martes, 8 de octubre de 2013

VENGO



 Vengo sin un mar en la boca
ni una ola entre los dientes.
Mordiendo arena llego
a un horizonte inasequible.
Soy un olvido recién hecho,
una sombra azul,
un ramo de nostalgia,
una luz talada a ras de tierra.
Y aquí, desnudo como un río,
recostado en la memoria sin cuerpo,
estoy, hierba mojada, verde
para que la mastique el viento.
Vengo hueco, huérfano de mí mismo,
preguntando por la identidad abandonada
no sé dónde,
en el vientre de la noche tal vez,
en las espaldas del tiempo.
Alguien me arrinconó
en aquella matriz anónima
y no llegué a nacer.
A lo mejor no existo y soy tan sólo
el gemido de un perro llorándole a la luna.


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