal alguno. Se lo pidió una señora en la campaña electoral, tal y como él lo contaba: “Mariano, haznos felices” Y Mariano, con voz de mitin, hizo una promesa, no sólo a la señora que imploraba, sino a todos nosotros: Si gano las elecciones haré felices a los españoles. Claro que Mariano no contaba con todas las penas y las desgracias que Zapatero tenía guardadas en los cajones, porque durante ocho años no había hecho otra cosa que coleccionar miserias guardándolas en el palacio de La Moncloa. Zapatero sufría el síndrome de Diógenes y había ido almacenando tristezas recogidas en los basureros del mundo.

Mariano sufrió en sus carnes la putrefacción colocada en los anaqueles del Estado. Zapatero no había hecho nada por los derechos de las pensiones, de los trabajadores, de los enfermos, de los estudiantes, de los homosexuales, de las mujeres, de los dependientes. Y a Mariano le pesaba tanta destrucción, tanta miseria, tanta infelicidad. Llevó a  cabo de forma inmediata una continua subida de impuestos, promulgó una reforma laboral para que los trabajadores pudieran ser despedidos sin apenas derechos y al mismo tiempo sirviera para crear empleo (tiene su mérito hacer una reforma para crear empleo y conseguir con el mismo articulado legal fabricar parados de forma simultánea), instituyó el copago sanitario para que los más pobres tuvieran un acceso más fácil a la muerte, bajó los sueldos, las pensiones, expulsó de la sanidad a todos los tatuados con el nombre de ilegales,  desterró de la universidad a los que no pudieran ir en un coche último modelo, devolvió a los jubilados la categoría de viejos, suprimió las ayudas a los dependientes porque no son productivos  reprimió las protestas, se adueñó del cuerpo y de la maternidad de la mujer, fundó una justicia sólo para quien pudiera pagarla, se desinteresó de la justicia universal y abrió fronteras a la impunidad.

Llegó el debate sobre el estado de la nación. Y Mariano, primogénito de Aznar-primero-de-Irak, Cid Campeador de las Castillas, nos lo dijo bien claro: “España va a ser Alemania” Ya no tendremos que ser chinos, ni aterrizar en Laponia. Este nacional-católico bajo cuyo mandato Gallardón ejerce de Rouco y Fernández-ministro-interior condecora  vírgenes, nos promete convertirnos en alemanes. Acaba así con los nacionalismos separatistas. No seremos catalanes, ni gallegos, ni vascos. Se acabaron las sevillanas, las jotas, las muñeiras, el Fino San Patricio, las Fallas o la Virgen del Pilar que no quiere ser francesa. Alemanes. España será como Alemania.

Millones de parados, de familias donde no entra un euro, abuelos alimentando a hijos y nietos, dependientes abandonados a su impotencia, enfermos que tienen que elegir entre el broncodilatador o la sopa de ajo, millones sin esperanza, sin futuro, si alegría de vivir, desahuciados que se tiran por los balcones, que prefieren el ataúd a las estrellas, emigrantes licenciados para servir cervezas a borrachos rojos de burbujas…Esta es la Alemania que nos regala Rajoy, la Alemania-meta a la que aspirar…


Tengo toda la vergüenza política alojada en el costado.

jueves, 27 de febrero de 2014

EL RIO



No sé si es suficiente un rio
para que navegue la noche
vivida entre las sábanas.
A veces cabe  en un beso
todo el mar
y a veces hacen falta todos los brazos
para albergar tu cuerpo.
No sé por qué  pareces tan  pequeña en ocasiones
y en ocasiones eres un planeta
inabarcable, infinito, entre las manos.
Nunca tendré la respuesta
a las dimensiones
enamoradas de tu carne
al abismo insondable de tu vientre.
He probado a descolgarme por tu ojos,
por el azul de tu mirada azul
hasta donde eres más tú,
hasta la soledad que te identifica
como misterio planetario.
Y estabas y no estabas,
y tu nombre era un eco
rodando por el silencio
que conforma la niebla.
Pregunto por la identidad de tu piel
que no cabe en un río,
por esa plenitud
que no cabe en un beso.
Quiero resguardarte de la lluvia
que ilumina la hierba de mi alma
y soportar encima de mi cuerpo
la levedad de tu cuerpo
aportando ternura

al equilibrio vertical de mis sueños.

