miércoles, 13 de agosto de 2008

LA OPINION DEL DOLOR

“El respeto a las víctimas del terrorismo conlleva no criticar nada de lo que dicen” Lo ha dicho Justino Sinova en Telecinco. Es frecuente que discrepe de las opiniones de este contertulio de la Mirada Crítica que dirige Vicente Vallés. Y no puede ser menos al escuchar esta aseveración falsa por demagógica o viceversa. Da igual.

Los cheques en blanco suelen acarrear problemas. Y en consecuencia no deben extenderse ni a favor del gobierno, ni de la oposición, ni siquiera a las víctimas. De lo contrario, todos seríamos cómplices de las desmesuras de Alcaraz, aspirante vergonzante a no sé qué puesto a la derecha de Rajoy.

A lo largo de mis escritos e intervenciones públicas he manifestado siempre mi cariño a las víctimas, a todas. Lleva uno muchos años acunando el dolor de vascos, andaluces, baturros, ecuatorianos, marroquíes y tantos y tantos otros. En cuarenta años de bombas, tiros a bocajarro, trenes de muerte y secuestros, se va acumulando la sangre caliente del hermano y la pena escocida de las madres. Y hombro a hombro con todos permanecemos en la lucha por una paz que nos amortigüe la pedrada certera del dolor.

La política de un país, incluida la antiterrorista, es función inalienable del gobierno. Y cada gobierno es la eclosión democrática de las urnas donde cada uno selecciona el parlamento que debe representarle. Y el cambio de un gobierno por otro significa volver al ejercicio de votar y a unificar el esfuerzo para llevar adelante el proyecto de los elegidos.

El intento de derrocar a unos gobernantes legítimos mediante cheques en blanco, mentiras y cinismo se llama golpe de estado. Una gran mayoría de españoles rechazamos a Tejero en la noche larga de los transistores. Y todos deberíamos rechazar estos golpes de mano, suaves, pero golpes a que nos están sometiendo los repetitivos manifestantes escudados en un dolor real, íntimo y venerable. En estas manifestaciones se grita más contra el Presidente del gobierno que contra ETA. Se destila un odio repugnante, como todo odio, hacia el Presidente Zapatero que ha luchado y hace bien en seguir luchando por una paz que todos exigimos. Como hizo Aznar, aunque ahora reniegue de aquellos contactos y concesiones a los presos etarras con una vergonzante actitud.

Y un Partido Popular que se coloca en esa actitud de golpe de calle, argumentando una adhesión al dolor de las víctimas, está traicionando a las víctimas y a la democracia. Una cosa es protestar contra una guerra ilegítima como la de Iraq y otra muy distinta lanzar muertos al rostro de un gobierno y sembrar de sangre las urnas por si florecen votos. Yo pediría que no contagien la Plaza de Colón con antiguos y pestilentes olores que se intuyen en la Plaza de Oriente. Rajoy, Aguirre, Acebes, Zaplana, Mayor Oreja exhalan perfumes añejos que deberían estar olvidados. Aunque a algunos les ayuden a creer en la resurrección de los muertos.

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