HASTA TU VIENTRE
No sé cómo llegó mi mano hasta tu vientre.
Sólo sé que buscaba el último verso
de un poema que no escribiré nunca.
Allí estaban todas las palabras
clasificadas por orden de tristeza
en el azul precipicio de tu ombligo.
Allí residía todo,
en el cóncavo planeta de tu piel
rodeado de montes de ternura.
Allí se gestaba el verso último
de un poema que no escribiré nunca.
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