lunes, 30 de marzo de 2009

REQUIEM INFAME

“La absolución de las urnas” es el título un artículo que publiqué recientemente. Según la opinión de muchos analistas, los errores políticos quedan redimidos cuando el candidato a la reelección es derrotado por el voto popular. Tal vez los errores. ¿Pero quedan también absueltas la maldad consciente, la prevaricación política, la perversión elaborada? ¿Es lo mismo el error que la ejecución premeditada de una maldad intrínseca? Hay comentaristas que persisten en esa visión de indulgencia plenaria, de redención reconstituyente, de purificación absoluta. Basta con cumplir el veredicto de las urnas para que cada cual pueda colocarse el pasado en la solapa y presumir de resurrección pascual.

Treinta y dos cadáveres del Yak-42 fueron identificados. Cada uno llevaba su muerte personal entre las manos. La muerte que cada uno va educando (gestionando desde dentro) a lo largo de la vida. A otros tantos se les adjudicó una muerte para entregarlos a padres atravesados de dolor, a esposas de existencia partida, a hijos de recuerdos confundidos. Madres, esposas, hijos, adoptando muertes ajenas, encariñando cuerpos no paridos, no amados en noches de lunas y academias. Alguien disfrazó la muerte para engañar las vidas apoyadas en un dolor infinito.

Esta decisión no es un error político. Es una usurpación plena de mala voluntad. Un butrón inmenso en el corazón asaltado de treinta familias. Lo realizó un Ministro de Defensa apoyado en uniformes cómplices, amparado en un Presidente encubridor. Aznar ocultó en Moncloa la infamia. El Ministro Trillo silenció la nocturnidad deformante de los cadáveres. Y el Partido Popular nunca exigió luz sobre tanta muerte inventada.

Aznar va por el mundo impartiendo ideologías, subastando políticas de segunda mano, a tanto el kilo de ocurrencias preventivas. Trillo, cartagenero de cristos, soportando aviones con lanzas en el costado. Madres llorando. Huérfanos llorando. Esposas sufriendo el hambre de besos confundidos, adulterados desde hace años en Turquía.

No se ha acercado Rajoy por la Audiencia Nacional. Ni Alcaraz. Ni Zaplana. Ni Aceves. Aznar no ha podido. Anda por el mundo sembrando valores, principios y referentes para defender a Occidente del rojerío relativista. Pero Trillo, Pujalte, Fernández Díaz, tan Opus ellos. Soraya, María Dolores, Esperanza, tan Mundo ellas, tan COPE ellas. Les ha podido el cansancio de Castellana-Sol con víctimas de ETA a cuestas. Voz fatigada y ronca de aplastar a Zapatero contra la pared, de identificarlo con rendiciones, con proyectos terroristas, con “gobiernos de putas y maricones” Vienen hartos de exigir la inclusión de ETA en los trenes, malditos trenes, madrileños. No les quedan fuerzas para exigir un poco de dignidad a Aznar, a Trillo, a los militares cómplices de muertes deformadas, de muertes más muertas, amortajadas de anonimato, de engaño, de traición.

Aznar, redimiendo al mundo. Trillo, meciendo cristos, entre abriles y azahares.


miércoles, 25 de marzo de 2009

RISA DE MUJER

Kosovo no es independiente en el Senado y el Congreso español. El anuncio de la retirada de los militares por parte de la Ministra de Defensa Carme Chacón ha sublevado al Partido Popular. De acuerdo ambas formaciones políticas en el fondo, se ha producido un desencuentro en la forma. La falta de autocrítica del propio gobierno ha oxidado el problema y chirría cuando se toca. Sólo cuando la inmensa mayoría de analistas han formulado se descontento, la Ministra ha admitido que si ha habido algún mal entendido entre los aliados de la OTAN o Estados Unidos, ha sido subsanado y todo ha vuelto a sus cauces habituales.

Achacar este hecho a la necesidad que tiene el Gobierno de envolver con humo los problemas que realmente conciernen al pueblo son simplemente ganas de culpabilizar. Los españoles estamos preocupados, es cierto, por la economía, el paro, la inestabilidad vital que ello comporta. Pero tenemos cabeza suficiente como para abarcar la pluridimensionalidad de lo que acontece en el mundo. El Partido Popular, siempre sabedor de lo que interesa “a la gente” y adueñándose de las preocupaciones del pueblo, sí da la sensación de pensar unidireccionalmente sin capacidad de diferenciación alguna.

