martes, 21 de julio de 2015

TRES CENTIMETROS



Tres centímetro de labios entreabiertos
permiten besar tu sangre.
Tres centímetros de tu piel
resumen una caricia.
Una mirada cabe por la grieta diminuta
de tu pupila azul,
de tu mirada rubia
como las margaritas de tu pelo.
Centímetros,
a lo mejor sólo tres,
tiene el valle de trigo entre tus pechos,
la hondura de tu ombligo,
la profundidad de tu misterio.
Nos caben los cuerpos
en una gota de lluvia.
En su esfera se concentran
todos los besos,
todas las lágrimas,
toda la vida.
Hoy cabe todo el tiempo
en tres centímetros
al oeste de un pulmón
donde se esconde el olvido.
Cabe toda la muerte
en tres centímetros,
porque la muerte es pequeña
como un beso de cristal
que se cae de unos labios.
Caben todas las preguntas,
las dudas
en tres centímetros,
pero sin respuestas,
sin certezas
que rediman la existencia del hombre.
Al final sólo  quedan
tres centímetros
donde meter la tierra,
el barro de ternura que fuiste
más acá del amor y la tristeza.



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