martes, 31 de agosto de 2010

LOS POBRES SIEMPRE ESTORBAN

En un principio fue un mercado, un gran mercado. El Mercado Común Europeo. La hipocresía de las conciencias prohibió que se siguiera llamando así. Y se convirtió en Unión Europea. Mucho más elegante, más blanqueados los fines económicos. Se ha suavizado el mercantilismo, aunque no por ello haya dejado de serlo.

Resultó hermoso llamar aldea global al espacio de libertad donde todos podríamos ejercer nuestro derecho sobre el mundo. Ser ciudadanos del mundo ha sido siempre una aspiración triunfante contra las fronteras empobrecedoras donde estábamos encerrados. La libre circulación del capital, el libre ejercicio del propio trabajo no limitado por el espacio, la libre implantación empresarial, debía incluir la libre circulación de personas como consecuencia tranquilizadora de especulaciones.

Pero nadie habló de la libre circulación de la pobreza. La verdad del párrafo anterior llevaba casi implícita la prohibición de que los pobres ejercieran también su derecho a buscar el pan donde creyeran que lo iban a conseguir. No piden mucho: sólo llegar hasta las espigas más próximas, tal vez olvidadas en la siega opulenta de los ricos mercaderes.

De falta deliberada de integración se acusa. ¿Pero cómo es posible integrar la miseria, la carencia de techo, de medios higiénicos, los pies descalzos en la selva brillante de mocasines italianos y corbatas de loewe? El perfume y la elegancia francesa se hacen impenetrables para el pobre que sólo tiene caminos descalzos.

Los pueblos ricos somos ricos a costa de que los pueblos pobres sean cada vez más pobres. Los hombros de la miseria soportan la gran velocidad de nuestros coches que nos permiten morirnos de asco a doscientos kilómetros por hora. Las fronteras levantadas a los productos del tercer mundo consiguen un encarecimiento de nuestra producción y en consecuencia un enriquecimiento a costa de consumidores ávidos de apariencias.

La Unión Europea proporciona financiación para tratar de sacar a su pueblos de la miseria. Pero se parte de la idea de seres irredentos para negarles el acceso a la cultura, a la sanidad, a la vivienda, a los derechos más elementales. La etnia gitana tiene unas características ciertamente no entendibles por la mayoría de europeos “civilizados” Pero en lugar de sentirnos responsables del abandono y persecución secular que han padecido, nos resulta más fácil devolverlos a sus orígenes rumanos o búlgaros. Un avión los saca de las entrañas europeas y les regalamos trescientos euros para que por fin se desarrollen y entonces puedan regresar con una carrera universitaria o un proyecto de investigación. Entonces estarán integrados, dominando un inglés correcto, vistiendo armani planchado, pisando louvres hermosos.

¿Nuevo holocausto? Desprecio histórico por lo menos. Europa-mercado que repele a quien no aporte capital. Buscamos con ansias penetrar en los comercios cuyos gobiernos reprimen los derechos humanos más elementales, aplican la pena de muerte a cientos de súbditos y ejercen dictaduras feroces. Cuando escribo este artículo, el Presidente español pasea por China de la mano de Miguelín. España –proclama- tiene una economía fuerte, creciente, lanzada al futuro. Ni una palabra sobre derechos humanos. Podemos confraternizar con tiranos, pero resulta imposible acercarnos a los pobres. Estado de derecho. Libertad. Democracia. La humanidad evoluciona hacia una cúspide última en la medida en que se distancia de orígenes primitivos. Crece cuando considera más vital ser que tener. Se perfecciona cuando antepone la vivencia a la supervivencia, el existir al subsistir. El hombre desborda al hombre cuando se alimenta del misterio de sí mismo, cuando hace de lo imposible el camino de acceso a la realidad. El mar sólo es mar si se ahonda bajo los adoquines.