miércoles, 26 de febrero de 2014

COMO ENTONCES


Quisiera imaginarte como eras entonces,
cuando la luna medía la mitad de tu cintura.
Como entonces,
colegiala de patio,
limonero en flor
y muslos de amapola.
Como entonces,
escondiendo los besos
para que la tarde no supiera
que tus manos soñaban
genitales de viento.
Como entonces,
tacones frente al espejo
para lograr que tus labios
llegaran a los labios
del chaval rubio sin nombre.
Como entonces,
Con la inocencia cargada
de tactos imposibles,
de abrazos imposibles,
de manos aprendiendo
la concavidad de tus pechos
llenos de infinito.
Llena de infinito tú,
aquí, ahora,
cuando no necesito imaginarte
porque estás,
cuando eres piel en mi luz,
mujer decidida,
asombroso regalo de ti misma
por encima del tiempo,
vientre tu vientre,
gemido y grito,
nombre que me nombra algunas noches,
mujer definitiva.
Fuiste ayer
 eres hoy para siempre.



martes, 25 de febrero de 2014

TARDARE






Tardaré en hablar contigo nuevamente
como tarda la luna en llenarse de luna
y alcanzar la madurez de sí misma.
Te regalé la última cosecha
de mi pan caliente,
horneado de ternura
para que masticaras
mi sangre recién hecha.
Interpreta el silencio, la distancia
como esa palabra que no sabré decirte
porque fue tan verdad
que sólo se pronuncia con el corazón en llamas,
con la voz ardiendo,
con un mar incendiado.
Tardaré en hablar contigo nuevamente,
en entregarte la desnudez de esta mañana
cuando toqué tu alma
a cambio de la piel de tu silencio.
Tengo miedo a  quemarte los ojos
con los rayos que se clavan en un monte
y desembocan en un bosque arrasado de cenizas.
Pero no sé tardar para hablar contiguo nuevamente
porque el corazón fabrica la palabra,
las entrañas empujan la palabra
y tengo que parirla
y acostarla en tus brazos
para que tú la limpies,
para que tú la beses,
para que tú le des el pecho que alimenta.
Necesito decirte a cada instante
todo lo que te dije esta mañana,
desnudarme ante ti
porque sólo desnudo

es palabra limpia la palabra.

lunes, 24 de febrero de 2014

INSOMNIO



Se me enredó la noche entre los párpados.
No pregunté siquiera
si había estrellas más allá de mis pupilas.
Crujía la luz que encerraba tu imagen
más allá de esa piedra
que pesaba en los ojos.
Supuse que eras tú
porque fueron tus labios
el último tacto
anterior a la noche anochecida.
Te pre-sentía
y analizaba el peso de tu cuerpo,
el peso aproximado de tus pechos
tantas veces clavados
como cerezas calientes
en mi aliento.
Supuse que eras tú
porque no sabía soñar otras caderas
si no eran tus caderas,
no imaginaba otro vientre
que imitara el roce de tu vientre.
Tú, detrás de esa noche enredada en los párpados,
más allá de ese insomnio,
paralela, tú,
haciéndome infinito,
creándome en tu abrazo,
alojada en mis sótanos.
No era insomnio tal vez.
Tal vez necesitaba lo imposible,
lo que no será nunca,
la realidad de tu piel
sobre mi piel caliente de deseo.
No fue insomnio.
Fue la urgencia inaplazable
de tenerte en mí,
de sentirme en ti,
recorriendo tus calles,
doblando tus esquinas,
insomne en la rubia hierba de tu pelo.


domingo, 23 de febrero de 2014

APRENDER



Quiero aprender a leerte la piel,
a recitar tu cuerpo
cuando lo hago palabra entre mis manos.
Aprender a proclamar tus ojos
como una victoria conseguida
si tu luz anida en mi tejado.
Aprender que tus labios
son un camino abierto
que desemboca en el cielo de tu boca.
Aprender de tus manos
a tocar las cerezas de tus pechos
con la delicadeza de un río enamorado.
Aprender de tus ingles
a tejer primaveras
para enredar la luz
y hacer de tu vientre un nido de alegría.
Aprender de tus muslos
a sostener el mundo
como a mí me sostienes
cuando abarcas mi cuerpo.
Aprender la ternura firme de tus brazos
cuando me circunvalas
y me intuye la voz de tu lengua
y fundas un mar en mi espalda.
Aprender de tu soledad abierta
la elegancia de amarte sobre todas las cosas
como ese mandamiento que origina el planeta.
Aprender a adoptarme como el hijo cansado
que regresa de dónde…nadie sabe de dónde
y acogerme como me acoges tú
en el sol de tu casa de puertas abiertas.
Necesito clavar mi tienda de campaña
en tu tierra de mujer definitiva,
de mujer última
para apoyar esta muerte que arrastro
como un cadáver amortajado de tiempo.
En ti, como una ola  agotada,
en tu arena, en tu espuma.
Necesito aprenderte,
saberte de memoria,
para gritarle al mundo
el poema que escribes
en mi olvido recién resucitado.




