lunes, 8 de septiembre de 2008

ALCARAZ

Uno todavía tiene corazón suficiente como para que le duelan las heridas de Alcaraz. Parece que él perdió la memoria de su propio corazón y va prostituyendo el dolor ajeno, vendiéndoselo al mejor postor, para acariciar la piel grasienta de unos euros, aspirar a una sonrisa de Rajoy o adornarse con unos galones falsos de mercadillo.

Cualquiera siente todavía escalofríos y ojalá los sigamos experimentando siempre. Cuando nos hacemos insensibles, apostatamos de la humanidad que tenemos y somos.

La palabra debe ser una “ex-posición” Responde a la nobleza de mostrar nuestra realidad más íntima para que sea acogida gozosamente por el otro. La palabra es la entrega suprema de uno mismo, en la desnudez más absoluta para que el oyente pueda contemplarla tal cual es, sin adherencias ni disfraces. La palabra es una donación graciosa graciosamente recibida.

¿Sabrá algo de esto Alcaraz? “Gobierno y ETA se necesitan. La debilidad de ambos les obliga a continuar con este proceso” “La negociación con ETA no tendría sentido sin un cambio de Gobierno” “ETA necesitaba que el PSOE llegara al poder” “Hay una voluntad por parte del Gobierno y fuerzas de seguridad del Estado de desvincular cualquier relación con la banda terrorista” “El Gobierno tiene la voluntad de indultar a la serpiente (ETA) y de que no haya ningún resquicio de que la banda terrorista pudiera haber alentado o contribuido a los atentados de forma indirecta” ETA contribuyó a la masacre del 11-M porque así sería derrotado Rajoy y ganaría las elecciones Zapatero. Con él se produciría una negociación que permitiría a los etarras conseguir los objetivos que ha venido persiguiendo durante cuarenta años.

Si ahora el gobierno necesita vender que pone en vigencia el estado de derecho deteniendo a etarras en Francia es simplemente para distraer la atención y disimular su disposición a la total rendición. ETA realiza así la campaña electoral del PSOE. Sin su victoria la banda terrorista tendría que volver a matar.

Uno se pregunta si Alcaraz estima en demasía la inteligencia del Presidente del Gobierno, capaz de urdir una trama tan complicada, o si la menosprecia hasta el punto de concluir que ha sido incapaz de llegar a la presidencia por la votación libre de los españoles, y que ha necesitado apoyarse en el crimen más espantoso que pueda imaginarse y sobre el que ha erigido la victoria del 14-M. Si Alcaraz no percibe el asco de sus propias palabras y éstas son la ex presión de su sinceridad, hay que sentir pena de la talla intelectual que posee. Si por el contrario es consciente de su inequívoca mentira, es su persona la que produce una infinita repugnancia.

España vivió mucho tiempo con las manos rebosantes de rencor. La transición nos envolvió en una bandera blanca, grande y blanca como una luna enarbolada. A los que tanto luchamos por el advenimiento de la democracia nos sobran individuos como Alcaraz, cuya única aportación es la siembra del odio, de la división y la construcción de dos Españas. Los alcaraces de turno, hay más de uno, son los que realmente trocean el país como le gusta decir a Mayor Oreja.

Hay que tener el coraje de luchar en la plaza limpia de la palabra sin esconderse cobardemente detrás de la sangre de NUESTRAS víctimas, de las víctimas de todos nosotros.

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