“Guardia civil caminera lo llevó codo con codo” Orgullosos estamos de “Antonio Torres Heredia, hijo y nieto de Camborio” Pero matamos a Lorca y enterramos su palabra en un suburbio de estrellas.



domingo, 29 de agosto de 2010

CASTIGADO SIN CENAR

Rajoy nació en un dedo de la hermosa provincia de Aznar, pero su pueblo lo ha rechazado como persona non grata. Rajoy nació muchas veces porque se muere también con frecuencia. Un día amaneció en Valencia escoltado de cadáveres. Estaba Esperanza desesperanzada resucitada al tercer día, sentada en una acera velando el féretro de Gallardón-Alcalde. Camps le cortó el cordón umbilical y lo depositó sobre el pecho de Madre María Dolores. Regaló tijeras y cordón a Francisco Unico de Levante y desde entonces viven atados, siameses para siempre, en una simbiosis de olas y limoneros.

De forma democrática, absolutamente democrática, Camps se ha autoproclamado candidato exclusivo y excluyente a las próximas elecciones autonómicas. Camps, a diferencia de Rajoy, ha nacido desde sus propias raíces. Nadie lo ha engendrado. Se ha hecho a sí mismo como esos poseedores de fortunas que surgieron en una familia pobre y han conseguido con su solo esfuerzo reunir mares de euros infinitos. Sin exprimir sudores de nadie, sin pisar las espaldas de nadie. sin matar las vivencias de nadie. Limpia riqueza conseguida desde la inocencia blanca de la soledad. Admirable.

Camps sabe que tiene a Rajoy delante, detrás, donde haga falta. Barberá lo lleva en volandas a los aplausos, a los besos, al entusiasmo. Lo sostienen Fabra, Ripoll, Costa, Trillo. En andas lo pasean, lo mecen, lo encumbran hasta Santiago abrazado para que Dios conserve la fe cristiana que le infundió Gascó Cardenal. Camps conserva una custodia pequeñita con las tijeras y el cordón del líder alumbrado. Se lo da a besar de vez en cuando y Mariano asume su pasado glorioso junto al cadáver de Esperanza y Alberto. Sabe que fue engendrado en la provincia de Aznar, pero su patria real está entre naranjales valencianos.

Pons se lanzó a sí mismo desde sí mismo: "Eres el presidente del PP valenciano, de la Generalitat , eres nuestro candidato y vas a ser el próximo presidente de la Generalitat", dijo entre aplausos. "No podemos fallar y no vamos a fallar, Paco. Si nosotros no cumplimos con nuestro país, qué le queda a España. Tenemos una responsabilidad, la de encarnar la nueva política para todos los españoles", en "la honestidad, la entrega y la humildad".

España-Amaral cantando: “Sin ti no soy nada” España debe tomar conciencia de los fundamentos de su propia existencia: Sin Camps, sin Fabra, sin Costa, sin Trillo, sin Ripoll España ya no es España. Sin Pons, Rajoy, Esperanza, Arenas a España le queda sólo su propia nada. Estremece el vacío, da vértigo la inexistencia. “Si nosotros no cumplimos, qué le queda a España” Que alguien entierre a quien no sienta el escalofrío decisivo de la muerte.

Madre María Dolores y padre putativo Mariano quisieron abandonar a Paco en la puerta del hospicio. Paco-Marcelino-Pan-y-Vino fue recogido por Correa-Bigotes y criado por Barberá-Doña-Rita. Y ahí está: autónomo, independiente, único.

Rajoy está triste y ojeroso. Su amor último lo castigó sin cenar.

viernes, 27 de agosto de 2010

¿HACIA UNA IGLESIA DEMOCRATICA?

