domingo, 4 de octubre de 2015

NO SE…



No sé a qué huelen los silencios
cuando los pronuncias tú.
Fue tu palabra última,
caracola sin voz,
sin mar, sin olas, sin ecos.
Callada caracola
de aquella vida anterior
cuando intercambiábamos la sangre
y el calor de las manos en tu espalda.
Nos bastaba la sonrisa.
Entonces nos bastaba
el roce de las sombras,
la piel de nuestras sombras
dormidas en la hierba.
Nos bajamos en una estación equivocada.
No supimos preguntar a las aceras
por las huellas de los besos.
Perdí la memoria de tu vientre,
la cóncava nostalgia de tu pecho,
y ese río de chanel y madrugadas
con sábanas soñándote,
imaginando la luz incorporada.
No sé desde entonces a qué huelen tus silencios.


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