jueves, 22 de septiembre de 2011

BIENAVENTURADOS LOS PERSEGUIDOS

Sartre lo tenía claro: el infierno son los otros. La maldad del mundo recae sobre los demás, nunca sobre uno mismo. Sucede también con el complejo de persecución. Los demás persiguen tu inocencia empujados por su propia perversión. Cada decisión es consecuencia del acoso ajeno. Permanece así mi virginidad existencial. Tengo que huir de los demás, nunca de mí mismo. El mundo se culpabiliza por la iniquidad ajena, no por mi inmaculada concepción.

Los políticos son proclives a endosar al mal entendimiento de los oyentes sus expresiones frustrantes por mal intencionadas o faltas de reflexión. Nunca dijeron lo que dijeron, sino que fueron malinterpretados. Ello revela la estupidez del oyente, nunca la del político de turno. En el fondo está el desprecio por el otro, la falta de fe profunda en la democracia, en la lucidez vivencial de la mayoría. Ellos salvan su ego condenando al rincón de la estupidez al auditorio.

Esperanza Aguirre es una perfecta y continua arrepentida, una conversa que rehace el camino del error. Pero sobre todo es una política-detergente: purifica la capacidad intelectual de quienes le oyeron decir lo que dijo pero entendieron equivocadamente sus palabras. Cuando dijo lectivas quería decir trabajo, cuando habló de enseñanza no gratuita se refería a los masters (aunque si se refería a los masters, la que fue ministra de educación debería saber que nunca fueron gratuitos). De globo sonda se trata, dicen algunos. De minarle las elecciones a Rajoy, mostrando el verdadero programa de su partido, dicen otros. Sea como sea, la Presidentísima sufre un patológico complejo de persecución. Ella no es la culpable de lo que dice o decide en su comunidad.. El infierno son los otros. Los sindicatos, por ejemplo, los indignados mugrientos del 15-M, los socialistas, el candidato Rubalcaba y por supuesto “los de la ceja” Todo ello dicho con una sonrisa miserable propia de Intereconomía, de Eduardo Serrano, de Horcajo o de Jiménez. Prohibido escupir, decía el cartel, pero nadie hizo caso.

Lucía Figar promete terrenos y aportaciones de dinero público a colegios religiosos privados y concertados. Y cumple su palabra. Incluso consigue que los padres que lleven a sus hijos a esos colegios puedan desgravarse 900 euros por cada hijo, aunque los ingresos familiares sean de 120.000 euros. Y para no faltar a su palabra, desnuda la enseñanza pública empeñándose además en demostrar que la resta de miles de profesores se convierte por arte de magia en suma. El infierno son los otros. En ningún momento la consejera reconoce que es ella la que hace milagros matemáticos.

María Dolores es Presidenta. Dice que los socialistas han pasado ocho años destruyendo los servicios sociales. Ella deja sin ayuda a 400 parados y suprime profesorado sin disminuir la calidad de la enseñanza. Despidos masivos. La diva del partido de los trabajadores despidiendo asalariados, porque se trata de dos horas más de trabajo. Así de simple.

Rajoy, con la conciencia política impermeabilizada, no se moja. Sus correligionarios lo hacen todo bien. Tiene miedo a Esperanza. Venera a maría Dolores. Pons ha prometido la creación de millones de empresarios y trabajadores. El pueblo está en su derecho a creerlo. Este país tiene culpables claros. Los indignados, que agredieron a los peregrinos papales, los sindicatos, los de la ceja, los socialistas y capitaneando el acoso, Rubalcaba.

El infierno son los otros. Bienaventurados los perseguidos.



1 comentario:

pcjamilena dijo...

Hay políticos que pueden hablar de todo sin miedo y sin pudor, sabiendo del tema o no teniendo ni puñetera idea. Lo de acertar o equivocarse es lo de menos. Garantizada la audiencia y con la boca caliente... Tienen siempre dos posibilidades: que aciertan, ya vendrá la resonancia de sus palmeros. Que se equivocan, esos mismos palmeros aplaudirán la valentía al recular de lo dicho, aunque no pidan perdón. Sus amigos siempre están dispuestos a pasárselo por alto o a reírle la gracia.

Acaso una persona, decentemente normal, no estaría arrepentido para toda la vida de que: en plena campaña contra la alcoholemia y la conducción dijera aquello de: “Y quien le ha dicho a usted que quiero que conduzca por mí...” Seguro que los que soltaron la risa en su presencia, hoy están arrepentidos. Él no, ¡Menuda ocurrencia tuvo!

Como evitar captar que, cuando María Dolores de Cospedal habla de Zapatero o Rubalcaba, mastica sus palabras con malévola fruición. Y Esteban González Pons: pulcro y de exquisita formas, para al final soltar una repugnancia o una mentira o al mismo tiempo.

En fin poniéndome en plan Sostres o de Sánchez Dragó, como no estar satisfecho, sabiendo que tengo detrás a convencidos/as. Dispuestos seguidores a recibir la correspondiente masturbación, cuando se les dice lo que quieren oír.

Hay muchos que necesitan creerse ser perseguidos y además sentirse envidiados, eso les hace grandes. Engañaran a todo el mundo pero a ese Dios en el que ellos creen no, por muchos campanarios que hayan reconstruido en su honor.

Un abrazo amigo.