sábado, 31 de agosto de 2013

ME IRE ACOSTUMBRANDO



No me acostumbro a esta postura
fetal de tu silencio.
Envuelta sobre sí misma,
tu palabra ausente
me convoca a la distancia
de tu piel y mi piel.
No logro conciliar
las amapolas azules
con la despedida gris
de tu vientre sin olas.
Olvidaste en la huida
los mástiles que sostienen
esos mundos anónimos
que fabricamos tú y yo
como orfebres de estrellas.
Nadie sabe el camino
que desemboca en las lenguas
que hacen del beso una patria
caliente de recuerdos.
Por eso no me acostumbro
a mis manos sin cuerpo,
a tus muslos borrados,
a tus pechos sin pechos,
al refugio umbilical
donde descansa la caricia
camino de tu centro.
No me acostumbro
a esta nada ocupando
los huecos del silencio.



viernes, 30 de agosto de 2013

CINISMO


Los ciudadanos siempre tienen razón cuando eligen a sus representantes. Las elecciones son la fiesta de la democracia. Los votos no se equivocan y dan la supremacía del gobierno a quien el pueblo quiere. Somos pueblo viviente y dinámico en esa plaza de infalibilidad democrática. No seré yo quien ponga en duda esta verdad pisoteada por dictadores y demás usurpadores de la historia cuya médula se alimenta del desprecio por la opinión pública.

Si es verdad lo anterior, y sin duda es verdad, los políticos elegidos deben asumirla como tal y no deben permitirse hacer de sus cargos un perjurio, ni de su oficio una mentira, ni de su quehacer un cinismo. “Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables”  Lo dice la Real Academia.

Ultimamente estamos soportando un cinismo desmesurado, por encima de nuestras posibilidades. Y eso conlleva recortes en la implicación política, desprecio por la tarea de nuestros políticos y una confusión destructora cifrada en que todos son iguales. La ciudadanía pierde confianza y empiezan a surgir movimientos totalitarios, añoranzas de ese poder dictatorial ensalzado por jóvenes, y no tan jóvenes, que no vivieron la sangre por las calles. Pero no sólo son abominables los saludos fascistas, la proximidad a banderas humillantes, sino que la fraseología de algunos diputados y senadores nos lleva al resurgir de aquellos tiempos de pistolas con cachas brillantes de muerte. Y son igualmente abominables los saludos fascistas y quienes dicen que la República propició un millón de muertos y equipara la ilegalidad de banderas franquistas y republicanas. No hace mucho, Rafael Hernando, ese pigmeo intelectual del PP, lo gritaba con una chulería idéntica a cuando calumniaba a los padres como responsables del hambre y desnutrición de sus hijos. Y nadie en su partido ha sido capaz de reducirlo  al rincón de la indignidad. ¿Consentimiento? ¿Comunión de ideas? Y esto es cinismo tal y como queda definido anteriormente. Repugnante, mentiroso y vituperable. En un estado democrático, y por respeto a una libertad invocada, no puede haber políticos que hablen desde la ignorancia, la mala voluntad y ensoñaciones dictatoriales.

Cuando Marhuenda, Floriano, Pujalte aseguran que se destruyen los discos duros de los ordenadores como cumplimiento de la Ley de Protección de Datos es puro cinismo porque saben que se destruyen elementos que pueden tener información sensible y que por ello son requeridos por un juez. Cuando Fátima Báñez afirma que la reforma laboral ha evitado el desempleo, hace un ejercicio de puro cinismo. Cuando Wert pontifica sin inmutarse de que su ministerio ha aportado más dinero en becas y educación es puro cinismo. Cuando Lasquetty dice que la privatización de la sanidad no es un negocio, sino una mejora de cara al paciente, es cinismo. Cuando Cospedal nos habla de indemnización en diferido y Rajoy dice que cuando llegó a la presidencia del gobierno Bárcenas ya no estaba al frente de nada, es puro cinismo. “Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables” Predicar un programa electoral a sabiendas de que no hay voluntad de cumplirlo, se está especulando con necesidades vitales del pueblo con un cinismo que llega incluso llega a los sótanos de perjurio.
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Y cuando se actúa cínicamente se socavan los cimientos de la democracia porque la democracia surge de la honradez de la palabra. La palabra es el vientre limpio de la democracia. Cuando se prostituye se pone en venta la libertad por cada esquina. El cinismo por tanto no es una actitud venial. Más bien es el arma homicida, manchada con sangre de desencanto y frustración.

