miércoles, 4 de mayo de 2011

PROHIBIDO SER MISERABLE

El Partido Popular tiene esperanza. Una gloria, un activo que le dicen. Verso suelto. Hermoso nombre sin contenido. Como una rosa sin rosa. Como una luna hueca. A Mariano Rajoy le da escalofríos la esperanza. Lleva cicatrices, huellas antiguas y actuales de navajas. Mejor lejos. En el maravilloso edificio de Correos con Alberto. Encerrados los dos. En despacho de mármol, pero encerrados. Con vistas a Castellana, pero encerrados. Contemplando la Gran Vía con Puerta del Sol al fondo, pero encerrados. Devorándose los ojos, la boca, las tripas. Encerrados con sus miserias mientras Rajoy el Grande le escupe a Zapatero el paro, la economía, la economía, el paro, el paro, la economía. Ahora Bildu condenado a la inexistencia por obra y gracia del Partido Popular. Eso dice Pons y María Dolores y Soraya. El Supremo es lo de menos. Lo importante es el Partido Popular.

Madrid, como el PP, tiene Esperanza. El dos de Mayo Esperanza luchó contra el gabacho hasta que lo expulsó del Madrid patrio. Colocó una corona de laurel en la puerta de su casa grande y manchó la estación de Atocha con bilis-Ben Laden-alimento-de-olas-verdes, con terrorismo islamista y sal gorda de ETA que le da sabor a la sangre y a la muerte. “Bin Laden reconoció el atentado de Bali, el de Londres, el de Casablanca y, por supuesto, el de las Torres Gemelas. Nunca ha reconocido el de Madrid, ni eso dice la sentencia… Luego está por ver” Lo dice Esperanza, despreciando a los tribunales de justicia de España, ignorando las palabras del propio terrorista oscuramente ejecutado, de la Secretaria de Estado de EE.UU.

Esperanza Aguirre, como Aznar, como Pedro J, como Intereconomía, como Mayor Oreja, como Losantos y su clonado César Vidal, necesitan que ETA sea la responsable del dolor de madres, de padres, de enamorados vacíos de amor para siempre, de España llagada, tendida en las aceras, sin vida, con los pulmones arrugados de tanta sangre negra, inútilmente negra, eternamente negra.

Han pasado siete años desde aquel descarrilamiento existencial. Me he preguntado muchas veces por qué esta necesidad de la autoría de ETA. Aznar engañó al mundo. Acebes engañó a España. Pero esta persistencia en la mentira, este empeño en falsear los hechos, este encono en buscarle a la muerte una paternidad falsa no he conseguido entenderlo después de tanto tiempo.

Esperanza Aguirre busca votos con estos comentarios. ¿Pero alguien puede votarla si fue ETA o dejar de votarla si fueron los discípulos de Ben Laden? ¿Hasta ese barranco miserable pueden llegar electores y elegidos? ¿Hasta disfrutar el dolor, hasta comercializar sangre por adhesiones? ¿De verdad es la democracia un sistema tan ruin como para que los candidatos canjeen votos por desgracias infinitas? ¿Puede algún elegido proclamar su victoria poniéndose de puntillas sobre muertos y más muertos?

Dice Miguel Angel Rodríguez que Zapatero tendrá algún día que revelarnos qué grupo terrorista le llevó a la Moncloa. Yo, firmante de este artículo, soy un terrorista. Yo, junto a otros millones de votantes, llevamos a Zapatero al poder. Que lo sepa Miguel Angel, Aznar, Acebes, Pedro J y todos los demás monaguillos de la miseria.

Pasaré los próximos siete años interpelando la existencia. Al fin y al cabo el hombre no es más que eso: una eterna pregunta cuya respuesta se convierte en una nueva interrogante. Así hasta el misterio último de la vida que es la muerte.



1 comentario:

dolmonamor/ María Dolores Amorós dijo...

¡¡¡¡BUENÍSIMO!!!!! Eres genial, bonico mío.

¡Qué maravilla! ¡Que bien interrelacionas hechos y personajes!
De la esperanza sustantiva a la Esperanza vomitiva.
Y de ahí a Bildu, aunque el gobierno no está exento de culpa en esta cuestión; actúa servilmente a los dictados peperos. Y estos mojigatos presuntuosos del PP son insaciables. Elecciones, ¡Ya!, que las encuestas nos llevan a la Moncloa, y hemos de acabar de chupar la sangre a los españolitos.

Besos con todo mi cariño, Rafael.