miércoles, 30 de octubre de 2013

LA CALLE



Se acaba detrás de mí la calle.
No hay regreso.
No tiene espaldas el tiempo.
No hay ayer.
Detrás de mí no estás tú.
No está la memoria de tus ojos,
tu piel de entonces,
tus brazos entreabiertos como labios,
tu equipaje de besos
tus manos inventadas en el roce
que hace con tu palabra mi carne.
Se me ha perdido la calle.
La olvidé tal vez en una calle cualquiera.
La brújula ha perdido
sus puntos cardinales
y señala la nada
con una ley de gravedad
que nos fija como clavos
a los huesos corrompidos
de lunas amortajadas.
Un hombre sin calle,
sin suelo, sin balcones
es un hombre sin esqueleto sustantivo,
hombre líquido, sin tierra
para ese alfarero creador del tiempo y del mundo.
Perdona si no regreso.
Alguien hizo del viento
una hierba falsa sin retorno.


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