La Iglesia se ha configurado a sí misma como verticalidad absoluta y absolutista. El Papa-Rey ejercía de soberano disponiendo de su patrimonio espiritual y material, incluido el dominio sobre la verdad fundamentado en su infalibilidad. Es Pastor supremo, vicario único y plenipotenciario de Dios en la tierra. Inmediatamente debajo de él, rodilla en tierra, han estado los Cardenales, como príncipes, y en el escalón inferior de su poderío, los presbíteros como delegados de la autoridad episcopal. Al margen, condenado al silencio, la obediencia y la sumisión más servil, el rebaño sometido. El redil protege y aísla contra el mundo, el demonio y la carne. Desde esa “desmundanización” la Iglesia reside no se sabe dónde, sobrevolando la temporalidad, ajena a las angustias y esperanzas del hombre concreto comprometido con su tarea histórica. Su reino no es de este mundo, aunque nunca renuncie a sus prebendas, a una economía boyante, a increíbles posesiones, a cargos honoríficos y rentables, a incalculables tesoros artísticos, arquitectónicos y a connivencias sacrílegas con regímenes dictatoriales conculcadores de los más elementales derechos humanos.

Tampoco el tránsito del teocentrismo al antropocentrismo hizo mella en la estructura piramidal de la Iglesia. Ante el peligro de verse expropiada de su dominio sobre las conciencias, dedicó su empeño y magisterio a la condena de los nuevos valores. Hizo hincapié en el origen divino de su poder, atribuyó a los designios de Dios su estructura de poderío y anatematizó a todo aquel que pretendiera poner en crisis su concepción. Se definió como “sociedad perfecta” paralela a la sociedad civil y enfrentada a ella en la medida en que no aceptara la ley suprema que de ella emanaba. Se colocaba así frente al mundo en lugar de ser compañera de viaje. Condenó la secularización surgida como emancipación humanista, como responsabilidad asumida, como independencia frente al “deus ex machina” y despreció toda creación del hombre como opuesta al quehacer creador de Dios.

El Concilio Vaticano II fue una eclosión renovadora. Se abrieron las ventanas –como quería Juan XXIII- y entró a chorros el aire fresco de la renovación. El rebaño pasó a ser pueblo de Dios, comunidad fraternal y profética. Surgió la Iglesia de los pobres, la Teología de la liberación, los cristianos de base comprometidos con su entorno, la puesta en duda del celibato, la defensa de la mujer como valor en sí misma, la investigación ajena a condenas y excomuniones, el laicismo tomó posesión de las leyes de los distintos estados y la humanidad asumió una conciencia de sí misma como decisión y tarea. Ante esta asunción de lo humano como valor supremo e independiente, ante esta libertad ejercida como decisión creadora de humanidad, la Jerarquía ha retomado su papel nunca abandonado: la condena humillante, el desprestigio y el refugio en la voluntad divina como negación y desprecio de todo aquello que el ser humano emprende.

Con ocasión de los nombramientos de Munilla e Iceta como Obispos de San Sebastián y de Bilbao, la iglesia vasca ha mostrado públicamente su descontento con ambas imposiciones y ha exigido tener una participación activa en la elección de sus obispos. Es un clamor de los cristianos de base de muchas iglesias locales a lo ancho del mundo. No se resignan a seguir siendo sujetos pasivos, obedientes ovejas, rebaño anónimo, y exigen que se reconozca el paso de siervos a pueblo activo, a comunidad ejerciente de derechos. En la sociedad civil tenemos claro nuestro rechazo a ser súbditos porque nos hemos ganado a pulso la categoría de ciudadanos. Todavía quedan dictaduras opresoras en distintos territorios. Pero resulta insufrible que entre ellas haya que incluir a la Iglesia Católica.

O la Iglesia es un ámbito de libertad creadora o no puede seguir proclamándose Iglesia de Cristo.


miércoles, 25 de agosto de 2010

LA ENTREPIERNA DE MELILLA

Incidentes. En la intersección fronteriza entre Marruecos y España, ha habido incidentes. Nadie ha explicado con claridad, transparencia y exactitud en qué han consistido. Vejaciones. Tímpanos rotos. Mujeres-policías despreciadas. Perros azuzados. Golpes sin justificación aparente. Todo resumido en una terminología generalista: incidentes.

