jueves, 25 de septiembre de 2008

DIFAMADOR AZNAR

José María Aznar es un ex presidente de España. Y ello implica que todos los españoles le debemos un respeto independientemente de cuál fuera el voto que emitimos cuando fue elegido, y la conformidad o disconformidad que sobre su gobierno tenga cada ciudadano. Por su parte, el Estado debe cumplir unos compromisos en cuanto a escoltas, seguridad, sueldo, protocolo, etc. Dando por supuestos ambos aspectos, estamos en paz con Aznar.


Pero a estos derechos corresponden unos deberes que todo ex presidente debe cumplir escrupulosamente. D. José María debe respetar profundamente el país al que pertenece como español que es, a sus ciudadanos y representantes legales actuales precisamente por haber sido presidente. Y esta obligación que debería darse por descontada, como por descontados se dan sus derechos, es constantemente incumplida. Y este incumplimiento conlleva una dosis de indignidad que hace que cualquier español con sentido constitucional y espíritu patrio (no confundir con patriotero) sienta un rechazo razonablemente fundado hacia un personaje que se ha apeado de su propia dignidad.

Convertido en conferenciante, papel muy respetable cuando se sabe de lo que se habla, se ha erigido en portador de una ciencia infusa (él se definió así mismo como un milagro) que constantemente demuestra que no es tal. Tiene el atrevimiento de enseñar a la América latina qué opciones políticas debe seguir porque se siente presidente del mundo. Como defensor de los valores de Occidente y de las raíces cristianas de Europa, el Sr. Aznar ignora repetidamente la existencia de Constantino y las consecuencias que para occidente tuvo la unidad del imperio y la cruz.

Pero sobre todo el ex presidente aprovecha todos los foros internacionales en los que interviene para mentir descaradamente sobre la España de 2.007. Mentira es la balcanización de España. Mentira el estado caótico de la economía del país. Mentira la rendición del estado ante ETA. Mentira el desprestigio internacional del que tanto se alegra un hombre que nos metió en una guerra ilegal para sacarnos “del rincón de la historia” Mentira la complicidad del Presidente Zapatero, democráticamente elegido, con los terroristas del 11-M. Mentira cada palabra que este difamador oficial pronuncia. Si tuviera dignidad, debería renunciar a la nacionalidad de un país tan miserable como el que él dibuja.

Es digno ganar dinero exponiendo los propios conocimientos y la experiencia vivida. Pero es absolutamente indigno hacerlo a costa de insultar al país al que se le mintió cuando la sangre brotaba todavía caliente de los trenes de Atocha y al que se le engañó con la existencia de armas de destrucción masiva como pretexto para invadir un país que con su cómplicidad lleva enterrados 700.000 muertos.

Durante la dictadura y como exiliado de mi país, sentía vergüenza de ciertos comentarios que no tenía otro remedio que soportar. Hoy, devuelto a la democracia, siento asco cuando escucho las falsedades que sobre un gobierno legítimo y un pueblo que ha luchado por su libertad realiza este perito en guerras que es el ex presidente Aznar.







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