Que nadie me argumente ahora que el cinismo se da en todos los gobiernos y en todos los partidos. Es posible, pero no todos son iguales. Y sobre todo estoy hablando de un partido que está sustentando a un gobierno y de un gobierno que alberga los nombres mencionados, menos el de Francisco Marhuenda que anda arrastrándose por las cloacas más sucias del halago y servilismo con la esperanza de que  Mariano Rajoy le condecore con puesto de guardia jurado en las puertas de Génova, 13.



jueves, 29 de agosto de 2013

NO ENTIENDO



No entiendo las sílabas que forman
tu nombre y tu cuerpo.
Tu carne de moléculas de espuma,
de mares diminutos
me ahogan en la hermosa cicatriz de tu sexo.
Si pudiera albergarte como una cosecha de amapolas
lograría explorar
tus ojos de tierra azul,
tus manos tejiendo inviernos,
tus pies peregrinos
hasta mi cintura.
Entendería entonces
las bocas que pronuncian
la distancia infinita
entre tu aliento y mi aliento.
A lo mejor un puente
entre tu piel y mi piel.
A lo mejor un río.
A lo mejor el viento.
La eternidad, tal vez.
La muerte, por ejemplo
y el beso entonces,
y el tacto de la tierra,
cuando seamos raíces
de otra nada viviente.


NO HAY PUERTAS


No hay puertas para que el hombre salga de su abismo.
Somos sólo una noria egocéntrica,
círculo absurdo
que rehúsa la palabra capaz de descifrar el misterio,
de entregar la pregunta repetida,
no respondida nunca.
Contradicción el hombre
de no querer y querer al mismo tiempo,
de tender unos brazos amputados
para salvar el cinismo
de un imán posesivo,
que incluye el don de quien se entrega
en ese abismo sin puertas.
Tal vez nada es amor.
Tal vez solo egoísmo.
Y cuando digo te amo
me estoy amando a mí mismo.
Somos calles cegadas
para que nadie escape
de ese aburrimiento estéril, infecundo,

masticado por la certeza única: la muerte.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Y SI LUEGO…


Estoy aplazando el amor,
dejando para más tarde la ternura,
las caricias, las manos,
las ansias de habitarte,
de adentrarme en tu vientre
como un huracán de besos.
Si ayer, mañana o nunca
es tiempo el tiempo
guardado en los relojes,
sostenido por unas manos metálicas
que ignoran tus piernas entreabiertas.
Estoy aplazando el amor como se aplaza
la construcción del mundo
por falta de presupuesto
para copiar la espuma de los mares.
Y si luego no estás
me ahorraré la tristeza de perderte,
de abrazar la sombra de tu sombra,
de enamorar la nada de tu ausencia.



martes, 27 de agosto de 2013

PENAS



No sé qué hacer con mis penas,
este esqueleto de calcio,
este andamio que me habita.
Se me han hecho
tan costumbre,
tan de carne,
tan de sombra,
tan de sangre,
tan de ausencia,
tan de labios,
tan de beso,
tan de abrazo,
tan de sexo,
tan de adiós,
tan de encuentro,
tan de ayer,
tan de siempre,
tan de nunca.
Cuídalas cuando me vaya.
Están acostumbradas
a beber rayos de luna,
a usar tacones de escarcha
para que no sangre el viento.
Tómate en serio mis penas.
Morir es sólo, tal vez,
sentirse desheredado,
prófugo,
expatriado,
deshabitado de penas.
Morir es sólo, tal vez,
la conciencia de despoblarse de penas,
desalentar el aliento,
saber irrecuperables
las paredes de apoyo que sustentan
la arquitectura azul de las penas
que sólo saben ser penas.



lunes, 26 de agosto de 2013

EXTRAÑO


Extraño el paisaje de tu boca,
la sombría arboleda de tu sexo,
las letras que te nombran
para darte existencia.
Hoy recuerdo el puente de tus piernas
con mares sin espuma por tus sótanos.
Te extraño como al aire cuando el aire
rehúye mis pulmones
y se queda buscando mariposas
para poblar mis labios
de cianóticos pájaros azules.
Extraño los nidos de tu vientre
para alojar caricias verticales
huracanes veniales prohibidos
por otros vientres sin tiempo.
Me moriré extrañando tu cintura,
tus caderas antiguas,
la humedad de tu espalda
y tus pechos de arena
prójimos de malecones de ternura.
Te extraño. Eso es todo.
Te extraño. Pregúntale al silencio.




