Simple orden alfabético. Que nadie lo atribuya a preferencias meritorias. Simplemente la A del ex-presidente precede, aunque sea desde la postura póstuma de quien la ostenta.
Hace unos días disertaba Aznar en la Universidad San Pablo CEU sobre “ética y política” El Cardenal no encontró mejor ponente para aunar ambas ideas. De rodillas ante una Conferencia Episcopal que ha descubierto que la ONU, el Consejo Europeo, los multimillonarios del mundo, las grandes potencias, etc. se han reunido para financiar el aborto y han reunido fondos para enfrentarse a las doctrinas de Benedicto XVI, Aznar ha condenado el anteproyecto de ley del aborto, aunque durante su mandato no abolió la ley que despenalizaba ciertos supuestos. Estaba ocupado en otras guerras. Irak, por ejemplo, donde no se mataba a seres humanos, ni se promulgaba la división del mundo delimitada da por un eje del mal, donde se anatematizaba todo lo que estuviera al margen de los valores de occidente. Por eso critica la “verborrea iletrada” y el “disparate académico” del gobierno socialista. Y se reafirma en que los asesinos del 11-M no están en desiertos remotos ni en montañas lejanas” Su interpretación de la historia le lleva siempre al necesario enfrentamiento del cristianismo con el islamismo, demostrando un profundo desconocimiento del mensaje cristiano (lo confunde siempre con cristiandad) y despreciando por idéntica ignorancia los aportes filosóficos, médicos, arquitectónicos, gastronómicos, lingüísticos, etc, de otra óptica del mundo. Dado el clima de preocupación por la crisis actual, Aznar nos aporta soluciones de estantería, cubiertas de polvo y de pasado, despóticas y opresoras, avinagradas por el tiempo y que han conducido al aplastamiento del capital sobre la pobreza, a una esclavitad de gemelos y corbata, pero esclavitud al fin. He ahí el Aznar que precede por simple orden alfabético a los valores emergentes, a los brotes verdes de esperanza de hombres nuevos que estrenan historia.
Aznar está tejiendo con prisas su inexistencia. Ni flores puede llevar a la tumba del rancho tejano. Buhs está diluido en su propia bilis y junto a él va hundiéndose el mundo de sangre que pretendió fundar como “libertad duradera”
Obama construye puentes. Las civilizaciones, las creencias, los contendientes bélicos, los diferentes, son capaces de sentarse en la plaza ancha del mundo para escuchar la palabra del otro. Ningún país tiene derecho a poseer armas nucleares, ni siquiera el país al que él representa. Los palestinos tienen derechos que Israel no puede aplastar. Los valores no son unívocos ni propiedad de nadie. La solución a los incesantes problemas no la encontraremos en el enfrentamiento, sino en la sinceridad de la mirada del hombre al hombre como su igual.
Se me ha abierto por dentro la esperanza. Me entusiasma que por fin alguien, con el poderío de un Presidente de EE.UU. le haga un sitio a la palabra para que el hombre se haga cercanía del hombre, projimidad y hacedor de un camino común, sembrador de un mundo de futuro.
No he sabido caminar sin llevar por dentro la utopía. Los “realistas” le exigen a Obama que baje a este mundo como si la utopía no fuera la matriz cálida de la existencia. Le piden gestos como si la palabra no tuviera la más bella arquitectura. Le piden contenidos como si la palabra no fuera la plenitud sustentadora.
Hace unos días disertaba Aznar en la Universidad San Pablo CEU sobre “ética y política” El Cardenal no encontró mejor ponente para aunar ambas ideas. De rodillas ante una Conferencia Episcopal que ha descubierto que la ONU, el Consejo Europeo, los multimillonarios del mundo, las grandes potencias, etc. se han reunido para financiar el aborto y han reunido fondos para enfrentarse a las doctrinas de Benedicto XVI, Aznar ha condenado el anteproyecto de ley del aborto, aunque durante su mandato no abolió la ley que despenalizaba ciertos supuestos. Estaba ocupado en otras guerras. Irak, por ejemplo, donde no se mataba a seres humanos, ni se promulgaba la división del mundo delimitada da por un eje del mal, donde se anatematizaba todo lo que estuviera al margen de los valores de occidente. Por eso critica la “verborrea iletrada” y el “disparate académico” del gobierno socialista. Y se reafirma en que los asesinos del 11-M no están en desiertos remotos ni en montañas lejanas” Su interpretación de la historia le lleva siempre al necesario enfrentamiento del cristianismo con el islamismo, demostrando un profundo desconocimiento del mensaje cristiano (lo confunde siempre con cristiandad) y despreciando por idéntica ignorancia los aportes filosóficos, médicos, arquitectónicos, gastronómicos, lingüísticos, etc, de otra óptica del mundo. Dado el clima de preocupación por la crisis actual, Aznar nos aporta soluciones de estantería, cubiertas de polvo y de pasado, despóticas y opresoras, avinagradas por el tiempo y que han conducido al aplastamiento del capital sobre la pobreza, a una esclavitad de gemelos y corbata, pero esclavitud al fin. He ahí el Aznar que precede por simple orden alfabético a los valores emergentes, a los brotes verdes de esperanza de hombres nuevos que estrenan historia.
Aznar está tejiendo con prisas su inexistencia. Ni flores puede llevar a la tumba del rancho tejano. Buhs está diluido en su propia bilis y junto a él va hundiéndose el mundo de sangre que pretendió fundar como “libertad duradera”
Obama construye puentes. Las civilizaciones, las creencias, los contendientes bélicos, los diferentes, son capaces de sentarse en la plaza ancha del mundo para escuchar la palabra del otro. Ningún país tiene derecho a poseer armas nucleares, ni siquiera el país al que él representa. Los palestinos tienen derechos que Israel no puede aplastar. Los valores no son unívocos ni propiedad de nadie. La solución a los incesantes problemas no la encontraremos en el enfrentamiento, sino en la sinceridad de la mirada del hombre al hombre como su igual.
Se me ha abierto por dentro la esperanza. Me entusiasma que por fin alguien, con el poderío de un Presidente de EE.UU. le haga un sitio a la palabra para que el hombre se haga cercanía del hombre, projimidad y hacedor de un camino común, sembrador de un mundo de futuro.
No he sabido caminar sin llevar por dentro la utopía. Los “realistas” le exigen a Obama que baje a este mundo como si la utopía no fuera la matriz cálida de la existencia. Le piden gestos como si la palabra no tuviera la más bella arquitectura. Le piden contenidos como si la palabra no fuera la plenitud sustentadora.
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