El Presidente Zapatero le ha pedido a los populares “pudor” al referirse a las misiones militares españolas porque bajo la Presidencia de Aznar, pequeño Buhs reciente, se enviaron tropas a una guerra ilegal como la Irak. Una guerra que no es cosa del pasado, como se empeña en recordarnos Mariano Rajoy para sacudirse aquel aplauso de la bancada popular cuando Aznar, general-caudillo contra la opinión española, se empeñó en sacarnos del rincón de la historia a base de sangre derramada entonces y caliente todavía ahora.

Justo en ese momento de recuerdo de la gesta histórica de Aznar, la televisión nos mostraba la risa escandalosa, aunque ciertamente bella, de María Dolores de Cospedal. ¿Es posible que el estruendo de una guerra vigente en la que estuvimos incluidos como parte desencadenante pueda todavía provocar risas?

A María Dolores de Cospedal se la recibió en su momento como un aire de frescura que podría ayudar a renovar los fundamentos de un partido que nace de donde nace. Pero ella ríe. Da por buena la clausura de la comisión de la Comunidad de Madrid sobre un espionaje que suena a tiempos creíamos que superados. No se reabre la comisión interna de investigación porque a Mariano le faltan narices (Trillo diría otra cosa) para enfrentarse a la Esperanza desesperanzada. Cospedal ríe mientras culpabiliza a Garzón de una persecución del Partido Popular. Cospedal ríe por la victoria gallega como si del imperio hacia Dios se tratara.

Escuecen ciertas risas, aunque sean tan bellas como las de María Dolores de Cospedal.

jueves, 19 de marzo de 2009

FUNDAMENTALISMO PAPAL

Benedicto XVI ha visitado Africa. Cargadas las espaldas de occidente cristiano, ha llevado hasta el continente hambriento, enfermo, postergado, explotado, olvidado, empobrecido, el burka intelectual más absoluto, cegador y destructivo.

Frente a la riqueza multicolor de las celebraciones religiosas africanas, el Papa reclama ritos litúrgicos europeos. Y esa postura encierra un desprecio por la originalidad de un continente, un incomprensible racismo, una xenofobia humillante, un rechazo a la pluralidad pentecostal. El catolicismo que el pontífice representa cierra sus fronteras, se vuelve endogámico y hedonista. “Hay que imponer la liturgia católica frente a las exuberantes y alegres celebraciones africanas”

La Iglesia ha triturado a lo largo de la historia toda cultura no coincidente con los arquetipos occidentales. Ahí están los pueblos americanos, cuyas raíces originales se cercenaron en nombre del dios campeador, a lomos de un cristianismo esclavizante y destructor. La capa pluvial destronó el poncho, el gólgota truncó las vértebras andinas, el cáliz triunfó sobre el mate cálido y fraternal.

Africa es un continente enfermo. Anda la muerte engendrando huérfanos, doblando proyectos de cuerpos deshuesados, abatiendo esperanzas de treinta años escasos. Sida transmitido cuando el amor se hace carne, cuando el temblor del gozo más creador clava rejones en la sangre y se tala la negritud gozosa con la tormenta afilada de los virus. Y el Papa, de blanco vacunado, pectoral irredento, báculo de mando en plaza, capitán general de la verdad, emperador de dogmas excluyentes, condenando al preservativo en nombre de Dios y de la ciencia. “No ayuda al problema del sida, lo agrava” Lo proclama desde el corazón plastificado, desde la taxidermia farisaica, insultando a la humanidad por humana. Benedicto olvidado de Dios, del hombre y la ciencia. Sin capacidad de sufrir con el que sufre. Tiro de gracia disparado a la cumbre del mundo pisado, pisoteado en nombre de dios y de la ciencia.

Se nos muere el continente-arco-iris sureño. Resbala la muerte desde el orgullo europeo y vaticano. Pastosa y gris la muerte. Negra entre colores africanos. Negra de cultura negra. Despreciada, agredida, amenazada por el hombre blanco de blanco. Papa-móvil-escafandra. Chaleco antisida con diseño italiano. Anillo de oro papal incrustado en el hambre continental de la miseria.

Abstinencia para curar la herida infinita, el costado lanceado. El hombre carne sin carne. Sin amor el enamorado. Sin derecho al escalofrío, al temblor supremo de la comunicación suprema. Tal vez por negros, porque el hambre les crece en las raíces. El Papa condenando la alegría polícroma de Africa. Proclamando un Dios marrón y neutro. Hay que cultivar la virginidad. Centímetros dérmicos de vestales de ébano.

