viernes, 11 de mayo de 2012


FUERON ENTONCES LOS BESOS



Me tienes que explicar aquellos besos,
la distancia insalvable de tu boca a mi boca.
Fue tal vez  culpa de la luz
que nos ató los labios
con el agua trenzada, horizontal y limpia.
Después vino la noche como un gato erizado.
Mi boca sin tu boca
se despeñó sombra abajo.
Sin tu cuerpo mi cuerpo
se oscureció
y el gesto se hizo piedra,
postura de mármol definida.
Quiero hacer del futuro
un regreso a los besos,
a tus labios de luna entreabierta,
de agua de par en par
para apoyar la vida
en tus ojos de viento estremecido.
Me tienes que explicar aquellos besos
para entender tu huida, tu regreso, tu llegada
a mi plaza interior llena de árboles
para dormir tu cansancio.
Hice de la espera una esperanza,
asomado al balcón del agua antigua,
donde hicimos del beso
un reguero de caracolas,
de brazos imantados,
de encuentros de alegrías.
A tu lado. A mi lado.
Otra vez con la historia
en las manos del tiempo,
sin que me expliques nada
porque los besos son
la redondez del mundo,
la esfera que empieza la existencia redonda
sin principio ni fin.
Me basta con los besos
inexplicables siempre
salvando la distancia
entre tu boca y mi boca.

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