A Isabel San Sebastián se le dibuja el dolor en el rostro. Dolor, superioridad, distanciamiento: trinidad que conforma sus apariciones televisivas. Es unapincelada que comparte con Isabel Durán, aunque ésta la perfuma de sonrisa. Dos actitudes distintas y un solo resentimiento verdadero.
A San Sebastián le duele la existencia de Rajoy. D. Mariano va cosechando indiferencia en la apreciación de los votantes. En el PP. se discute la idoneidad de su mandato (su falta de liderazgo se da por supuesta). Se echa en falta a Zaplana, Acebes, Astarloa. Aznar anda por el mundo del brazo del Bush-terminal y enfrentado al exotismo histórico de Obama. El talibán Oreja digiere en Bruselas su placidez franquista y María san Gil es redimida por la nada-destructiva de FAES.
A San Sebastián le duele la existencia de Rajoy porque no ha demostrado capacidad de crispación. Alguien que no es capaz de crispar no puede integrar, y menos ser presidente, del Partido Popular. A Isabel le excitan las tardes calientes de Alcaraz. Del brazo de Botella, Pujalte, del Burgo. Luchadores contra el terrorismo de Zapatero y un poco, sólo un poco, de ETA. Porque en el fondo el responsable de todo era el Presidente. A Isabel le estimula el desprecio de las víctimas, la traición a los muertos, la coincidencia gobierno-terrorismo. Ahora la Castellana está triste y sola, como una Fonseca sin tuna multicolor. Vacía Recoletos. Sin pancartas fusilando presidentes, sin buesas caudillos de la pena, sin españas rotas. Sólo Colón está repleto de familias cristianas con preservativos escondidos junto al carné de la adoración nocturna.
Y Rajoy sin crispar. Etarras detenidos. Menos, muchos menos muertos. D. Mariano disfrutando de goles. Sonriente cuando Aznar le desprecia. Besando a Esperanza con calcetines de azafata, tacones-alfiler. Apretando la mano de Gallardón-Alcalde-aspirante-siempre-aspirante.
Crispación hermosa. Burbujas de odio como pompas de jabón. Vida en colores. Alegría negra de cementerios blancos. Basagoitis amancebados con socialistas norteños. “¡Tanta sangre derramada para llegar a esto! ¡Tantas vidas rotas! ¿Merecía la pena pagar semejante precio para terminar, en el mejor de los casos, como escuderos de un Patxi López que no renuncia a la negociación con ETA?” Rajoy consentidor, exterminador de sangiles, aniquilador del partido popular vasco “empobrecido desde que María tuvo la honestidad de renunciar a presidirlo” ¡Tanta sangre para esto!
Isabel está triste. Siempre. Para siempre. Dolor. Superioridad. Distanciamiento. Isabel con su ración de sangre a cuestas. Sangre inútil le parece. Ausencia de Mayor Oreja lejano. Emigrante de elecciones perdidas. Inmigrante con papeles en Europa. María acurrucada en FAES, intemperie ideológica, embrionaria de bushes minúsculos y aznares desterrados de la historia.
Isabel está triste. Desde siempre. Para siempre triste. Tronchada de crispación ausente
A San Sebastián le duele la existencia de Rajoy. D. Mariano va cosechando indiferencia en la apreciación de los votantes. En el PP. se discute la idoneidad de su mandato (su falta de liderazgo se da por supuesta). Se echa en falta a Zaplana, Acebes, Astarloa. Aznar anda por el mundo del brazo del Bush-terminal y enfrentado al exotismo histórico de Obama. El talibán Oreja digiere en Bruselas su placidez franquista y María san Gil es redimida por la nada-destructiva de FAES.
A San Sebastián le duele la existencia de Rajoy porque no ha demostrado capacidad de crispación. Alguien que no es capaz de crispar no puede integrar, y menos ser presidente, del Partido Popular. A Isabel le excitan las tardes calientes de Alcaraz. Del brazo de Botella, Pujalte, del Burgo. Luchadores contra el terrorismo de Zapatero y un poco, sólo un poco, de ETA. Porque en el fondo el responsable de todo era el Presidente. A Isabel le estimula el desprecio de las víctimas, la traición a los muertos, la coincidencia gobierno-terrorismo. Ahora la Castellana está triste y sola, como una Fonseca sin tuna multicolor. Vacía Recoletos. Sin pancartas fusilando presidentes, sin buesas caudillos de la pena, sin españas rotas. Sólo Colón está repleto de familias cristianas con preservativos escondidos junto al carné de la adoración nocturna.
Y Rajoy sin crispar. Etarras detenidos. Menos, muchos menos muertos. D. Mariano disfrutando de goles. Sonriente cuando Aznar le desprecia. Besando a Esperanza con calcetines de azafata, tacones-alfiler. Apretando la mano de Gallardón-Alcalde-aspirante-siempre-aspirante.
Crispación hermosa. Burbujas de odio como pompas de jabón. Vida en colores. Alegría negra de cementerios blancos. Basagoitis amancebados con socialistas norteños. “¡Tanta sangre derramada para llegar a esto! ¡Tantas vidas rotas! ¿Merecía la pena pagar semejante precio para terminar, en el mejor de los casos, como escuderos de un Patxi López que no renuncia a la negociación con ETA?” Rajoy consentidor, exterminador de sangiles, aniquilador del partido popular vasco “empobrecido desde que María tuvo la honestidad de renunciar a presidirlo” ¡Tanta sangre para esto!
Isabel está triste. Siempre. Para siempre. Dolor. Superioridad. Distanciamiento. Isabel con su ración de sangre a cuestas. Sangre inútil le parece. Ausencia de Mayor Oreja lejano. Emigrante de elecciones perdidas. Inmigrante con papeles en Europa. María acurrucada en FAES, intemperie ideológica, embrionaria de bushes minúsculos y aznares desterrados de la historia.
Isabel está triste. Desde siempre. Para siempre triste. Tronchada de crispación ausente
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