El Papa de Roma ha vuelto a la gloria de Bernini. Africa queda atrás, envuelta en un burka de lunas retrovirales.

martes, 17 de marzo de 2009

LINCES EPISCOPALES

Los Obispos tienen derecho a hablar y a disentir. Vaya por delante una afirmación que debieran tener en cuenta muchos comentaristas de acera y bocadillo o de tertulias sesudas. Pero los Obispos deben tomar conciencia de que si hablan se exponen a que los demás mostremos nuestra discrepancia, les recordemos su historia no siempre lúcida y les preguntemos sobre muchas cuestiones oscuras relativas por ejemplo al dinero que manejan o a los criterios científicos que han guiado su historia. Deben ser conscientes de que su opinión merece el mismo respeto –hablando en términos políticos- que la del albañil, el presidente de un consejo de administración o el boticario de la esquina. Arrogarse una superioridad absoluta que planea sobre toda cabeza viviente y pensante encierra una soberbia despreciable por anticristiana. La jerarquía no es un poder del estado de derecho. Y como conjunto episcopal no tiene potestad reconocida para imponer criterios científicos. ¿Habrá que recordar los errores cometidos en el terreno de la ciencia por el magisterio eclesiástico? La Iglesia ha sido históricamente enemiga de cualquier avance investigador. La grandeza de Dios no puede erigirse sobre el empequeñecimiento del hombre.

Que el embrión sea un ser humano no está contemplado entre los dogmas de fe. Que el embrión sea un ser humano no está respaldado por la ciencia. ¿En nombre de qué dogma o de qué ciencia hablan los Obispos? ¿De qué enseñanza evangélicamente global se desprende la teoría episcopal sobre “niños desprotegidos” y linces sobrevalorados? El cristianismo, señores Obispos, no es ciencia. Tampoco es –aunque resulte más rentable- magia. Da pena una jerarquía que convierte el evangelio en un refranero aplicable a toda circunstancia. Sólo cuando la Iglesia tome conciencia de la dimensión humana, será capaz de construir un cristianismo digno

El acto reproductor –lo digo a pesar de repetirme- no es un acto de tres: mujer-hombre-Dios. El acto sexual, reproductor o no, es una expresión de comunicación íntima, gozosa, donación graciosa y gratificante. Es el amor proclamado ante el universo, notificado a los árboles y las estrellas. Aquí y ahora el mundo está amando al mundo y sosteniendo la historia como proyecto luminoso. Dios, no sé desde dónde, adorará la plenitud de su creación. Los Obispos prefieren codificar, condenar, anatematizar el sexo. Allá la Jerarquía fabricante de lunas enlutadas.

Los Obispos tienen derecho a hablar. Pero quien hace las normas por las que se rige un estado son los legisladores. La Iglesia no debe caer en el adoctrinamiento que condena en los gobiernos (Educación para la Ciudadanía, por ejemplo) Los derechos adquiridos como ciudadanos son expuestos a la opción libre de cada conciencia sin intromisión coercitiva de la Iglesia.

La interpretación sesgada de los acontecimientos no se compadece con la realidad sublime de lo humano. Corresponde más bien al estrabismo genético de las mitras.

miércoles, 11 de marzo de 2009

LAVADORA PAPAL

El mundo ha celebrado el día de la mujer trabajadora. Recuerdo hundido en la sangre de ciudadanas rebeldes. Muertas y aplastadas por muros laborales misóginos, con estrabismos deformantes y sensibilidades enfermas. La historia ha ido sembrado migajas orientadoras de caminos machos, para que ellas aprendan a engrandecer el modelo masculino. Esto es también machismo, más solapado tal vez, más sibilino, pero machismo al fin y al cabo. Los machos nos sentimos conformes y halagados cuando la mujer es COMO el hombre. Pero de ser mujer-mujer se trata. Cada uno estamos en el mundo a través de nuestro cuerpo. A distintas formas corporales de estar, diversas formas de ser,

La igualdad de derechos exige una lucha continuada, valiente, exigente, insatisfecha siempre. Pero el ser es más definitorio, más radical, más elocuente. El ser preexiste al hacer, lo fundamenta, le da sentido.

