Se le cayó a la historia de las manos. Se estampó contra el pecho de los muertos: Once de setiembre, Irak, Afganistán, Oriente Medio, once de marzo. Se abrió en dos el mundo y quedó entronizada aquella foto. Juicio final con buenos a la derecha y malos a la izquierda. Y la sangre fluyendo. Y el odio. Despeñados los muertos. Enterrados los gritos en el viscoso vientre del petróleo. Enmarcado todo, resumido, apretado en el marco de aquella foto de sonrisas con perfiles de guadañas.
Un Bush-hermano-del-pequeño-emperador-Bush nos dejó muy claro que la República de España obtendría grandes beneficios por su implicación en la guerra de Irak. Pero los españoles incrédulos, obstinados, acurrucados en nuestro rincón de la historia, nos negábamos a tanto beneficio, al intercambio de oro negro por sangre con escrúpulos tontos de economistas paletos. Eramos simples ladradores de rencor por las esquinas.
Según GEES muchos españoles y políticos nos burlamos, pataleamos, y gritamos contra la alianza Aznar- Bush. Pero ahora todos recogemos los frutos de aquel apoyo a la guerra. La cortedad mental de nuestros gobernantes no puede entender los valores morales en los que se fundamenta la acción contra el terror emprendida por la siniestra trinidad en 2.003, hasta el punto de que la detención de Txeroki es consecuencia de aquel fecundo alumbramiento. Nada hay que agradecer al Presidente de Francia, ni a la colaboración internacional antiterrorista. Todos es fruto maduro de aquella mística unidad de las Azores.
Por esta desmemoria y por esta falta de agradecimiento, andamos gobernados por unos progres apolillados de pacotilla. Hemos abandonado nuestros principios dogmáticos por un relativismo destructivo. Lo certifica Doña Esperanza, sin apellidos ella, desesperanzada esperanza de España. Cospedal exorcista, expulsando a Zapatero del cuerpo retorcido de las urnas. Miguel Angel Rodríguez: hay que derrocar a un gobierno nacional-socialista, blasfema ese miserable pordiosero de tertulias televisivas. Arenas brotado de giraldas, amante de la vida, frente a un PSOE obsesionado con la muerte de guerras civiles, de memorias históricas, de abortos, de eutanasias, de cunetas-fosas cubiertas de olvido marrón.
Con tanto Franco socialista, tanto che Guevara asesino, tanto pasado violento, tanto golpismo izquierdista incendiando guerras civiles (no fue el general de tierra, mar y aire), tanto masón entreguista (César Vidal), tanto crucifijo desescolarizado, presidiendo ataúdes de caídos, renegado de lorcas maricones, tanta necesidad de olvido y perdón, tanta persecución a una Iglesia luchadora por la libertad, rebelde contra dictaduras, España se está balcanizando, desintegrando, sumisa a terroristas de negras pistolas.
Se le cayó a la historia de las manos y se nos han clavado los cristales. Escuecen los cuajarones y manchan la belleza de las Azores. Hay que reconstruir el paraíso. Postrarse ante la trinidad única. Que Aznar, Bush y Blair nos concedan los valores cristianos de Occidente.
Un Bush-hermano-del-pequeño-emperador-Bush nos dejó muy claro que la República de España obtendría grandes beneficios por su implicación en la guerra de Irak. Pero los españoles incrédulos, obstinados, acurrucados en nuestro rincón de la historia, nos negábamos a tanto beneficio, al intercambio de oro negro por sangre con escrúpulos tontos de economistas paletos. Eramos simples ladradores de rencor por las esquinas.
Según GEES muchos españoles y políticos nos burlamos, pataleamos, y gritamos contra la alianza Aznar- Bush. Pero ahora todos recogemos los frutos de aquel apoyo a la guerra. La cortedad mental de nuestros gobernantes no puede entender los valores morales en los que se fundamenta la acción contra el terror emprendida por la siniestra trinidad en 2.003, hasta el punto de que la detención de Txeroki es consecuencia de aquel fecundo alumbramiento. Nada hay que agradecer al Presidente de Francia, ni a la colaboración internacional antiterrorista. Todos es fruto maduro de aquella mística unidad de las Azores.
Por esta desmemoria y por esta falta de agradecimiento, andamos gobernados por unos progres apolillados de pacotilla. Hemos abandonado nuestros principios dogmáticos por un relativismo destructivo. Lo certifica Doña Esperanza, sin apellidos ella, desesperanzada esperanza de España. Cospedal exorcista, expulsando a Zapatero del cuerpo retorcido de las urnas. Miguel Angel Rodríguez: hay que derrocar a un gobierno nacional-socialista, blasfema ese miserable pordiosero de tertulias televisivas. Arenas brotado de giraldas, amante de la vida, frente a un PSOE obsesionado con la muerte de guerras civiles, de memorias históricas, de abortos, de eutanasias, de cunetas-fosas cubiertas de olvido marrón.
Con tanto Franco socialista, tanto che Guevara asesino, tanto pasado violento, tanto golpismo izquierdista incendiando guerras civiles (no fue el general de tierra, mar y aire), tanto masón entreguista (César Vidal), tanto crucifijo desescolarizado, presidiendo ataúdes de caídos, renegado de lorcas maricones, tanta necesidad de olvido y perdón, tanta persecución a una Iglesia luchadora por la libertad, rebelde contra dictaduras, España se está balcanizando, desintegrando, sumisa a terroristas de negras pistolas.
Se le cayó a la historia de las manos y se nos han clavado los cristales. Escuecen los cuajarones y manchan la belleza de las Azores. Hay que reconstruir el paraíso. Postrarse ante la trinidad única. Que Aznar, Bush y Blair nos concedan los valores cristianos de Occidente.
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