Los Estados Unidos de América se ufanan de vivir una democracia antigua, asentada y ejemplar. Pero duermen en casa muchas balas, demasiados proyectiles en la almohada. Cada bala amamanta un muerto en sus adentros. Sólo espera la orden y ella sola camina al corazón, a la nuca, a los pulmones. Y mata porque ese es su destino, su meta, su horizonte. Después las balas se tiran a la basura manchadas de muerte sucia y nacen otras con hambre de corazón, de nuca, de pulmones.
Dos palabras han ocasionado las mayores matanzas de la historia: apunten-fuego. Lo ha dicho Felipe González en una luminosa y reciente entrevista. Las balas siguen la trayectoria que les marcan las palabras.
A Gabrielle Giffords le han atravesado el cráneo. Un loco, dicen. La congresista figuraba enmarcada en una diana de muerte. Sólo había que buscar al tirador que ejecutara la sentencia de terror contra su vida. Señalaban los cobardes. De enloquecer la locura se trataba. Los locos son necesarios. La sociedad se echará a las espaldas una esquizofrenia abandonada, una mezcla de coca con ginebra y fabricará una explicación anestesiante que permita besar los labios del viento y acariciar palomas bajo una blusa de seda. Un poco de serrín taponando la sangre del asfalto y una manguera callando el grito del silencio. Ya se puede reanudar el tráfico. Hay que consumir petróleo porque la inflación, la deuda externa, las primas de riesgo…
Giffords tenía una postura clara sobre la investigación con células madre, la reforma sanitaria, la inmigración, el aborto. Defendía unas ideas diametralmente opuestas al Tea Party. Y el obsesivo fundamentalismo de sus enemigos (no simples adversarios políticos) la empotró en una diana junto a otros demócratas. Desde ese momento estaban arrojados al corredor de la muerte. Era cuestión de tiempo. Faltaba encontrar un loco. Siempre es práctico tener un loco a mano.
¿Hay Tea Party en España? Hay una extrema derecha en la Iglesia, agazapada en algunos partidos, en los medios de comunicación. Desde algunos púlpitos se anatematizan las ideas que defendía la congresista americana. Desde algunos medios de comunicación se siembra el odio, el desprecio. Desde algunos partidos se miente, se calumnia, se corrompe la palabra, con la conciencia clara de quien viola la democracia contra una pared. Periódicos, radios, cadenas de televisión donde se diseña el asco, se escupe el rencor y se infecta la libertad de vómito y rabia negros. Hay tertulias seudopolíticas que suenan a golpes de estados, a tejeros de plasma-cuarenta-pulgadas. Mesas de discusión donde se acusa sin fundamento, acusaciones de traición a los muertos, a destrucción intencionada del estado de derecho, a acusaciones contra fiscales y jueces, contra fuerzas y cuerpos de seguridad, a complicidades de un gobierno elegido con terroristas para entregarles el país, a roturas de España, a sitiar por hambre y sed a autonomías concretas, a implicaciones en el atentado de Atocha, a falta de voluntad para esclarecer la sangre derramada el 11-M.
Se espolvorea el odio. Se reparte puerta a puerta. Se busca un loco. Se cargan las palabras de explosivo. Y después se guarda un minuto de silencio.
Algunos se empañan en reventar la femoral. Quieren volver a la cornada que chorrea el orgullo salvaje de algún toro. Si lo consiguen, comeremos las espigas amargas de una cosecha negra.
Que se callen los profetas del odio. Las plañideras que añoran las nucas desnucadas. Los que han matado la palabra por la espalda, los que portan conspiraciones en mochilas, y tantos y tantos que mastican el rencor. Dejen libre el aire para que respire la alegría. No colaboren con la rabia a la muerte que dictan las pistolas.
Escribo sin nombrar. Sembrando un poco de poesía, hasta que la muerte me resucite en la palabra. Hasta la paz más íntima. Sentado junto al invierno dando migajas de amor a las rosas volanderas.
3 comentarios:
¡Imposible denunciar tantas maldades con tan hermosas palabras!
Qué honor para mí ser tu amiga, desde la distancia geográfica y la cercanía de la palabra.
Ayer no pude escribir ante este precioso artículo por problemas de andanzas con médicos. Ahora voy a intentar recobrar mi vitalidad habitual.
Gracias, Rafael, por tu sensibilidad, por tu sabiduría y por esa poesia tan excelente que se identifica con tu persona de manera indisoluble.
Un beso.
No debo dejar tantas entradas tuyas sin leer porque, cuando me pongo al día, como hoy, me llevas a la extenuación de los sentidos... ¿cómo se pueden decir cosas tan amargas de una forma tan bonita?
Eres, un ser humano precioso.
Queridísimo Rafael: con tu palabra alumbras la vida de las palabras , su tarea sin metáfora . Pedro Salinas te aplaude fervoroso , Amigo! Tú iluminas el mundo , en su luz más luz y en su sombra más sombra.
Un gran abrazo , bendiciendo la Vida que me regala la dicha de tu amistad y de tu poesía .
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