lunes, 22 de diciembre de 2014

NECESITO UNA PRIMAVERA


A veces se caen las primaveras.
Las barre el viento
como hojas descolgadas de uno mismo.
No llega el verano
porque los ríos están despreocupados,
persiguiendo horizontes de mares disecados
para un museo posterior,
cuando no sea mundo el mundo.
A la primavera le duelen las primaveras
de tantas flores hundidas,
destinadas a tumbas sin nombre,
a esqueletos anónimos
de muertos que nunca existieron.
Duelen las primaveras envueltas en invierno,
atadas con inviernos.
Primaveras con cenizas de  agua
ahogadas en un pozo sin lunas.
Necesito encontrar una primavera
para saber que existes,
para que me demuestre que coincide
con la mirada azul de tu mirada
que me sostiene el alma en la existencia



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