Y en esto llega Benedicto XVI: Recomienda a las mujeres “que sepan obedecer a sus pastores, que los apoyen y estimulen con sus sugerencias” Esta vocación de apoyo y entrega “es el regalo de una maternidad que se hace una con la oblación religiosa, cuyo modelo es María” Mujer-ayuda. Mujer-paridora. Coincide Benedicto con Pilar Primo de Rivera, con el espíritu de la sección femenina, con el franquismo más duro. Por suerte, la historia ha depurado a Franco, a Pilar y evidentemente al Papa.

L´Osservatore Romano, diario oficial de Vaticano, publica un artículo de Giulia Galeotti en el que se afirma, con el visto bueno de las autoridades religiosas, que la lavadora, “ese humilde electrodoméstico”, ha contribuido más a la liberación de la mujer que la píldora anticonceptiva. ¿Qué fue lo que más colaboró a su emancipación en el siglo XX? Pueden darse muchas respuestas. El Vaticano aporta la suya: la lavadora. Además, gracias a los modelos cada vez “más estables, livianos y eficaces” tuvimos “la imagen de la súper mujer en el hogar, sonriente, maquillada y radiante” concluye la periodista.

Queda en evidencia el desprecio que hacia media humanidad siente la Iglesia oficial. Resulta repugnante que un medio oficial del Estado Vaticano bendiga y participe de semejante visión.

Cuando la Iglesia de base se plantea la ordenación sacerdotal de mujeres, cuando existen teólogas de altura, cuando irrumpe con vocación creadora en el ser y el quehacer, ciertos medios patrocinados por la Jerarquía se empeñan en dilapidarla, en reducirla a pordiosera de privilegios, en despreciarla como producto marginal, como pedigüeña recogedora de las sobras que la generosidad machista deja caer de su mesa.

¿De qué fuentes beben las Iglesias para llegar a esta concepción denigrante de la mujer?

La Jerarquía, los cristianos tienen otra visión, no espera nada de la mujer. Le basta con publicitar lavadoras estables, livianas y eficaces.



martes, 10 de marzo de 2009

CIENCIA Y MISTERIO

El Presidente de Estados Unidos acaba de desbloquear la profundización investigadora con células madres prohibida por su antecesor Buhs aduciendo razones éticas y escrúpulos religiosos (¿Qué es la conciencia para algunos?) Obama rompe el trágico sometimiento de la ciencia a la religión. El Presidente norteamericano se ha enfrentado así al mundo religioso y sobre todo a la Iglesia católica que ya ha rechazado su actitud haciendo caer sobre su postura las más destructivas maldiciones.

Las Iglesias han sido siempre contrarias a la investigación científica. Incluso cuando esas investigaciones pudieran aliviar enfermedades terribles que hoy padecemos y que podrían verse eliminadas o aliviadas mediante aplicaciones derivadas de bienhechoras conclusiones. Las religiones siempre han tenido miedo a la ciencia. Han preferido hacer del dolor y la muerte un elemento expiatorio incomprensible, antihumano y blasfemo.

Lo mistérico es el núcleo central de toda religión. Pero resulta inaceptable esa postura cuando proviene de la Iglesia católica que se proclama fruto de una revelación y hace de Jesús una epifanía. El hombre no tiene que aspirar a ser como Dios (concepción griega) porque Dios ha decidido ser como el hombre (visión cristiana)

El hombre sostiene en sus manos la finitud ontológica de sí mismo. La ciencia ahonda dificultosamente en la humanidad y va siendo noticia luminosa para la propia humanidad. Por ella va conformando su libertad frente al mundo, su dignidad, su grandeza. Frenar la ciencia es oponerse al devenir humano, a la perfección del mundo, a la resurrección del universo, al vértice glorioso de Chardin.

La Iglesia tiene miedo al avance científico que deshoja el misterio. La evolución darwiniana no anula el relato mítico de la creación, sino que lo sitúa en su auténtica dimensión. Pero las mitras se mueven más cómodas en la ignorancia. Dominan mejor las conciencias. La opacidad, lo inexplicable, la nebulosa son el caldo de cultivo del imperativo dominante de la jerarquía. Lo milagroso es más rentable, económicamente incluso, que un manojo de estrellas en las manos. De oscurantismo se ha nutrido durante siglos y en el oscurantismo se han basado dogmas inapelables, inmutables, impuestos a la intimidad, hasta hacer de la fe del carbonero un modelo de humanidad desprestigiada, apóstata de sus facultades mentales, incompatible con la libertad creadora y fecunda. Se ensalza la fe que abandona la búsqueda y se desprecia la roturación de caminos que llevan a campo abierto, a cumbres anchas y humanizantes. La grandeza del hombre se logra siempre –piensa la Iglesia- en detrimento de la grandeza de Dios. Esta visión entraña un absoluto desprecio de Dios y del hombre.

