lunes, 8 de septiembre de 2008

A LA DERECHA DE DIOS

Dios, como Rajoy, está preocupado por la unidad de España. Dios, como Rajoy, ha dicho NO al estatut. Dios, como Rajoy, puede que no se “presente” a la próxima semana santa andaluza porque, jazmines aparte, Andalucía dice ser una realidad nacional. Dios, como Rouco, está en contra de los matrimonios gays porque se le escapa la belleza de los muslos lésbicos de las rosas. Dios, como Rouco y Rajoy, está en contra de los caminos abiertos a la paz donde es posible que nos sintamos prójimos los que hasta ahora hemos venido siendo enemigos. Dios es de derechas, neocon y a lo mejor estuvo en las Azores fabricando bombas de racimo mano a mano con Aznar. Y Dios, como D. José María, logró sacarnos del rincón de la historia.

¿Dios no es serio? ¿O no son serios Rajoy y Rouco? ¿No serán unos usurpadores tanto el Jefe de la oposición como el Cardenal e Madrid? La prensa hablada, escrita y televisiva habla de la delincuencia y hace hincapié en los ladrones silenciosos. Se apropian de lo ajeno. La policía les pisa siempre los talones. Pero la guardia civil no persigue a los que se han apropiado a Dios con la desfachatez de quien empuja los escaparates de la vida con dogmas políticos y religiosos que dejan nuestra libertad sangrando por una esquina cualquiera. Dios ha dejado de ser la última pregunta del hombre para convertirse en manejable plastilina en manos de la derecha política y religiosa más radical. No se puede hablar de valores éticos o cristianos al mismo tiempo que se excluye a todo el que no comulgue con los propios criterios. El mar es el mar porque no nos cabe en las manos. Y todo el que quiere apropiárselo termina ahogado por lo hermosura verde de las olas.

Los Obispos tienen derecho a hablar porque la Constitución no priva a nadie del compromiso de construir el mundo. La oposición tiene derecho a controlar las decisiones de quien gobierna. Pero unos y otros tienen que tener la decencia de ser honestos y no poner a Dios como pantalla ni proclamar como dogmas lo que no son más que astutas manipulaciones de la verdad. No exploten a las víctimas del terrorismo porque pueden convertirse en cómplices de aquellos que un día hicieron explotar el corazón de esas víctimas.

Dios lleva el pecho abierto a las estrellas, condecorado de mares y misterios azules. Y nadie puede encerrarlo en custodias de oro o crucificarlo en pectorales presuntuosos. Dios no está preocupado por el sexo. Sólo están obsesionados por el sexo lo que no son capaces de denunciar el hambre, la injusticia, las guerras, la opresión del hombre por el hombre. Nunca oí hablar a Casaldáliga del sexo. Le falta tiempo para denunciar la existencia del tercer mundo. Nunca ví a Rouco en una manifestación contra la guerra, pero lo he visto gritar contra la felicidad de los que tienen derecho a amarse porque el amor no tiene etiquetas. Cuántas diferencias…

Nunca Rajoy proclamó la utopía. No se lo permitirían los Aceves y los Zaplanas. Desprecia el “talante” porque lo acuñó Aranguren y Aranguren no era de derechas. Es incapaz de condenar el golpe franquista del treinta y seis como ha decidido el Parlamento europeo porque teme quedarse sin pasado. Es incapaz de caminar hacia la paz porque la paz es mañana y él sólo añora el ayer.

Señor Cardenal: ¿de qué Dios está hablando?

Señor Rajoy: ¿qué perspectivas abre?

El mundo camina. D. Antonio y D. Mariano pintan grafitis fósiles sobre una pared vacía. Mientras, Dios comparte tartera con los constructores de un mundo abierto.


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