martes, 1 de septiembre de 2015

AHORA QUE EL TIEMPO



Ahora que el tiempo se cansa de vivir conmigo,
de estar a mi lado,
de ser la sombra de las margaritas plantadas en mi sangre.
Ahora que el tiempo quiere matar las mariposas
que guardaste en mis ojos.
Ahora que está cerca el triunfo del olvido,
de convertirme en fecha de un almanaque
de tecnología última.
Creo que es el momento inmediato,
anterior al después,
al nunca oxidado
por huesos pulidos por raíces de yerbabuena,
de flores silvestres inmunes a la civilización
de las floristerías de barrios con monóxido de carbono.
Ahora que la nada se va haciendo relieve,
tomando cuerpo de feto hueco,
de amargura de limones salvajes.
Ahora que todavía es ahora,
presente que indica que no hay más tiempos verbales,
que nada se con-juga porque sólo hay gotas agrias
que escuecen como si masticaras un bosque incendiado.
Ahora que no sé qué significó vivir,
ser aspiración y vacío,
sexo y deflación genital,
pasión erecta y cansancio de carne enamorada,
hambre infinita
y finitud hambrienta.
Ahora no sé decirte
lo que quería decirte.
Sólo acierto a pedirte perdón
porque la muerte no dialoga,
porque tres centímetros de cáncer son suficientes
para ahogar el aliento,
para lacrar la aventura de la palabra
y hacer del silencio una mueca repugnante.


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