ARCO IRIS
Para LUCIA y MONICA que me llevaron
en la sillita de la reina
La
calle se hace a veces democracia. La palabra puentea desde Neptuno a Cibeles, desde
Atocha a Chamartín, desde Génova a Ferraz. Se esconden los políticos en los
zulos hondos de Moncloa. Se ocultan de la palabra cargada de futuro que diría
Celaya y sorben su propia cobardía como un caldo negro, podrido y maloliente.
Hace
poco las calle se hicieron urna grande. Acudieron los cuatro puntos donde se
apoya España: Andalucía amarga de alegría. Cantábrico con dolor de independencia. Oeste austero y naranjales
del Este.
No
sé cuántos, me da igual. Quinientos mil, millón y medio. Naranja, blanco,
negro, verde, rojo. El grito del arco iris, el dolor del arco iris, la sangre
del arco iris, la carne del arco iris. Exigiendo derechos talados, dignidad
desguazada. Vomitando el asco acumulado, el sobrepeso mórbido. Divisando más
muerte prometida a los mercados, tragándose la sangre como los toros bravos,
hinchados de puñal envenenado. No sé cuántos, me da igual. Porque fueron
muchos, pero un solo grito verdadero.
Andaba
por Valencia el Partido Popular. Estaba Fabra-presidente de una comunidad
hundida, con todo a medio hacer, ruinas casi de olvido y gasto derrochado. Pisando
huellas de Camps, el de los trajes colgados, compañero de Urdangarín sin redención,
yerno más yerno que nadie, compañero de cama de infanta, con ducado de coronas reinantes por
la gracia de Dios, como aquel de otros tiempos, de los cuarenta años. Con Matas
ahogándose en la isla, sin que Rajoy nade unos largos, sin que María Dolores le
haga el boca a boca, sin que Aznar se lo cargue a las espaldas y lo saque a la
orilla porque ni orilla queda, que la ha inmolado Cotino por su conciencia y
honor.
Fabra-presidente
llamando alboroto a quinientos mil,
millón y medio, no sé cuántos, me da igual. Porque pedía cuentas el pueblo, ese
tribunal supremo de la democracia, porque preguntan qué hacer con los niños,
con los viejos, con los enfermos, con los parados, con los desahuciados, con
las mujeres que abortan, con las mujeres-mujeres, con los grilletes oxidados de
una pena perpetua, muy perpetua y revisable, sin redención cristiana. Porque
preguntan qué hacer con los inmigrantes que pusieron ladrillos, que fueron como
putas elegidas o despreciadas en las plazas de los pueblos, que sufren una
hemoptisis, que no tienen 222 euros que les pide Cospedal-presidenta por una
urgencia, 4.000 por una cesárea. Porque preguntan qué hacer con el dolor
marroquí, dolor descalzo de negro subsahariano. Porque preguntan por qué se le
inyecta en vena dinero a los bancos, y se le niega el pan a un niño sin tuper-día-anterior.
Porque se preguntan por qué se multa a una mujer con 90 euros y se le exige que
pague al supermercado 275 como indemnización, más cuarenta de leche, aceite, arroz y
garbanzos para los churumbeles con mocos en la solapa y ratas hasta en los
ojos.
Alboroto le llama Fabra-presidente a quinientos mil, millón y
medio, no sé cuántos, me da igual. Despreciable algarada, algarabía, que dice Rajoy V de Alemania.
Y
ahí está María Dolores, nuestra señora de los trabajadores, peineta de corpus y
mantilla de christi. Cristiana ella, bendecida-separada-casada-bendecida por el
cardenal primado, que niega la comunión primera a una niña con el síndrome de
la tristeza en los ojos. Cospedal-presidenta, vendiendo hospitales para que
algunos empresarios rehagan sus vidas a costa de mamografías negadas, que hay
que morir de algo, entregando niños sin vacunar porque hay que morir de algo,
prohibiendo el scanner a una EPOC porque hay que morir de algo. Y la gente va y
se muere y María Dolores-presidenta toma conciencia de que se cumple su
palabra, su voluntad en la tierra como en cielo. María Dolores tiene noticias
de lo que ha pasado en Madrid y sonríe porque sabe que nadie de los que allí
estaban se quejó cuando Zapatero tenía la crisis en las manos pero seguía habiendo
sanidad, educación, dependencia, atención a inmigrantes, respeto por la
homosexualidad. Olvida Cospedal-presidenta las huelgas de entonces, los Orejas,
Aceves, Aznar, Botella acorralando al gobierno contra el paredón por traicionar
a los muertos, por asociarse con ETA, por romper España, por entregarla a los
terroristas, por congelar las pensiones, por rebajar el sueldo a
funcionarios…Pero tiene clara la visión de futuro: Los que hoy protestan
estarán alegres cuando el gobierno de Rajoy resucite al país de entre los
muertos, cuando levante España aunque
Montoro se empeñara en ayudar a su caída. Es la bienaventuranza de
presidenta-Cospedal. Dichosos los españoles cuando estén hundidos en la miseria
porque verán nacer al mesías Mariano.
Fue
un arco iris Cibeles. Gritos de color puenteando un Madrid desesperanzado,
hundido, agónico. Con Merkel y BCE y FMI y primas y mercados devorando como
hienas el vómito de quinientos mil, millón y medio, no sé cuántos, me da igual.
Vieron
a Rajoy por Malvarosa, coronado de azahares y rescates, de recortes-reformas,
esperando a Feijóo y Basagoiti para anunciar la agonía, otra agonía, sin
ambulancia gratuita, sin urgencias atendidas, con hospitales vendidos porque de
algo hay que morir, como dice la Dolores, dolores, lolita, lola. Por la
Malvarosa lo vieron. Después se vino a Madrid cuando habían despejado a Cibeles
del dolor de no sé cuántos, me da igual.
1 comentario:
Una hermosa descripcion de una jornada triste. porque.....triste es que el pueblo tenga que manifestarse en la calle para que le expliquen,le oigan y le digan cuando y como se va a acabar esta agresión que está sufriendo y .. ¿por qué? se le hace esto a los mas debiles y a los menos culpables de esta crisis.
¿Cuando llegará el salvador?
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