Pons-Floriano precursores. Revestidos con el santo escapulario: Rajoy en el anverso. En el reverso María Dolores santísima de Castilla. Inspiraban ternura sus pies descalzos. Osculo de amor eterno para el musulmán hermano. “El PP muestra su apoyo incondicional, definitivo y sin ningún tipo de excusa ni pretexto a la Policía Nacional, a la Guardia Civil, a los funcionarios de frontera y a todos los ciudadanos de Melilla”. Pons-Floriano urbi et orbi. Emisarios de un amor universal, evangelio de Moncloa prometida, templarios de Santiago matamoros.

Después vino Aznar. Remangado y a pecho descubierto. Abdominales dos mil. Velocista más que Bush. Napoleón Primero de Perejil conquistado. “Tiene usted dos cojones para venir hasta aquí” le dijo un melillense. Presidente macho. Testosterona de sobra para otro Irak si se tercia. Entrepierna capaz de poner en pié la dignidad española, españolista más bien. Suficiente bragueta para empitonar al mundo y cornear al moro en las ingles de Alá. Desafiando alhambras, mezquitas y giraldas. Yelmo calado. Contra los gigantes. No son gigantes, mi señor, gritaba Rajoy en su rucio-filósofo-desganado. Son porteadoras cargadas hasta el alma, doblada la vida, humillada hasta el polvo la existencia. Ajeno a los consejos de un escudero despreciado, Aznar lanceaba contra un gobierno cobarde. “Los problemas políticos –sostiene Rubalcaba- se arreglan con cabeza, no a cabezazos”. Pero esas son disquisiciones ajenas al estilo musculado del ex-presidente. Sabe por experiencia que para sacar a España del rincón de la historia hizo falta la fuerza bruta de una guerra que ha costado miles de muertos. Fue valiente en las Azores y no se va a acobardar ante una veintena de marroquíes impidiendo la entrada de frutas, verduras y pescado a Melilla. Cualquier conflicto es bueno para demostrar la grandeza de una nación presidida por un gobierno cobarde, inactivo, atrincherado en la palabra creadora de diálogo. Cuando los camioneros franceses volcaban nuestros productos en la frontera no declaramos una guerra a Francia nadie sabe por qué. Pero ahora… Ahora es distinto. Si es necesaria, aquí está él, respaldado por Floriano, Pons y la armadura de Mariano y María Dolores santísima de Castilla.

A Aznar le acompaña su hijo Alonso. Para ser más Abraham, más Guzmán el Bueno, más Moscardó. “Tiene usted dos cojones” Y eso es lo que importa. La entrepierna encierra una enorme versatilidad. Lo reconocieron algunos melillenses. De demostrarlo se trata.

Abandonó Melilla al atardecer. Se cruzó con el ministro Rubalcaba. Iba camino de Rabat. Traje oscuro, corbata. Para encontrarse con Mohamed VI y su ministro del interior. Dejando atrás los incidentes. Reponiendo pescado, fruta y verduras. Aznar se marchó con su hijo Alonso, su séquito y su entrepierna en deflación. Pecado solitario se llama. Orgasmo hedonista revolcado en su propia contemplación.

Aznar-Manolo-Escobar. Que viva España. España es la mejor.

miércoles, 11 de agosto de 2010

AQUEL COCHE SUBVERSIVO

Subversión. Era todo subversión. Cuando los astilleros, cuando los mineros era otra cosa: hordas judeo-masónicas. Disparaba la policía al aire y morían tres obreros o un estudiante. Así lo afirmaba el “parte” radiofónico de las catorce treinta o la televisión blanco y negro. Como si los obreros o los estudiantes fuéramos seres voladores, pájaros amotinados para destruir el régimen. Nunca entendí la diferencia entre subversión y horda-judeo-masónica. Tal vez fuera el equivalente a milicia universitaria y mili chusquera. Cuestión de clases, de billetera, de padre-camisa-azul y madre-sección-femenina-misa-de-doce.

Fue una mañana de abril. Somosaguas. Primavera instalada, reventona de día veinticinco. Claveles en la solapa como testigos de libertades soñadas. Los Grises por el asfalto. Casco gris. Gris uniforme. Hasta los caballos grises. Isabelita hermosa de Alcobendas. María José pitiminí de Bravo Murillo. Elegantes escoltas de mis brazos. Camino de mi coche. “Es aquel 850 rojo” le dije a una policía grande como un monte. ¿Y por qué tienes un coche rojo? Perdimos los claveles en la huída. Los pisó el policía con botas de cemento.

