martes, 10 de septiembre de 2013

ENGAÑO


Alguien nos engaña a cada instante,
nos falsea la realidad tangible
No somos carne y hueso.
Por eso tengo miedo
a perder la verdad absoluta
que necesito que seas.
No me engañas tú.
Pero alguien me dice que no existes
como te necesito,
como sueño que eres.
Te quiero llena de ti misma
cada noche
cuando me hundo
en tu centro de gravedad,
cuando me hospedo
bajo el arco  de tus ingles.
Alguien me grita por dentro de la sangre:
es un engaño, ella es un engaño.
Mentira sus muslos, su vientre, sus pechos
y esa boca mojada con tu nombre.
Mentira su espalda horizontal como un río
Y esas manos erectas que dominan tu sexo
como una bandera colgada entre sus labios.
No puedo asumir la falsedad de tu carne,
la arquitectura de tu piel
y esa sonrisa oblícua
paralela a tus ojos
creadores de luz,
fundadores del mundo.
No puedo admitir tu cuerpo inexistente
sobre mi cuerpo, marcando el ritmo
rasgado de tu venus, de tu monte sagrado,
adorable y exacto.
En mis noches antiguas
perfilé el teorema redentor de tu carne.
diseñé cada luz como orfebre de estrellas
para sorprender la ternura planetaria de tus nalgas,
para llegar a tus ojos, para adecuar tu mirada
al fracaso de ser sencillamente un hombre.
Yo también soy mentira,
un engaño para tu vientre de luna,
para el volcán entreabierto
creador de mi lava de espuma.
Me gritan por dentro que somos dos mentiras.
Ni mujer ni hombre o viceversa.
No somos carne de luz asombrada,
“ni siquiera polvo enamorado”
Somos sólo un osario,
reliquia de ceniza
en un ataúd olvidado


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