sábado, 1 de febrero de 2014


NO PRETENDO




No pretendo recuperar la muerte que me falta
desde que tú no estás.
Es suficiente tu ausencia
para morir poco a poco
como se muere el mar
a los pies de la luna cada noche.
De vacío se muere.
Nunca de plenitud.
De no estar.
De no ser.
De oquedad.
De nada se muere.
Nada sólida.
Nada opaca.
Nada dura como un monte de sombra.
Me basta que no estés
para apoyarme en la esquina
de una oscuridad cualquiera
y desangrar la vida
y que se pierda
en las manos de nadie,
entre los dedos de nunca.
A nadie le importa un muerto.
Estorbarán los escombros
del osario que soy
si tú no me guardas
como entonces,
cuando el beso
cuando los labios fundidos
en el zumo de tu boca.
No sé lo que es el recuerdo
porque no te recuerdo
porque no eres recuerdo.
No pretendo recuperar la memoria
que se derrumba a veces
como el cristal de un jarrón,
como el pecho de un río,
como el vientre del mar.
No pretendo recuperar la muerte que me falta.
La llevo en el costado
como un ramo de estrellas
decorando la piel llena de huellas
de tus manos de entonces, de tus manos


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