ULTIMO TRABAJO
Me ocupo de enterrar los arcos iris
que sobran a la oscuridad.
Alguien puso demasiadas luces superpuestas
que encarecen la existencia
y hay que abaratar la sangre y la alegría
para que no se desborde
el presupuesto humano.
Hay que ajustar este puñado de tierra
con tres partes de agua
al espacio de una caracola
como un mar pequeño y una playa diminuta.
Por eso me ocupo de amortajar la luz
y ponerle una cruz de palo
sin nombre ni fecha
porque es una primavera anónima
sin madre y sin tiempo,
sólo con los almendros
besando golondrinas.
Será mi último trabajo
porque llevo cumplidas muchas penas
y soy tan sólo un arco iris
sobrante de la sangre y la alegría.
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