Todo era subversión y hordas judeo-masónicas. Rojerío, puro rojerío ácrata, desestabilizador, infectos de comunismo. Ateos en pecado, copuladores por Rosales nocturnos destinados al infierno por Monseñor Morcillo, arzobispo de la Puerta de Alcalá, capa muaré, pectoral réplica del Valle de los Caídos.

Exigíamos trabajo, libertad, posibilidad de sindicación. Había encierros, en Iglesias sobre todo. El régimen tan católico, apostólico y romano respetaba los lugares sagrados. Hasta que el párroco se cansaba del olor de los “jergones”, de las mantas, del sudor de los monos con tortilla. Y se acababa el respeto. Se escondía el “santísimo” para que Dios no viera las balas por el aire y los palos por el cuerpo. Se desalojó la Iglesia: un muerto, diez heridos, algunos detenidos y fugado el que pudo a su escondite. La huelga estaba prohibida por los desórdenes que ocasionaba, porque se enfrentaba a un caudillo-por-la-gracia-de-Dios y porque nunca estaba avalada por la verticalidad sindical de Utrera o Ramallo.

Y en estas llega Montoso. Permite que se celebre la huelga prevista para el 29 de setiembre. Pero hay que erradicarlas de una vez “porque no tienen sentido y son decimonónicas” ”Las huelgas, dice Montero, son muy vistosas, pero son una ruina para el país. Si lo que quieren decir los sindicatos es que no les gusta este Gobierno, pues que lo digan, pero que no paren un país” Está claro. Los sindicatos deberían afiliarse al Partido Popular para oponerse a todo lo que huela a decisión gubernamental. No al estatut, al aborto, a la prohibición de los toros, a los matrimonios homosexuales. Sería hermoso ver a Fernández Toxo, a Cándido Méndez junto a Aznar, Rajoy, Isabel San Sebastián, Cospedal, Alcaraz en ocasiones, del brazo como entonces María José, Isabelita y yo camino de un 850 rojo. Con los antidisturbios pisándoles el aliento. Con disparos al aire. Detenidos Camps, Valcárcel y Feijóo. Por antisistemas, ácratas, copuladores nocturnos en Rosales. Sin muertos porque estamos en una democracia, en un estado de derecho, aunque haya que suprimir de una vez la vistosidad de las huelgas.

Isabelita la bella tendrá unos hijos morenos. María José ejercerá una cátedra pitiminí. El artículo 4 del estatuto de los Trabajadores y mi SEAT 850, rojo y subversivo, se fueron al desguace. Montoro aprovechó los repuestos para poner en funcionamiento a los Utreras Malinas, los Ramallos y construir elegantes sindicatos verticales.




viernes, 6 de agosto de 2010

¿QUIEN ME REGALA UNA GUERRA?

Necesito una guerra. Como entonces. Allá por el treinta y seis. Con su dolor y sus muertos. Sus tapias y sus cunetas. Un olvido de piedra resistiendo las cornadas del tiempo. Muchos hijos sin padres. Muchos padres sin hijos. Federicos por alhambras morenas de verdes lunas. Tuberculosis para migueles amamantados con nanas de cebollas. Madres con llanto estéril entre las piernas. Niños que nunca fueron hombres por una bala certera. Necesito una guerra. Como entonces. Cuanto antes. Con paseillos para encontrar la muerte en los amaneceres de Granada, de Burgos, de Sevilla. Quiero Guernicas calientes. Curas dispensando resignación y promesas de cielos con querubines azules. Obispos imponiendo penitencias de muerte a los que cometieron el pecado de ser republicanos. Previsiones de pensamiento ahorcado para cuarenta años por lo menos. Por lo menos garantías de que nadie disfrute libertad durante mucho tiempo. Hasta que se consume la basílica en los montes madrileños y descanse en su gloria el cruzado bajo el palio de una indulgencia urbi et orbi. Paccellis, Gomás, Seguras, Guerras-Campos. Orlas con título de cruzada para colgar en los jardines del Pardo. Trincheras exorcistas de comunismos ateos. Y montes, muchos montes de Sagrados Corazones para consagrar la España grande y libre.

