jueves, 14 de noviembre de 2013

HUIDA




Tal vez estoy huyendo
de ti, de mí,
de todo.
Del espejo
que pronuncia mi tiempo.
De tus manos que dicen mi cuerpo.
Termino y empiezo en los talones,
en esa fuga de sótanos
que se instalan bajo el nivel del alma,
tumbas que mastican
huesos abandonados,
sin nombre,
sin historia,
sin nostalgia.
Me voy desprendiendo de mí,
huido de ti,
sin tu vientre preñado,
sin el líquido amniótico
de tu cálido aliento,
en la postura cómoda
de una bolsa de mares.
Estoy suspendido de tus labios
como un beso,
como una luz
de tu pupila,
como un eco
de tu ausencia.
Abrieron tu vientre
como un cráter caliente
para que yo aprendiera
el camino de la huida.
Y te acuerdas,
cuando te grita la cicatriz,
que estuve dentro de ti,
que yo era tú,
un solo pronombre personal
fundidos hasta que se rompió
el manantial de tus aguas
y salí como un río huido de sí mismo.


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