jueves, 9 de julio de 2015

RELAMPAGO



Este sabor amargo de relámpago,
de limones perforados
escociendo en las grietas
de los labios,
me recuerdan las puertas de tu carne
sin bisagras, desgarradas
con una sombra de uñas
que taladran la piel para alcanzar
el último refugio de tu piel.
No estamos en el tiempo
porque el tiempo es un zumo de relojes,
el dolor destilado
de una muerte sin retorno.
Escalo tu silencio
por su cara vertical
imaginando una cumbre cartón piedra.
Voy a guardar los desengaños
para clavarlos en la cima
de un olvido retorcido
como el cuerpo de un olivo.
Que nadie me regrese
hasta un dios original empeñado
en hacer con el barro una tristeza,
la infinita tristeza de olvidar el camino.
Sabor amargo de un relámpago oscuro,
sin luz, sólo tristeza
en los tuétanos blandos

que sostienen la pena de ser hombres.

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