viernes, 29 de octubre de 2010

MARIA DOLORES BUSCA LA VERDAD

El ser humano es un buscador de la verdad. Ella es una meta exigida aunque se pierdan las uñas arañando, aunque sólo muñones lleguen al final, aunque en la curva última falte hasta el aliento. Por eso María Dolores Cospedal me gusta como investigadora incansable. “Con el PP en el Gobierno se sabrá la verdad sobre el 11-M” Porque según ella, el PP siempre “ha defendido y seguirá defendiendo” que hay que saber la verdad. “Las víctimas del 11-M tienen derecho a saber la verdad y a que los tribunales puedan trabajar con independencia”. De hecho, ha prometido que si su partido gobierna, ayudará “a que se conozca la verdad por todos los medios democráticos”, dando invalidez a la sentencia judicial que ya existe sobre el 11-M.

Frente a Pedro J. que lleva el 11-M colgado en las tristes neuronas de su alzheimer, Cospedal puede prometer y promete que el Partido Popular, si llega al gobierno, invalidará la sentencia judicial que ya existe. Sin tener en cuenta la independencia del Poder Judicial, ni el macro juicio celebrado con todas las garantías procesales, ni su instrucción, ni la actuación prevaricadora de Agustín Díaz de Mera envuelto en el honor y amor a la Policía. Ella quiere hurgar en la femoral sangrante, para siempre sangrante, del 11-M. E invoca el dolor de las víctimas, de los muertos y de los que siguen vivos porque a veces la vida se hace costumbre, inercia, goteo inocuo. Y víctimas fuimos todos porque todos llevamos salpicada el alma.

Cuando reclama el derecho al conocimiento de la verdad, está por un lado diciendo una obviedad, pero afirmando por otro que en realidad nos han mentido el gobierno actual, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y los jueces que han dictado un veredicto claro sobre tanto dolor. Proclamar el respeto a un estado de derecho y negar los pilares sobre los que se mantiene es una contradicción “in terminis”

Olvida la señora Cospedal que fuimos muchos los españoles que exigimos esa verdad desde el primer momento, mientras Aznar adoctrinaba a los directores de los medios de comunicación, señalando sobre quiénes debía recaer inexorablemente la culpabilidad del atentado y ordenaba a su representante en la ONU que arrancara del organismo internacional una condena clara y explícita contra la banda terrorista. ETA era una necesidad urgente de Aznar, de Aceves, de Zaplana. Y fue una inmensa muchedumbre la que ese mismo día, con las aceras calientes de sangre y los tanatorios repletos de cadáveres, preguntaba por la autoría de tanto dolor. Ministros, portavoces y figuras de relieve político nos mentían y Angel-de-Avila llamaba mal nacidos a los que dudaban de la versión consciente y descaradamente falsa. Quien nos mintió no fue el gobierno surgido de las urnas el 14 de marzo, sino el Presidente de un gobierno, José María Aznar, apoyado en los ministros que le acompañaban y que trituraron una verdad que se supo con nitidez a las pocas horas del atentado.

¿Quién se acuerda ya de Jaime del Burgo? Estaba por entonces en la ejecutiva del Partido Popular por méritos propios. Se le pagó su defensa a ultranza de la implicación de ETA en el 11-M. Había defendido la mentira de Aznar y de Acebes con todas sus energías. Había intentado poner contra las cuerdas a los siguientes ministros de interior. Había escoltado a su jefe cuando defendió ante la comisión de investigación que los terroristas no andaban por desiertos lejanos. Había implicado a un Presidente democráticamente elegido. Jaime del Burgo, amortajado de olvido, ya no recibe visitas del Partido Popular.

Algunos, que confiamos en el estado de derecho ya sabemos la verdad. María Dolores, Pedro J. Miguel Angel Rodríguez y otros investigadores a sueldo, pueden preguntar a Acebes, a Estarloa, a Zaplana. Y que no olviden a José María Aznar, conocedor de desiertos lejanos.



2 comentarios:

Joan Josep dijo...

Ya se sabe. Se trata de tumbar al contrario. Por nuestras tierras catalanes, Cospedal y su amigos de aquí se echan las manos a la cabeza de por qué, otros partidos no aceptan una sentencia de un Tribunal. Parece ser que hay sentencias y sentencias. Las favorables al PP y las que no. Un abrazo: Joan Josep

Arnaldo Romero dijo...

Mario Dolores de Cospedal, un dolor del portavoz , no podría ser menos que otros porta - voces . Lo peor del discurso de doña Dolores es precisamente lo que apuntaba Joan Josep. En nuestro país hay sentencias y sentencias. Unas a favor del Pepé y otras a favor del Pesoe. Por alguna razón hemos convertido a nuestra demo -cracia en su nueva concepción de "demostración de poder" ( del neologismo "demo" o demostración y no del clásico "demós" o pueblo respetando el clásico "cracia") , en un ejercicio de una demostración del mismo en todos los niveles en los que el estado ejerce su autoridad.

Tan importante como sacar adelante una votación en el Congreso lo es obtener un resultado satisfactorio en una resolución judicial. Y en estos berenljenales judiciales ya tenemos jueces conservadores y jueces progresistas. Los tenemos, aunque muy minoritarios, jueces de centro , todos ellos convenientemente aliemados a asociaciones profesionales que vienen a ser una subespecie de partidos político-judiciales que acaban de rematar el concepto primigenio del sentido de la justicia y la democracia.