miércoles, 13 de agosto de 2008

FICHAS NEGRAS

Se le vino de golpe todo el honor encima. Como un mar. Como un monte. Dignidad prendida en la solapa. Dignidad morada viernes-santo la corbata. Nudo ahogando en dignidad la respiración Camisa chorreada de moral recién estrenada. Entrecortado, tal vez por falta de costumbre, se lo dijo al juez: el PSOE está detrás de los crímenes del 11-M. Pero entre mi conciencia y la fuente de información está el mandato de la decencia y no puedo revelar el origen de mis conocimientos. Quede constancia (esta indecencia sí me la puedo permitir) de que el gobierno actual destruyó fuentes inequívocas que implican de forma contundente a ETA como agresor preeminente de la masacre de aquel día nefasto. Puedo acusar y acuso. Puedo condenar y condeno. Para eso soy eurodiputado del Partido Popular. Puedo jurar y juro por Acebes, por Aznar, por mis raíces de prójimo de Teresa de Avila, por su santo brazo propiedad del Caudillo. Tiene que creerme, Sr. juez, porque rezumo dignidad, honor y ética por todas partes. Además, no tiene más que hurgar en el periódico el Mundo y escuchar lo que manifesté a Losantos en la COPE con la bendición de los Obispos. Pregunte al Cardenal Cañizares o Rouco. Ellos no son como usted, Sr. Juez. No me pidieron pruebas porque saben de mi decencia de siempre, que no es cosa de ahora. No tengo que consultar con mi familia. Soy un Guzmán el Bueno, un Moscardó actual. Y lo sacrifico todo por la palabra dada. Le pueden cegar la fuente a mi fuente. Sorprenderle el chorro. Y una fuente sin agua es una maldición. Pago la multa que prevé el Código y estamos en paz. Yo me voy a Europa a abrazar a Mayor Oreja que me comprende y llama al PSOE buitre carroñero. Le queda a usted Trashorras que es un delincuente. El no tiene categoría como yo, aunque como yo sea confidente de El Mundo. Pero siempre ha habido clases y no conviene que confundamos. El está detrás de los cristales blindados y le han quitado la honorabilidad al entrar porque sonó en el detector. Yo he pasado con mi dignidad y mi decencia intactas y aquí las tiene.

Y el Juez consultando. Tiempo para tomar café. A lo mejor en los posos del café se encuentra la verdad y no ponemos en duda la dignidad de un eurodiputado, ex-efe de la policía, amigo de Pujalte y Pedro J., buscadores perpetuos de la verdad, manifestándose sábado a sábado, sembrando la Castellana de dudas, de deseos sinceros. A lo mejor en los posos del café, concluye para sus adentros el Presidente del Tribunal.

S reanuda la sesión. Díaz de Mera: Señoría, he pensado largamente en Alcaraz, Rajoy, Zaplana, Acebes, el Cardenal Cañizares, Aznar, que necesitan la acción de ETA en el atentado que nos ocupa y que con absoluta certeza implica al Gobierno. Todos, como Su señoría, buscan la verdad. Pues bien: Yo soy la verdad. Que vengan todos a mí. Sería bueno, Señoría, que me levantaran un monumento cerca de Sol. Con una leyenda grande que dijera precisamente eso: aquí está la verdad. Y que cada sábado, banderas al viento, himno patrio, pancartas, mitras, bajando por Cibeles, peregrinación bendita. Ahora que llega la Semana Santa, pueden encenderse velas, y portar estandartes, y llevar capirotes por si a Francisco José le da vergüenza, por si Buesa, Rosa Díez o Iniestrillas. Podría usted sumarse, Señoría. Entendería entonces el vértigo del milagro, intuición pura de Lourdes o Fátima. Todos caminando hacia la verdad y la verdad allí, erguida, sin moritos inocentes, sin asturianos traficantes. Solos y desnudos. Los milagros son así: no tienen explicación. Se asumen sin más. Sin preguntas, sin justificaciones. Yo salvo mi dignidad, mi moral, mi ética. Y usted, señoría, tiene en sus manos al culpable que todos han buscado y en cuya condena hemos dejado lo mejor de nuestras vidas. Lo merece la unidad de España.

Llamazares exige que se mueva el alfil, la Reina y el Rey: fichas negras le llama. Acebes, Rajoy y Aznar. Acebes, alfil hemipléjico, en diagonal hacia la derecha. Rajoy-Reina, pese a la abstención en la ley de igualdad de género. Aznar-rey. Por fin alguien, aunque sea un rojo, reconoce su auténtica dimensión histórica.

En adelante, no olvide nadie unas flores allá por Marzo. Para la víctima de la dignidad y la decencia: IGNACIO DIAZ DE MERA.

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