domingo, 16 de agosto de 2009

SI YO TUVIERA UN TRICORNIO

Si José Luis Rodríguez Zapatero es la persona más dictatorial del mundo, si dedica más esfuerzos en perseguir a los miembros del Partido Popular que a los terroristas de ETA, si exige a los Jueces, Fiscales y Fuerzas de Seguridad que pongan todo su empeño en la destrucción de la Oposición, si ha puesto al servicio de su mandato destructor todos los resortes tecnológicos para escuchar ilegalmente a Trillo, Cospedal y Arenas, yo le aconsejaría al Presidente que tomara lecciones del espionaje ejercido en la Comunidad de Madrid porque no está mal visto por los dirigentes populares.

El gobierno, como dice Montoro, tiene la obligación de demostrar que las acusaciones que se le echan en cara no son ciertas. María Dolores, Ponds, Mato, Mariano están en su derecho de acusar. No es su misión acudir a los tribunales con pruebas de ningún tipo. Nada tienen que probar. Es más bien el Gobierno el que debe demostrar su limpieza y aportar argumentos fehacientes de que el Partido Popular miente. Ricardo Costa ha acusado al Presidente José Luis Rodríguez Zapatero, de ser el "responsable de un complot de Estado" contra el PP. “Más que un complot –ha añadido- es una conspiración utilizando los resortes del poder”. En esto consiste el Estado de derecho: hay que presuponer la culpabilidad y demostrar en consecuencia la inocencia. Así era con Franco y así debe seguir siendo. Por eso con el Generalísimo se vivía en paz (María San Gil), se disfrutaba de placidez (Mayor Oreja) y sus vestigios son huellas de un pasado glorioso.

Miguel Angel Rodríguez, Jiménez Losantos, Pedro J. Ramírez no han cesado de pontificar sobre el origen bastardo del gobierno socialista: se fraguó en Atocha un 11-M votado por el miedo, la sangre, la muerte, el asco y la tragedia. Su Presidente firmó una Unión Temporal de Empresas con ETA por coincidencia de fines y objetivos. Lo advirtió Jaime Mayor. Ya Acebes había adivinado que tenían los mismos fines y que a la larga usarían los mismos métodos. Por eso el desprecio a las víctimas y la traición a los muertos que escupió Rajoy. Y ahora se evidencia tanta profecía cumplida.

Uno perdió media vida luchando contra un dictador que nos libró de conspiraciones judeomasónicas, de comunismo, que purificaba cada madrugada la sangre de la patria en las cunetas infinitas con muertos infinitos. Uno perdió la otra media soñando con utopías hermosas, con la plaza ancha de la palabra, con el realismo de quien pedía lo imposible. Y ahora se encuentra con un contubernio dictatorial, ejecutando al Partido Popular contra las tapias de la justicia. Zapatero añorando tricornios de febrero, disparando al techo del Congreso, exiliando intelectuales, apuntando pistolas contra lorcas de derechas y unamunos ortodoxos, poblando de ataúdes laicos las aceras de la gloria.

Tal vez este otoño la gripe de Trinidad Ministra se me suba a los pulmones podridos de enfisemas. Que alguien le preste un poco de luto a mis cenizas, mientras un Presidente se cala el tricornio acharolado de febreros, nostalgias y recuerdos.

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