miércoles, 7 de agosto de 2013

TENIA EL AIRE


Tenía el aire de un aire arrepentido.
Como si no supiera
el camino de espuma de tu vientre.
Como si nunca hubiera escondido su tristeza
en tus manos.
Llevaba las huellas de tus labios
guardadas en los pliegues
de sus ingles.
Pero tenía el aire de un aire arrepentido,
olvidando el olvido
para hacer del ayer
un dolmen de luz oscura
con raices en una luna negra.
Le dolía al aire el costado derecho,
lanzada de memoria por donde se adentraba
el perfil de tu piel,
tus besos mordidos,
la humedad interior
donde crecen los ríos subterráneos
que atan la memoria.
Quiero saber por qué
el aire tiene una aire de aire arrepentido.


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