domingo, 25 de agosto de 2013

EL TIEMPO



Te han arrancado el tiempo
como se arranca una piel.
Se te olvidó la vida
en la oscura enredadera
que precede al sexo.
De cuajo tu nombre, de raíz,
la ausencia en carne viva.
Tu vientre blanco de espuma,
imponiendo el ritmo de los cuerpos,
cumbre tú,
río entre tus piernas, yo.
Tu boca fundadora
de besos dedicados
con nombre y apellidos
para que no equivoquen el cielo de mi boca.
Y de golpe, arrancada
para que alguien escriba
la tesis doctoral sobre el olvido.
Ahora sólo sostengo el holograma
de tu cuerpo tendido,
abrazado a mi boca,
precintando  mis labios.
Quiero aprender a tocar
tus caderas de nunca,
tus pechos de entonces,
el ahora y el siempre
de tus ingles sin nombre.
Tal vez sólo eres tiempo
y me enciendes el pulso
para tomar conciencia
de que sigo existiendo.


sábado, 24 de agosto de 2013

LA GUERRA

Para Bego y Sally, mis dos asturianas,

La guerra es hermosa.
Han embellecido la guerra.
Tal vez sólo las fiestas de un pueblo,
cuando la patrona, esa virgen de agosto
con sus fuegos fingidos
que asustan a los niños y los perros.
La guerra es espectáculo
como esos documentales
multicolores de peces en los fondos marinos.
Ya no hay muertos en las guerras:
son efectos colaterales
No hay niños mutilados, mujeres violadas:
son efectos colaterales,
un doblaje perfecto para hacernos creer
que la sangre ya no cotiza en bolsa.
La guerra es elegante.
Vuelven los artificieros
escoltando tanques verdes
como si de Macarena se tratara,
de Cachorros y Trianas,
con mitras urbi et orbi.
Atrás queda el olvido
descuartizado
y el petróleo manando
de  bocas como tumbas.
Y la riqueza cosechada
en los vientres opacos,
aplastados con lejanía gris.
La guerra es hermosa
como la mirada telescópica
de cupidos obscenos

que nunca se equivocan.

