domingo, 9 de febrero de 2014

MAÑANA ES CAMINO




No sé contar el agua llanto a llanto.
Es difícil enumerar los suspiros
disueltos en cada gota
atada a la cintura de otra gota.
Cadena que se rompe
en las muñecas del viento,
en el gemido anudado
de cada beso.
No sé contar la luz de cada encuentro,
cuando invento el tú,
cuando  tú me creas
para fundirlo en nosotros.
Y somos entonces porque somos
lo que llegamos a ser,
lo que fuimos y seremos
en  el mañana que fluye enamorado.
Vamos fundando el tiempo,
y dentro del tiempo
el quehacer vital
girando como un satélite encelado
alrededor del ayer
persiguiendo el futuro brotado.
No sé contar la sombra de cada despedida,
esa locura de pañuelos negros
que identifican  distancias,
que nombran lejanías
para que nadie confunda
los cuchillos brillantes
con el perfil de las rosas.
Hoy tengo la certeza de que un día,
aprenderemos a vivir el llanto,
la despedida,
el encuentro,
cuando las bocas sean
zumo de amapolas,
sudor de cuerpos fundidos.
Seremos entonces ríos
brotando en el vientre de la hierba,
fluyendo en los ojos de la espuma,
sangrando la alegría de un futuro.
Fluir será entonces
vivir poco a poco,
pena a pena
como un oleaje inventado

por una luna azul a cada instante.

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