Quien hace un tiempo dijo que los votantes de la derecha eran “tontos de los cojones” se equivocó y arruinó la elegancia con la que muchos quieren vivir y algunos incluso la reclamamos como hechura última de la muerte. Pero en ciertos casos, y sin repetir la terminología aunque incluyendo su contenido, tenía cierta razón. Cierta razón, sólo. Porque habría que buscar definiciones más estrictas, más exactas para la postura de algunos historiadores. Su estrabismo mental les lleva a afirmaciones como la siguiente: “ETA no es ni siquiera un grupo odioso para ZP. Ciertamente, le molesta que mate repercutiendo en su popularidad, pero ZP cree en lo más profundo de su rojo corazón que se trata de un grupo de luchadores anti-franquistas, que se puede –y se debe- pactar con ellos y que se les puede hacer concesiones anticonstitucionales para que se sumen a su causa contra la derecha que, por definición es peor
Otro ejemplo por abundar en su desierto neuronal: “la Chacón ni es un hombre ni tiene honor. Bastaría con que dimitiera para que nos librara a todos de semejante obscenidad”
Ambas afirmaciones pertenecen a César Vidal coreado por la tuna más negra y sin cintas en su capa. Acomplejado de pertenecer a una extrema derecha alojada –que no siempre asumida- en el Partido Popular, necesita sentirse amparado por unas siglas democráticas que van camino del centro, aunque arrastran un lastre del que no logran desprenderse porque ayuda a la obtención de votos o vaya a saber por qué obscuras reminiscencias. Ciertos medios de comunicación son incapaces de edificar y parecen ser sólo aptos para una perpetua destrucción. COPE, MUNDO, INTERECONOMIA, FEDERICO, VIDAL y muchos otros ha hecho del vómito abrasivo el componente de sus micrófonos y columnas. Sólo se sienten vivos sobre un solar arrasado.
Los que votan a la derecha no son tontos de los cojones. Están en su pleno derecho. Pero deberían ser conscientes de que esa derecha alberga plomo y lastre suficiente como para obstaculizar el camino hacia el centro. No hacen política, ni pedagogía, ni defienden los valores de una ciudadanía libre, creadora, constructora de un futuro ilusionante. Simplemente supuran.
El Partido Socialista renunció en su momento a sus adjetivaciones marxistas. Y le costó un disgusto a Felipe González. Pero Lo hizo. ¿No debería Mariano Rajoy desenmascarar ese lastre que le impide ser derecha europea, moderna, actualizada? ¿No sería valiente renunciar a la defensa que proporcionan ciertos elementos para aportar credibilidad al partido que preside? ¿No se convertiría en un auténtico líder si fuera capaz de despegarse de una rémora que recuerda continuamente la genealogía de su formación política? ¿No le estarán privando de una construcción elegante esos suburbios malolientes que le circundan? Porque uno no quiere pensar –de verdad que no lo quiere pensar- que el Partido Popular se siente a gusto junto a ese chabolerío innombrable.
Téngalo en cuenta D. Mariano: Qué descentrado está el hombre a quien se descentra el centro.
1 comentario:
¡Pues no pides nada! ¿Y perder los votos de ése estrato del que hablas? Además, ¿seguro que "ellos" mismos no sienten muy dentro el pesar de un cambio social al que la muerte del pequeño dictador los sumió? Hace tiempo que llegué a la conclusión (y así lo expresé por activa y pasiva) de que, si no te sacudes la mugre pudiendo hacerlo con digna honestidad, es que te gusta regodearte en ella o, al menos, te gratifica el tufillo que deja en la ropa...
Voy a seguir leyendo, que llevo mucho atraso... me he pasado una buena temporada hundida y desfondada ante tanta desvergüenza y estupidez así que, prefería no seguir llenando el saco de más información que no era capaz de digerir con calma y serenidad. Aunque ésa información me llegara a través de personas dignas como tú.
Ya voy para arriba.
Besos.
Queralt.
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