sábado, 22 de febrero de 2014

QUIERO SER MAR



Quiero ser mar.
Sostener tu cuerpo
y salarte los ojos.
Abrazarte como un adolescente
en una esquina cualquiera,
en un portal cualquiera
con el miedo de que nos sorprenda
la vecina del quinto
y predique que hacíamos
lo que siempre quisimos,
lo que nunca pudimos
porque los carteros
son ángeles de chaleco amarillo
que nacen en las cerraduras
como un susto certificado.
Quiero ser mar a la intemperie
para regalarte peces de colores
y hacerte un ramo de espuma
Y coronarte las sienes
cuando te desposes con la luna.
Quiero ser mar
para que duermas
tus sueños en mis sueños
y se despierten tus labios
con salmos de caracolas.
Quiero ser mar
para sujetar tus pechos
con un arco iris,
para ceñirte el vientre
con manos de luna llena,
para cubrir  tu sexo
con escamas azules …
Quiero ser mar
para entrar hasta tu sangre,
hacer del gemido una esperanza,
del abrazo una libertad,
del beso una fusión de continentes.
Caminamos por la calle del agua,
mar, tú,
mar, yo,
en tu mar mi mar,
por fin mar y para siempre



viernes, 21 de febrero de 2014

ERES CERTEZA



Soy duda,
forma única de existencia  humana.
Duda soy,
sin camino definido,
estremecido horizonte,
meta colgada del vértigo,
sobresalto el mar.
Duda definitivamente,
pregunta sin respuesta,
huella sobre el vacío.
Y esa máscara llamada historia
para disimular el tiempo transcurrido,
sólo tiempo,
sin corteza sustantiva,
pasado sólo
incapaz de ser futuro.
No consigo ser certeza,
sólo  duda clavada,
ensartando la vida
hasta que la muerte llega.
Quiero definirte.
Busco el término exacto
que te contenga
como un vientre creando ser.
Busco nombrarte,
crearte,
percibirte como existencia viva,
certeza absoluta que redima
la oquedad que me limita,
constituida en frontera insalvable.
Sí.
Existes inevitablemente,
redentoramente,
pariendo mi ser,
alumbrándome
en el oscuro paritorio de las sombras.
Certeza tú, desde entonces,
Mayo 18 a las cinco menos cuarto.
Primavera llovía.
Estabas triste
porque las golondrinas,
porque los almendros,
porque había añadido el arco iris
un luto inapropiado.
Te colgaba la tristeza como una luz,
tristeza escondida bajo la falda gris,
blusa blanca,
sujetador a juego con la trenza,
con las margaritas rubias de tu pelo.
Certeza te hiciste aquella tarde.
Te pregunté por el beso,
mayo 18 a las cinco menos cuarto.
Quedamos para mañana,
para ayer,
para siempre,
para nunca,
para entregar los labios,
para fluir la luz
de las manos a las manos.
Desde entonces tengo la certeza.


jueves, 20 de febrero de 2014

DOS SILABAS


                            Pilar, dos sílabas, poema entero



Estaba tu nombre al final de tu piel.
donde termina el tacto,
donde el vacío empieza
porque se acaba el mundo
donde te acabas tú.
Allí estaba tu nombre,
sílabas pequeñas,
dos en concreto
que definen tu fuerza de granito oscuro.
Sílabas pequeñas,
dos en concreto
tiernas como las vértebras de un río.
Llevo incorporado tu nombre en mi carne,
moléculas de luz,
dos en concreto
como un  artesonado
que decora mis techos,
que admirarán los que visiten mi historia,
ese osario de escombros olvidados,
los que indaguen en la soledad profunda
que me llega a los pies enterrados
como abono de cipreses erectos.
Al final de ti tu nombre,
pequeño, como tú,
nido, como tú,
calor íntimo, como tú,
humano, como tú.
Porque alguien configuró la vida

al final de mi vida, como tú.

miércoles, 19 de febrero de 2014

DE QUIEN ES EL MUNDO



Supimos en un tiempo de quién era la calle. Fraga se la apropió porque se llamaba Fraga como si fuera un regalo de cumpleaños  del caudillo. A Fraga lo expropió la democracia y a cada uno de nosotros nos tocó la totalidad del país porque la libertad no nos cabía en una esquina. Y empezamos a poblarla de gritos reivindicativos. Y emocionaba ver a los españoles tomando posesión de su voz exigente al tiempo que desfilaban por las aceras sembradas de geranios. Eran huelgas alegres. En el franquismo los huelguistas siempre tenían los pies en posición de carrera porque los grises, porque los tiros al aire, porque la brigada político-social, porque…  Eran huelgas tristes, con salmos gregorianos al fondo, como comitiva fúnebre hacia la Almudena.

