domingo, 25 de marzo de 2012

EL ASESOR


Juan José Cortés tiene el corazón doblado. Lleva cargado el dolor, la ausencia, la sonrisa de una niña. Y en el alma los colores de una piruleta última, dulce como el beso de una madre, amargo como la muerte de una hija. Juan José Cortés, esposo, padre, predicador, distribuidor de la palabra, de la buena noticia, agricultor de salvación. Así es la biografía vital de un corazón doblado, para siempre doblado como una espada de agua, como un arco iris de colores sólo negros.

Juan José recorrió España a lomos de una furgoneta. Cargados los folios de firmas, atados y bien atados con cadena perpetua. Fotos con políticos, en las plazas del pueblo, de muchos pueblos con delantales y azadas, con barras de pan caliente, con tortilla española y rioja enervante. Se pide justicia, se grita muerte para el asesino, se pide venganza, perpetuidad negra para un matón sin alma, para un asesino de sonrisas, para un apuñalador de piruletas.  Uno se pregunta a la luz de los gritos qué justicia se pide, se exige, se esgrime. Y uno que vive dudando, termina dudando de la objetividad del grito, de la limpieza del grito, del grito mismo.

Juan José se puso corbata y se refugió en las manos acogedoras, siempre acogedoras, de los políticos. Salía sudado de promesas, llenos los pulmones de promesas, chorreados los oídos de promesas. Apretaba más el nudo de su cadena perpetua y liberaba su corazón doblado con cada mano estrechada. Todos los políticos se adornaban la solapa con el dolor de Juan José. Les daba elegancia ante la gente, prestigio ante las urnas, cercanía a delantales, azadas y pan caliente. No gritaban, susurraban. Los políticos sólo gritan en los mítines preelectorales. Susurraban futuro, esperanza para el futuro, revisiones legales para el futuro.

Juan José recorrió los plasmas televisivos. Entró en el salón de casa, se mezcló con el filete y la ensalada, consiguió que nos escociera el alma y que nos amargara la piruleta última de Mari Luz. Se hizo padre-TDT, nos hicimos amigos, muy amigos de su mujer llorosa, de un abuelo picador de esperanzas, minero de la angustia. Y los quisimos. De verdad que los quisimos.

Juan José era de izquierdas. Primero fue de izquierdas. Zapatero, presidente. Mariano oposición, sólo oposición. Era un dato a tener en cuenta. Y Zapatero siguió empuñando la crisis contra los funcionarios, y lo iban aplastando los mercados, la prima de riesgo, el ladrillo hecho puro escombro. Zapatero se fue haciéndose pequeño en las manos rubias de Sonsoles. Rajoy se aplicó tinte for men, se arregló la barba, se convirtió en promesa para los parados, para los pensionistas, para los del sueldo rebajado. Iba a crear empleo al día siguiente de entrar en la Moncloa. Antes de las cortinas, de los tresillos nuevos, de las lámparas de luz brillante…Antes de nada, millones de puestos de trabajos. Tres millones, decía Pons. Para eso eran el partido de los trabajadores patrocinado por María Dolores-Presidenta-Secretaria general y Soraya-todopoderosa y Montoro-reciclado. Todos creando empleo y creciéndose ante Europa porque España es una, grande y libre.  Juan José se convirtió en profeta del Partido Popular. Mariano le había dejado un perfume de triunfador cuando estrechó su mano. Juan José saludó la despedida de José Luis camino de León y le profetizó mayoría absoluta a D. Mariano. Y Mariano le nombró asesor jurídico del partido. No era abogado del Estado, no era ni siquiera abogado de nada, pero podía empapelar el futuro despacho de Gallardón con folios firmados, con gritos exigiendo justicia, con delantales, pan caliente y cadenas perpetuas para los asesinos de piruletas.

Gallardón se sentó sobre presiones estructurales que obligaban a la mujer a abortar, se encadenó a la perpetua revisable haciéndose mecánico revisor de  niveles, de  pastillas de freno, de líquido anticongelante. Se olvidó de Juan José.

“Sevilla tuvo que ser, con su lunita plateada…”  Don Zoido bajando del altar a nuestra señora de Bardem, haciendo de costalero de un santo Guadalquivir, de Macarena y Trianas, del Gran Poder y el Manué. Le gusta a D. Zoido Sagasta, Sierpes, Plaza Nueva y La Campana. Y para los barrios, Juan Antonio-asesor. Porque tutea al pueblo, dice él. Porque entiende de delantales, azadas, pan caliente, tortilla española y Tío Pepe. Y ahí está el de izquierdas a la derecha de Zoido-padre. A 36.000 euros el año. No recortando, sino reformando. No confundir. Un poquito de asfalto, un poquito de impuestos municipales, un poquito de tasas y ya tenemos 36.000 euros para Juan José-asesor-antes-jurídico, de-barrio-ahora. El PP crea un nuevo puesto de confianza para hacerle hueco a Cortés y lo hace precisamente en el área de Cultura y Deportes, que estos días está siendo objeto de importantes recortes que, incluso, hacen peligrar la actividad de las salas privadas de teatro de Sevilla”, señalan los socialistas sevillanosAnte las críticas socialistas, habla de ignorancia o mala intención. “Han confundido lo que es un cargo en el ayuntamiento con lo que es un cargo en el grupo municipal popular, que sólo puede decidirlo el alcalde. ¿O van a poner a socialistas en el grupo municipal del PP? O son ignorantes, o malintencionadamente quieren confundir a la ciudad de Sevilla”, ha dicho

Juan José-predicador. Juan José-tiros-al-aire. Juan José-de-izquierdas-a-derechas. Camino difícil. Juan José-finalmente-asesor, para siempre asesor.




1 comentario:

Maximinimalidades dijo...

Crónica de una manipulación interesada con fines no confesos o electos, contrarios a lo decente y constructivo de lo justo.