domingo, 27 de septiembre de 2015

TESTAMENTO



Quiero poner orden en los ríos.
Asignarle un nombre a cada beso.
Certificar la ruta de mi sangre.
Congregar toda tu piel en el centro de mis manos.
Sospecho que el tiempo es sólo tiempo
que decide marcharse
y abandonarme incompleto
a las puertas de nadie.
Y quiero poner orden
para evitar reclamaciones sobre la propiedad del mar,
sobre las túnicas verdes de las olas,
sobre los tacones de la brisa
cuando baila en los muslos de la luna.
Reunir  las caricias en tus pechos
en tus labios,
en tu vientre,
en tu espalda, donde escribí poemas,
donde firmo el testamento
de la pena y la alegría de existir.
Nadie nos enseña a despedirnos,
a separar dos bocas que se aman,
a desgarrar dos sexos que se unen
y fundan el amor en los montes hermosos de tu pubis.
Sello esta nada y la exploto en el aire
para que cada uno se apropie lo que pueda.
Si nadie la guarda entre sus dedos,
seré  nada  en el viento,
una fruta de barro estremecido
para siempre colgada

en el árbol perdido de un paraíso imposible.

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