Pero la democracia es un peligro para muchos. Vizcaino nos dijo que Franco había resucitado al tercer día y sonreímos porque estábamos seguros de que el pasado es un ayer siempre lejano que no vuelve, porque la democracia siempre es futuro, sólo futuro. Pero a algunos les cansa la democracia. Cuando la gente  sale a la calle pidiendo que no se venda la sanidad, exigiendo ayudas para dependientes, trabajo para seis millones de parados, enseñanza sin negocio, derechos para el trabajador, respeto al misterio supremo que es el cuerpo de la mujer, sus decisiones, la propiedad de su sexo, de su maternidad, surgen fragas-opus, derechas falsamente convertidas y deciden poner coto a la libertad y promulgar leyes de seguridad ciudadana como mesías que salvaguardan el orden por          que sin el orden sacrosanto de los mandamientos no puede haber cielos de bienestar.

Y ese orden de los pueblos lo deben diagramar los ricos porque el becerro de oro es el que empitona la historia sangrante para unos, fuente de alimentación para otros. Porque la riqueza siempre se alimenta de la sangre de la pobreza. Y constatando este festín uno se pregunta de quién es el mundo y por qué unos pocos poseen lo que en justicia es de la todos. Se compran cafetales, cosechas plataneras, petróleo, cereales, materias primas de pueblos del tercer mundo. Se intercambian por armamento para que aprenda a matarse entre ellos sin necesidad de que los pueblos del primer mundo se manchen las manos. Y los pueblos almacenan hambre, sed, falta de vacunas, se les prohíbe el uso de preservativos para que las infecciones sean más fáciles y la muerte más cercana.

Y entonces los pueblos huyen de sí mismos. Quedan atrás los viejos, los niños, los enfermos. Y los más fuertes caminan buscando horizontes para su hambre, su orfandad, su desesperanza, su miedo. Y se dejan los pies en la arena, y la carne en las vallas de cuchillas puestas por el hombre blanco para desgarrar la piel del alma. Y disparan. Y matan. Y ni siquiera buscan el nombre de los muertos porque los muertos sólo se llaman muertos. No hace falta más. ¿Para qué quieren un nombre los cadáveres negros de los negros? Y el hombre blanco justifica su traje a medida, su corbata italiana, su perfume y su lujo de poseedor de todo. Y el hombre blanco decide que el mundo es suyo y que le asiste el derecho de defenderse de los pobres que quieren invadir sus calles, sus mercados, sus andamios. Y el hombre blanco impone fronteras y determina que los que vienen son delincuentes y que los delincuentes merecen lo que las leyes de parlamentos elegantes de terciopelo y maderas nobles imponen. Y que tiene derecho a romper la carne inmigrante, la desesperanza inmigrante, el dolor inmigrante. Incluso puede matar el agua del mar para que al mismo tiempo muera ese chapapote indigente que pretende manchar la arena destinada a tangas hermosos, a culos hermosos, a pechos hermosos.


¿De quién es el mundo? Y la respuesta yace fusilada sobre la orilla del mar.
PIANO



Te busco entre el blanco y negro de un piano.
Desconozco el color de tu alma,
aunque suena en mi cuerpo la música de tus ojos.
Blanca o negra.
No he visto el abrazo de tus genes
pero creo en la policromía de tu carne
cuando la luz y la sombra te hacen sinfonía
para esta tristeza que me asfixia la garganta.
Cierro los ojos e ignoro
si la música suena cercana o entre horizontes.
No sé dónde estás tú,
ni siquiera si estás.
He  reunido los ecos
como si fueras una despedida.
Blanco y negro el piano que suena
en las cuevas del alma,
estalactitas de luz
brotadas como un jardín de recuerdos disecados.
Voy a mostrarle a los turistas
las calles que anduvimos,
los árboles tatuados de besos
y una eternidad grabada
con una fecha sin fecha
Dejé anotado el día que le pedimos al  río
si quería ser testigo de nuestras lunas,
de los atardeceres,
cuando los labios,
cuando la piel estremecida,
cuando aprendieron los cuerpos el camino de los cuerpos.
No pretendo tocarte,
tan sólo sentir tus notas

de piano blanco y negro

martes, 18 de febrero de 2014

ESTA TRISTEZA



Busco quien me defina la tristeza,
esa sangre oxidada,
maciza, dura
que obstruye las venas
y tritura la alegría
de encontrar unos labios.
Busco quien me defina la tristeza,
ese vinagre amargo,
limones exprimidos
en el cielo de la boca.
Tengo una oquedad deshabitada
porque tú no estás,
porque te hiciste viento huido,
escapado de mis manos.
Se me quedó el rubio de tu pelo
enredado en los ojos
y miro la nostalgia
a través de las hebras de tu trenza.
Pero nadie me define la tristeza
porque nadie te nombra
como yo te nombro.
Te he buscado por los montes,
por los mares,
por los ríos
hasta que fui consciente
de que estabas en mis labios.
Por la tristeza pregunto,
muerdo tu sombra
y me sorprendo
rumiando lunas oscuras,
sin una almohada
donde acostar a un hombre
partido en dos.