martes, 20 de enero de 2009

AZNAR, DOCTOR EXCLUYENTE

La Universidad CEU Herrera Oria de Valencia nombra a José María Aznar Doctor Honoris Causa. Los méritos para esta distinción son, según la propia universidad, tres: La defensa de las raíces cristianas de Europa, la defensa de la institución familiar y su apoyo a las víctimas del terrorismo.

-La defensa de las raíces cristianas de Europa. ¿De qué cristianismo hablamos? ¿De Francisco de Asís o de Torquemada? ¿De fray Bartolomé de las Casas o de los Reyes Católicos? ¿De María de Nazaret o de una Macarena que ciñe el fajín de Capitán General que le impuso Queipo de Llano? ¿De los Obispos Romero y Pedro Casaldáliga o de los que acompañan a dictadores bajo palio? ¿De un cristianismo liberador o de códigos que encorsetan la iniciativa humana? ¿De los que predican a los pobres la resignación, la conformidad con su pobreza, con su hambre, con su incultura, porque ya serán saciados en el cielo, o de los que espolean el mundo con una actitud crítica contra el racismo, la opresión del hombre por el hombre, la sumisión ante el poder que unos pocos ejercen criminalmente contra una mayoría? ¿No es un pleonasmo hablar de una “teología de la liberación”? ¿Si la teología no es intrínsecamente liberación, no se convertirá en anestesia y opio del pueblo?

Aznar defiende una Europa cristiana pero excluyente. La inmigración debe incorporar nuestros valores y tirar por la borda de los cayucos su saber milenario, su filosofía, su arquitectura, sus raíces profundas. Es un cristianismo enfrentado a cualquier otro enfoque. La globalización intelectual no tiene cabida en el hermetismo ontológico del apóstol Aznar.

-La defensa de la institución familiar. Familia-Plaza-Colón. Benedicto-Rouco-Cañizares. Familia unívoca, procreadora, indisoluble, aunque arrastre un amor embalsamado. Otra visión excluyente. Sólo la heterosexualidad tiene derecho al amor, a compartir ideales, proyectos de vida y esperanza. El recurso interpuesto ante el Supremo contra el matrimonio homosexual lo certifica.

-Apoyo a las víctimas del terrorismo. ¿A qué víctimas? ¿A las del terrorismo cristiano-occidental descerrajado contra Irak? ¿A las consentidas por silencio o intereses económicos de Gaza? ¿A las muertes ocasionadas por el hambre, calculada desde despachos opulentos del primer mundo, cristiano en su mayoría, ávido de riqueza, de sangre rentable, de venta de armamento, de racionamiento de vida? ¿O se refieren a las víctimas necesarias para arrojar cobardemente su sangre contra un gobierno legítimamente elegido? ¿A las víctimas de aquel 11-M aplastadas por el fanatismo y cobardemente rematadas por la mentira organizada? ¿Por qué excluir a las víctimas incómodas, ajenas a las fronteras de nuestro pequeño círculo vital? ¿Por qué no anidar en la intimidad el dolor grande del mundo? ¿Tal vez porque hemos sido nosotros mismos los terroristas?

Cristianismo excluyente. Familia excluyente. Víctimas excluyentes. A Aznar le sobra la mitad del mundo. Cuánto doctorado artificial, ajeno al devenir de la historia, que ornamenta, sólo ornamenta, el tronco podrido del orgullo.

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