jueves, 24 de octubre de 2013

INSACIABLES



El ser humano es una infinitud. Su sed perdurable no aspira a más, sino que encarna una consecución para llenar ese abismo que somos. Así es la humanidad. Otra cosa son sus circunstancias, esas que le llevan a circunscribir la existencia dentro de unos parámetros opresores que impiden la dilatación de las aspiraciones humanas.

El término  “crisis”  ha debido ser el vocablo más repetido de unos años a esta parte. Mercados, deuda, prima de riesgo, déficit. Todo nos ha llevado a resumir en una sola palabra la conjunción de la estafa nacida financieramente y extendida hacia todas las latitudes humanas para inundar de miseria a los que siempre debe afectar por mandato de los poderosos. Porque está claro dónde se origina esa crisis y está patente a quien atropella en su loco caminar hacia lo que llaman recuperación.

“El gobierno no ha efectuado recortes, sólo ha llevado a cabo reformas”  Y para que la calle asienta a este aserto, se ha retorcido el vocabulario hasta extremos de la prostitución más degradante. Todo se ha convertido en aportaciones voluntarias y solidarias. Contra las protestas de la ciudadanía, pero voluntarias. Porque pese al desprecio de los políticos que nos gobiernan, la calle se ha llenado de batas blancas, de camisetas verdes, de sillas de ruedas, de togas, de funcionarios, de preferentistas estafados, de estudiantes sin futuro, de investigadores condenados, de parados sin esperanza, de desahuciados soñando con un techo de cartones, de mujeres maltratadas sin una habitación donde esconderse, de enfermos que no pueden pagar su medicación. Y uno termina dejándose en el olvido a colectivos que gritaron su indignación porque en realidad ha sido todo un país, esa auténtica mayoría donde reside el poder democrático.

Y despreciando esa rebelión, un gobierno que acude a  los votos obtenidos, ignorando prevaricadoramente que la democracia va más allá de las urnas de un día concreto. La democracia es calle, es asfalto. Ahí está la casa del pueblo, de la palabra, del poder último y decisivo.

Y junto al gobierno, imponiendo con frecuencia sus criterios de conveniencia, los grandes empresarios. Los de Díaz Ferrán encarcelado, los de Feito injuriando, los de Arturo Fernández pagando en negro, exigiendo que los parados se vayan a Laponia, con un despido libre, horarios a capricho, sin indemnizaciones, sin sindicatos que defiendan, sin intromisión de jueces que amparen, con una jubilación a los setenta y cuarenta años de cotización, recortando pensiones y ayudas por desempleo, imponiendo el miedo como chantaje repugnante.

Reforma laboral para que el empresario disponga de la libertad de actuar de acuerdo a sus cuentas corrientes. Entre un yate y un ERE no cabe elección. Y se opta sin discusión de conciencia. Y los bancos gritando sus derechos contractualmente firmados en los que sólo se somete al hipotecado sin más obligación por su parte que una mantelería o un juego de sartenes. Y ahí andan, como Botín, afirmando que a España llega el dinero a espuertas porque somos, eso no lo dice, un gran comercio en rebajas de un agosto contínuo, porque exportamos gracias a la competitividad que nos confieren unos salarios de hambre, porque llegan capitales porque hemos rebajado el plato del día. Todos se aprovechan de la pobreza.

Y mientras el país se llena de buitres, nuestro gobierno, nos hace creer que estamos al final del túnel, que ya no queda túnel, que los presupuestos son los más solidarios de la historia, que nuestra sanidad privatizada es una oferta mejor que la pública porque ciertos empresarios de bata blanca van a implantar el turismo sanitario, porque Caritas tiene que atender a millones de estómagos, porque los contenedores son el pan nuestro de cada día, porque nuestros hijos están desnutridos con vientres hinchados de posguerra. Y Montoro y De Guindos y Báñez y Mato. Y Mariano viendo los deportes en un plasma y mirando por encima de ese plasma a un país desguazado. Y Cospedal y Floriano y Pons repitiendo ininterrumpidamente que la creación de empleo está prevista para mañana, que en España empieza a amanecer y que cara al sol suple a los lunes al sol y que bienaventurados los pobres porque de ellos es el reino de los cielos, que se lo ha dicho Rouco mientras le entregaban millones de euros para que la Macarena, para que la religión se imponga, para que Martínez Camino diga que los homosexuales destruyen la vida matrimonial, que son satanás y que el Papa tiene que ser de derechas porque Dios siempre fue de derechas.


Y uno tiene complejo de ser carne descompuesta porque se ve asediado de buitres y los buitres sólo se alimentan de una podredumbre macerada por la estafa.

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