TALLOS DE NOCHE
Cortando tallos de
noche,
segando oscuridad
que crece en los ojos
y pisa mis huellas.
Noche tú sobre mis hombros.
Cruz sin luz para esta crucifixión
en un gólgota cóncavo,
sin sudario que cubra el sexo de las penas,
sin gotas de vinagre
para anestesiar el diagnóstico que figura en mi nombre.
Se clavan los silencios en la carne
y nace el mundo en la piel entreabierta,
en la herida de los ijares del mundo.
Tallos de la noche
atando la muerte a los barrotes
de mi jaula antigua
donde vivió la alegría de los pájaros
que emigraron a un hospital de neonatos
donde brota la vida entre alientos con pañales.
Tallos últimos de la noche,
las venas desaguadas,
color ocre de caballos desbocados
con los ojos del espanto,
pero elegante el gesto jerezano.
Tallos de noche
pálidos como amapolas incunables
que fueron algún día
y han perdido la costumbre de vivir.
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