jueves, 22 de agosto de 2013



SI FUERA AYER

Fue una alegría el entonces, cuando ayer era ayer. Y el tiempo empezaba. Y la vida empezaba. Y la palabra, y la libertad, y el quehacer. Todo empezaba. La historia como un vientre entreabierto. Con contracciones la historia.  Cuarenta años de gestación. Pero por fin estaba ahí, como evidenciando que los dictadores se mueren  a los cuarenta años de estar muertos. Y que hay ataúdes que se almacenan entre rocas crucificadas porque Dios convirtió en cruzada santa los fusilamientos al amanecer contra las tapias blancas de los cementerios.
La llamaron democracia. La libertad se agrandaba para caber por la ranura de las urnas y se hacía amiga del enemigo del quinto que espiaba hasta ayer para la político social. Y empezamos a querer lo que queríamos, a ser decisión, iniciativa, exigencia, a cambio de entrega, de deberes retribuidos con derechos. Se inventó la ciudadanía y se cosificó al súbdito instalando museos de recuerdos agrios como limones desechados.
Siempre es tierna la democracia, como la cintura de la luz de otoño. Siempre fuerte la democracia como los muslos de un monte. Y en esa dicotomía ternura-fuerza vivimos los  que queremos ser los dueños de la historia, del devenir, de la construcción de un mundo habitable. Pero los habitantes de esa plaza grande que es la democracia deberíamos ser conscientes de que siempre hay lobos que bajan de las alturas asilvestradas. Y esconden garras y colmillos y sed de sangre. No son charreteras ni polainas. Son pieles elegantes, gris plata, ojos como estrellas incrustadas. Lobos mimetizados en el silencioso reptar de las víboras. Aprietan el cuello hasta el estrangulamiento e inoculan un veneno como una morfina somnolienta.
Y en esas estamos. Crisis la llaman, deuda externa, vaciamiento bancario, prima de riesgo. Nadie, excepto unos pocos, puede vivir por encima de sus posibilidades. Los pobres deben volver a acostumbrarse a ser pobres para que ciertos poderosos no olviden de serlo. Rajoy lo supo desde muy joven: va contra la naturaleza pensar que todos tienen los mismos derechos. Y ahora que es presidente elegido por la libertad de las urnas ha decidido ponerse en consonancia con esa desigualdad implantada por las raíces mismas de lo que los Obispos se empeñan en denominar derecho natural. A él no le gusta. Sufre por tener que hacerlo. Pero su conciencia y su sumisión a Merkel, a la Troika, al FMI, al Banco Central le obligan. El prometió mirar frente a frente a los ojos de Europa. Certificó que había presionado a la Unión Europea porque no consentiría que nadie le presionara a él. Pero es que Rajoy ignoraba cuando estaba en la oposición el estado de la economía, de los bancos, del panorama laboral. Se encontró con una herencia ignorada.  Hizo oposición sin saber a qué se oponía. Aspiró a la presidencia sin saber a los que aspiraba. Y la ignorancia desde entonces exime del cumplimiento de cualquier programa electoral. Había una sanidad envidiada, una educación gratuita y universal, una ley de dependencia que empujaba la silla de ruedas, a la dignidad de la vida de los destruidos por la droga, a mujeres maltratadas. La justicia era un derecho universal, la mujer era más dueña de su cuerpo y de sus decisiones sexuales y maternales sin un Gallardón expropiador de ingles y orgasmos.
Se hace una reforma laboral para destruir empleo, se convierte a los enfermos en mercancía, la capacidad intelectual se transforma en mercantilismo económico patrimonio de ricos, se impone la religión en la enseñanza porque de retomar la santa cruzada se trata, los pensionistas son viejos con el deber de morirse como castigo de su improductividad, los parados deben emigrar a Laponia, el dolor es propiedad del enfermo y lo vende sólo si tiene dinero para comprarse la alegría de vivir, los niños pasan hambre por culpa de la despreocupación de los padres, los empresarios pueden despedir al obrero por culpa de que la amante no supo calmar erecciones nocturnas, los trabajadores deben renunciar a la dignidad de su sueldo porque más cornás da el hambre, el miedo es un instrumento de dominio más disimulado que el tiro de gracia franquista que resultaba poco exquisito. Hay que implantar un sistema ideológico que deje claro el muro que separa la riqueza de la pobreza porque no hay derecho que ampare a la muchedumbre a salir de la esclavitud y aspirar a ser ciudadanos.
Fue ayer, casi ayer, cuando empezamos a vislumbrar un futuro como hechura del esfuerzo común. El dictador que se murió después de estar muerto cuarenta años, dispuso de tanques, aviones, ayuda internacional de los nazis para organizar una guerra que destruyera la democracia republicana. Tres años de guerra le costó y cuatro décadas más con un país aquejado de tromboflebitis perpetua. Desde despachos con moqueta y pocos meses, Rajoy y adláteres han conseguido destruir la democracia. Porque destruir derechos sociales, laborales y canjear el estado de bienestar por la miseria es destruir la democracia.
Fue ayer, casi ayer, cuando estrenamos la alegría. Hoy, alguien se ha empeñado en despeñarnos por el barranco. Un derrape consciente, premeditado y con alevosía. Ha sido fácil hacer volcar a la historia.

miércoles, 21 de agosto de 2013



MENDIGO

No era un hombre.
Nadie sabía si era un hombre.
El no sabía si era un hombre.
Se definía como un montón de olvidos
con un cartón de vino
para poder seguir siendo
un montón de olvidos.
No soñaba. Dormía
abrazando soledades
y un cartón de tinto.
Estaba lleno de miradas,
de desprecios, de caridad suplente de justicia.
Conciencia de vómito
que nadie recogía
porque es contagiosa la miseria
y los mendigos huelen
a sótano sin ventanas,
sin lunas y sin aire
que son propiedad privada
de trajes  Corte Inglés.
No era un hombre. O sí.
Nadie sabía si era un hombre
porque era conveniente que no lo fuera.
El no sabía si era un hombre.
O era el único en saberlo,
Pero no le daba importancia.
Besó, como siempre besaba,
su cartón de vino tinto,
amigo, compañero,
que tampoco tenía claro
si le preocupaba a alguien
el  oscuro color
de su piel de vino.


A LA ORILLA


A la orilla de nadie.
A la orilla de nada.
Ni siquiera a la orilla de mí mismo.
No tu boca, tus pechos, tus ingles.
No tus manos recogiendo los restos
de los huesos de besos no emitidos al aire
porque el miedo los untó de genitales temblores
y escondió sus moléculas de luz
en el cielo de una boca equivocada.
A las afueras de tu olvido,
en los suburbios de tu espalda
haré un rincón, sólo un rincón,
para albergar mi cansancio.