martes, 14 de julio de 2015

LA PRIMERA VEZ




Resulta a veces difícil encontrar el tiempo del verbo que agote el contenido de lo que uno quiere expresar. Pasé la noche conjugando el verbo querer. La vería a la mañana siguiente y estaba decidido.

-“Te he querido desde hace mucho tiempo.”
-“Te querré siempre”
-“Te quiero ahora mismo”

Nada era exacto porque a todo podría replicarme.

-¿Por qué has esperado hasta ahora?
-No estés seguro de que me querrás siempre. El amor es  agua que se escapa a veces por las grietas de la rutina.
-¿Te quiero ahora?  ¿Por qué te ha costado expresar el presente?

Era difícil declarar el amor. Como si fuera humo, espuma, nube de algodón. Nos encontraríamos  a la hora del café. Le había prometido una sorpresa y no podía faltar a mi palabra. A lo mejor radicaba ahí mi posibilidad de decir. Convertir todo en sorpresa.

Hacía tiempo que había dejado el tabaco, pero esa mañana…El humo era cómplice del silencio. Eran bocanadas de silencio. Lo necesitaba, aunque me sabía amargo. Echamos a andar. Por primera vez tomé su cintura. Por primera vez puse mi mano en su hombro. Por primera vez debió sentir mis dedos en su pecho izquierdo. Por primera vez distinguí el tacto del sujetador y el de su piel bajo la blusa. Por primera vez noté el rubor de sus labios. Por primera vez la apreté contra mi cuerpo. Por primera vez me encerré en el cielo de su boca. Por primera vez su calor y mi calor.

Agradecimos la estrechez del ascensor. Agradecimos el teléfono descolgado. Agradecimos el calor que  obligaba a ropa fresca. Agradecimos el invento de las cremalleras rápidas. Agradecimos el velcro que cedía fácilmente. Agradecimos la moda mínima interior que permitía un adelanto de realidades posteriores.


Por primera vez nos vimos desnudos en un jardín de manzanas, de hierba con rocío de mujer. Por primera vez su pelo, sus ojos entreabiertos. Por primera vez existía una luna brillante de amapolas. Por primera vez su vientre. Por primera vez sus muslos. Por primera vez toda su piel en mi piel. Por primera vez su carne en mi carne. Por primera vez mis columnas sosteniendo las bóvedas de su cuerpo.

Sin verbos conjugados. Sin palabras buscadas. Sin escenas ensayadas. Fue la primera vez. El ayer. El siempre. El nunca.


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