La Iglesia ha renunciado secularmente a su projimidad con el mundo. Prefiere situar su reino fuera de él. Pero el hombre no tiene otro espacio para su realización. O La Iglesia se hace carne y habita entre nosotros, o el hombre sigue su quehacer secularizando el camino, fecundando el misterio, alumbrando horizontes abiertos de esperanza.

lunes, 2 de marzo de 2009

ESPAÑA, TIERRA DE EVANGELIZACION

“España es cristiana o deja de ser España” Lo repite machaconamente el Cardenal Cañizares. “Se debe votar a los partidos que creen en el evangelio,” aconsejaban los Obispos gallegos en las últimas elecciones autonómicas. Los españoles tenemos que retrotraernos muchos años para comprender los planteamientos de un cristianismo golpista y añejo, impuesto desde la primacía mitrada y desde la soberanía del Pardo. Y no hablemos de regímenes bendecidos por la Iglesia porque se mecen en la memoria macarenas con bandas de Queipos torturadores.


España se ha descristianizado y por tanto hay que reevangelizarla. Los Obispos siempre se han caracterizado por su incapacidad de análisis y más aún de autocrítica. Evidentemente no somos lo que nos obligaron a ser. Nuestro esfuerzo nos ha costado y sentimos orgullo por ello. Pero la inmutabilidad anacrónica de la jerarquía no le permite avanzar, anclada en una calculada identificación de tradición y pasado. Y la imposibilidad de autoinculpación conduce a la conclusión sartriana de que el infierno son los otros. El hombre actual ha roto con el hermetismo existencial que le convertía en un dato y se ha abierto a la aventura de ir siendo provisionalidad para sí mismo.

La Jerarquía pretende un dominio absoluto y manipulador de Dios y del hombre. Vive inmersa en definiciones cerradas y estériles. Tiene miedo a las interrogantes e imparte respuestas categóricas, endogámicas y dogmáticamente definitivas. Ninguna sociedad moderna se hubiera arrogado la infalibilidad. Sólo la Iglesia, en su orgullo infinito y blasfemo, es capaz de apropiarse semejante dimensión. Depende así, no tanto del Dios-gracia, de la imprevisivilidad del Otro, cuanto de unos códigos reguladores, de unas imposiciones legales, farisaicas, hipócritas y destructoras del Dios-sorpresa de Abraham, del Dios-siempre-desconcertante de la cruz.

España ha dejado de creer en Dios –dicen los Obispos. ¿De qué Dios se trata? ¿Del dios cómplice que convierte en cruzadas actitudes criminales? Cuando Juan Pablo II visita Nicaragua recrimina severamente a Ernesto Cardenal su compromiso con una revolución liberadora. Cuando visita Chile le imparte la comunión a Pinochet. Cuando Videla, cuando Franco, cuando Strösner. Entre el Obispo Romero y Escrivá de Balaguer, ente Helder Cámara, Casaldáliga, Küng, Böf o Rouco, Cañizares, Gascó, Martínez Camino, la elección es clara. Entre la teología de la liberación y el código de derecho canónico, debe ser éste el que rija las relaciones verticales Papa-Obispos-mundo. Se destruye toda fraternidad. Entre hombre y mujer hay una prelación que dimana de un dios misógino por antonomasia. ¿De qué Dios están apostatando los españoles? Deberían preguntárselo los Obispos, siempre poseedores de la luz, usurpadores de la aventura humana, dominadores compulsivos del Dios-hombre-peregrino, siempre a punto de ser, esperanza siempre, nunca espera, futuro dinamizador, nuca porvenir predefinido.

El hombre-creciente no contemporiza con un dios-jibarizado. El dios canónico, moralista y moralizante, estático y paralizante, bisturí de la libertad humana, desentendido de la pobreza, de la miseria económica y ontológica del hombre, envidioso de su quehacer constructor del mundo y de la historia, no puede ser el Dios de los profetas, de las interpelaciones y las interrogantes.

Señores Obispos: pregúntense por el hombre. Tal vez entonces encuentren la respuesta creadora, la palabra que fecunda el mundo en su devenir de luz siempre estrenada.