jueves, 26 de febrero de 2015

ME PESA


Me pesa la vida
como si tuviera el alma llena de piedras.
Llevo todas las despedidas
apoyadas en el lado izquierdo
donde baila la sangre
la danza del pañuelo.
Como si llevara un barco hundido,
un buque lleno de peces
predispuestos para el anzuelo
falso, hipócrita, del engaño.
No sé si se me va la vida
por esa grieta abierta
en el azul de tu luna.
Empiezo a digerir despedidas
y mastico las ausencias
duras como hierro,
compactas como un naufragio
hasta el fondo sin fondo
donde sólo la soledad
se identifica como amante futura
de la nada con sabor
a naranjas negras y cuadradas.
Me pesa la vida
como una cadena de silencios
arrastrados como ríos
atados a los pies.
Voy a rezarle a los pájaros,
a interpretar el algodón de sus alas,
a suplicar un nido entre tu pelo
donde beber a chorros tu ternura.
Me pesa la vida
como si todos los montes
se hubieran reunido en su llanura.
Pero todavía estás tú.


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