domingo, 24 de agosto de 2014

ME DUELE





Me duele pronunciar el viento
como duelen los huesos de las lágrimas
cuando envejecen  en los ojos.
Escuece llamar ayer a los recuerdos
vivos como la carne de una herida recién hecha.
No coagula fácilmente la memoria
porque sigues de pie,
árbol con raíces en mi piel.
No es fácil derrocar un monte
con tantas noches dormidas en sus sienes.
Cuesta beberse un río
con tanta luna dentro,
tantos amaneceres de cuerpos enredados,
de piernas como yedras confundidas,
de besos enroscados.
Confieso que me pesan
las sombras de tus ojos,
tus labios entreabiertos
mordiendo las bocas de amapolas.
Busco el desenlace de esta trilogía
que somos tú,  el olvido y yo.
Quiero que la muerte me indique la salida
imposible del nudo que formamos,
que somos,
que siempre seremos
tal vez,

sólo tal vez.

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