Necesito una guerra. Como entonces. Me la aconseja Ignacio Sánchez Cámara, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Coruña. Asegura que hay que cambiar al Gobierno por ilegítimo, porque “ha roto la concordia y con ella la posibilidad de la convivencia y de la legitimidad democráticas” Esa ilegitimidad equivale a la representada por la Segunda República ante la que no cupo otro remedio que la Guerra Civil. “La República nunca llegó a ser un régimen legítimo”, insiste. “Aún suponiendo que lo hubiera sido en la primera hora, desde luego pronto dejó de serlo, como muy tarde en 1934” Por eso el debate sobre si la Guerra Civil pudo ser evitada es “ocioso” El camino tomado en 1931 y, sobre todo, en 1934, conducía a ella a menos que se rectificara el rumbo y se restaurara la concordia” “El problema del socialismo es que su doctrina del poder le hace incompatible con el principio de la legitimidad democrática. De ahí la tentación revolucionaria, es decir, totalitaria, que siempre padece el socialismo” “Renegar de la Transición y reivindicar la legitimidad de la Segunda República”, es una “terrible irresponsabilidad” porque rompe “la concordia” y destruye “las posibilidades de convivencia y de legitimidad democráticas” A Sánchez Cámara le acompaña en esta visión pro-guerra civil Benigno Pendás, ambos incrustados en la Asociación de Propagandistas Católicos y contertulios de la COPE, presidida, bendecida y chorreada de agua bendita por Rouco Varela.

Necesito una guerra. Como entonces. Con su dolor y sus muertos, sus tapias y sus cunetas. Cuando nos sobraban Francos y Yagües, Queipos y Moscardós

Ahora sólo tenemos, porque viven y perviven, muchos Gutiérrez Mellado. Pequeñitos, con su bigote blanco, pero verticales frente a pistolas negras y charoles de Tejeros apóstatas. Una Ministra firme como un ciprés. Carmen se llama y nació de las urnas y los votos. Parió el pueblo un gobierno socialista. Alumbramiento buscado y deseado como un hijo. Hasta que el pueblo-padre-madre quiera. Sobran sindicatos del crimen, camisas azules, correajes. Hemos descabalgado a los Sánchez Cámaras y Pendás, a Roncos y Martínez Camino. Están en almacenes acompañando a caudillos destronados, envueltos en crespones negros y nostalgias.

Ya nadie regala guerras. Claveles, sólo claveles, suplantando fusiles enterrados.


jueves, 5 de agosto de 2010

HAY PAJAROS COLGADOS

Hay pájaros colgados en el aire,

recuerdos de ti.
Puentes que acercan y alejan
tu nombre.
A la sombra del silencio,
tu palabra sin voz,
tu voz sin eco.
Hablándome de tí, la ausencia.
Hueco en el hueco
nombrándote.
Dentro de mi adentro, tú,
huella de cuerpo y viento
vacío del vacío,
memoria de vientre,
de monte quieto.
Silencio de palabras
hablándome de ti,
labrando lejanías.
Tú, siempre y sólo tú,
andándome la sangre,
anudando el dolor
a la cruz infinita de tu ausencia.
Llevo de la mano el corazón
para que no se pierda,
para que aplauda
los pájaros colgados en el aire,
por si te encuentra
tejiendo la mañana,
haciendo como entonces
besos de trigo bueno.
Qué palmera tu cuerpo,
como el mar boca arriba
sosteniendo el encuentro
más hondo de las manos,
de los labios,
de los besos.
Quiero apoyar en tu ausencia
esta ausencia que tengo.
Abrazarte
la cintura del alma
y olvidarme la muerte
como si hubiera muerto.