domingo, 9 de agosto de 2015

LA ULTIMA PALABRA


No sé cómo decirte la última palabra.
Supongo que detrás hay un silencio espeso,
un precipicio para despeñar el resumen
del te quiero, te deseo, te abrazo, te beso.
La última palabra,
sin eco,
sin tiempo atado a la cintura,
sin después para abrazarse,
sin nunca para criar amaneceres
con luna en la almohada.
No sé cómo decirte la última palabra.
Romper las cuerdas vocales
para que un taxidermista
las cuelgue de una eternidad elegante.
No sé cómo decirte lo que quiero decirte.
No sé hilvanar las sílabas de la última palabra.
Invoco tus ojos,
Intérpretes que leían las miradas,
tus labios que intuían los besos,
tu piel que comprendía el sonido de mis manos
cuando tocaban tus pechos, tu vientre, tu cintura.
A lo mejor no tengo nada que decirte.
Lo sabes todo desde aquella tarde,
cuando la hierba, el río, los árboles
certificaron que los cuerpos recitaban poemas,
dibujaban versos entre tus montes
y se adentraba la lava por tu carne,
ardieron tu piel, mi piel,

y todo se hizo última palabra.

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